Equipos de fútbol y bancos ¿alguna relación?

Llobet ha publicado una entrada en Nada es gratis y Szymanski una columna en The Guardian sobre las semejanzas entre los equipos de fútbol y los bancos y las diferencias entre la organización del fútbol en Alemania y en España. Más bien, el parecido es entre los clubes de fútbol y las cajas de ahorro. Por lo de la corrupción, digo. En Alemania, los clubes son asociaciones. En España son sociedades anónimas deportivas (excepto cuatro). Szymanski tiene un trabajo antiguo bastante sugerente sobre las consecuencias de esa distinta organización en EE.UU y en Europa, distinta organización que conduce a que los equipos en EE.UU. maximicen los beneficios mientras que en Europa se maximicen los ingresos. No en vano, Real Madrid y Barcelona – junto con el Manchester – son los equipos con mayor volumen de ingresos pero no obtienen grandes beneficios mientras que los equipos de fútbol americano, beisbol y baloncesto sean empresas con elevados beneficios. Es cuestión de titularidad residual. Pero, a mi juicio, ni la columna del The Guardian ni la de Nada es Gratis aciertan.

Si los clubes españoles – algunos – están en quiebra es porque las autoridades públicas se meten hasta en los charcos. Véase lo que ha ocurrido en Valencia y quién es el propietario-inversor de los clubes de esa región y quien perderá hasta la camisa como consecuencia de su quiebra. Véase qué bancos financiaron al Valencia y la operación de adquisición de las acciones del club por una Fundación de lo más oscura. Unánse a las Cajas de Ahorro las televisiones públicas regionales y veremos quién pierde dinero con un equipo de fútbol. Nada que ver con Alemania y nada que ver con la organización de la actividad y, por supuesto, nada de nada que ver con los riesgos sistémicos que genera el negocio de un banco.

Los clubes no mueren por la misma razón que las empresas no mueren cuando quiebran. Simplemente, cambia la asignación de los activos. Y la “marca” de los clubes de fútbol, cuando tienen arraigo social, es valiosa aunque la organización esté en quiebra, de manera que siempre hay incentivos para transferirla libre de deudas para volver a empezar.

Los incentivos de los gestores de una sociedad anónima deportiva no tienen nada que ver con los incentivos de un gestor bancario. Simplemente, el club no tiene dinero del público – depósitos – que gastarse ni crea dinero. Cada euro que se gasta el presidente de una SAD tiene que pedírselo a alguien: a los accionistas, a los bancos o a los “clientes”, esto es, a los operadores de televisión, a los aficionados y a los que comercializan productos con los signos del club. Y todos estos tienen los incentivos y la capacidad para protegerse. Naturalmente, nada nos protege frente a los políticos corruptos que utilizan el dinero público para ganar influencia social y decidir quién entra en el palco. En eso si que se parecen los clubes de fútbol, las televisiones y los bancos.