He leído las tres entradas que ese blog ha publicado sobre el futuro de la prensa. En una frase: los periódicos están muertos. Google, twitter y Facebook les han quitado a los anunciantes y sus costes superan con mucho el valor que los clientes – los lectores – atribuyen al contenido de los periódicos. Los lectores tienen acceso inmediato a todo el contenido y solo al contenido que desean leer y los que escriben proporcionan el contenido que los lectores quieren, a menudo, gratuitamente. Eso no quiere decir que el periodismo vaya a desaparecer.
¿Qué modelos de negocio sobrevivirán? Si el modelo tradicional se basaba en los anunciantes y, accesoriamente, en las suscripciones, el futuro es el de las publicaciones que tengan suscriptores. Como los costes de producir contenido se han jibarizado, muchas publicaciones serán sostenibles con un número reducido de suscriptores o con un solo patrocinador. Por ejemplo, un anunciante podría tener la exclusiva de miles de blogs o páginas web creadas y mantenidas por individuos – como éste que está Vd., leyendo – y tal publicidad sería eficaz si hay alguna relación entre el lector de esos blogs y el producto que el anunciante pretende vender. Si los lectores de mi blog son, principalmente, abogados, jueces, profesores y estudiantes de Derecho y los abogados beben más whisky que la media de la población, concentrar parte de su publicidad en blogs jurídicos podría ser racional para una marca de whisky.
¿Quién proporcionará información – noticias- ? Ahí, creo que el problema para la prensa escrita es que ese nivel de elaboración – las noticias del día – la desaparición de la mayoría de los periódicos no hará que nos quedemos sin enterarnos de lo que pasa. La información la proporcionarán, como un subproducto, los restantes medios de comunicación para los que internet no ha sido la bomba atómica que ha sido para la prensa. La televisión y la radio serán los que coloquen la información en internet porque el coste marginal de hacerlo para estas empresas es muy reducido y sus ingresos publicitarios no se han visto aniquilados o al menos tan severamente reducidos como los de la prensa. Desarrollar enormes webs puede ser racional para estos medios de comunicación si refuerzan la audiencia de sus programas de televisión o de radio y, por tanto, el valor de la publicidad contenida en dichos programas. Además, cabe esperar que aumenten los periódicos que pertenecen a fundaciones y otras empresas sin ánimo de lucro.
En fin, hay un modelo de negocio – el de Spotify – que todavía no se ha puesto en marcha y que podría multiplicar la supervivencia de páginas web que pretendan vivir de los suscriptores. Por ahora tenemos Orbyt que agrupa publicaciones bajo una suscripción única. Pero tendría mucho sentido que, a través de una suscripción única, repartida bajo el modelo de los pagos que hace Spotify a las discográficas, esto es, en función de las “lecturas” que haga el suscriptor, se pudiera tener acceso a todas las páginas que tienen contenido que la gente quiere leer. Desde revistas técnicas o universitarias hasta recetarios de cocina pasando por información especializada o trabajos literarios.
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