Boudreaux viene a decir, criticando por iluso a Raj Chetty, que pueda darse un curso introductorio de Economía como uno de Medicina: partiendo del análisis de los datos. Fundamenta bien su crítica sobre la famosa afirmación de Coase sobre los institucionalistas que tenían muchas observaciones – datos – pero ninguna teoría que diera sentido a los datos (“American institutionalists were not theoretical but anti-theoretical.... Without a theory they had nothing to pass on except a mass of descriptive material waiting for a theory, or a fire”) y explica bien que la complejidad de las relaciones sociales de los humanos hace que los mercados sean extraordinariamente más difíciles de estudiar que el cuerpo humano. Si, como decía Wilson, todavía no tenemos un conocimiento científico de la biología humana comparable al de la química, la física o las matemáticas, mucho menos de cualquier ciencia social. Simplemente, el objeto de estudio es demasiado complejo.
… la complejidad de la realidad (no puede ser) capturada adecuadamente por las palabras, variables, gráficos y conceptos utilizados en las teorías económicas. La ofensa científica aquí no es el uso de términos y supuestos simplificadores. Toda persona científicamente alfabetizada entiende que las teorías, para ser útiles, deben abstraerse de una multitud de detalles de la realidad. La ofensa es que los economistas ortodoxos han olvidado que mucho de lo que es relevante en la realidad económica resulta de detalles y complejidades que son imposibles de captar en las teorías en tal forma que permitan a los economistas hacer predicciones específicas del tipo que los químicos hacen cuando se les pide que predigan las consecuencias de combinar el CO2 con el H2O.
Utiliza el caso de predecir los efectos de un aumento del salario mínimo. No podemos predecir con exactitud qué ocurrirá en el mercado de trabajo cuando el legislador eleva el salario mínimo porque los empleadores y los trabajadores pueden reaccionar de muy diferentes maneras a dicho aumento (desde pasar su relación al mercado negro hasta exigir un mayor esfuerzo por parte del trabajador o a reducir los beneficios no salariales que recibe el trabajador). De manera que un buen profesor
utiliza los análisis de la oferta y la demanda para aclarar un aspecto importante en el que la mano de obra poco calificada es igual a cualquier otro bien o servicio: si el coste de adquirirlo o utilizarlo aumenta, la gente se vuelve menos dispuesta a adquirirlo y utilizarlo. Lo que es cierto para los albaricoques, la aspirina y las vacaciones en las montañas es igualmente cierto para la mano de obra poco calificada. Pero este buen maestro se cuida también de aclarar el punto significativo y general, que es que la reducción en el atractivo del empleo de mano de obra poco calificada provocado por la subida del salario puede manifestarse en la realidad de muchas maneras diferentes, cada una de las cuales tiene consecuencias negativas para los trabajadores poco calificados.
O sea, igual que con el homo oeconomicus: no olvidar nunca que se trata de herramientas analíticas que nos permiten comprender mejor la realidad pero que son herramientas muy imperfectas. Lo que hay que transmitir – concluye Boudreaux – son las “fuerzas económicas” que explican los resultados que observamos en los mercados.
Como siempre, ya pueden imaginar que alguien tan listo como Chetty no puede haber hecho un curso tan fácilmente criticable. Si uno repasa el Syllabus, se da cuenta de que requiere un montón de teoría. Lo que ocurre es que la teoría que requiere no es teoría económica – teoría de precios – necesariamente, sino métodos estadísticos. El propio Chetty dice que su curso es "complementario" de los cursos introductorios en Economía pero no requiere de haber superado éstos. Y no hay que olvidar que a Chetty la teoría no le preocupa en exceso.
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