jueves, 31 de agosto de 2023

La decadencia de la ciencia en el mundo islámico coincide con el ascenso de las madrasas

The populace pays allegiance to the new Abbasid Caliph, al-Ma'mun 

… los datos parecen más coherentes con las teorías que atribuyen el declive de la ciencia islámica… a la oposición de unas élites religiosas cada vez más influyentes…

A partir del siglo XI, una serie de cambios institucionales condujeron al declive de las estructuras burocráticas seculares y al ascenso de una clase asalariada de élites religiosas. Estos cambios -que culminaron en el siglo XIII- fortalecieron y enriquecieron a los partidarios de las interpretaciones conservadoras del islam, aumentando su control sobre las instituciones de aprendizaje y producción intelectual… he documentado que este descenso (de la producción científica) coincide con un aumento del poder político de los líderes religiosos conservadores y… predice que el descenso de la producción científica coincide con una disminución de la adhesión a interpretaciones no conservadoras del islam.

Por ejemplo, los orígenes del movimiento de traducción de obras científicas del griego y otras lenguas al árabe… se remontan… a la expansión de las instituciones burocráticas en torno a la revolución abbasí de 750.5

Las autoridades religiosas empezaron a elaborar la ley islámica como alternativa a las formas de organización social basadas en el Estado… Ante el reto de organizar una sociedad tribal díscola, se esforzaron por limitar el uso de la razón humana… mediante la invención de "tradiciones" (hadices o supuestas acciones y dichos del profeta Mahoma) que se utilizaron para construir la autoridad religiosa y reprimir la disidencia…Muchos musulmanes cultos, incluidos los empleados por la burocracia del recién formado Estado, rechazaron este movimiento y a sus autoridades religiosas… En su lugar, adoptaron interpretaciones del islam (que en adelante denominaré islam racional) que hacían hincapié en la precedencia de la razón humana sobre la autoridad religiosa (por ejemplo, Kraemer, 1992, pp. 43, 65, 68). Estos musulmanes tendían a cooperar con el Estado y se resistían a los intentos conservadores de debilitar las estructuras estatales.

Este conflicto llegó a su punto álgido durante la mihna (833-851), cuando el Estado, aliado con los partidarios del islam racional, intentó debilitar por la fuerza la creciente influencia de las élites conservadoras. Su fracaso demostró que los líderes religiosos conservadores habían alcanzado un poder político permanente frente al Estado.. y contribuyó a catalizar transformaciones sociales que culminaron en el "renacimiento suní" siglos más tarde.

El renacimiento suní y el declive de la ciencia islámica durante los siglos XI y XII siglos XI y XII

El auge del sistema de madrasas durante este periodo ilustra de forma concisa este cambio.Aunque ya existían colegios especializados en derecho islámico antes del siglo XI, se cree que la expansión de las madrasas durante este periodo refleja generalmente un aumento del poder político de las autoridades religiosas

Una disminución de la capacidad burocrática secular acompañó estos desarrollos y condujo al surgimiento de lo que se ha denominado una "burocracia ortodoxa" dominada por autoridades religiosas y militares A medida que los eruditos religiosos ocupaban cada vez más posiciones de poder, el número de individuos interesados en adquirir conocimientos religiosos para obtener puestos asalariados aumentó considerablemente  y la afiliación a la ley islámica se convirtió en una característica central de la organización social. Estos cambios institucionales permitieron a las élites religiosas restringir el uso de métodos racionales en las instituciones controladas por la religión y eliminaron muchos círculos de estudio y bibliotecas apoyados por la burocracia... En la Iberia islámica, la primera madrasa no apareció hasta el siglo XIV

Dado que la madrasa era el "principal medio por el que [las élites religiosas] eran cooptadas por las élites gobernantes", este resultado sugiere un aumento de las transferencias de recursos a los líderes religiosos y, por definición, un aumento de su poder político. Aunque el aumento de la afiliación a las madrasas es probablemente el indicador mejor documentado del aumento del poder político de las autoridades religiosas durante este período, este indicador puede reflejar el empoderamiento de los líderes religiosos con un retraso debido a los retrasos logísticos en la construcción y dotación de personal de las madrasas.

Mi interpretación de las pruebas históricas implica que este aumento del poder político condujo a una disminución de la influencia social de las interpretaciones rivales del islam. Conceptualmente, esta relación hipotética se basa en la idea de que los líderes religiosos con poder aprovecharon su nueva influencia para limitar las ideologías alternativas que amenazaban su control social.

Eric Chaney, Religion and the Rise and Fall of Islamic Science, 2023

Religión y avances científico-técnicos

foto: JJBOSE

… Desarrollamos un modelo con tres características clave: (i) la producción recurrente de descubrimientos científicos que, si se difunden y aplican ampliamente, generan ganancias de productividad, pero a veces también erosionan las creencias religiosas consideradas valiosas por los miembros de la sociedad porque los avances científicos contradicen aspectos importantes de la doctrina; (ii) un Estado que puede permitir que se difundan esas ideas e innovaciones, o gastar recursos para censurarlas e impedir su difusión; (iii) una "Iglesia" o sector religioso que puede, con un coste, emprender una adaptación de la doctrina -reinterpretación, reforma, entrada de nuevos cultos, etc.- que la haga más compatible con los nuevos conocimientos, aliviando así también la necesidad de bloqueo por parte del Estado.

Caracterizamos el resultado de estas interacciones estratégicas y la dinámica resultante del conocimiento científico, la PTF y las creencias religiosas. Mostramos, en particular, la aparición de tres resultados:

(1) un régimen "occidental-europeo" o de "secularización", con un progreso científico sin trabas, una religiosidad en declive, una Iglesia pasiva y elevados niveles de gasto laico;

(2) un régimen "teocrático" con estancamiento del conocimiento, una religiosidad persistentemente extrema, una Iglesia que no hace ningún esfuerzo por adaptarse, ya que las creencias están protegidas por el Estado, y una subvención muy elevada del sector religioso;

(3) entre ambos, un régimen "americano" que combina en general un progreso científico con una religiosidad estable e intermedia: el Estado no bloquea los nuevos conocimientos pero sigue aplicando políticas fiscales o jurídicas que benefician a la religión y, a la inversa, a las instituciones religiosas les merece la pena invertir en la reparación doctrinal.

Roland Bénabou et al., Forbidden Fruits: The Political Economy of Science, Religion, and Growth, The Review of Economic Studies, 89(2022) pp 1785–1832

miércoles, 30 de agosto de 2023

La naturaleza jurídica del voto en una corporación



La naturaleza jurídica del voto ha sido discutida pero hoy se acepta mayoritariamente que el voto es una declaración de voluntad especial y es un derecho subjetivo, de manera que, con muchas matizaciones, se aplican al voto las reglas sobre las declaraciones de voluntad y las reglas sobre el ejercicio y los límites de los derechos subjetivos (Ernst).

Estas matizaciones derivan del hecho de que el voto no es consentimiento contractual. El acuerdo social no es un contrato y los votos no son consentimiento. Cuando el socio emite su voto en una junta no está emitiendo una declaración de voluntad semejante a la del vendedor que emite una oferta de compraventa. El voto es mucho menos que eso. Es simplemente un elemento en el procedimiento de adopción de un acuerdo. Y el acuerdo social no es un contrato entre los socios que expresen su voluntad contractual a través del voto, de manera que, por ejemplo, si el acuerdo social requiere una determinada forma (documento público), eso no significa que también se requiera esa forma para los votos que han conducido a la adopción del acuerdo, lo que sería necesario si se tratara de la expresión del consentimiento de los contratantes.

En cuanto a su contenido, lo característico del voto como expresión de la voluntad del socio es que, a diferencia de lo que ocurre con las declaraciones de voluntad de carácter contractual, el socio que vota no está “poniendo en vigor” una “autorregulación”, esto es, no está haciendo uso de su autonomía (privada) para obligarse en los términos preferidos. Ni siquiera está contribuyendo a poner en vigor tal regulación – vinculación para sí mismo y para los otros contratantes como ocurre en un contrato plurilateral: “lo característico de la emisión del voto es que el que vota participa con su declaración en la adopción de una decisión que alcanzará validez, no para sí, sino para la corporación”.

Ahora bien, es obvio que el socio expresa su preferencia al votar en relación con la propuesta de acuerdo que se le presenta. 

Pero ha de hacerlo simplemente mediante un <<sí>> o un <<no>>. Ha de hacerlo en la forma prescrita en los estatutos (alzando la mano, depositando una papeleta en una urna, enviando una comunicación escrita o de viva voz…) y ha de hacerlo en el seno de la reunión del órgano (de nuevo, salvo que los estatutos prevean otra forma de adopción de acuerdos). El voto emitido fuera de esas circunstancias de tiempo, lugar y forma no puede considerarse para formar la voluntad del órgano. Es decir, no puede presumirse, por ejemplo, que alguien votó a favor porque se deduce de su conducta posterior tal voluntad (actos concluyentes).

Participar en la formación de la voluntad de la corporación. De eso trata el voto. En consecuencia, el voto no es una declaración dirigida a los otros miembros del órgano ni dirigida a la persona jurídica. No hay destinatario del voto de modo que es válido aun cuando el presidente sepa que se ha votado con reserva mental o sin voluntad de que valga el acuerdo, lo que explica que los acuerdos sociales puedan ser adoptados “por escrito y sin sesión”. El voto es irrevocable y no puede condicionarse.

Desde una concepción patrimonial de la persona jurídica, el voto es el mecanismo que permite dotar de agencia al patrimonio social mediante la participación de los socios en el órgano social que adopta las decisiones. Como dice la doctrina alemana, se imputa al patrimonio social – que carece esencialmente de voluntad - la voluntad de los socios determinada mediante una votación lo que permite considerar como voluntad de la sociedad la que resulta de dicha votación. Lo que constituirá la voluntad de la sociedad se presenta en forma de propuesta, esto es de un ‘proyecto’ de declaración de voluntad sobre el que se pronuncian para aprobarlo o rechazarlo los socios (o para abstenerse). Proclamado el acuerdo, como veremos, queda atribuida definitivamente a la ‘voluntad’ de la sociedad el contenido de la propuesta con los efectos del art. 159 LSC. Los votos no son más que ‘elementos’ o ‘componentes’ del acuerdo social y jurídicamente, declaraciones de voluntad recepticias.

Dado que no considero que haya verdaderos órganos y, por tanto, acuerdos sociales, en las sociedades de personas, el voto debe quedar reservado a las corporaciones. Cuando los socios de una sociedad de personas toman una decisión sobre el patrimonio social celebran un negocio jurídico y emiten su consentimiento a diferencia de lo que ocurre en las corporaciones según se está explicando. Por tanto, las declaraciones de voluntad de los socios de una sociedad de personas se dirigen a los demás socios mientras que los votos se dirigen al presidente del órgano (decir que se dirigen a la ‘sociedad’ es una fórmula metafórica) que viene obligado a ‘procesar’ los votos para determinar qué decisión será imputable a la sociedad. Será el estado mental del presidente (lo que sabía o no o debía saber) el relevante para la impugnación de los acuerdos proclamados por defectuosa formación de la voluntad social.

Dice Lohrman que la abstención ha sido objeto de un animado debate en la doctrina alemana, en particular respecto a su carácter de declaración de voluntad. La respuesta afirmativa parece preferible, se dice, porque « el socio que se abstiene pretende contribuir a la formación de la voluntad de la sociedad e influye en el éxito o fracaso de la propuesta (la abstención ha de computarse porque algunas normas legales la consideran relevantes a efectos de determinar si se han alcanzado quórum de votación (p. ej., es irrelevante si se requiere la mayoría ordinaria – más votos a favor que en contra – pero es relevante si se requiere que vote a favor una proporción del capital social, p. ej., mayoría absoluta, la mitad más uno, del capital social o del capital presente o representado. Puede ocurrir también que el legislador exija, en ocasiones, que se vote a favor o que se vote en contra de una propuesta para estar legitimado para demandar o coadyuvar a la sociedad demandada, de modo que no lo están los socios que se hubieran abstenido). Los que niegan el carácter de declaración de voluntad a la abstención afirman que « es una declaración explícita de no ejercer el derecho de voto ». El socio no ‘dice’ nada. No hay voluntad de efecto alguno. 

Es seguro que el socio que no participa en la reunión no emite declaración de voluntad alguna. Pero tampoco se dice que ese socio se ha abstenido y su ‘no voto’ no se computa. 

« A diferencia de la inasistencia, en el caso de una abstención declarada, hay certeza de que el titular del derecho de voto no desea que su voto se tenga en cuenta para este tema en particular » 

y, en esa medida, el socio está expresando una voluntad concreta. Es una declaración de voluntad que, sin embargo, carece de los efectos que normalmente tiene la emisión de un voto.

 Max Lohrmann, Die Anwendbarkeit der §§ 104–185 BGBauf die Stimmabgabe und den Gesellschafterbeschluss, 2019

La conjura contra España (i): la plaga de la Política sobre la Sociedad


La invasión por la Política de todos los ámbitos de la vida social está teniendo efectos desastrosos sobre el Estado de Derecho, la capacidad de las administraciones públicas para proporcionar servicios públicos de calidad a los ciudadanos y la posibilidad misma de los españoles de cooperar entre sí en la consecución de cotas más altas de bienestar.

Lo que alarma últimamente más a los que se atreven a criticar la evolución que se acaba de describir es cómo está afectando dicha hegemonía de la Política a la conversación pública.

Esta semana, agotados los españoles de discutir sobre el próximo Gobierno, la conversación se ha centrado en una escena nimia, ridícula y sin ninguna importancia ni material ni simbólica: el beso que un baboso presidente de la Federación Española de Fútbol, acusado de corrupto y ladrón, le dio a una jugadora de fútbol públicamente homosexual (¿por qué no se ha tenido en cuenta este hecho tan relevante?) que bromeó antes y después de la escena al respecto. La ‘noticia’ ha ocupado la mayor parte de los periódicos y televisiones y ha generado centenares de columnas de opinión de todos los periodistas con púlpito.

Al tiempo, estamos abriendo las tragaderas del público español para que acepte que la Política exige un nuevo sacrificio: hay que dar a los nacionalistas una amnistía y algunas decenas de miles de millones más. La Política lo exige si queremos evitar el retroceso que, para la mayoría progresista de este país supondría, que hubiera ‘turno’ en España; que, como en un país normal, socialdemócratas y democristianos/conservadores se turnaran al frente del Gobierno y que ese turno se produjera cuando, como habría que reconocer si no hubiéramos perdido la capacidad para ver la realidad, el desempeño del gobierno saliente ha sido tan – por decirlo suavemente – mediocre.

Si la pregunta sobre si la amnistía es posible en el marco de la Constitución de 1978 se hubiera formulado en 1995, nadie con prestigio habría defendido la respuesta afirmativa. Ruiz Robledo acaba de contar que, en la discusión de la Constitución, se propuso atribuir a las Cortes tal competencia y la enmienda correspondiente fue rechazada. Gimbernat hace unos pocos años explicó que una amnistía no es una ley penal con efectos retroactivos favorables para los delincuentes y Aragón, estos días, que contradice la división de poderes y hace inmunes a determinados ciudadanos frente a las leyes penales.

Pero ‘los tiempos cambian’ ha dicho el Tribunal Constitucional. Y si Conde Pumpido está dispuesto a adaptarse a los tiempos que corren ¿qué no harán muchos académicos constitucionalistas o penalistas que carecen de prestigio pero que ahora disponen de púlpito o de influencia en la conversación pública gracias a ese proceso de selección adversa que ha provocado la hegemonía de la Política en la Sociedad? ¿Cómo no vamos a encontrar académicos que defiendan que cabe la amnistía si tenemos decenas de juristas que no tienen nada que perder (nadie los contrata) y mucho que ganar (véanse los casos de Balaguer o Montalbán o el de Laura Díez o el de Dolores Delgado) si prometen anteponer las necesidades políticas de los suyos al Derecho?

Pero estos académicos que se venden al mejor postor político no son de gran valor sin la inapreciable ayuda que el gremio periodístico está prestando para consumar la invasión por la Política de toda la vida social española. La opinión publicada, esa ‘academia’ de periodistas con púlpito, está embarcada en el proyecto de igualar todas las opiniones. La misma 'selección adversa' que se ha producido en el ámbito de la Política se ha trasladado a la academia y al periodismo. Afirmar que cabe la amnistía es, para esta armada de juntaletras, una posición que merece respeto y el debate al respecto es legítimo, especialmente, si contribuye a la gobernabilidad de España y a facilitar el ‘encaje territorial’ o a promover el ‘reencuentro’ o a reflejar la ‘diversidad’ española (y la homogeneidad interna de cada una de las tribus ibéricas). Todos los grupos políticos -llevamos oyéndolo cinco años- son dignos de participar en el gobierno de España porque España no es una ‘democracia militante’; la inmersión lingüística es una forma de promoción y defensa del catalán y de proteger la diversidad española y el Cupo vasco no es un privilegio sino una expresión del principio de autonomía; los terroristas no necesitan arrepentirse para poder sentarse a la mesa de la casa del padre porque, de nuevo, ‘no somos una democracia militante’ pero el fascismo ha de ser combatido y hay que hacer un ‘cordón sanitario’ a la extrema derecha y no tolerar que ningún acto machista, de acuerdo con nuestra definición de lo que es tal cosa, quede sin reproche penal.

En un país civilizado, la conversación pública se produce en torno a algunas – pocas – reglas: no mentir (y denunciar al mentiroso) es la más obvia. Pero otra es que no se pueden poner permanentemente en discusión los consensos, de modo que la communis opinio doctorum tiene a su favor la carga de la argumentación. Si hasta 2023 se ha tenido por indiscutible que la amnistía no cabe en la Constitución, los que pretendan lo contrario han de levantar una pesadísima carga argumentativa. Y los humanos, que no nos dejamos engañar fácilmente, habremos de ser muy desconfiados cuando sospechamos, con razón, que los que defienden que la amnistía es admisible lo hacen porque están inmersos en un terrible conflicto de interés que tiene su origen en que anteponen la Política a cualquier otra consideración. Por eso, magistrados como Conde-Pumpido, Campo o Laura Díez carecen de legitimidad para decirnos a todos los españoles si una amnistía es o no inconstitucional y no deberían haber aceptado el nombramiento.

España va a la deriva. El futuro es tenebroso; el futuro español es italiano, griego, portugués en el mejor de los casos y no será peor – latinoamericano – porque permanecemos en la Unión Europea. Los españoles acabamos de votar ese futuro. Hemos votado por la continuidad de la supremacía de la Política sobre el Derecho y la Sociedad civil; hemos votado que nos preocupa más la extrema derecha que los nacionalistas y que no nos preocupa la creciente incapacidad del Estado para prestar servicios públicos de calidad. Que nos basta con que el Estado siga pagando las pensiones y los salarios públicos.

martes, 29 de agosto de 2023

Citas: Secret Hitler, sesgos cognitivos, gestoras de inversión, feminismo, inteligencia artificial y el imperativo categórico

foto: JJBose

No te contradigas

"En el centro de las consideraciones morales de la conducta humana está el yo; en el centro de las consideraciones políticas de la conducta humana está el mundo. Si despojamos a los imperativos morales de sus connotaciones y orígenes religiosos, nos quedamos con la proposición socrática:  Es mejor sufrir el mal que hacer el mal, y su extraña justificación: "Porque es mejor para mí estar en desacuerdo con el mundo entero que, siendo uno, estar en desacuerdo conmigo mismo". Sin embargo, podemos interpretar esta invocación del axioma de no contradicción en cuestiones morales como si se tratara del mismo imperativo: No te contradigas, es axiomático para la lógica y la ética (que por cierto sigue siendo el principal argumento de Kant para el Imperativo Categórico), una cosa parece clara: la presuposición es que vivo no sólo con los demás, sino también conmigo mismo, y que esta unión de uno consigo mismo, por así decirlo, tiene prioridad sobre todas las demás. La respuesta política a la proposición socrática sería: Lo importante en el mundo es que no haya mal; sufrir el mal y hacerlo son igualmente malos. Donde el lenguaje religioso habla del alma, el lenguaje secular habla del yo".

Hanna Arendt, Collective Responsibility, en Amor Mundi 1987

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Organización social

"la organización social se produce cuando la variedad potencial del comportamiento humano se restringe de forma que se excluyen algunas posibilidades y se permiten otras"

Vincent Ostrom

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La feminización y masculinización de la sexualidad

La secta trans ofrece una sorprendente ironía histórica: hombres biológicos promueven juegos de estatus típicamente femeninos para destruir los derechos de las mujeres (con el apoyo entusiasta de muchas mujeres jóvenes). Es una prueba más de que el femenino no es el sexo solidario. Las mujeres en los primeros tiempos del Cristianismo que buscaban la salvación apoyaron la destrucción de los derechos y las oportunidades profesionales de las mujeres en los siglos IV y V del Imperio Romano. El cristianismo hizo algo grande por las mujeres: feminizó la sexualidad. Impuso una ética de castidad a los hombres. Nada de sexo fuera del matrimonio significaba nada de sexo sin compromiso de vida monógama en común. El cristianismo también santificó la síntesis romana del matrimonio unipersonal, la ausencia de grupos de parentesco, la ley como obra humana, la prohibición del matrimonio entre primos (consanguíneos), el consentimiento femenino para el matrimonio y los derechos hereditarios. En el camino, sin embargo, las mujeres de clase alta perdieron oportunidades profesionales y acceso al aborto, la anticoncepción y el divorcio: un conjunto de restricciones que se reforzaban mutuamente.

La Revolución Sexual permitió a las mujeres adquirir un control unilateral sobre su fertilidad, y restaurar la separación entre sexo y compromiso de fidelidad. El resultado fue la masculinización de la sexualidad. Las normas y las oportunidades del sexo pasaron del compromiso obligatorio (la ética del no sexo fuera del matrimonio) al sexo como actos independientes de placer catártico. Esto condujo a un colapso de la convergencia histórica entre las mujeres y la Iglesia e inició una repaganización en curso de las sociedades occidentales.

Esto es algo que el progresismo ("wokery") posterior a la Ilustración ejemplifica y a la vez resiste. En cierto modo, el progresismo posterior a la Ilustración se resiste a la repaganización, porque es una herejía cristiana y comparte con el cristianismo la valorización de los débiles y los marginales. La posición pagana romana por defecto era respetar la belleza, la fuerza y el éxito como signos de superioridad general. En otros sentidos, el progresismo posterior a la Ilustración fomenta la repaganización: promueve una sacralización inmanente (este mundo) y no trascendente (el otro mundo). Las mutilaciones hormonales y quirúrgicas de la secta trans son marcadores sacrificiales de sacralidad basada en este mundo, no en la eternidad. En relación con esto, una cultura sexual altamente competitiva, masculinizada y basada en las aplicaciones informáticas para ligar produce un desprecio clásicamente pagano por los perdedores: pensemos en los tan denostados incels.

Pasa desapercibido cómo la concepción de una psicología de género estereotipa atrozmente lo que es ser mujer u hombre en un grado que haría sonrojar a un patriarca del siglo XIX. Un marimacho no es una chica, sino un chico que lucha por realizar su naturaleza interior. ¿Cómo lo sabemos? ¿Porque les gustan más las cosas de chicos que las de chicas? ¿Y qué son las cosas de chicos? ¡Que se desaten los estereotipos! Dejemos que la imagen de lo que es ser mujer u hombre lo domine todo. Así, el objetivo feminista de liberar a las mujeres y a las niñas de los estereotipos restrictivos se desvanece en un santiamén. Flota en un mar de intervenciones quirúrgicas y hormonas de por vida.

La secta trans se alimenta del feminismo y lo niega, del mismo modo que el progresismo posilustrado se alimenta del cristianismo y de la civilización occidental y los niega a ambos.

Lorenzo Warby, The Transcult: II: Extending a feminist revolt against biology, 2023

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Inteligencia artificial

Otra posible razón por la que el entrenamiento con la predicción de la siguiente palabra (token) funciona tan bien es que el lenguaje en sí es predecible. Las regularidades en el lenguaje a menudo (aunque no siempre) están conectadas con las regularidades en el mundo físico…… Por lo tanto, cuando un modelo de lenguaje aprende sobre las relaciones entre palabras, a menudo también aprende implícitamente sobre las relaciones en el mundo…

Tradicionalmente, un gran desafío para construir modelos de lenguaje era descubrir la forma más útil de representar diferentes palabras, especialmente porque los significados de muchas palabras dependen en gran medida del contexto….

… El enfoque de predicción de la siguiente palabra permite a los investigadores eludir este espinoso rompecabezas teórico convirtiéndolo en un problema empírico. Resulta que si proporcionamos suficientes datos y potencia informática, los modelos de lenguaje terminan aprendiendo

… mucho sobre cómo funciona el lenguaje humano simplemente descubriendo la mejor manera de predecir la siguiente palabra. La desventaja es que terminamos con sistemas cuyo funcionamiento interno no entendemos completamente”

Timothy Lee & Sean Trott, Large language models, explained with a minimum of math and jargon, 2023

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Los placebos

en realidad somos muy racionales, pero conseguimos convencernos, por diversas razones (perfectamente racionales) y utilizando diversas tácticas, de que éramos idiotas indefensos.

Los placebos tienen una función perfectamente válida en los ensayos controlados aleatorios: son un intento de imitar el "ruido", o la variación natural, de todos los aspectos del proceso de tratamiento distintos del que se cree que es eficaz, incluido el tiempo. Blease et al. explican la distinción:

‘Antes de revisar los resultados de los estudios con placebos abiertos y no engañosos (OLP: ‘open label placebos’), es crucial delimitar claramente dos usos distintos del término placebo. El primero es el uso de placebos en las pruebas controladas aleatorizadas PCA. En este caso, a menudo se entiende que el término se refiere a un cierto tipo de "cosa" (por ejemplo, inyecciones salinas o pastillas de azúcar). En sentido estricto, esta interpretación es incorrecta: más bien, los placebos en las PCA deben concebirse como herramientas metodológicas, ya que su función es duplicar el "ruido" asociado a los ensayos clínicos, incluida la remisión espontánea, la regresión a la media, los efectos Hawthorne y los efectos placebo. Entendidos correctamente, estos tipos de placebos se utilizan como controles diseñados específicamente para evaluar la diferencia -si la hay- entre un grupo de control y un tratamiento concreto sometido a escrutinio. Idealmente, en los PCA, los controles deben imitar el aspecto y la modalidad del tratamiento o la intervención médica concretos que se investigan. Por el contrario, los placebos en contextos clínicos son intervenciones que pueden ser administradas intencionadamente o no por los profesionales con el objetivo de aplacar a los pacientes y/o de provocar efectos placebo’.

……

Trucos de salón de los sesgos cognitivos. Los ‘empujoncitos’ (nudge) son sólo formas de primar (priming).

Los estudios sobre los efectos de los empujoncitos no consiguen ser replicados… en el mundo real, los efectos son mucho menores que en los estudios académicos, y los que parecen eficaces tienden a compartir una curiosa característica: operan sobre la racionalidad más que sobre la automaticidad. Por ejemplo, uno de los más eficaces parece ser que el Gobierno envíe cartas claras explicando o recordando lo que quiere que la gente haga. A mí eso me parece más sentido común y respeto que un "empujoncito"… Cualquier cosa "conductista" (economía, finanzas, etc.) tiende a reducirse a explicaciones de automatismo.

No puedo repasar todos los sesgos cognitivos pero daré un patrón básico de cómo creo que se producen por la academia

En primer lugar, se diseña un experimento o prueba en el que las personas obtienen "malos resultados" en algún aspecto o dimensión específicos. Puede ser una lista de loterías con diferentes estructuras de pago (véase, por ejemplo, esta investigación de los problemas con un célebre modelo matemático de Kahneman y los experimentos asociados), o la famosa demostración del "efecto dotación" que muchos de nosotros experimentamos en primera persona, en la que se nos da un pequeño regalo único, como una taza, y luego se nos avergüenza por no ser lo suficientemente "racionales" sobre su valor cuando se nos invita a cambiarlo por el regalo de otra persona  (v., aquí, aquí)

En segundo lugar, este pequeño experimento, y sus variantes, se generalizan a la totalidad del comportamiento humano. Tal vez un estudio sobre "conversación" implique a desconocidos charlando en un laboratorio sobre las respuestas a preguntas de trivialidades, y los investigadores descubran que no tiene ningún efecto sobre el acierto en las respuestas a las preguntas por los participantes. Esto se puede generalizar diciendo que "las conversaciones no sirven para nada" en general, y añadiendo, quizá, un "sesgo de conversación", y que la gente se pavonea de que no le gustan las reuniones en el trabajo.

Así, tenemos la confirmación científica de que existe un "sesgo". Esto suele ser confuso, porque, por ejemplo, si el "efecto dotación" se produjera en circunstancias normales, los mercados se paralizarían y no podrían funcionar, porque todo el mundo valoraría más lo que ya posee que a quien no lo posee.

Una solución a este tipo de problemas, tanto en la investigación de sesgos cognitivos como en la de priming, es decir que se ha encontrado una "condición límite" en lugar de que no se ha encontrado el efecto. Las "condiciones límite" son un tipo de coartada similar a los análisis de "mediadores" o "subgrupos", especialmente en estudios pequeños que no tienen potencia (número de casos estudiados elevado) para detectarlos.

En general, creo que la racionalidad es un mejor supuesto de partida para el comportamiento humano, y deberíamos exigir muchas pruebas de una desviación importante y generalizada de la racionalidad.

Desde una perspectiva evolutiva, (afirmar que los humanos actuamos irracionalmente y afectados por sesgos) parece un mal diseño. Sugiere que algún ancestro nuestro estaría cazando con su padre anciano padre, y que el hecho de mirarlo le induce a caminar más despacio y a ser incapaz de recordar en qué estaba pensando o qué estaba haciendo; que estás en tu trabajo y ves la palabra ‘babero’ y empiezas a gatear por el suelo; Que estás en la tienda de comestibles y compras helado no porque tenga un sabor delicioso y agradable, sino porque el embalaje te provocó una sensación de calor y verano y te provocó la necesidad subconsciente de refrescarte. Te enteras de que tu receta de Adderall se compró con un descuento en el seguro y de repente te provoca que pierdas el 40 % de tu capacidad mental.

A literal banana, Against Automaticity, 2023

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¿Qué pasa con la retribución de los administradores sociales cuando un fondo de inversión de ‘private equity’ se convierte en una sociedad cotizada

La típica gestora de fondos de inversión privada es una sociedad no cotizada cuyas acciones pertenecen en su mayor parte a su fundador (que es también el responsable de inversiones y el consejero delegado), y la expectativa cultural general es que las personas que dirigen grandes gestoras de fondos de inversión privada cobran la mayor parte de las comisiones de esos fondos y se enriquecen mucho. Pero si la gestora de fondos de inversión cotiza en bolsa, entonces el responsable de inversiones y el Consejero-Delegado no son los mayores accionistas. La sociedad pertenece a los accionistas dispersos que suscribieron las acciones.

Pero el  Consejero-Delegado y el responsable de inversiones de una sociedad gestora cotizada sigue siendo el que controla las inversiones y quiere ser tratado, y pagado, como un gran gestor de fondos que no cotizara en bolsa y el consejo de administración, al fijar su salario, se inclinará a compararlo con el de otros gestores de grandes fondos de cobertura, por lo que acabarán recibiendo no todas las comisiones que pagan los inversores por la gestión de sus fondos pero una cantidad bastante próxima a la cuantía de esas comisiones lo que deja muy poco para los accionistas dispersos que son los verdaderos dueños de la compañía cotizada. 

Por otro lado, la sociedad cotiza en bolsa, de modo que cualquiera puede comprar sus acciones y hacer una OPA. Si alguien cree que puede dirigir una gestora de inversiones mejor, una buena estrategia podría consistir en 1. Comprar las acciones en bolsa por cero dólares y, a continuación, despedir al consejero-delegado, nombrarse a uno mismo y pagarse a uno mismo el sueldo que venía cobrando el anterior.

Matt Levine, Could Sculptor Be Better, or Cheaper? 2023

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Los fascistas (populistas) cooperan mejor entre sí que los demócratas-liberales porque pueden mentir y la gente sigue sin votar popperianamente

Secret Hitler es un juego de deducción social para 5-10 personas sobre encontrar y detener a Hitler y evitar la toma del poder por los fascistas. Los jugadores se dividen secretamente en dos equipos: los liberales, que tienen mayoría, y los fascistas, que están ocultos para todos menos para los demás fascistas. Si los liberales pueden aprender a confiar unos en otros, tienen suficientes votos para controlar las elecciones y salvar la democracia. Pero los fascistas mentirán si hace falta para ser elegidos por los liberales como compañeros de viaje y así, ganar el juego.

… afirma Bartels… que las desafortunadas políticas de coalición o los cambios institucionales son la verdadera explicación de por qué la extrema derecha llega al poder. La primera ministra italiana Giorgia Meloni estaría de acuerdo: la impresionante mayoría obtenida en Italia por la coalición de derecha en las elecciones de septiembre pasado no fue consecuencia de un cambio dramático en las preferencias de los votantes, sino de la espectacular incapacidad de los líderes de la izquierda italiana para cooperar y confiar los unos en los otros. Polonia no es diferente. Las elecciones siguen siendo para que los partidos principales pierdan en lugar de para que los extremistas ganen.

La gente puede tolerar un gobierno autoritario, pero no elige un gobierno autoritario si hay otra opción a su disposición. Las recientes elecciones europeas han demostrado que Bartels tiene razón: los demócratas suecos de extrema derecha no lograron ganar las elecciones de su país, y en España, Vox lo hizo mucho peor de lo que los encuestadores habían predicho

Cuando le pregunté a mi hijo por qué era más divertido ser fascista en el juego ‘Secret Hitler’, no dudó en su respuesta: los fascistas juegan en equipo, dijo, mientras que los liberales van cada uno a lo suyo. Son sus peores enemigos y están paralizados por la sospecha y la desconfianza.

Tiene razón: no es divertido desconocer quiénes son tus aliados, pero lo que el ejemplo de Hungría nos enseña es que si los liberales pierden en Secret Hitler, la derrota es definitiva.

Ivan Kraster, Secret Hitler and the risks of real-life liberal confusion, Financial Times, 2023

lunes, 28 de agosto de 2023

Las cartas intercambiadas entre Scholem y Arendt a raíz de la publicación de Eichmann en Jerusalén


foto: Elena Alfaro

Ruiz Miguel, en esta entrada del Almacén de Derecho hace referencia a la polémica que siguió a la publicación del libro de Hanna Arendt que recoge el autor citado al final. Ruiz Miguel cree que Arendt fue víctima de la "decepción", una forma de autoengaño. 

Eichmann decepcionó a Arendt, que habría acudido al juicio de Jerusalén bajo la suposición de que iba a observar a un monstruo, a la encarnación del diablo: su actitud y sus declaraciones en el juicio la convencieron de que estaba ante un ser normal y corriente que había cometido delitos monstruosos por motivos banales. Si esto fuera así, la decepción le habría jugado una mala pasada a una pensadora que extremó su envidiable y habitual originalidad y valentía intelectual en una tesis exorbitada. Lo que quizá enseñe que la decepción por un exceso de imaginación puede llevarnos a perder el equilibrio.

Eichmann era, realmente, un monstruo.

Entre los que criticaron a Arendt estaba Geshom Scholem. Así resume la polémica Ezra:

El académico Gershom Scholem, amigo de Hannah Arendt, la acusó de utilizar un "tono despiadado, a menudo casi burlón y malicioso". Su relato", escribió, "deja de ser objetivo y adquiere tintes de malicia". Scholem explicó por qué el libro molestó tanto al menos a los críticos judíos: En la tradición judía existe un concepto, difícil de definir y sin embargo suficientemente concreto, que conocemos como Ahabath Israel: "Amor al pueblo judío....". En ti, querida Hannah... encuentro pocos rastros de esto". Puesto que el tema era la destrucción de un tercio del pueblo judío, 'simpatizo poco con ese tono -bien expresado por la palabra inglesa "trivializar"- que empleaste tan a menudo en el curso de tu libro. Es inimaginablemente inapropiado para el asunto del que habla'.

En la primera edición del libro, posteriormente modificada, Arendt se había referido a Leo Baeck 'que a los ojos de judíos y gentiles era el "Führer judío"'. Scholem atacó: 'el uso del término nazi en este contexto es suficientemente revelador. No se habla, por ejemplo, del "líder judío", que habría sido a la vez apropiado y libre de la connotación horrorosa de la palabra alemana - se dice precisamente lo que es más falso y más insultante". Scholem continuó acusando a Arendt de "voluntad demagógica de sobredeclaración". Añadió que "su descripción de Eichmann como "converso al sionismo" sólo podía provenir de alguien que sintiera una profunda aversión por todo lo que tuviera que ver con el sionismo....". Equivalen a una burla del sionismo; y me veo obligado a llegar a la conclusión de que ésa era, de hecho, su intención". 

Arendt respondió a Scholem sin disculparse: Tiene usted toda la razón: no me mueve ningún 'amor' de este tipo, y por dos razones: Nunca en mi vida he "amado" a ningún pueblo o colectivo: ni al pueblo alemán, ni al francés, ni al americano, ni a la clase obrera ni nada por el estilo. De hecho, sólo "amo" a mis amigos y el único tipo de amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas. En segundo lugar, este "amor a los judíos" me parecería, puesto que yo mismo soy judía, algo bastante sospechoso .... No "amo" a los judíos, ni "creo" en ellos; simplemente pertenezco a ellos como algo natural, más allá de toda discusión o argumento. 

Además de defenderse en otros puntos que Scholem había planteado, Arendt profundizó en su opinión sobre los Consejos Judíos: Dije que no había posibilidad de resistencia, pero existía la posibilidad de no hacer nada. Y para no hacer nada no hacía falta ser un santo, bastaba con decir: Soy un simple judío y no deseo desempeñar ningún otro papel.... Estas personas seguían teniendo una cierta y limitada libertad de decisión y de acción. Del mismo modo que los asesinos de las SS también poseían, como ahora sabemos, una elección limitada de alternativas. Podían decir: "Deseo ser relevado de mis deberes asesinos", y no les pasaba nada. Puesto que estamos tratando de política de hombres, y no de héroes o santos, es esta política de 'no participación'... la que es decisiva si empezamos a juzgar, no al sistema, sino al individuo, sus elecciones y argumentos.

 The Eichmann Polemics: Hannah Arendt and Her Critics Michael Ezra, Democratiya 9 | Summer 2007

Las instituciones articulan la cooperación entre individuos dirigida a aumentar la cooperación entre individuos

foto: JJBOSE
 ... las instituciones son una forma de cooperación de segundo orden: a través de las instituciones, la gente coopera para aumentar la cooperación...

… los dilemas cooperativos varían en dificultad. Algunos dilemas cooperativos son difíciles de resolver, porque la tentación de hacer trampas (de comportarse como un gorrón) es alta, porque es poco probable que se pille a los tramposos o porque el dilema implica a muchos individuos extraños entre sí. Otros dilemas cooperativos son fáciles, porque la cooperación es barata, los comportamientos son observables y las interacciones se producen en pequeños grupos de individuos emparentados.

Los humanos no tienen por qué resolver directamente los problemas de cooperación difíciles. Pueden intentar solucionarlos indirectamente

… pueden diseñar otra interacción cooperativa que sea más fácil de resolver (por ejemplo, porque los comportamientos son más observables) y que genere nuevos incentivos para la cooperación cuando se aborda el dilema difícil (por ejemplo, organizando el control de los gorrones)…

Ponen el ejemplo del Japón rural y la sobreexplotación de los montes comunales

En el Japón rural, los aldeanos necesitaban cooperar para preservar los bosques comunales de la sobreexplotación... El problema de la cooperación era difícil: a cada aldeano le interesaba mucho sobreexplotar el monte comunal y era difícil controlar que nadie lo hiciera. Para resolver este difícil problema, las aldeas contrataron a monitores especializados llamados detectives, generando así nuevos incentivos para la cooperación. Esta institución era en sí misma una empresa cooperativa: para que todo funcionara, los detectives tenían que cooperar ellos mismos, en lugar de dejarse sobornar o imponer sanciones injustas. Afortunadamente, se trataba de un puesto muy prestigioso.

El prestigio del puesto (las ventajas asociadas al mismo y, por tanto, el riesgo de perderlas si los ‘detectives’ se dejaban sobornar y eran descubiertos) generaba en los detectives los incentivos para cumplir. Al “organizar” o “establecer” la nueva institución, los campesinos japoneses habían resuelto un problema de cooperación ‘difícil’ por una vía indirecta: no mediante la reciprocidad sino mediante la fundación de una ‘institución’. Una vez establecida, el problema de cooperación se resolvía fácilmente.

Nuestro modelo se centra en individuos que pueden cooperar de dos formas distintas: unas veces pueden beneficiar directamente a otro (cooperación de primer orden) y otras contribuir a una institución (cooperación de segundo orden). En ambos casos, el único beneficio que obtienen… es de reputación. Cada vez que se observa que un individuo coopera, ya sea en el primer o en el segundo orden, mejora su reputación y es más probable que sus socios confíen en él en el futuro.

Pues bien, el establecimiento de un institución permite acumular

… las contribuciones individuales y transformarlas en incentivos para la cooperación de primer orden… la institución amplía el ámbito de la cooperación basada en la reputación, para resolver dilemas cooperativos difíciles que no podrían resolverse directamente. Y lo que es más, demostramos que la cantidad de cooperación adicional generada por la institución varía con su eficiencia: la cantidad de incentivos que la institución produce por cada dólar que recibe.

Las instituciones son

tecnología social. Al igual que un sistema de poleas ayuda a levantar cargas pesadas con el mínimo esfuerzo, las instituciones maximizan el potencial de los incentivos de reputación, ayudando a los seres humanos a abordar problemas de cooperación difíciles que la reputación no podría resolver directamente… la institución depende de las contribuciones individuales. Cuantos más individuos estén dispuestos a contribuir a la institución, más incentivos podrá producir. Como era de esperar, los individuos que tienden a aceptar los costes de ayudar a sus compañeros en relaciones diádicas (cooperación de primer orden) también tienden a asumir los costes de la cooperación de segundo orden (en nuestro modelo, se trata de individuos suficientemente pacientes)… la eficacia de las instituciones sobre la cooperación depende, en primer lugar, de la disposición de los individuos a cooperar.

Los individuos más pacientes – con mayor disposición a contribuir hoy para obtener los beneficios de la cooperación en el futuro – poblarán en mayor medida las instituciones de manera que “poblaciones más pacientes tienen más probabilidades de sostener una institución” lo que permite dar cuenta de la influencia del llamado ‘capital social’ en el desarrollo económico. Si los individuos pueden confiar en que los demás también contribuirán generosa y pacientemente, las ganancias sociales y, consiguientemente, individuales se maximizan. Y en mayor medida si la Sociedad ha salido de la subsistencia y las necesidades básicas están cubiertas (menor aversión a emprender proyectos de valor positivo pero alto riesgo y mayor paciencia y capacidad de confiar en los demás) de ahí que haya correlación entre pobreza y corrupción:

los líderes políticos sean más corruptos cuando sus votantes son pobres y que los individuos más pobres paguen sobornos a los funcionarios del gobierno con más frecuencia… Mientras que las dificultades económicas allanan el camino para una corrupción duradera y las instituciones corruptas también pueden conducir a dificultades económicas

Dos conclusiones

1º Si los dirigentes sociales han de rendir cuentas, la reputación como mecanismo de garantía del cumplimiento puede funcionar a nivel colectivo como funciona en las relaciones diádicas (reciprocidad)

2º “al agrupar a los individuos en unidades de nivel inferior, las corporaciones anidadas garantizan que la reputación pueda seguir actuando como un fuerte incentivo aunque aumente el número total de individuos”

Lie-Panis, Julien & Fitouchi, Léo & Baumard, Nicolas & André, Jean-Baptiste. A model of endogenous institution formation through limited reputational incentives (2023).

miércoles, 23 de agosto de 2023

Citas: culpabilidad, Barbie, crecimiento e innovación

 "Solo hay un hombre valiente en Alemania, y es búlgaro"

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¿Cuál es el delirio macroeconómico número 1? Si el Estado hace lo bastante por el lado de la demanda, puede solucionar los problemas macroeconómicos y garantizar el pleno empleo.

Tyler Cowen 

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Economías de red como barrera de entrada protectora de Twitter

Threads malinterpretó qué es lo que hace que Twitter sea tan atractivo. La gente no visita Twitter a pesar de la toxicidad de las relaciones entre los usuarios sino precisamente por esa razón. La mayoría de nosotros nos aburrimos durante el día y anhelamos un poco de drama de bajo riesgo, y la esencia del drama es el conflicto. Al igual que con el tabaquismo, el conocimiento de que estás inhalando algo poco saludable es, perversamente, parte del atractivo. Threads porporciona lo que promete, y ese es su problema.… Musk parece decidido a demostrar que no necesita un competidor para echarlo del negocio, porque puede hacerlo él mismo. ¿Cuán mal puede hacerlo X antes de que el descontento de sus usuarios supere a la inercia y suficientes usuarios se vayan y acaben con ella? 


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¿Puede un ser humano juzgar imparcialmente delitos contra la Humanidad?

Desde el mismo inicio del juicio, el doctor Servatius había impugnado la imparcialidad de la sala. En su opinión, ningún judío podía juzgar a los ejecutores de la Solución Final, a lo que el presidente replicó: «Somos jueces profesionales, acostumbrados a valorar las pruebas practicadas ante nosotros, y a cumplir nuestra misión ante la opinión pública y la pública crítica... Cuando una sala de justicia juzga, los magistrados que la componen son hombres de carne y hueso, con sentidos y sentimientos, pero la ley les obliga a sobreponerse a sus sentidos y sentimientos. Si no fuera así, resultaría imposible hallar al hombre capaz de juzgar un caso criminal susceptible de producirle horror... No cabe negar que el recuerdo del holocausto llevado a cabo por los nazis conmueve a todos los judíos, pero mientras este caso esté en trance de juicio ante nosotros, tenemos el deber de sobreponemos a nuestros sentimientos, y sabremos cumplir con este deber».

Hanna Arendt, Eichmann en Jerusalén. 1963:

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"Es muy agradable sentirse culpable cuando uno sabe que no ha hecho nada malo" (y que no va a sufrir ningún castigo, habría que añadir)

Arendt, ibidem.

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Scott Aaronson sobre Barbie

 Lo que me pareció más extraño es que se trata de una película sobre las relaciones entre hombres y mujeres, claramente dirigida a adultos, pero en la que el sexo, el deseo sexual y la reproducción se han dejado de lado explícitamente, dadas las constantes bromas sobre las Barbies y las Kens que carecen de genitales y no saben para qué sirven. Sin ninguna de las realidades biológicas que diferencian a los hombres de las mujeres o que (a menudo) hacen que busquen la compañía del otro, se hace realmente difícil dar sentido a los argumentos cargados de ironía de la película sobre el feminismo y el patriarcado. En Barbieland, hombres y mujeres son sólo dos tribus, una obsesionada con las cervezas, el futbolín, la guitarra y El Padrino; la otra con los zapatos, los peinados y la guerra contra la celulitis. No hay ninguna razón para que haya conflicto entre ambos.

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La mayor parte del crecimiento económico proviene de la innovación, no de la acumulación de capital o mano de obra. Y las tasas de innovación se deben principalmente a dos factores que compiten entre sí. Por un lado, elegimos los resultados que están al alcance de la mano en primer lugar. Por otro lado, podemos perseguir más fácilmente ideas innovadoras cuando nuestro mundo es más rico, tiene mejor tecnología y sabe más. Si el primer factor dominara, el crecimiento se desaceleraría, mientras que si predomina el segundo, el crecimiento se aceleraría. Pero, de hecho, aparte de unos pocos saltos raros a formas de crecimiento mucho más rápidas, el crecimiento ha sido aproximadamente exponencial, ni acelerado ni desacelerado. Así que parece que estos factores en competencia se equilibran entre sí.  

Robin Hanson

martes, 22 de agosto de 2023

El mecanismo cultural que resuelve dilemas cooperativos fáciles puede ser reforzado para resolver dilemas cooperativos difíciles

 

foto: JJBOSE

La paz es la solución a un dilema cooperativo. En sociedades pequeñas, así como en las bandas urbanas, la guerra, al igual que la deserción, pasa factura a todo el grupo; sin embargo, es beneficiosa para ciertos individuos. Si nada mantiene a raya a estos individuos, la guerra es el único equilibrio de Nash... porque a ciertos individuos les resulta beneficioso hacer trampas incluso teniendo en cuenta el coste reputacional de desviarse del comportamiento pacífico… un dilema cooperativo para el que la reputación no proporciona incentivos suficientes.

Para lograr la paz, los seres humanos necesitan crear incentivos adicionales…Nuestra solución es… aprovechar la reputación...

para aumentar la “potencia” de la reputación como mecanismo para facilitar la acción colectiva y resolver un dilema social. Se trata de resolver el dilema cooperativo “difícil” a partir de una institución preexistente que resuelve dilemas cooperativos “fáciles” aplicándola al dilema cooperativo “difícil”. Una de estas instituciones es el “líder informal” dicen los autores.

Piénsese en un conflicto entre socios de una sociedad. A menudo, la mejor forma de resolverlo pasa por recurrir a los buenos oficios de un tercero que tenga reputación, esto es, inspire la confianza de todos los socios aunque la haya ganado en otro contexto. Por ejemplo, se trata de una sociedad familiar y todos los socios son hermanos. El padre, la madre o cualquier pariente de la generación anterior (tíos, abuelos) puede apoyarse en su reputación de tratamiento equitativo de todos los hermanos para moverlos a alcanzar un acuerdo. Esa misma reputación de la que disfruta el pariente le genera los incentivos para intentarlo (si hay beneficios materiales o morales asociados al disfrute de tal reputación) y para intentar no fracasar o comportarse de forma parcial o egoísta.

Los líderes informales, por ejemplo, parecen incentivados por la reputación. En las sociedades a pequeña escala, el liderazgo se asocia con el estatus social y el prestigio. Los líderes tienden a disfrutar de un alto capital social  y de elevados beneficios sociales y materiales. Los líderes tienen mucho que perder si desertan. Si hacen trampas y promueven una guerra en beneficio propio a expensas del colectivo, corren el riesgo de perder su puesto y todos los beneficios que ello conlleva…. La paz con otro grupo es sólo un ejemplo de cooperación a gran escala. La guerra junto a ese grupo contra otra coalición es otro de esos casos. Ambas dependen de la capacidad… de resolver un dilema cooperativo de segundo orden.

Julien Lie-Panis & Jean-Baptiste André, Commentary on Glowacki (forthcoming). The evolution of peace. Peace is a form of cooperation, and so are the cultural technologies which make peace possible, 2023

Cómo generar reciprocidad en sociedades de gran tamaño

Gordon Bennet, Self portrait #8 2003

Los autores describen cuatro estrategias que permiten “escalar” la cooperación en sociedades de gran tamaño, es decir, conseguir niveles intensos de cooperación en el seno de Sociedades del tamaño y complejidad de las históricas (varios millones de personas que intercambian y actúan coordinadamente – especialmente en la guerra –). Estas cuatro estrategias (o “palancas de la reciprocidad” como las llaman los autores, esto es, como estrategias que permiten resolver los problemas sociales de coordinación y acción colectiva en sociedades de gran escala) son

  • la formación de subgrupos (nested grouping),
  • la aplicación descentralizada de las reglas que sustentan la cooperación (decentralised enforcement) sobre la base de información distribuida localmente;
  • la aplicación centralizada de las normas acompañada de la centralización del poder de coacción (centralised enforcement and coercive power)
  • reglas formales, diríamos, jurídicas.

El punto de partida es que el comportamiento altruista (la conducta a coste para uno que beneficia a otro) lo sostiene, prima facie, la relación genética entre dos individuos (parentesco). Esta relación genética vincula no sólo a los parientes colaterales sino también a “un individuo vivo hoy y sus parientes no nacidos en el futuro, ya que la selección natural puede centrarse en los efectos fenotípicos de un actor potencialmente hasta cientos de generaciones en el futuro”

La consecuencia es que (i) no se espera que los individuos se comporten sistemáticamente de forma altruista con los no parientes, y por tanto no por el bien común, a menos que se les incentive a hacerlo”. O sea, los humanos son individuos egoístas pero que responden a incentivos para desplegar conductas altruistas y mutualistas. Las sociedades a gran escala se sostienen gracias a la especialización/división del trabajo y los intercambios, actividades que tienen, como presupuesto, un comportamiento cooperativo que es costoso dada la existencia de conflictos de interés; (ii) “los individuos tenderán a buscar recompensas para sí mismos y sus parientes, ya que esto aumenta la supervivencia y posibilidades de reproducción”. Las recompensas incluyen no solo los bienes sino “el conocimiento, la reputación, la influencia que se correlacionan con el poder, que, a su vez, correlaciona con la reproducción y el acceso a los recursos que mejoran la supervivencia” del individuo y su linaje.

La hipótesis de los autores es que una Sociedad de cualquier tamaño puede alcanzar altos niveles de cooperación (resolver los dilemas sociales) a través de instituciones que proporcionen a los individuos los incentivos adecuados. Básicamente, que permitan el funcionamiento de la reciprocidad como regla de conducta social. La reciprocidad actúa, inicialmente, en relaciones diádicas: hoy por ti y mañana por mi. El amor con amor se paga etc. La mutualidad se basa en la reciprocidad: procuro un beneficio a mi compañero a cierto coste para mi porque espero recibir un beneficio en el futuro de mi compañero. La reciprocidad sostiene relaciones cooperativas que son juegos de suma positiva (la “prestación” de mi compañero vale más para mi de lo que le cuesta a él y viceversa porque, por ejemplo, cuando yo presto he tenido suerte en la caza y cuando recibo su prestación he sufrido un accidente que me tiene inválido).

Para que la reciprocidad pueda sostener la cooperación es imprescindible “que los humanos se enfrenten a situaciones de interacción recurrentes”, que se repitan. Se generan así “incentivos intertemporales” que permiten que la cooperación sea un equilibrio:

…los incentivos intertemporales implican un equilibrio entre los beneficios presentes y futuros, en el que los costes individuales presentes deben equilibrarse de un modo u otro con los beneficios futuros que dependen del comportamiento actual del actor. Este mecanismo de cooperación contingente se denomina genérica y coloquialmente "principio de reciprocidad".

¿Por qué si la reciprocidad es diádica ‘escala’ fácilmente? Porque, indirectamente, pasa de ser diádica a ser colectiva gracias a la construcción de una reputación individual como buen cooperador que se extiende mediante la observación, el ‘cotilleo’ y la generación de un ‘mercado’ de parejas sexuales y ‘laborales’.

Si A ve que B ayuda a C cuando C lo necesita, A ayudará a B cuando B lo necesite si cree que, en el futuro, podrá necesitar de la ayuda de B etc.

Naturalmente, cuando el grupo se hace tan grande que estas relaciones directas y frecuentes y observables por todos no son posibles, es necesario crear ‘subgrupos’ (bandas que viven en un campamento en el caso de los grupos étnico-lingüísticos de un grupo de cazadores-recolectores). Es lo que los autores llaman “nested grouping” u organización de la Sociedad en “subgrupos delimitados”.

Esto implica que los individuos tienen la capacidad para recordar el pasado e imaginar el futuro y que esperan que el pasado tenga efectos sobre el futuro. Los padres y aloparientes pueden habituar a los niños a comportamientos prosociales porque los acostumbren a recibir recompensas tras realizarlos; los que se comportan antisocialmente pueden esperar la reacción adversa en forma de insultos, denigración u ostracismo por parte de los demás o puede centralizarse esta reacción asignando a un ‘especialista’ la retribución (‘Estado’) o establecer reglas universalmente aceptadas que facilitan – reducen los costes de – los intercambios (instituciones de mercado).

La primera transformación que permite a una Sociedad aumentar su tamaño de forma estable – escalar – es la creación de subgrupos (a la caída del Imperio Romano, el proceso inverso provocó una reducción de la complejidad económica y la cooperación se limitó al seno de subrgupos delimitados organizados institucionalmente a través de ‘corporaciones’). Es a este nivel “local” al que se pueden dar las condiciones descritas más arriba y que permiten sostener la cooperación de forma estable.

Los problemas de la cooperación los describen los autores como sigue.

En primer lugar, problemas de coordinación, es decir, la necesidad de que varios individuos adopten el mismo curso de acción (sincronización) o actúen armónicamente en función del objetivo común que se pretende lograr. El problema de coordinación existe porque hay posibilidades alternativas pero todos son capaces de divisar la conducta sincronizada o armónica que facilita la consecución del objetivo común: ej., juego de caza del ciervo.

En segundo lugar, dilemas sociales o problemas de acción colectiva. Por ejemplo, la explotación de un caladero común (la pesca del lago por los habitantes ribereños) que da lugar o puede dar lugar a la ‘tragedia de los comunes’ y, en sentido contrario, la eliminación del gorrón que se escaquea y no contribuye a la obtención del fin común cuando se trata de producir ‘bienes públicos’ (un faro, una carretera…). En estos casos dicen los autores que “existe… un conflicto entre los intereses individuales y los colectivos, y el problema social es más fuerte que en un problema de coordinación, ya que se obtienen resultados en los que todos los individuos desean que los demás cambien su comportamiento”.

No estoy seguro de que sean esencialmente diferentes de los problemas de coordinación. En realidad, es el tamaño del grupo – y, por tanto, el mayor coste del control de las conductas individuales de sobreexplotación o escaqueo – el que determina que pasemos de tener un problema de coordinación a tener un problema de acción colectiva. En una relación diádica, el control recíproco entre los dos individuos es total. Si uno no coopera, el otro tampoco lo hará. El gorrón o el que se apodera del recurso común en exclusiva sólo lo podrá hacer una vez porque será descubierto y castigado en la siguiente interacción (nadie querrá cooperar con él). Conforme el número de los individuos que han de coordinarse aumenta, el problema de sincronización – coordinación se convierte en un problema de acción colectiva. Y, en efecto, más adelante, los autores afirman lo siguiente:

(a) la cooperación es factible independientemente de la escala de la sociedad y (b) el problema fundamental al que se enfrentan los individuos en una sociedad es un problema de selección entre la miríada de posibles formas alternativas de estructurar sus interacciones y expresar comportamientos de equilibrio. En otras palabras, el principio de reciprocidad afirma que tanto los problemas de competencia como los dilemas sociales pueden transformarse en problemas de coordinación, que se convierten así en el principal problema a resolver en una sociedad

En tercer lugar, problemas de competencia en el sentido de competición o conflicto por bienes escasos. Como han explicado los filósofos y los economistas, la competencia como ‘juego’ no tiene por qué ser de suma cero (Vanberg). La competición deportiva es un juego de suma cero pero la competencia económica, no. La clave está en si la competencia genera incentivos entre los participantes para aumentar la producción de los bienes. Por el contrario, cuando se trata de bienes posicionales (como el estatus social o la reputación pero también la altura física), la competición es semejante a la deportiva (sólo puede haber un ganador).

A continuación, los autores explican que en una Sociedad hay dos tipos de interacciones entre sus miembros: los juegos económicos – intercambio, persecución conjunta de un fin común – y los juegos políticos, es decir, “la génesis activa de las reglas aplicables a las interacciones económicas repetidas”. Estas reglas se generan a través de la “comunicación y la negociación” en la que participan todos o un subconjunto de los miembros del grupo. La Política determina así el marco en el que se desarrollan las interacciones económicas.

¿Cómo han resuelto las Sociedades humanas los problemas de coordinación-acción colectiva-competición desde que existe el homo sapiens?

En las sociedades de cazadores-recolectores nómadas, estos problemas eran sencillos porque las interacciones eran frecuentes, entre las mismas personas, de modo que la información era completa y la conducta de los demás, observable. El futuro era muy largo como garantía de la observación presente de las reglas de la cooperación: “… los dilemas sociales y los problemas de competición pueden resolverse mediante la reciprocidad directa e indirecta… aplicando sanciones colectivamente”. La comunicación es poco costosa lo que permite construir consensos incluso mediante “reuniones ocasionales” formalmente convocadas y en la que participan todos los varones para decidir sobre asuntos “políticos” tales como “las normas para el matrimonio y quizá la participación en guerras”.

En las sociedades hortoculturalistas (sedentarios) que se alimentan de lo que producen huertos además de la caza y la recolección, el volumen de actividades que requieren coordinación aumenta (sistemas de regadío e inmisiones – relaciones entre vecinos, como cuando un cerdo de un vecino destroza el huerto del otro; además se multiplican las “tragedias de los comunes” especialmente porque Sociedades humanas rivalizan por los mismos caladeros, lo que da lugar a la guerra y a la formación de coaliciones defensivas entre grupos (bandas que forman tribus que se enfrentan a otras tribus formadas por bandas). En comparación con los grupos nómadas, estas Sociedades requieren de mecanismos más elaborados de adopción de decisiones centralizadas – políticas – porque la formación de consensos es más costosa. Aparecen los ‘big men’ con capacidad para usar la coacción y recaudar impuestos y repartirlos entre los que le sostienen.

En las sociedades agrícolas pre-estatales, las tecnologías ‘jurídicas’ empiezan a estar disponibles: propiedad individual de los recursos que se intercambian con uso de dinero o, al menos, de unidades de cuenta. Hay liderazgo centralizado capaz de imponer sanciones que resuelve los conflictos que surjan en la cooperación interindividual. Pero los costes de tener un líder con poder para resolverlos aumentan porque los líderes son egoístas lo que puede acabar en una reducción del bienestar y la eficiencia del grupo.

Cuando estas sociedades se convierten en estatales, “el uso de dinero se integra completamente en la economía”. La importancia de la generalización del uso de dinero es enorme: todas las relaciones de intercambio pueden hacerse diádicas (se reducen enormemente los costes de transacción) y se reduce la ‘cantidad’ de confianza que cada parte de un intercambio ha de poner en la otra para llevarlo a cabo lo que permite multiplicar las transacciones entre extraños que no pueden sostenerse con la reciprocidad. Aparecen los mercados y todos sus efectos benéficos incluidas instituciones que mejoran el contenido informativo de los precios. P. ej., aparecen personas jurídicas que pueden acumular reputación y garantizar a los individuos el cumplimiento de los contratos. La producción se lleva a cabo, cada vez en mayor medida en ‘empresas’, esto es, se produce por ‘grupos especializados’.

En el seno de estas sociedades, se pueden formar subgrupos separados entre sí (corporaciones, no sólo de base territorial) que gestionan autónomamente los recursos colectivos y por tanto la producción y garantizan el comportamiento prosocial de todos los miembros con los mismos mecanismos que en una sociedad de nómadas o de hortoculturalistas.

Estas estructuras corporativas abarcan tanto aldeas de agricultores como ciudades con mercado y gremios y consulados. A menudo se basan en una gobernanza policéntrica con múltiples centros de toma de decisiones (colectivas)… que operan con cierto grado de autonomía y que se organizan en función de fines específicos... Esto permite la aplicación del mecanismo de reciprocidad dentro de los grupos y entre ellos. Estos cambios en la estructura organizativa también implican que el grupo al que un individuo pertenece no está necesariamente vinculado a la proximidad espacial, sino que depende de la situación de acción (ej., a la condición personal de comerciante, carpintero, clérigo, monje…), cada una de las cuales puede implicar una red de interacción diferente y, por tanto, un "grupo local".

El monopolio de la coacción y la capacidad de imponer tributos en una región permite la realización de proyectos a gran escala

(por ejemplo, la construcción de pirámides) que se hacen cumplir mediante amenazas religiosas, legales y físicas que crean y mantienen incentivos intertemporales. El Estado obtiene recursos a través de fuertes impuestos sobre la producción primaria, pero no interfiere mucho en otros aspectos, por lo que el sistema de producción sigue estando parcialmente descentralizado.

Por fin, las modernas sociedades liberal-democráticas se caracterizan por unas enormes necesidades de coordinación. Dicen los autores que esto es consecuencia de la extrema especialización y división del trabajo: “es difícil exagerar estas necesidades de coordinación en una sociedad en la que todos los individuos son completamente interdependientes y han de recurrir a los demás para satisfacer prácticamente la totalidad de sus necesidades”. La solución consiste en multiplicar los grupos y subgrupos de todos los tamaños y escalas en cuyo seno la reciprocidad – indirecta –, o sea las relaciones mutuamente beneficiosas pueden florecer y multiplicarse y que las relaciones en los mercados sean, con más frecuencia, no relaciones entre individuos sino relaciones entre corporaciones – personas jurídicas – grupos que interactúan repetidamente logrando así las ventajas de los intercambios pero ‘con esteroides’ y las de la innovación en la producción.

Las reglas que articulan esos intercambios son generales y están sometidas a presiones competitivas, se aplican descentralizadamente porque son elegidas por los que participan en esos intercambios (autonomía privada), pero se preserva el monopolio de la coacción lo que tiene la “ventaja de poder imponer la coordinación y la cooperación en prácticamente todos los niveles de organización”. Y “las reglas, ya sean informales o formales, aportan la ventaja de aislar los equilibrios y los patrones de resultados entre alternativas”.

Esto quiere decir – creo – que la estabilidad del sistema jurídico permite evaluar la contribución de las reglas a la solución de los problemas de coordinación y cooperación y modificarlas a través de la autonomía privada y la libertad de los que intercambian para elegir la regla que más les conviene. La importancia de la idea de que el Derecho es “positivo”, esto es, que se puede determinar qué regla concreta se aplica a una situación concreta, no puede exagerarse. Sólo si la regla está pre-determinada pueden los individuos o las corporaciones que las aplican intentar su modificación (su inaplicación) si la regla no mejora la cooperación.

Los autores añaden que, gracias a esta articulación de la cooperación en grupos y subgrupos “el contexto de la cooperación no cambió cualitativamente a medida que las sociedades aumentaron de tamaño” lo que explica la estabilidad del Derecho pero la mutabilidad de las reglas jurídicas y explica también cómo afecta el aumento de las interacciones a los mecanismos que permiten sostener la reciprocidad:

En concreto, hacemos las siguientes predicciones: (a) cuanto más grande es una sociedad, más niveles de agrupación anidada tiene y más importante se vuelve el poder coercitivo centralizado para resolver los problemas sociales de toda la sociedad; (b) cuanta más división del trabajo hay en una sociedad, más reciprocidad indirecta (en contraposición a la reciprocidad directa) resuelve los dilemas de coordinación e intercambio; y (c) cuanta más diversidad social hay, más reglas se necesitan para abordarlos

Esta explicación quedaría refutada si existiera

una sociedad a gran escala basada en el mercado, que extrae y fabrica todos sus recursos ("sociedad autárquica") sin ningún poder coercitivo centralizado y que, por tanto, depende exclusivamente de la reciprocidad indirecta de individuo a individuo para permitir la cooperación.

Laurent Lehmann, Simon T. Powers and Carel P. van Schaik, Four levers of reciprocity across human societies:concepts, analysis and predictions, Evolutionary Human Sciences (2022)

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