miércoles, 19 de mayo de 2010

La Ley de Gresham, la mala moneda y Coase

En un pequeño artículo de hace algunos años dijimos

"Algunos juristas y, sobre todo, algunos economistas han dicho que regular las cláusulas predispuestas y permitir a los jueces que declaren nulas las que sean abusivas no es necesario; que el mercado protege a los consumidores de la misma forma que protege frente a precios abusivos o productos de baja calidad y alto precio: si un empresario “malo” incluye cláusulas abusivas en sus contratos, los consumidores le irán abandonando poco a poco en beneficio de los “buenos” empresarios que redactan clausulados equilibrados.


Nada menos que Ronald Coase –Premio Nobel de Economía- se adhirió a este planteamiento utilizando para ello una comparación entre las cláusulas predispuestas y la llamada Ley de Gresham, según la cual, si en un mercado circulan monedas buenas (de más contenido en oro o plata, por ejemplo) y monedas malas (cuyo contenido de oro o plata ha sido rebajado o son simplemente falsas) “la moneda mala expulsa a la buena”. Dice Coase que esta “ley” ha sido mal entendida, que lo que ocurre es que "la gente se queda con las monedas que recibe que son buenas y se deshace de las falsas o de mala calidad, de manera que, al final, solo la falsa moneda o la mala circula… lo que significa precisamente… que la gente es capaz de distinguir la buena de la mala moneda".... Si, como Coase sostiene, la gente es capaz de distinguir la buena moneda de la mala, lo que observaríamos es que la gente rechazaría la moneda falsa cuando tratan de “colársela” y, de este modo, no tendría que molestarse en deshacerse de la falsa moneda intentando “colársela” a otro más tarde. Y, sobre todo, si alguien que ha recibido una moneda falsa es capaz de pasársela a otro es porque el que la recibe no es capaz de distinguirla de la buena en el momento de contratar. Sólo puede distinguirla después...

En un post del blog de Historia Económica sobre un episodio histórico de hiperinflación causada por emisión de moneda de baja calidad

"El hecho de que a la gente le costara tiempo distinguir la buena de la mala moneda resultó ser particularmente dañino porque hizo posible que se extendiera el fraude durante un tiempo largo y porque, una vez que se superó la crisis, también tuvo que pasar mucho tiempo para que la gente volviera a confiar en las monedas de nuevo. Durante la crisis, hubo revueltas y los especuladores caían asesinados frecuentemente. En 1618, las ciudades de la Liga Hanseática firmaron un tratado sobre acuñación de moneda para impedir el fraude recíproco, tratado al que se adhirieron otras ciudades. Eventualmente, la crisis terminó cuando los que pasaban las monedas malas no pudieron hacerlo más porque la gente no las aceptaba. Los reyes, como el Elector de Sajonia, se vieron obligados a soportar grandes pérdidas porque tuvieron que proceder a reacuñar su moneda y a establecer estrictos controles de calidad. 

2 comentarios:

Ignacio dijo...

El ejemplo de la buena-mala moneda me recuerda la explicación acerca del mercado de vehículos de segunda mano....

JESÚS ALFARO AGUILA-REAL dijo...

Sí. Lo que sucede es que los "lemons" inundan el mercado (la mala moneda) en lugar de ser un caso raro. Y el mercado colapsa: históricamente, se sustituyó la compraventa por la permuta

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