jueves, 15 de febrero de 2024

Michael Tomasello: la evolución de la agencia en los seres vivos (I)

 

Estoy cada día más convencido de que el Derecho sólo se puede comprender profundamente siendo una persona cultivada en relación con lo que Hume llamaba la 'ciencia del hombre' que incluye la Antropología, la Psicología Evolutiva y la Biología. Naturalmente, un jurista no puede ser un experto en esas áreas - como no puede serlo ya en Economía, en Filosofía o en Sociología - pero sí que puede uno ilustrarse y aplicar provechosamente lo aprendido en el análisis y construcción de las normas e instituciones jurídicas. El libro del que recojo aquí algunos extractos es el último publicado por Michael Tomasello, uno de los grandes en este ámbito y he incluido muchas referencias a sus trabajos en otras entradas en este blog y en el Almacén de Derecho. Esta es la primera de las entradas (pp 36-42) en las que recogeré extractos del libro que me parecen de interés para un jurista.

Los individuos como agentes (percibir y prestar atención)

En el caso de los organismos con capacidad de agencia o de actuación, los objetivos y acciones del individuo determinan su nicho experiencial de una forma aún más radical. Las acciones que implican agencia (en adelante, agentivas) de un organismo en el medio no están guiadas por la percepción, sino por la atención. Es decir, cuando un organismo se prepara para actuar con un objetivo determinado, puede percibir todo tipo de cosas, pero para tomar una decisión eficaz, debe prestar atención a un subconjunto de ellas, a algunas de esas percepciones, es decir, al subconjunto que es relevante para la consecución de su objetivo. 
Un organismo guiado exclusivamente por estímulos (que reacciona) no tiene ningún objetivo, por lo que carece de atención selectiva a las cosas relevantes; sin objetivos nada de lo percibido es relevante. Por tanto, es improbable que los organismos unicelulares, al estar completamente guiados por estímulos, utilicen procesos atencionales para percibir situaciones relevantes. Pero los lagartos y otros agentes con objetivos persiguen objetivos y toman decisiones conductuales, por lo que deben atender a los aspectos que perciben de su entorno que son relevantes para esos objetivos y decisiones. La atención es, pues, un tipo de percepción dirigida por objetivos. 
Para los agentes que desarrollan conductas, lo relevante para la atención no son los objetos, sino las situaciones... Aunque a veces hablamos de un objeto o un lugar como meta, en realidad la meta es tener el objeto o estar en el lugar. Por tanto, si los objetivos y los valores de referencia se representan internamente como situaciones deseadas, para producir una acción eficaz dirigida a un objetivo, el organismo debe atender a las situaciones relevantes del entorno utilizando un formato de representación similar. 

La lagartija que espera con el objetivo de comerse un grillo 

Imaginemos una lagartija que espera con el objetivo de comerse un grillo. Se acerca un grillo. Para determinar qué hacer, la lagartija atiende a varias situaciones (o hechos) inmanentes en una única percepción: el grillo tiene el tamaño adecuado para capturarlo fácilmente; el grillo está en lo alto del arbusto; el grillo se está acercando; etcétera. Estas distintas situaciones no son percepciones diferentes, sino que están todas presentes simultáneamente en la misma imagen perceptiva de la retina de la lagartija. Estas son las situaciones relevantes a las que la lagartija debe prestar atención si quiere tomar una buena decisión sobre si perseguir su objetivo de comerse un grillo, dado que ir tras el grillo requiere varias acciones. Así pues, la relevancia viene determinada por el objetivo del organismo, como eje de su toma de decisiones conductuales. 

Los organismos, considerados como individuos tienen agencia y no pueden concebirse en términos, simplemente, de estímulo y respuesta, como si los “organismos estuvieran pasivos esperando ser estimulados para pasar a la acción. Esto puede ser verdad respecto de las amebas y otros organismos guiados por estímulos, pero no es cierto respecto de agentes que toman decisiones orientadas a la consecución de objetivos”.   

La capacidad de agencia como adaptación evolutiva 

Las situaciones que son relevantes para la consecución de su objetivo son de dos tipos: (i) oportunidades para la consecución del objetivo (por ejemplo, el grillo está bajo en el arbusto); u (ii) obstáculos para la consecución del objetivo (por ejemplo, una serpiente está cerca). Las oportunidades y los obstáculos se definen, obviamente, en función de las capacidades de acción del organismo. Las oportunidades y los obstáculos relevantes para la acción constituyen un tipo completamente nuevo de nicho experiencial: el nicho agentivo. Aunque los cambios en el nicho experiencial de una especie suelen ser el resultado de cambios en acciones específicas -por ejemplo, los cambios en el comportamiento de forrajeo para un nuevo tipo de presa conducen a nuevas capacidades perceptivas con respecto a esa presa-, en este caso, un cambio en la estructura organizativa básica de la producción de acciones del individuo conduce a un cambio en la estructura básica de su nicho experiencial. 
Antropomorfizando el proceso de evolución por medio de la selección natural, podemos decir que, para capacitar a los organismos para enfrentarse eficazmente a entornos impredeciblemente cambiantes, la Naturaleza ideó una nueva forma de operar, la agencia, en la que el individuo dirige sus acciones de forma flexible hacia situaciones objetivo y controla su comportamiento de forma flexible a través de la toma de decisiones informada por la atención. 

El objetivo ("capturar insectos") da orientación al proceso... La acción agentiva no es sólo una objeto de la selección natural, sino también una fuerza causal en el proceso de cambio evolutivo... Si aparece de repente una nueva especie de insecto, los lagartos  pueden carecer de las adaptaciones conductuales que serían necesarias para capturarlo, precisamente porque es nuevo... Sin embargo, algunos individuos - lagartos pueden ser capaces de utilizar su capacidad para la atención dirigida a objetivos y la toma de decisiones para ampliar las habilidades conductuales de las que ya disponen y dirigirlas a conseguir el objetivo de que el nuevo insecto forme parte de su dieta. Esta nueva habilidad o capacidad conductual no la genera ninguna mutación genética, sino el ejercicio de su capacidad agentiva, al menos en un grado significativo. El agente y sus habilidades organizadas de manera flexible juegan un papel causal en el proceso del cambio evolutivo. Las nuevas acciones efectivas del organismo ahora hacen que posibles cambios genéticos que sirvan para apoyar la búsqueda de la nuevo insecto"

 Michael Tomasello, The Evolution of Agency, 2022

No hay comentarios:

Archivo del blog