Hacienda nos roba, literalmente (Jon González)
Si tuviéramos un Tribunal Constitucional, la no deflactación del IRPF se consideraría inconstitucional. ¡Quién tuviera un Tribunal Constitucional!
Lo mejor de nosotros (los europeo-occidentales) es medieval
(inclúyase el Derecho por indicación de Harold Berman)
Alex Salter,
“la teoría de precios es razonamiento de equilibrio general usando modelos de equilibrio parcial”
La estupidez es peor que la maldad (Bonhoeffer): un análisis del triunfo de Sánchez y de su PSOE cum la extrema izquierda Yolandil
El artículo titulado“Bonhoeffer’s ‘theory of stupidity’: We have more to fear from stupid people than evil ones”, escrito por Jonny Thomson, explora la profunda y provocadora reflexión del teólogo y filósofo alemán Dietrich Bonhoeffer sobre la estupidez como una amenaza social más peligrosa que la maldad.Bonhoeffer sostiene que, a diferencia del mal, que puede ser identificado, denunciado y combatido, la estupidez es mucho más difícil de enfrentar. El mal, según él, “siempre lleva en sí mismo el germen de su propia subversión”, lo que permite que las personas buenas se unan para resistirlo. En cambio, la estupidez no puede ser vencida con argumentos ni con fuerza. Como escribe Bonhoeffer: “... las razones caen en oídos sordos; los hechos que contradicen el prejuicio simplemente no se creen — en tales momentos, la persona estúpida incluso se vuelve crítica — y cuando los hechos son irrefutables, simplemente se descartan como irrelevantes, como incidentales. En todo esto, la persona estúpida, a diferencia de la maliciosa, está completamente satisfecha consigo misma y, al ser fácilmente irritada, se vuelve peligrosa al pasar al ataque.”
La estupidez, por tanto, no es simplemente una falta de inteligencia, sino una condición que se manifiesta con mayor fuerza cuando se combina con el poder. Bonhoeffer observa que: “Todo gran auge de poder en la esfera pública, ya sea de naturaleza política o religiosa, infecta a gran parte de la humanidad con estupidez.” Esto ocurre de dos maneras. Primero, porque la estupidez no impide que una persona alcance posiciones de poder. La historia está llena de ejemplos de personas poco capacitadas que han llegado a la cima, mientras que los inteligentes han sido marginados o eliminados. Segundo, porque el ejercicio del poder tiende a erosionar las capacidades necesarias para el pensamiento crítico e independiente. Bonhoeffer argumenta que cuanto más alguien se integra en el sistema, menos individuo se vuelve. El poder transforma a las personas en autómatas, repitiendo consignas y frases hechas, perdiendo su capacidad de reflexión.
Thomson señala que “más daño causa un idiota poderoso que una banda de maquiavélicos conspiradores”. El mal necesita de la estupidez para prosperar, pues los estúpidos pueden ser manipulados fácilmente para servir a fines destructivos.
La lección final que ofrece Bonhoeffer, según el artículo, es clara: podemos reírnos de la ignorancia inofensiva en la intimidad, pero debemos alarmarnos cuando la estupidez alcanza el poder. En ese momento, deja de ser graciosa y se convierte en una amenaza real para la sociedad.
Por qué los nacionalistas y la extrema izquierda 'plurinacional' odian la monarquía. No es porque prefieran la república, es que prefieren la inestabilidad y la división entre españoles (Lipton Matthews)
Una de las fortalezas centrales de la monarquía constitucional es su capacidad para proporcionar un liderazgo no partidista. Si bien los monarcas en tales sistemas poseen pocos poderes legales, su papel simbólico como jefes de estado es significativo. Sirven no sólo como figuras ceremoniales y embajadores, sino también como ejemplos de unidad nacional. El monarca funciona como un punto de identificación para los ciudadanos a través de las divisiones ideológicas y culturales, ofreciendo un símbolo compartido de la condición de Estado. Debido a que el monarca puede representar múltiples interpretaciones de lo que significa ser un ciudadano nacional, la institución fomenta un sentido de inclusión que los jefes de estado elegidos a menudo luchan por igualar. Esta capacidad de proporcionar significado sin ser objeto de contienda electoral es particularmente valiosa en sociedades donde la política partidista es profundamente polarizadora.
No discutan con el que no se comporta de buena fe en la discusión
Por ejemplo, con Daniel Fuentes de Castro ni con Julen Bollain o Ignasi Guardans
Victor Farreres "La visión sistemática del Derecho. Reflexiones de derecho comparado"
Muy interesante toda ella y urgente su apelación a reducir los daños que la hiperespecialización entre los juristas está causando al Derecho.
Una sugerencia para reforzar la visión sistemática del Derecho en España: suprimir la jurisdicción laboral
Se me ocurre que deberíamos suprimir la jurisdicción laboral integrando a todos los magistrados en la jurisdicción civil. Ahorraríamos mucho dinero y reduciríamos notablemente la litigación laboral que, en España, alcanza niveles insoportables. Para que se hagan una idea, en España hay más pleitos por despido que asuntos mercantiles ingresan a los juzgados de lo Mercantil. Eso no es normal. Eso indica que las normas incentivan el pleito, favorecen a los grupos de interés y perjudican a los trabajadores en su conjunto. Eliminar la jurisdicción laboral elevaría las barreras para demandar y los costes del pleito que soportan directamente las partes (más el riesgo de costas) lo que llevaría a trabajadores y empleadores a pactar más frecuentemente. Además, el sesgo sectario tan presente entre los laboralistas que los ha alejado de los principios y reglas del Derecho Privado se atenuaría porque serían los mismos jueces que se ocupan de asuntos civiles o mercantiles los que sentarían doctrina también en asuntos laborales. Habría que derogar, naturalmente, la Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la jurisdicción social.
La estupidez mentirosa de Ana Redondo
Empieza uno a pensar que hay áreas de conocimiento de Derecho que eligen lo peor de cada casa.
La decisión de la juez de Granada de posponer la entrega del niño a su padre es una locura ilegal que debería provocar que se le abra un expediente disciplinario por negligencia inexcusable
Bien está que no se use la violencia. Pero es absurdo que se entregue al niño a una madre que está claramente como un cencerro para que siga manipulando al niño. El niño debe ingresar en un centro de acogida de menores en el que pueda recibir las visitas del padre - no de la madre - hasta que éste le convenza de que se vaya con él a Italia.
Pablo Malo cree que no podemos conocer la realidad
Yo creo que nihil novum sub sole y que ya decía Coase parafraseando a Adam Smith que lo que nos permite conocer lo-que-ha-pasado, o sea, la realidad, no es la bondad o maldad de los periodistas. Es el propio interés de los periodistas en contradecir al que dice algo que el periodista descubre que no es así. Mientras haya un marketplace de las informaciones que funcione competitivamente podremos conocer en buena medida y en tiempo razonable qué es lo que ha pasado. Es una arms race como cualquier otra en las relaciones sociales humanas.
Gran Bretaña ya no es lo que era
Otro día, otra colosal pérdida de tiempo porque la Biblioteca Británica sigue sin funcionar correctamente, casi dos años después del ciberataque
All you need is energy and knowledge: al generar energía a través de la fusión nuclear, también se puede producir oro a partir de mercurio (FT). Copilot te explica cómo
La afirmación de que al generar energía mediante fusión nuclear también se puede producir oro a partir de mercurio se fundamenta en principios bien establecidos de la física nuclear. La fusión nuclear implica la combinación de núcleos atómicos ligeros para formar núcleos más pesados, liberando enormes cantidades de energía. Aunque la fusión más común —como la que ocurre en el Sol o en reactores experimentales— utiliza isótopos de hidrógeno para formar helio, en condiciones controladas también es posible inducir transmutaciones nucleares, es decir, convertir un elemento en otro mediante reacciones nucleares. El mercurio, que tiene varios isótopos estables, puede ser bombardeado con neutrones o partículas alfa en un entorno de alta energía como el que proporciona un reactor de fusión, provocando reacciones nucleares que alteran su número de protones y neutrones. Si se logra una configuración en la que el número atómico del núcleo resultante sea 79 —el del oro—, se habrá producido oro artificialmente. Este proceso, aunque teóricamente posible y demostrado en laboratorios mediante aceleradores de partículas, es extremadamente costoso y poco eficiente para la producción comercial de oro. Sin embargo, el principio físico que lo permite es el mismo que subyace a la fusión nuclear: la manipulación de núcleos atómicos mediante reacciones de alta energía.
Leyes dictadas por la Inteligencia Artificial
El artículo titulado “AI and the Ordinance of Reason”, escrito por Kimo Gandall, Jack Kie Aber y Kenny McLaren, es una respuesta crítica y provocadora al ensayo del profesor Jeremy Christiansen, quien había argumentado que las leyes generadas por inteligencia artificial (IA) carecen de validez porque no son producto de la razón humana: “la ley es una ordenación de la razón” y, por tanto, no puede ser producto de una máquina. Los autores responden que este razonamiento es falaz: si se rechaza la validez de una ley por el hecho de haber sido generada por un sistema de IA, entonces también habría que rechazar las leyes escritas con pluma y papel, ya que ni la pluma ni el papel razonan. La clave, sostienen, no está en el medio de expresión, sino en el contenido y en los principios que lo informan. Para demostrar su punto, los autores presentan un ejemplo concreto: un modelo de IA llamado “SCOTUS.ai”, diseñado para predecir decisiones de la Corte Suprema de EE. UU. a partir de los escritos presentados en los casos. Explican con detalle cómo entrenaron al modelo, qué decisiones valorativas tomaron al codificarlo, y cómo cada línea de código refleja una elección normativa sobre qué argumentos son persuasivos, qué tono es más efectivo, y qué estructura retórica tiene más peso. En otras palabras, el modelo no produce resultados arbitrarios: está impregnado de juicios humanos, de valores, de criterios jurídicos. La IA, en este caso, no sustituye la razón humana, sino que la canaliza y la sistematiza.
Otro trabajo sobre gobierno corporativo de escaso interés: Kourabas, Steve and Tsang, Cheng-Yun (CY), The Board Monitoring Function: Artificial Intelligence in the Era of Heightened Accountability, 2025. Juristas: un buen consejo, dedicaos a los temas clásicos. Huid de las "moderneces"
El artículo va de cómo la inteligencia artificial (IA) está transformando la función de supervisión de los consejos de administración como un órgano de monitoreo, encargado de vigilar la actuación de los ejecutivos y asegurar el cumplimiento normativo, función limitada por“fallos institucionales” como las restricciones de tiempo, acceso insuficiente a información relevante y una composición del consejo que a menudo carece de la diversidad y experiencia necesarias. En este contexto, la IA aparece como una herramienta con el potencial de mitigar estos fallos. No obstante, los autores advierten que esta integración no está exenta de riesgos. El artículo examina también la ley de inteligencia artificial de la Unión Europea y los estándares voluntarios. Desde el punto de vista jurídico, el análisis se centra en los deberes de diligencia y lealtad de los administradores que siguen siendo responsables de las decisiones tomadas con base en IA, y podrían incurrir en responsabilidad si no ejercen una supervisión adecuada o si no comprenden cómo funciona el sistema que utilizan.
¿Qué aporta el artículo a un mejor conocimiento del funcionamiento de los consejos de administración? Nada. Parte de una premisa interesante —la introducción de IA en el ámbito de la gobernanza corporativa—, termina desarrollando un argumento que es en gran medida extrapolable a cualquier otro entorno donde se utilicen sistemas automatizados: la tensión entre eficiencia y responsabilidad, la opacidad de los algoritmos, el sesgo de automatización, la necesidad de supervisión humana, etc. Estos son temas ampliamente tratados en la literatura sobre IA en salud, justicia, administración pública, educación, etc.
El artículo intenta justificar su especificidad al centrarse en los llamados “fallos institucionales” del consejo de administración —falta de tiempo, información y diversidad— y cómo la IA podría mitigarlos. Pero esta caracterización es tan genérica que podría aplicarse a cualquier órgano colegiado de decisión. Además, cuando se discuten los riesgos, se vuelve a argumentos ya conocidos: la caja negra algorítmica, la dificultad de atribuir responsabilidad, la necesidad de auditar los sistemas, etc.
Tampoco se ofrece una teoría institucional o sociológica del consejo de administración que permita entender por qué la introducción de IA en ese espacio tendría consecuencias distintas a las que tendría en, por ejemplo, un comité de ética hospitalario, un gabinete ministerial o una junta editorial. El artículo no explora, por ejemplo, las dinámicas de poder, la ritualización de la deliberación, la performatividad del juicio colegiado o la función simbólica del consejo en la legitimación de decisiones ya tomadas por la dirección ejecutiva.