lunes, 9 de septiembre de 2024

La conjura contra España (LXXXVII): "Con o sin un concurso de un poder legislativo que necesariamente tiene que ser más constructivo y menos restrictivo"

Europeana en Unsplash


Eso es lo que ha dicho literalmente Sánchez en la reunión de la ejecutiva de su partido. Lo ha dicho después de decir "vamos a avanzar con determinación en esa agenda, con o sin apoyo de la oposición". Si se ve el vídeo se observa que, cuando dice lo del Parlamento, no está leyendo. Sánchez tiene una inteligencia muy escasa. Si se le explica algo, le cuesta entenderlo y, mucho más, explicarlo a su vez a terceros si se trata de algo complejo. La prueba de que Sánchez es muy corto no es lo que le ocurría constantemente en los primeros viajes oficiales (en EE.UU., en Canadá, o en el Palacio Real) sino que se inventara que asistía a reuniones con expertos durante la pandemia en las que aprendía mucho. No lo pensó. Lo dijo sin más. 

Mentir, en Pedro Sánchez no es un pecado grave. Es un rasgo de su carácter que no puede controlar porque le falta la inteligencia (el control ejecutivo) para ello (me lo imagino jugando al baloncesto y haciendo trampas continuamente. Me encantaría saber si, como jugador de baloncesto, era marrullero, tramposo o, por el contrario, un gran jugador, porque, al entender de muchos, los grandes jugadores de baloncesto son muy inteligentes).

De manera que las mil y una vírgenes de su harén con aspecto de expertos y asesores le prohibieron hablar en público sin un papel delante. Y, desde entonces, Sánchez sólo lee. Claro, eso le incapacita para los debates o para las entrevistas. Solución: inventarse las respuestas. Pregunten lo que pregunten, Sánchez contesta lo que se ha aprendido de memoria antes de entrar en el plató. Como esa estrategia sólo la aguanta un pelota como Fortes o una fan como Angels Barceló o Pepa Bueno, Sánchez ha dejado de dar entrevistas a nadie que no tenga ese aspecto. 

Pero, de vez en cuando, como en la reunión de la ejecutiva, a Sánchez se le va la inteligencia por la boca y dice una barbaridad como la que da título a esta entrada. Si un presidente del gobierno del PP hubiera dicho algo así, la izquierda y los nacionalistas periféricos habrían advertido de que su plan es el de instaurar una dictadura en España. Mussolini hablaba en esos términos al Parlamento italiano en el año 1923. Para 1925, Italia era una dictadura. Y a Sánchez le falta inteligencia pero no determinación para lograr sus propósitos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Madre mía, cuánta razón tiene, y en qué manos estamos.

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