martes, 24 de septiembre de 2013

Microentrada: Expandir las formas fundacionales

Soy miembro de ECGI (European Corporate Governance Institute). Pago una cuota anual de 100 € y me mantienen informado de las actividades de la asociación y de los papers y artículos que publican sobre gobierno corporativo. La relación coste/beneficio es, para mí, satisfactoria. El coste es el de los 100 € y el beneficio, estar al tanto de lo que se debate en mi gremio por ahí fuera y saber que contribuyo a una iniciativa bastante académica e internacional.
ECGI es una asociación y celebra una asamblea anual. Este año, se celebrará en segunda convocatoria porque en primera no había quórum. Este problema de apatía del socio o asociado se plantea, como es de sobra conocido, en muchas instituciones que tienen forma societaria pero en las que los “titulares residuales”, o sea, los socios, carecen de interés e incentivos para ocuparse de los asuntos de la institución. ECGI no tiene patrimonio y, si se disuelve y liquida, es improbable que me toque nada como cuota de liquidación. ECGI está gestionada honrada y eficazmente – supongo – y mi apatía como miembro es, en realidad, una señal de confianza en la actual gestión. Si un día descubro que ECGI está siendo desvalijada por sus gestores o que éstos son unos chapuzas, simplemente, dejaré de pagar la cuota.

Muchas de las instituciones en las que los miembros no tienen incentivos para participar en su gobierno y en las que no es posible acumular las “cuotas de propiedad” o las posiciones de socio deberían adoptar la forma fundacional (incluyo a las mutuas junto a las asociaciones). Los Estados, por su parte, deberían “prestigiar” las fundaciones asegurando a los donantes que si los que las controlan se comportan indecentemente, acabarán en la cárcel. El legislador español lo tiene crudo después de lo que ha pasado con las Cajas y la manía del PP por controlar todas las instituciones que deberían ser independientes.
¿Cuál es la ventaja de la fundación frente a las mutuas y las asociaciones? Que son menos “capturables” por una minoría ínfima de sus miembros que aprovecha la apatía racional del 95 % restante para hacerse con el control de la institución. En la fundación, el/los fundadores eligen al patronato y éste se renueva por cooptación. Hacerse con el control por parte de una minoría de los “interesados” en las actividades de la fundación es más difícil. Creo que sería una buena forma organizativa también para los colegios profesionales.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Un matiz, esta es una asamblea extraordinaria, la ordinaria se celebró en Dublin en mayo.

En lo demás de acuerdo. He ido a unas cuantas y siempre me ha llamado la atención que todo se adopta por consenso o unanimidad.

Por lo demás, poder asistir a esas asambleas, y poder cenar o tomar un café con Hopt, Romano, Gilson o Bolton entre muchos otros ... como dice el anuncio "No tiene precio"

JESÚS ALFARO AGUILA-REAL dijo...

El café te lo puedes tomar en una reunión de los miembros. Lo del consenso es típico (voice/exit). El riesgo de tomas de control por "depredadores" lo vemos, por ejemplo, en la Mutua madrileña (Ramírez Pomatta) o en colegios profesionales

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