Ashley Havindein
La contribución más notable de Akerlof, por la que compartió un Premio Nobel, es su modelo de limones". Yo lo explicaría de esta manera:
Imagínese el mercado de coches de segunda manos. Imagine que, para una antigüedad, marca y modelo de automóvil determinados, el valor real de la mitad de los autos es de $ 12,000 y el de la otra mitad - los 'trastos' o 'limones' en inglés - es de $ 8000. ¿Cuál será el valor promedio de un automóvil de segunda mano comercializado en el mercado?
Si respondes $ 10,000, entonces sabes cómo calcular un promedio, pero no has pensado en el problema de la manera en que lo hizo Akerlof. La respuesta correcta es $8000.
Las personas que poseen los buenos coches saben que valen $ 12,000 y no querrán venderlos por menos. Solo las personas que poseen trastos o limones querrán venderlos por menos de $ 12,000. Los compradores, naturalmente, se darán cuenta de modo que (la mala moneda expulsa a la buena), los únicos coches que se intercambiarán serán los limones. El valor promedio de los autos comercializados será de $ 8000, el valor de un 'trasto' o 'limón'
Aunque es dudoso que este razonamiento merezca un Premio Nobel, creo que es una idea perspicaz que ayuda a enseñar cómo razonar económicamente.
Lo que es preocupante es lo que la mayoría de los profesores hacen a continuación con el modelo de Akerlof
Lo que podría venir después es un análisis de posibles soluciones para mejorar el funcionamiento del mercado de coches de segunda mano. Una solución podría ser que cada comprador pague a un mecánico para que examine el coche antes de comprarlo, de modo que el comprador pueda distinguir un buen coche de un trasto. Otra solución es que los vendedores que saben que tienen buenos coches ofrezcan una garantía.
En cambio, lo que ocurre más a menudo es que el profesor que enseña el modelo del mercado de limones de Akerlof dice: "Esto es lo que sucede cuando los consumidores no tienen información perfecta. El mercado colapsa y esa es la razón por la que es necesaria la intervención pública en los mercados"
La presunción de que los mercados son defectuosos y la intervención pública es la solución impregna el pensamiento de gran parte de la profesión económica ...
¿Son imperfectos los mercados? Ciertamente. Pero las soluciones que provienen del propio mercado a veces pueden funcionar. Y las soluciones que provienen de la intervención pública, a menudo, pueden fallar. En resumen: que haya fallos en los mercados es una razón muy poderosa para seguir usando el mercado como mecanismo de asignación de los recursos
Arnold Kling, Yellen (and Akerlof), 2023
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