lunes, 29 de diciembre de 2014

Cuando la Universidad era una corporación de estudiantes



 foto: Elena Alfaro

Tras recuperarse los textos del Derecho Romano, a finales del siglo XI, se multiplicaron las copias y se iniciaron los estudios jurídicos en Italia y otros lugares de Europa. Los estudiantes se reunían y contrataban a un profesor durante un año para que éste les dictase clases sobre el Corpus Iuris. La forma jurídica de esta agrupación de estudiantes era la societas romana, una asociación formada por los estudiantes y el profesor. Un maestro en particular, llamado Guarnerius, pero conocido como Irnerio y que había empezado a enseñar en Bolonia alrededor de 1087, alcanzó una gran reputación de modo que estudiantes de toda Europa empezaron a acudir a esta Universidad. Su “escuela” le sobrevivió. Las estimaciones modernas del número de estudiantes de Derecho en Bolonia en los siglos XII y XIII oscilan entre 1.000 y 10.000. Siendo extranjeros, la mayoría de los estudiantes estaban en una situación jurídica precaria. Por ejemplo, cualquier extranjero podía ser considerado responsable de las deudas de cualquiera de sus compatriotas. Así, un comerciante boloñés podía exigir que un estudiante inglés en Bolonia fuera condenado a pagar el crédito que el comerciante ostentara contra un comerciante de Londres. Para protegerse contra estos y otros riesgos, los estudiantes se agrupaban en "naciones", sobre la base de su origen étnico y geográfico. Así, se crearon las naciones estudiantiles de los francos, los de la Picardía, los Provenzales, los Alemanes, los Ingleses o los Españoles hasta alcanzar la cifra de más de veinte “naciones”.


Los estudiantes crearon dos corporaciones – gremios – que comprendían a los estudiantes del norte y del sur de los Alpes. Estas corporaciones eran Universitates, es decir asociaciones con personalidad jurídica y patrimonio propios. Los profesores, en principio, no eran miembros de estas corporaciones, condición que se reservaba a los estudiantes. Las ventajas de la “incorporación” eran evidentes para los estudiantes de Bolonia, en su mayoría adolescentes aunque para los estándares medievales hombres jóvenes maduros listos para una vida política activa. Unidos, los estudiantes podían negociar más eficazmente con el gobierno de la ciudad y controlar la administración de la Facultad. Así pues, Bolonia se convirtió en el arquetipo de la institución universitaria controlada por los estudiantes, en contraste con la Universidad controlada por los profesores como la que se fundó un poco más tarde en París. El nombre de "universidad" se le dio finalmente a todas esas instituciones de educación superior. Originalmente, el término que se aplica a la universidad en el sentido actual,  era studium generale ("educación general"). El término “general” hace referencia a que la acreditación que proporcionaban valía en cualquier parte y no sólo a nivel local. No era necesario que hubiera "departamentos": una facultad de teología o de Derecho podía ser considerada, por sí sola como un studium generale.
La Corporación de estudiantes recibía la autorización para “incorporarse” y promulgar sus estatutos de la ciudad de Bolonia lo que le permitía contratar profesores, alquilar inmuebles para ser utilizados como residencia de estudiantes, determinar los cursos a impartir y la materia de cada uno de ellos, regular la duración de las clases y el calendario escolar y los precios de los alquileres y de los libros. A los profesores les pagaban directamente los alumnos en sus clases. Y, como era típico del régimen corporativo, la corporación tenía jurisdicción civil y penal amplia sobre sus miembros. De esta manera los estudiantes estaban exentos de las limitaciones a la capacidad de obrar que sufrían los extranjeros y obtenían los privilegios de ser miembros de su propia corporación. En los estatutos de la Universidad de Bolonia se decía que el gremio estudiantil será responsable “(d)el cultivo de la caridad fraterna, asociación mutua y la amistad, el cuidado de los enfermos y necesitados, la celebración de los funerales y la extirpación de rencores y peleas, la asistencia y escolta de nuestros candidatos al doctorado hacia y desde el lugar del examen, y el bienestar espiritual de los miembros".
Los profesores formaban su propia asociación, el Colegio de Profesores, que tenía el derecho de examinar y admitir candidatos al doctorado y de cobrar los derechos de examen. Dado que la obtención del grado de doctor equivalía, en la práctica, a la admisión a la profesión docente, los profesores retenían la facultad de determinar el número de miembros de su propio gremio, pero eso era todo. Si los estudiantes consideraban que un profesor no cumplía con sus obligaciones docentes, boicoteaban sus clases y dejaban de pagarlo. Y si una clase no empezaba inmediatamente tras sonar la campana o si terminaba antes de que sonara la campana que indicaba el final de la clase o si no se cubrían todas las materias del programa en el curso, los estudiantes “multaban” al profesor.
El gobierno de la universidad estaba en manos de un Consejo General formado por dos representantes de cada una de las “naciones” de estudiantes. Esta junta elegía al Rector y cada nación tenía derecho a proponer un candidato. El rector tenía que tener, al menos, veinticuatro años de edad y una antigüedad de cinco años. El grado de bachiller lo otorgaba el rector. Asimismo, el rector designaba un comité de estudiantes, llamado “denunciantes de Profesores”, para tratar de las irregularidades en la conducta de los profesores. El Consejo General adoptaba acuerdos por mayoría de votos. Las cuestiones más relevantes se trataban en la "congregación" o asamblea de la que formaban parte todos los estudiantes y la asistencia a la misma era obligatoria. Cada estudiante tenía voz y voto en la misma. El consejo general aprobaba los estatutos de la universidad. Los estatutos regulaban los asuntos económicos de la institución, incluyendo los honorarios y salarios, gastos de alquiler de libros, vivienda y condiciones de los préstamos; también incluían el régimen disciplinario de estudiantes y profesores así como muchos aspectos del plan de estudios. Una limitación importante en el autogobierno de los estudiantes era la regla de que ninguna regla aprobada por la Asamblea podría ser cambiada hasta transcurridos veinte años desde su promulgación excepto con el consentimiento unánime de estudiantes y profesores. La fuente del poder estudiantil consistía, en parte, en que eran ellos los que aportaban los ingresos de la Universidad. Los estudiantes eran hijos de familias ricas o, si no lo eran, estudiaban con el apoyo de fundaciones (generalmente monasterios) de modo que sus aportaciones constituían una fuente significativa de ingresos para la ciudad.  Si los estudiantes no estaban satisfechos con el trato que recibían de la ciudad que acogía la Universidad podían emigrar fácilmente y llevarse a los profesores. Dado que las residencias, los comedores y las bibliotecas y salas de estudio eran propiedad de la ciudad o de empresarios locales y no de los estudiantes, la salida de los estudiantes podía causar una severa crisis económica. De ahí que, en tiempos posteriores, los profesores recibieran su salario de la ciudad que les hacía jurar fidelidad y comprometerse a no abandonarla siguiendo a los estudiantes. Esta evolución redujo significativamente el poder de los estudiantes.
Traducción libre de la edición inglesa de,

Harold J. Berman, Law and Revolution, The Formation of the Western Legal Tradition

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