Por Calixto Alonso del Pozo
Cuenta Podemos con un
significativo apoyo juvenil, como se ha verificado en las pasadas elecciones de
mayo. Los círculos de la agrupación han movilizado un voto de compleja
captación, que comicio tras comicio se computaba en gran medida dentro de los
porcentajes de la abstención.
Ahora, en puertas de llamada a
legislativas, los análisis electorales y las encuestas preconizan una
renovación de ese espaldarazo por parte de los menores de 30 años.
Pablo Iglesias se dirige al
votante joven con la promesa de un orden social justo, en apelación directa al
pueblo como fuente de la soberanía política por encima de toda representación.
Podemos entiende la democracia
como un sistema en el cual el pueblo (y su vanguardia joven) ha de recuperar la
soberanía usurpada por las élites políticas o sociales transformadas en una
oligarquía. Los representantes legislativos son percibidos como
"ellos", siendo señalados como culpables del secuestro de la
democracia representativa por perpetuarse en cargos y puestos hasta el
infinito.
A su líder se le ha conferido
un significado de no pertenencia a la casta elitista. Se presenta exento de
toda contaminación con ese mundo político que promete eliminar para
regenerarnos a todos. Así, el propio pueblo español habla a través de él, y él
no es más que la voz de su pueblo.
Podemos sostiene que
representa a la esencia de nuestra comunidad, cuyo enemigo contaminante es, ni
más ni menos, el constitucionalismo como esencia de la democracia
representativa, que expresa un sistema reglado y establece esferas de poder
autónomas que precisamente impiden la transgresión, en nombre del pueblo, de
los derechos de los individuos.
Como Iglesias proclama que el
pilar constitucional ha traicionado la voluntad popular, habría que saltar por
encima de los poderes legítimos que gozan de autonomía respecto a los gobiernos
y que no son directamente elegidos por el pueblo.
Así, aun cuando la autoridad
judicial es expresión del poder constitucional, Ada Colau llegó a declarar, en
nombre de tal voluntad del pueblo en el cual se encarna, que leyes o sentencias
no han de cumplirse si ella las considera injustas.
Y, aunque constitucional es la
adhesión a vínculos internacionales, si tales pactos se consideran inicuos al
modo predicado por sus homólogos griegos, pueden incumplirse también.
Cierto es que hemos asistido
en los últimos tiempos a una separación creciente entre gobernantes y
gobernados, a usos democráticos inclinados al procedimiento y de escasa
participación, a un evidente inmovilismo de la clase política en el poder y a
una difusión de la corrupción que ha afectado a todos los partidos, sin
excepción.
En este estado de cosas, Podemos
demoniza a las élites sociales e intelectuales y a la política tradicional en
un discurso que pretende (y viene consiguiendo) dar una nueva identidad a una
masa de otra manera amorfa y heterogénea.
A esta tarea de socavar las
fuentes constitucionales de legitimación están contribuyendo los medios de
comunicación y las redes sociales que permiten una relación directa entre el
líder y la inmensa platea de potenciales seguidores.
La intervención pública de los
candidatos de la agrupación en nuestra región es mínima, y todo se deja a la omnipresente
actuación de Iglesias. Aparecer de continuo en debates televisivos y manejar a
fondo internet introduce un elemento nuevo por sus dimensiones y su dinamismo,
pero mucho menos por su contenido. Iglesias y su entorno no tienen dificultad
en hacer de las redes sociales el uso que hicieron Eva Perón y Mussolini de
balcones y periódicos, Hitler de la radio y Castro y Chávez de la televisión.
Llegados a este punto, hora es
de decir que Podemos representa un movimiento populista radical, que asocia una
pretendida dimensión integradora de la sociedad española con otra caracterizada
por una profunda pulsión autoritaria.
Esa tentación es palmaria al
comprobar la vinculación del partido con el chavismo venezolano. Demostrado
está en vídeos, en trabajos encomendados a dirigentes de Podemos por el
gobierno de Caracas y en los canales de financiación de la formación, ya acreditados
por la justicia española.
Tenemos, pues, un contexto que
lleva en sí una conexión directa con un fenómeno político totalitario.
Frente a la difusión de la
democracia liberal y la diferenciación de las sociedades modernas, los cambios
en las modalidades en la información y la comunicación, en el trabajo y en la
expresión individual, Podemos pretende proteger al pueblo usando en su provecho
los instrumentos democráticos que derivan de la denostada transición de 1978, a
la que vituperan denominándola “régimen”, en indisimulado ánimo de conectar el
período constituyente con las décadas de franquismo.
Es de desear que los jóvenes
españoles adviertan el fin ilusorio de la homogeneidad que promete Podemos, y
que valoren que viven en un Estado moderno, que exige instituciones fuertes,
estables y neutrales, clases dirigentes autónomas y capaces, un sistema
político abierto y legítimo, eficacia y racionalidad.
No se conoce que tales
parámetros de convivencia hayan sido logrados por ningún populismo político.
5 comentarios:
Casi todos sus post me parecen brillantes...
No es este el caso, un post populista hasta el sonrojo... (no he votado ni votaré a podemos) pero que una parte del discurso de podemos refleja el sentimiento de la mayoría de los españoles es evidente. (y lo peor que además refleja la realidad)
Poner a Iglesias a nivel de dictadores etc.. dice poco de la objetividad de su opinión.
El post me ha hecho recordar aquel chascarrillo que circulaba tras la caída del muro de Berlín por los antiguos países socialistas sobre dos camaradas que se encontraban después de mucho tiempo. Uno le decía al otro: “Todo lo que nos contaban del comunismo era mentira" y el otro le replicaba: "Sí, pero lo peor es que todo lo que nos contaron del capitalismo era verdad”.
Yo, en cambio, estoy totalmente de acuerdo con el artículo. Enhorabuena, y aporto estos enlaces complementarios:
http://hayderecho.com/2015/02/14/iglesias-castro-comenzar-de-nuevo-2/
http://juanramonrallo.com/2015/09/la-careta-socialdemocrata-de-podemos/
http://www.rtve.es/alacarta/audios/la-historia-de-cada-dia/historia-cada-dia-13-09-15/3280809/
Lo de que los alcaldes y concejales de todos los partidos se consideren por encima de la ley por el respaldo que tienen del voto popular de su pueblo no es nuevo, no es de Ada Colau y no es de Podemos. Fui secretaria de ayuntamiento dos años y medio y esa convicción de que la ley que encuentra injusta el regidor municipal elegido por mayoría en su pueblo (más aún si es mayoría en su pueblo) no obliga a ese regidor municipal la tenían todos ellos(de buena fé, para actuar persiguiendo el que consideraban interés público de su pueblo, no necesariamente para forrarse ellos como la clase política nos muestra cada vez más -en partidos muy "institucionales", por cierto-. Le oí decir lo mismo que ha dicho Ada Colau a alcalde y concejales de IU y de PSOE en aquél Ayuntamiento, pero lo dicen y hacen también los de PP o cualesquiera otros partidos (todavía más, si cabe, los de agrupaciones electorales locales que no tiene sujeción siquiera a las "consignas" de las centrales estatales o autonómicas de un partido).
No estoy de acuerdo con muchas cosas de Podemos, pero tengo claro que si existe Podemos y si España llega alguna vez a ser una "venezuela" la culpa exclusiva de ello no será de los de Podemos sino de los que han provocado que la gente los prefiera a los gestores de intereses de multinacionales en que se han convertido hoy los partidos tradicionales.
Por cierto, y para sorpresa de muchos, les comento lo que está pasando con el planeamiento de San Bartolomé de Tirajana en Canarias (y con la legislación autonómica en toda Canarias). Se está haciendo una legislación y normativa urbanistico-turistica que supondrá una expropiación por la vía de los hechos (vinculaciones singulares, las llaman los urbanistas) a los pequeños propietarios de apartamentos turísticos de toda la zona costera que han ido comprando esos apartamentos a las empresas explotadoras en dificultades (y muchísimos de ellos se han comprado por los particulares a empresas en concurso o que se encontraban en gravísimas dificultades financiaras con la crisis), obligándoles a afrontar las cargas de las explotaciones turísticas en las que no tienen participación y a ceder el uso turístico en explotación (el único que quieren permitir ahora para complejos que se construyeron autorizando el uso mixto turístico y residencial) a las empresas explotadoras de los complejos dejándoles como oferentes forzosos en un mercado sin demanda alguna (es una expropiación de hecho en favor de un particular, que podrá pagar lo que quiera por un arrendamiento sin competencia alguna de terceros). Esto se ha arbitrado por CC-PSOE a nivel autonómico y por el PP a nivel local, y Podemos de San Bartolomé de Tirajana es el único que ha levantado la liebre y que está defendiendo los derechos de los pequeños propietarios. SÍ, DE LOS PROPIETARIOS, frente a estos abusos.
No me considero en absoluto de Podemos aunque sí de los indignados... pero estoy realmente tentada de votarles en las próximas elecciones, al menos en las autonómicas y municipales, y me arrepiento de no haberlo hecho.
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