lunes, 22 de mayo de 2023

Citas: el brillo de la majestad del rey, la cultura del honor y las cartas de no perjuicio

foto: Martín Gallego

El acuñado de moneda por las autoridades marcaba la diferencia. Las monedas no eran simples lingotes de plata (aunque a veces podían considerarse como tales). Más bien eran, o pretendían ser, signos de un medio de cambio universal cuyo valor previsible era certificado por los superiores. Como tales, tenían tanto una utilidad para el campesino en el mercado como un atractivo para el señor y su prestamista. Se facilitaban las transacciones económicas y la contabilidad, al tiempo que se gratificaba a los reyes enviando su imagen y su nombre por millones a todos los rincones de su reino y allende sus fronteras; pues, como decía Ptolomeo de Lucca, "nada que pertenezca a un rey o a un señor es tan apreciado por los hombres como la moneda... la moneda hace brillar la majestad de un rey".

Robert Bartlett, The Making of Europe, 1993, pp 286-287


Una cultura del honor es un conjunto de valores, creencias y preferencias que inducen a las personas a proteger su reputación respondiendo a las amenazas y a los comportamientos hostiles con venganza y violencia. Según una hipótesis ampliamente conocida, que fue desarrollada en su mayor parte por Nisbett (1993) y Nisbett y Cohen (1996), se cree que una cultura del honor refleja una adaptación cultural económicamente funcional que surgió en poblaciones que dependían en gran medida del cuidado de animales (pastoreo). El argumento es que, en comparación con los agricultores, los pastores son más vulnerables a la explotación y al robo porque su ganado es un bien valioso y móvil. En un entorno así, puede ser útil desarrollar una reputación de ser violento y estar dispuesto a vengarse. Como dicen Nisbett y Cohen (1996, p. 5) "una actitud agresiva y la voluntad de matar. . es útil para hacer pública la determinación de un pastor de defender a sus animales"... las poblaciones que históricamente dependían en mayor medida del pastoreo tienen hoy más conflictos. Esto es cierto para todos los tipos de conflicto cubiertos por la base de datos: conflictos estatales, conflictos no estatales y conflictos locales, que implican agresiones unilaterales por parte de grupos armados. También observamos que el pastoreo histórico predice la intensidad de los conflictos: los grupos etnolingüísticos cuyos antepasados dependían en mayor medida del pastoreo no sólo tienen más conflictos, sino que también sufren más muertes y pasan más tiempo en conflicto.

Yiming Cao, Benjamin Enke,  Armin Falk, Paola Giuliano, Nathan Nunn, Herding, Warfare, and A Culture of Honor: Global Evidence, 2021


“El papa Urbano II escribía en 1209, al conde de Flandes: ‘Pretendes hasta el momento haberte conformado al uso y costumbre antiguo del país? Sin embargo, debes saber que tu Creador ha dicho: Mi nombre es Verdad. No ha dicho: Mi nombre es Uso’. Vemos, por consiguiente, que podían existir ‘malos usos’. De hecho, los documentos de la práctica repiten con frecuencia estas palabras: pero casi siempre para estigmatizar reglas de introducción reciente o creídas tales: ‘estas detestables innovaciones’, ‘estas exacciones jamás vistas’… En otras palabras, una costumbre parecía condenable, sobre todo, cuando era demasiado reciente, tanto si se trata de la reforma de la Iglesia como de un proceso entre dos señores vecinos, el prestigio del pasado no podía ser discutido más que oponiéndole otro pasado más venerable todavía” … en su esfuerzo por imitar el pasado, no disponía más que de espejos infieles.

La misma autoridad que se reconocía a la tradición, favorecía el cambio, en cierto sentido, pues todo acto, una vez realizado, o repetido tres o cuatro veces podía convertirse en precedente, incluso si en su origen era excepcional o, simplemente, producto de un abuso. A los monjes de Saint- Denis, en el siglo XI, en ocasión de faltar vino en las bodegas reales en Ver, se les pidió que aportaran 100 moyos. Lo hicieron y partir de entonces, se les reclamaba como una obligación anual hasta el punto que para verse liberados de ella tuvieron que recurrir a un diploma imperial. 

Existía una vez en Ardres un oso, llevado por el señor del lugar y los habitantes que se divertían viéndolo pelear contra los perros, se brindaron a alimentarlo. El animal acabó muriéndose pero el señor continuó exigiendo los panes. La autenticidad de la anécdota es quizá discutible pero su valor simbólico está fuera de toda duda. Muchos censos nacieron así de benévolas donaciones… A la inversa, una renta que dejaba de ser pagada durante un cierto número de años… se perdía… por prescripción… de suerte que se introdujo la costumbre de… las cartas de no perjuicio. Un noble o un obispo piden albergue a un abad; un rey necesitado de dinero hace un llamamiento a la generosidad de un súbdito. De acuerdo, responde el personaje así solicitado, pero con una condición, la de que quede bien especificado… que mi complacencia no creará un derecho a tu favor y a mi costa… ¿No era un uso en Cataluña cuando una tierra se vendía estipular… que la tierra era cedida con todas las ventajas de que disfrutó su posesor, espontáneamente o por la violencia”… hecho antaño consumado….

Marc Bloch, La sociedad feudal p 133 ss.

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