miércoles, 19 de febrero de 2025

La Iglesia y el ascenso de Europa

es probable que la Iglesia sea el tema más estudiado de la historia medieval

En este breve trabajo, Möller arremete contra lo que considera el descuido por parte de los científicos - sociales (economistas, básicamente) de la influencia de la Iglesia medieval en la configuración de las instituciones estatales que distinguen a Europa Occidental del resto del planeta y que se - casi - universalizaron como consecuencia de la conquista del resto del mundo por parte de las potencias europeo-occidentales a partir de la Edad Moderna (con posterioridad a este artículo, se publicó este magnífico libro - y este trabajo de la misma autora que el libro - que desarrolla ideas semejantes).

Dice el autor que la presencia de la Iglesia Católica es "ubicua" y su influencia "omnipresente" en lo que se conoce como el "ascenso de Europa" (Europa rise) y los tres fenómenos más estrechamente asociados con dicho ascenso: la división de Europa Occidental en multitud de Estados; la organización corporativa de dichos Estados y la incipiente burocracia estatal. 

Estas tres evoluciones "no se pueden entender sin referirse a la infraestructura eclesiástica y la doctrina de la Iglesia". La Iglesia Católica era la única institución, tras la caída del Imperio Romano, con presencia en toda Europa Occidental una vez cristianizados los pueblos germánicos, nórdicos y anglosajones y concentraba la 'investigación' y la educación en sus instituciones. Estos 'tanques' permitieron la Revolución Papal que dotó de independencia e influencia insuperada al papado en toda Europa. 

Al Papa le interesaba mantener el poder político dividido porque su rival era el Emperador y, a falta de armas propias, el Papa necesitaba formar coaliciones contra el Emperador (el único que tenía un 'cuerpo diplomático' era el Papado). 

A tal fin, la Iglesia adoptó como doctrina propia máximas como la de la 'soberanía' de cada Rey ("uno es rey si no reconoce a ningún superior en asuntos temporales"), lo que suponía negar la relación jerárquica con el Emperador y colocar en plano de igualdad a todos los monarcas (derecho internacional) pero, a la vez, afirmar su subordinación a la "ley de dios" que interpretaba y aplicaba el Papa (quien también estaba sometido a la ley cristiana tal como se declaraba en los concilios). Aquí está ya, en ciernes, la idea de la 'supremacía del Derecho' (rule of law) y el carácter limitado de todos los poderes terrenales. No hay ninguna otra zona del mundo donde se desarrollase semejante competencia entre muchos estados. Y, como ha explicado Walter Scheidel, en quince siglos, nadie pudo reconstruir el Imperio Romano de Occidente.

También sirvió a la consolidación de la multiplicidad de Estados la proclamación como 'cristianas' de la práctica de la progenitura y el derecho a heredar de las mujeres porque eso facilitaba la continuidad de las dinastías, reducía los conflictos entre hijos por el trono (recuérdese la historia del reino de los Francos a la muerte de Carlomagno) y daba una salida a los segundones: convertirse en Obispos. 

Es también de origen eclesiástico la organización de los Estados recurriendo a las formas corporativas tal como las había desarrollado la Iglesia desde tiempos romanos. Las comunidades cristianas estaban organizadas como asambleas de fieles presididas - y administradas - por el obispo. Y la Iglesia había estado gobernada por concilios desde los primeros tiempos de la Cristiandad (Concilio de Jerusalén, año 50 al que se refieren los Hechos de los Apóstoles). 

Es decir, cada obispado, cada catedral, cada monasterio, se organiza corporativamente lo que no quiere decir democráticamente pero sí que los miembros de la corporación participan en el gobierno de ésta (quod omnes tangit). Cuando se transfiere este esquema organizativo a Iglesias 'nacionales' y a la Iglesia 'universal', la Iglesia Católica tiene que 'inventar' la representación 'orgánica', los concilios, la adopción de acuerdos por mayoría (maior pars, melior pars) y ocuparse de resolver los ingentes problemas intelectuales y prácticos que la aplicación de este sistema de gobierno de grandes grupos humanos significaba. Todo el pensamiento político de la Edad Medida gira en torno a estas cuestiones y su influencia en cómo entendemos la organización del Estado nación no puede exagerarse. 

Su extensión a las esferas seculares se justificaba bajo la idea ya señalada según la cual "los gobernantes estaban obligados por la ley cristiana". Dice Möller que, de nuevo, hay parlamentos por todas partes en Europa Occidental (la cristiandad latina) pero no hay instituciones comparables en el resto del mundo. 

los juristas no tardaron en dar un paso crucial; ampliaron el uso de la noción de corporación aplicándosela a la Iglesia universal y al Concilio General que la representa ambas consideradas como entidades corporativas «en un sentido muy técnico».

Si los cristianos participaban personal y directamente en su comunidad, la participación en la Iglesia Universal tenía que hacerse necesariamente a través del mecanismo de la representación orgánica. Se ha de subrayar lo de orgánica porque implica que no estamos ante un "encargo" o "mandato". Los representantes en el Concilio eran representantes legales de sus comunidades y podían vincular con su voto a éstas. Además, se considera la decisión adoptada en el concilio como adoptada por todos, es decir, vinculante para todos - con independencia de su voto -, para el Papa y para los 'representados'- y se distingue, ya para siempre, entre el cargo - la apostólica sede - y el individuo que lo ocupa permitiendo así la sucesión perpetua: universitas non moritur.

Todos estos diseños organizativos se transfirieron a la esfera secular (v., esta entrada en la que se resume el libro de Black al respecto). Por ejemplo, el representante de una villa o ciudad en Cortes debía poder obligar a su ciudad (a entregar al Rey los tributos pactados en las Cortes). Y lo que se acordaría en las Cortes no estaba predecidido cuando el procurador se desplazaba para asistir a las Cortes. Así se inventa la representación orgánica: el procurador no es mandatario de los vecinos de su ciudad. Es el representante de la ciudad entendida como corporación para participar en la toma de decisiones en otra corporación superior - el parlamento -. Lo que el decida hacer en ésta vinculará a todos los vecinos de su ciudad en cuanto tales.

Por fin, fue la Iglesia la que inventó la administración como burocracia al servicio del Papa - la curia - lo que llevó a Berman a calificar al Papado como "el primer estado moderno". 

El papal La administración era una entidad jerárquicamente organizada, independiente de los gobernantes laicos, que legislaba, administraban y ejercían los poderes judiciales. Tenía acceso a los vastos archivos papales, y empleaba administradores calificados en forma de abogados formados en facultades de derecho como la de Bolonia. 

El aumento de los litigios fue la razón principal detrás del crecimiento de la administración papal en los siglos XII, XIII y XIV

porque el Papa se había reservado los litigios importantes en primer lugar, claro. Recuérdese que, en el Antiguo Régimen, el rey, a menudo, era sólo un árbitro de las disputas entre corporaciones y se dedicaba sólo a la guerra y la paz. 

Acaba Möller diciéndonos que, cuando se analiza la "exportación" de las instituciones europeas al resto del mundo vía colonización e imperialismo, se puede criticar a Acemoglu y sus coautores por no examinar la relación entre el carácter inclusivo o extractivo de las instituciones y su origen para, a continuación, examinar qué instituciones se 'exportaron' al resto del mundo. 
... para saber qué colonizadores europeos pudieron trasplantar qué instituciones, necesitamos demarcar el área en la que surgieron y se extendieron.

Porque la colonización emprendida por rusos y otomanos no difundió "instituciones inclusivas". ¿Por qué la europeo-occidental sí lo hizo en algunas zonas?  

Prácticas como como representación y la necesidad del consentimiento de los gobernados, que probablemente constituyen el núcleo de las instituciones que Acemoglu et al. tenían en mente – se limitaron al Occidente latino, sin llegar nunca a Rusia o al Imperio Otomano, por la sencilla razón de que estas instituciones fueron desarrolladas, difundidas y legitimadas por la Iglesia Católica.

Møller, J. (2019). Bringing the Church Back In: Ecclesiastical Influences on the Rise of Europe. Politics and Religion, 12(2), 213-226

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