viernes, 12 de noviembre de 2021

Raúl Rivero en Santander entre tamarindos

 

foto: Cubaencuentro

Por Calixto Alonso del Pozo

 

Se fue sin despedirse plantando a unos cuantos, como hacía a menudo. Y en Miami, en un hospital baptista... Si cualquier santero se lo hubiese adivinado 20 años atrás, se hubiese muerto de risa. 

La cárcel y el exilio le marcaron el camino. Los hombres deben juzgarse por los momentos críticos de sus vidas. El valor es apreciado, con razón, como la primera de las cualidades humanas, porque es la que garantiza todas las demás. Y Raúl fue muy valiente, y aun sabedor de los riesgos que afrontaba, al firmar la Carta de los Diez en 1991 tomó un rumbo que acabaría con él. 

En 2003, algunos firmamos una carta demandando su puesta en libertad  y la de los otros 74 activistas y periodistas independientes cubanos, condenados a diferentes penas de prisión en lo que se denominó la Primavera Negra.

Internet y las redes sociales fueron determinantes para que el Gobierno de Castro cediera, y por fin, el poeta llegó a Madrid en abril de 2005.

Conocida la noticia, y a través de un teléfono de contacto, dimos con un hombre desconfiado y asustado, que no terminaba de creer que en Santander hubiese un grupito de amigos de lo isleño que le quisiera oír y conocer... "¿Pero ustedes de que desean que hable?"..."Pues de sus libros, de su poesía"... (Nunca mencionar la prisión, por supuesto)..."Pero si eso no vende"..."Si a mí no me conoce nadie"…

La primera salida que hizo ya dentro de España, y una vez instalado en su casa de la calle Orense, fue con destino a Santander. Y a esa le siguieron cinco más.

Habló en un Ateneo con lleno absoluto, musitó la oración del poeta junto a Gerardo Diego y se emocionó sentado en la biblioteca de Marcelino Menéndez Pelayo.

Asentado en Madrid, comenzó su colaboración con el diario El Mundo. Llegó su momento, en el que tenía que encontrarse frente a frente con su escritura, con su oficio, con el vértigo que hay entre el autor y su obra. Ya era libre, y podía escribir lo que quisiera, cualquier cosa le iba a ser celebrada. Al fin podía escribir sin sujeciones, sin cálculos, sin sus censores de tres lustros mordiéndole los talones. Era lo que había soñado toda su vida. Y ocurrió que tenía poco, muy poco que escribir.

Abordó el bosquejo de sus memorias de la cárcel. Las frecuentes apariciones en medios de comunicación y el cariño y el respeto que por todos se le dispensaba era el aval de un éxito editorial seguro.

Tenía que avanzar en una suerte de diario íntimo. Una forma literaria de salvación frente a sus tremendos recuerdos, que con frecuencia verbalizaba a los que tenía por amigos. Esa remembranza clamaba en sus silencios y solo dentro de él.

Las memorias de la cárcel se alojaron en una carpeta. Sus columnas semanales versaban sobre poesía y literatura hispanoamericana, salpicadas con la gracia criolla que desparramaba sin esfuerzo.

Merced a sus conexiones en Cantabria, se le planteó una propuesta que consolidaba su estancia en España. Reedición de sus libros, publicación de las memorias de la cárcel, una editorial especializada para su obra poética, dos columnas semanales en prensa y colaboraciones radiales por quincenas.

La oferta era de primer nivel, por aquel entonces. Por motivos no explicados, Raúl la desestimó. Ni siquiera llegó a explicitar las razones, lo que dejó estupefactos a los responsables de la proposición, persuadidos de que la iba a aceptar alborozado.

Sin mas aclaración a sus íntimos, siguió escribiendo sus ramos de palabras, redactadas olvidando o para olvidar algo. Se negó a tratar sobre temas españoles, pese a que se le animaba a ello con frecuencia. Se obstinó en su temario, en su recuadro con hechura de tumba sencilla, quedándose para él sus bodegas de recuerdos.

Al tiempo, y como ha contado Pablo Díaz en Diario de Cuba, su generosidad de alma y su mayúsculo humor isleño, que prodigaba a sus cercanos, se alternaron con lentas copas de silencio de pensamientos largos y medidos tragos de soledad.

Era glorioso verle sentado en un banco de El Sardinero, aquí en Santander, entre dos tamarindos, hablando a media voz del mito muerto de la Patria. O ir a su encuentro en la Plaza de Pombo, cabe al recuerdo a Martí, en una mesa con taza vacía y cenicero rebosante de colillas, perorando del final negro de Cuba y de la vida del Apóstol, tan pareja a la suya.

En Santander se confesó con su teclado, recitó acompañado por Alejandro Martín con la guitarra de las ocasiones excepcionales e hizo cuentos y chistes con su genial amigo Orlando Casín, en una noche memorable presidida por los toneles de El Riojano.

Aquí conoció a Orlando Jiménez-Leal, con quien presentó P.M. en otra tarde de Ateneo y en un aula de La Magdalena recordó con Jorge Edwards a Heberto Padilla y a José Lezama Lima, con voz quebrada de duelo y nostalgia.

Con su majestad sencilla de maestro del idioma, paseó Cabuérniga, donde sus manos volvieron a olerle a tierra. "Soy un guajiro de Morón, me gusta viajar en carro con el radio puesto y medio brazo al aire…"

No hizo el viaje a Cádiz que quería, para saludar a los editores de Aduana Vieja y presentar sus respetos a los mariscadores de Rafael Alberti.

Tampoco fue a Canarias a visitar a su amigo Manuel Díaz Martínez, a quien sí recomendó que hablase en El Ateneo santanderino sobre Padilla y Fuera del juego. Y Manuel accedió y contó el suceso una noche en el restaurante Cañadío, con lirismo doloroso y sensible.

A Raúl cada año le dolía más alegremente el cuerpo, porque iba siendo más alma.

Y se marchó, solitario, mientras llovía otoño en su Santander que siempre le esperó. 

Acción individual de responsabilidad no procede, por lo general, en caso de insolvencia de la compañía


@thefromthetree

Por Mercedes Agreda

Es la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Civil, número 679/2021, de 6 de octubre de 2021 - ECLI:ES:TS:2021:3606

El TS recuerda que el impago de las deudas sociales no puede equivaler necesariamente a un daño directamente causado a los acreedores sociales por los administradores de la sociedad deudora. Cuando el acreedor haya sufrido daños como consecuencia de la insolvencia de la sociedad deudora, la acción que puede ejercitarse no es por regla general la individual, sino la social, que permite reintegrar el patrimonio de la sociedad. La responsabilidad del administrador no se genera por el hecho de que se haya incumplido el contrato, ni tampoco por el fracaso de la empresa.

En el caso concreto el TS concluye: 

No consta que la operación que dio lugar a la deuda, aun siendo de un elevado importe económico, fuera fraudulenta, extraordinaria o se alejara de las pautas habituales de contratación de la sociedad; antes al contrario, la propia argumentación de la sentencia recurrida relativa a que las marcas proveedoras obligaban a comprar un gran número de género induce a pensar lo contrario. Tampoco puede considerarse que la conducta del administrador fuera negligente en cuanto al cumplimiento de sus obligaciones legales: cuando tuvo noticia de la existencia de graves dificultades económica acudió al mecanismo preconcursal procedente y ante la inviabilidad de éste, instó el concurso voluntario de la sociedad, que fue declarado fortuito. Que a posteriori pueda considerarse que la decisión del administrador de optar por marcas punteras que le obligaban a comprar un stock de mercancía elevado fue desacertada y no atajó la situación de insolvencia de la sociedad, que acabó en su declaración de concurso, no puede derivarse en una responsabilidad individual del administrador social. Debemos recordar que la responsabilidad del administrador no se genera por el hecho de que se haya incumplido el contrato, ni tampoco por el fracaso de la empresa.

Una clase particular para Cospedal: a propósito de Siemens y The Good Wife



Esta es la columna que publiqué en Voz Populi allá por 2014 y que, creo, es de actualidad ante el nombramiento de cuatro chisgarabises por parte del Congreso para magistrados del Tribunal Constitucional

En la cuarta temporada de The Good Wife, Diane Lockhard, la jefa del Despacho de Abogados en el que trabaja Alicia, recibe una oferta del futuro Gobernador de Illinois para convertirse en Magistrada del Tribunal Supremo del Estado. Emocionada, llama a Kalinda – la “super” investigadora del bufete – para encargarle un trabajo: quiere que la investigue para adelantarse a una posible campaña de desprestigio cuando su candidatura se haga pública: “Quiero saber en qué soy vulnerable”

"El PP ha hecho todo lo que podía, no podemos meter a la gente en la cárcel"

Esto es lo que ha dicho Cospedal esta semana en relación con la Operación Púnica. Y la pregunta es, efectivamente, si el PP puede hacer algo más. No en su condición de partido que disfruta de una mayoría absoluta en el Parlamento. Como ha recordado Víctor Lapuente, no necesitamos más leyes contra la corrupción. Necesitamos ajustarlas (por ejemplo, alargando los plazos de prescripción de los delitos de corrupción, reorganizando el proceso penal para que no se conviertan en “macroprocesos” todos los procesos de corrupción o limitando los poderes de los jueces para suspender el ingreso en prisión y del Gobierno para indultar a los corruptos) y necesitamos reducir el poder de los políticos para llenar de acólitos todas las instituciones pero esa es otra cuestión.

Muchos considerarán que Cospedal es una hipócrita. Que el PP no sólo no está haciendo todo lo que puede para combatir la corrupción en su seno, sino que se ha empeñado vigorosamente en impedir que la policía y los jueces puedan averiguar si hay corrupción y quiénes son los corruptos dentro del PP. Que el comportamiento del PP en relación con la operación Gürtel y la protección que ha otorgado a los malolientes de su partido, no se corresponde con la conducta que esperamos de alguien que hace todo-lo-que-puede por combatir la corrupción.

Por si Cospedal habla de buena fe, le voy a sugerir lo que podría hacer el PP para combatir la corrupción en su seno. No hay que inventarse nada. Los mismos partidos políticos que están plagados de episodios de corrupción aprueban leyes para que las organizaciones privadas no se vuelvan corruptas. Siemens, condenada a pagar una multa de casi mil millones de dólares, se gastó el doble de esa cantidad en asegurarse que “esas cosas” (que consistían en un cuarto en el que había maletines llenos de dinero para ser entregados a funcionarios extranjeros a cambio de concesiones y contratos públicos en todo el mundo), “no volvieran a pasar”.

Se llama implantar un programa de compliance o cumplimiento normativo en toda la organización. Un sistema de cumplimiento normativo tiene como objetivo garantizar que la organización funciona de acuerdo con la legalidad, que las infracciones de la legalidad son detectadas rápidamente y que se corrigen y sancionan las conductas infractoras. Las empresas privadas están obligadas a implantar ese sistema para evitar conductas corruptas relacionadas con el soborno de funcionarios extranjeros, el blanqueo de dinero o el incumplimiento de las normas que rigen el mercado de valores.

En los términos más breves, lo que tiene que hacer Cospedal es nombrar un jefe de cumplimiento normativo, un “chief compliance officer” que reporte directamente al Comité ejecutivo del PP, a su Secretaria General y al Presidente. El CCO tiene que ocupar el tercer puesto en el “escalafón” y ha de ser seleccionado mediante un concurso que garantice su honestidad y su capacidad (haber sido CCO en una empresa privada con reputación debería ser decisivo). El CCO ha de disponer de una red de compliance officers en toda la organización. En el caso de los partidos, en cada sección regional, por lo menos, y, convenientemente, en cada organización provincial o local de cierto tamaño.

El CCO tiene que elaborar un manual de cumplimiento normativo adaptado a los riesgos que soporta la organización. En el caso de los Partidos, el riesgo fundamental es el de que sus miembros incurran en conductas corruptas, pero también, que se infrinja la legislación electoral, por ejemplo. El Manual debe recoger las reglas de comportamiento de los cargos públicos del Partido y de los miembros de la organización en sus relaciones con particulares (grupos de interés, empresas que se relacionan con la Administración, prensa y funcionarios públicos en general, deberes de los cargos públicos de comunicar todo su patrimonio al partido al tomar posesión, lista de personas relacionadas con él – parientes – con los que no podrá contratar desde su cargo, decisiones en relación con las cuales exista riesgo de cohecho), es decir, debe contener un reglamento de conducta del cargo público y del cargo del partido. El Manual debe publicarse y entregarse a todos los miembros de la organización que no sean meros militantes, en particular, a todos los cargos públicos del partido. Todos los cargos públicos deben firmar la entrega del Manual y hacer cursos de formación (on-line) en los que demuestren que han entendido cuáles son las reglas del juego.

El sistema debe prever una línea de comunicación directa entre cualquier miembro de la organización y el CCO a través de la cual se notifiquen a éste cualesquiera hechos que puedan poner en peligro el funcionamiento lícito de la organización, incluyendo consultas sobre cómo proceder a denuncias de comportamientos dudosos o ilícitos por parte de cualquier miembro. En relación con las denuncias, el Partido debe poner en marcha una “hot line” que permita denunciar anónimamente esos comportamientos. El CCO debe asegurarse que las denuncias son verificadas y que se adopta una resolución al respecto, desestimándolas o adoptando las medidas sancionatorias o de comunicación al Fiscal que procedan según los casos. El reglamento disciplinario del partido debe prever, en fin, el procedimiento sancionador y las sanciones a los que infrinjan las normas legales aplicables o el reglamento de conducta.

Pero lo más específico de un sistema de compliance para los partidos políticos tiene que ver con la elección de sus cargos internos y la selección de sus candidatos para cargos políticos (listas electorales). Para que alguien del partido acceda a un cargo público relevante (porque maneje mucho dinero o tenga influencia) o sea designado para ocupar una posición relevante dentro del Partido, el CCO debería encargar y presentar a la Dirección un “informe” que reduzca los riesgos de que sea un sinvergüenza, como el de Kalinda sobre Diane, con una recomendación propia sobre si se debe proceder o no al nombramiento. Naturalmente, el trabajo de la Kalinda del PP es fácil porque hay que suponer que contará con toda la colaboración del candidato ya que, de la emisión de dicho informe depende que sea designado para el cargo público o el cargo dentro del partido.

Si Rajoy hubiera encargado ese informe sobre Bonilla, seguro que no lo habría designado jefe del partido en Andalucía al descubrir que había falseado su currículo. Si  la “lideresa” hubiera encargado un informe sobre Granados, no lo habría designado Secretario General, porque el Informe incluiría indicios de que su comportamiento como alcalde de Valdemoro podría no haber sido limpio o que tenía “amistades peligrosas”. Y, si no lo hubiera designado, no habría tenido que pedir perdón y decir que se había equivocado. No, Aguirre, no. Tu decisión era discrecional pero sólo podías adoptarla siguiendo un protocolo adecuado para garantizar que no ponías a un sinvergüenza al mando del partido en Madrid. Y no seguiste el protocolo. Hiciste lo que te pareció. Apechuga con ello.

jueves, 11 de noviembre de 2021

Cláusula de fijación del tipo de interés en una tarjeta revolving válida


Lara Henriquez

Es la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 21 de mayo de 2021 ECLI:ES:APM:2021:9486. Tiene la particularidad de que el cliente no reiteró la pretensión basada en la ley de usura ante la Audiencia. Dice la AP que la cláusulas que fijaba el tipo de interés era transparente formal y materialmente ya que establecía cual era la TAE y cómo se cargaban, calculaban y capitalizaban los intereses

- Dicho lo cual, la Sala no comparte el análisis efectuado en la sentencia sobre la comprensibilidad material de la cláusula controvertida, pues consideramos que la estipulación expresa con claridad el TAE aplicado y se remite expresamente a la fórmula establecida en la Circular 8/1990 para su cálculo. La comprensión de esta estipulación no queda comprometida por el hecho de que tales intereses se capitalicen, tal y como refiere la cláusula 2.5; ni tampoco por el hecho de que los referidos intereses puedan variar a lo largo de la vida del contrato (cláusula 3.1). En relación a esta última estipulación, el contrató establece determinadas cautelas, como es la publicación de la modificación en los tablones de anuncios de las oficinas y la información por escrito sobre el cambio a los titulares, de acuerdo con la cláusula 15ª. De cualquier modo, el cliente puede resolver el contrato, en cuyo caso, las cantidades pendientes de pago continuarán devengando el tipo pactado. 26.- El posible incumplimiento en este caso de la obligación de publicar el cambio de intereses en el tablón de anuncios y de notificar dicho cambio al interesado, es ajeno a la acción ejercitada, que se contrae a la transparencia de la estipulación sobre el pago de intereses y no a la correcta aplicación de la cláusula de modificación de condiciones contractuales. 27.- La lectura de las condiciones generales también permite deducir al consumidor medio que la tarjeta atribuye al cliente bancario la posibilidad de disponer de fondos con cargo a la cuenta de la tarjeta de crédito (estipulación primera); que esa disposición podrá ser a crédito, en cuyo caso se aplicará el interés correspondiente (cláusula segunda); que la cuota a pagar será siempre un mínimo del saldo vivo a favor de la entidad, con posibilidad de ser incrementada a voluntad del cliente (cláusula 2.1); y que la entidad establecerá un límite de crédito, que comunicará al cliente (cláusula 5). En consecuencia, consideramos que el consumidor medio puede comprender que el contrato otorga una línea de crédito y que lógicamente, la cuota variará en función del capital dispuesto. 28.- Por lo tanto, la Sala considera que la cláusula controvertida objeto de la Litis es comprensible desde un punto de vista material, tal y como hemos entendido en ocasiones precedentes en que hemos analizado contratos similares (v.gr. sentencia núm. 179/2020 de 2 de junio).

≪Nos parece que todo marcha como es debido y que la vida continua, pero es únicamente porque funcionan los tranvias≫

Antaño había mucha gente bondadosa. Diré incluso mas: hasta los malos se fingían buenos porque eso era lo debido... De ahí la hipocresía y falsedad, los grandes defectos del pasado denunciados por el realismo critico de finales del siglo XIX. El resultado de esas denuncias fue sorprendente: las personas bondadosas desaparecieron. Hemos de tener en cuenta que la bondad no es solo una cualidad innata, sino que debe cultivarse y esto ocurre cuando hay demanda de ella. La bondad era para nosotros una cualidad pasada de moda, en vías de extinción y la persona de buen corazón una especie de mamut. Todo cuanto nos enseñaba la época, la expropiación de los kulaks, la lucha de clases, las denuncias y la búsqueda de motivos ocultos en cada acto, educaba cualquier clase de sentimientos, pero no la bondad.

La bondad, igual que la benevolencia, había que buscarlas en lugares perdidos, sordos a la llamada de la época. Únicamente las gentes pasivas conservaban estas cualidades legadas por los antepasados. Un ≪humanismo≫ al revés se manifestaba en todo y en cada uno había hijos que maldecían sinceramente a sus ejecutados progenitores. Después de muerto Mandelstam, viví un cierto tiempo en un suburbio de Kalinin (Tver) donde residían varias esposas que no fueron enviadas al campo de concentración sino al destierro por casualidad. Allí instalaron a un joven de catorce anos, pariente o allegado de Stalin. Lo cuidaba una tía que vivía cerca, también desterrada, y su antigua preceptora. Los padres del joven desaparecieron como tragados por el abismo. El joven se pasaba el día maldiciendo a sus padres, traidores a la clase obrera y enemigos del pueblo... Había hallado una formula en consonancia con la concienzuda educación recibida. ≪Stalin es mi padre; no necesito a ningún otro≫ y recordaba al héroe de los libros de lectura soviéticos: Pavlik Morozov, quien a su debido tiempo supo denunciar a sus padres. A ese joven le atormentaba la idea de no haber descubierto oportunamente la criminal actividad de sus padres y no figurar, a causa de ello, en las antologías soviéticas. La tía y la preceptora solo podían callar. Sabían lo que haría su pupilo en el caso de que dijeran una sola palabra. Pues bien, ese chiquillo, después del año 1937, se quedo a vivir allí libremente, pero la excepción solo confirma la regla. A Voronezh no volvieron a enviar mas deportados. ≪Nos parece que todo marcha como es debido y que la vida continua, pero es únicamente porque funcionan los tranvias≫, dijo Mandelstam... 

 «Si toda el hampa se reúne en un mismo sitio, la quitan de golpe como si fuese nata...». Resultó ser más perspicaz que los ingenuos del artículo cincuenta y ocho entre los cuales había muchos viejos universitarios que recordaban con toda firmeza que cada individuo responde personalmente por sus delitos y que por un mismo delito nadie es juzgado dos veces. Y como, en general, no se sabían responsables de ningún delito, se figuraban constantemente que, pese a todo, conseguirían obtener justicia —así no podría continuar eternamente—, pero acababan por ser metidos de nuevo en el furgón que se llamaba «la negra Marusia» o el «cuervo»...

 cuando leía libros sobre la revolución francesa, me hacía con frecuencia la siguiente pregunta: «¿Es posible salvarse en una época de terror?». Ahora sé con firmeza que no es posible. El que haya respirado ese aire está perdido, incluso si por casualidad conserva la vida. Los muertos están muertos, pero todos los demás, verdugos, ideólogos, ayudantes, adeptos entusiastas, los que cerraban los ojos y se lavaban las manos e incluso aquellos que por las noches rechinaban los dientes, todos ellos son también víctimas del terror. Cada capa de la población en dependencia de cómo iba dirigido el golpe contra ella, pasaba su propia forma de la terrible enfermedad que se llama terror; y hasta la fecha no se ha recobrado aún, sigue enferma y no es apta para una vida cívica normal... En el período que lleva el nombre de «ezhovschina», las detenciones se producían en oleadas, con sus descensos y crecidas. Tal vez en las cárceles ya repletas no hubiera más sitios y a nosotros, los que estábamos aún en libertad nos parecía a veces que el momento culminante había pasado y venía el descenso. Después de cada proceso la gente lanzaba un suspiro de alivio, diciéndose: ya es el final... Con ello quería decir: gracias a Dios, estoy a salvo, según parece... Pero luego se alzaba una nueva ola y esa misma gente se apresuraba a escribir artículos llenos de maldiciones a los «enemigos del pueblo». ¡Cuántas cosas escribieron contra aquellos que ya habían sido fusilados, para correr a continuación su misma suerte...! «Stalin no necesita cortar cabezas —decía Mandelstam—, ellas mismas se caen como las flores de los dientes de león»... 

 Resulta, por lo tanto, que en nuestro país no hubo ni un solo stalinista y que todos luchaban valientemente. Yo puedo testificar que entre mis amigos no luchó nadie: la gente intentaba, simplemente, pasar desapercibida. La gente que no había perdido la conciencia se comportaban precisamente así. También para eso había que tener auténtico valor... 

 En Kíev, durante un bombardeo, comprendí que también lo insoportable tiene fin pese a todo; pero en aquel entonces no comprendía aún que solía acabarse frecuentemente a la par de la vida humana. En cuanto al terror de la época estalinista, sabíamos perfectamente que podía intensificarse o debilitarse, pero que no podía acabar. ¿Por qué iba a terminar? ¿A santo de qué? Todos estaban ocupados, todos hacían lo que se les había encomendado, todos sonreían, todos cumplían sin rechistar las disposiciones y volvían a sonreír. La ausencia de la sonrisa significaba descontento o temor y nadie se atrevía a reconocerlo: si una persona tiene miedo significa que se siente culpable de algo, que no tiene la conciencia limpia... Todo aquel que servía al Estado —y en nuestro país cada vendedor de kiosko es un funcionario y, además, responsable— se hacía pasar por un bonachón sonriente, como si dijera: todo cuanto ocurre nada tiene que ver conmigo, realizo un trabajo responsable y estoy ocupado a más no poder... soy útil al Estado, no me molesten... mi vida está tan limpia como un cristal... si se han llevado al vecino, habrá motivos para hacerlo... La máscara se quitaba en casa tan sólo, pero no siempre: ante los hijos había que ocultar su propio espanto, no quiera Dios que en la escuela se les escape algo... Muchos se habían adaptado tan bien al terror que aprendieron a extraer beneficios del mismo: acusar al vecino por ocupar su habitación o su puesto era algo completamente normal. Pero la máscara presupone la sonrisa únicamente y no la risa. También la alegría parecía sospechosa y suscitaba un mayor interés entre los vecinos: «¿Dc qué se reirán tanto? ¡No estarán burlándose!»... La simple alegría desapareció y no podrá conseguirse que vuelva.

... Para que Tatka no se contagiara del espíritu religioso de su abuela, Tania la llevaba consigo al Museo de la catedral de Isaak y un día, en presencia nuestra, se produjo un drama auténtico: la niña no creyó en la interpretación de un texto evangélico y al explicarle que debía confiar en la experiencia colectiva de los mejores que denunciaban el engaño de los peores, que no debía de ser tan suficiente, estalló en sollozos. Según el comentario que ella vio en el Museo, resultaba que el Evangelio predicaba, ni más ni menos, que la veneración ante la riqueza. La niña, que era muy inteligente, comprendió que esto no podía ser así. Tatka, a escondidas, acudió a su tío para que Je explicara quién tenía razón: su abuela o su padre y madrastra. Es probable que a partir de entonces se encariñase tanto con su tío... En 1937, Enukidze fue detenido, pero Tania iba al unísono de la época y me explicó: «Algo habrá hecho seguramente: ¡el poder corrompe tanto!»... Al despedirme le dije (a Tania): «Si por la noche sustituyen a los bolcheviques por fascistas, usted ni se dará cuenta»... Tatka murió en un hospital, en Vologda, al cual llegó cuando se pudo salir del bloqueado Leningrado. El día de su muerte, la acompañaba su tía, Sara Lébedieva y el día que antecedió a su muerte, Tania se las ingenió para llevarse del hospital toda su ropa, ya que dentro les ponían las ropas del hospital... En aquel entonces, todos vivíamos cambiando las ropas por pan y Tania consideró conveniente utilizar los trapitos de Tatka con el fin de obtener pan para ella y su hijo, en vez de enterrarlo en la tierra. Era muy racional, pero no había con qué sepultar a Tatka.

 «Dadnos al hombre, que la acusación ya la encontraremos»... Los principios y los objetivos del terror masivo se diferencian radicalmente de las tareas habituales de los órganos de seguridad. El objetivo del terror es atemorizar. Para sumir al país en un estado de continuo terror, debe elevarse hasta una cifra astronómica el número de las víctimas y limpiar en cada piso varias viviendas. Los restantes habitantes de la casa, de la calle, de la ciudad, allí donde barrió la escoba, serán ciudadanos ejemplares hasta el final de sus días. No hay que olvidar, sin embargo, a las nuevas generaciones que no creen en sus padres, por lo que hay que renovar periódicamente la depuración. Stalin vivió una larga vida y cuidaba que las oleadas del terror aumentaran de vez en cuando su amplitud y fuerza. Los partidarios del terror tienen, sin embargo, un fallo constante; no se puede exterminar a todos y siempre quedará un testigo entre la semi demente muchedumbre....   

 La conversación con Varia era diferente. Nos mostraba su libro escolar en el cual, por orden de la maestra, se recubrían con grueso papel las fotografías de los líderes caídos en desgracia. Varia tenía grandes deseos de cubrir la fotografía de Semashko. "De todas formas tendremos que taparlo, más vale hacerlo ahora, inmediatamente..." La redacción de la Gran Enciclopedia Soviética enviaba una lista de los artículos que debían ser recortados o borrados...Viktor se dedicaba a ello. A cada nueva detención, pasaba revista a los libros que tenía en la casa y volaban a la estufa las obras de los dirigentes represaliados. Pero en las nuevas casas donde no había estufas, ni fogones, los libros prohibidos, los diarios, las cartas y demás literatura subversiva se cortaba con tijeras en menudos trocitos y se tiraban por el retrete. La gente sabía reaccionar debidamente.... Hace poco tuve un sueño porque junto a la casa se detuvo un auto. Soñé que me despertaba Mandelstam: «Vístete... Esta vez vienen pot ti». Yo me resistía y le dije: «Basta ya. No pienso levantarme para ir a su encuentro. No me importa,..». Y dándome la vuelta, me quedé dormida, esta vez sin soñar. Fue una rebelión psicológica. Aquello también era una forma de colaboración: vienen para llevarte a la cárcel y tú te levantas voluntariamente de la cama y te vistes con manos temblorosas. ¡Basta! Ya estamos hartos. Ni un solo paso para facilitarles la misión. Que nos lleven en angarillas, que nos maten allí mismo, en la casa... ¡No me da la gana de ir voluntariamente!... 

 La entrega de ese certificado de defunción no era algo corriente, sino una excepción. La muerte cívica, la deportación o, más exactamente, la detención, porque el simple hecho de ser detenido equivalía a la deportación y a la condena, se equiparaban, al parecer, a la muerte cívica y a la desaparición total de la vida. Nadie comunicaba a la familia cuando moría el recluso en el campo o en la cárcel. La viudedad y la orfandad comenzaban en el momento de la detención. A veces, en la fiscalía, al informar a una mujer que su marido había sido condenado a diez años, le decían: puede casarse... Nadie se preocupaba de cómo concordar esa amable invitación con la condena oficial que no significaba, ni mucho menos, una pena de muerte....  

 «Osip Emiliévich hizo bien en morirse —me dijo más tarde Kazarnovski—, en caso contrario lo habrían mandado a Kolyma». El propio Kazarnovski estuvo desterrado en Kolyma y en 1944 se presentó en Tashkent. Vivía sin permiso de residencia y sin cartilla de racionamiento para el pan, se escondía de los milicianos, tenía miedo de todos y de cada uno, bebía hasta caer sin sentido y por falta de calzado llevaba dos diminutos chanclos de mi difunta madre. Le servían, porque no tenía dedos en los pies: se le habían helado en el campo y él mismo se los cortó con el hacha para no tener gangrena. Cuando los condenados eran llevados al baño, en el húmedo aire de los vestuarios se helaba la ropa y hacía el mismo ruido que si fuera de hojalata. Hace poco asistí a la siguiente discusión: quién sobrevivía en el campo, el que se esforzaba por trabajar o aquel que lo evitabaLos trabajadores acababan agotados y los segundos morían por falta de alimento. Para mí, que carecía de argumentos en favor de una u otra teoría, que no tenía observaciones propias ni ejemplos, era evidente que morían tanto los unos como los otros. Los pocos que lograban sobrevivir constituían una excepción; dicho de otro modo, esa discusión hacía recordar al valiente guerrero del cuento ruso que en el cruce de tres caminos, cada uno de los cuales supone una amenaza para su vida, no sabe cuál de ellos elegir. La característica principal e inmutable de la historia rusa es que tanto para el guerrero como para el que no lo es, cualquier camino supone una amenaza para su vida, que sólo podrá salvar por casualidad. Esto no me sorprende, pero sí el hecho de que algunos individuos, pese a su debilidad, hayan resultado de hecho unos titanes, que no sólo conservaron la vida, sino también una mente clara y buena memoria. Conozco a personas así y me gustaría citar sus nombres, pero todavía no vale la pena y por ello nombraré tan sólo a uno que todos conocen: Solzhenitzin...  

«¿Será posible que yo exista realmente y que la muerte verdadera llegará?». 

... La mayoría de mis conocidos pereció en el campo al poco de llegar. Los intelectuales podían sobrevivir difícilmente en aquellas condiciones y, además, ¿para qué vivir? ¿A qué prolongar una vida cuando la muerte significa una liberación? ¿Qué le hubieran aportado a Margulis, a quien protegían los presos comunes porque les contaba por las noches novelas de Dumas, unos días más de existencia?

 Debo confesar que soy una optimista incorregible: a semejanza de aquellos que a principios del siglo creían que la vida tenía que ser, no podía dejar de ser, no se atrevería a no ser mejor que en el siglo XIX, también yo ahora estoy absolutamente segura de que nos hallamos en vísperas de un nuevo triunfo del humanismo y de una gran alza de los valores humanos. Esto se refiere tanto a la justicia social, como a la cultura, como a lo que se quiera. Mi optimismo no se ha visto afectado siquiera por la cruel experiencia de la primera mitad de nuestro increíble siglo. Incluso al revés: lo pasado por nosotros apartará durante mucho tiempo a los hombres de teorías, seductoras a primera vista, según las cuales el fin justifica los medios y que «todo está permitido. Hemos comprobado los caminos del mal. ¿Sentiremos, acaso, deseos de volver a ellos? ¿No suenan ahora con fuerza mayor las voces que hablan de la conciencia y de la bondad?... 

Nadiezhda Mandelstam, Contra toda esperanza: Memorias

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Condición pendiente

 


El tiempo de pendencia de una condición. Independientemente del tipo de condición que las partes hayan decidido aplicar, la naturaleza de todas las condiciones implica un periodo durante el cual no está claro si la obligación entrará en vigor (condición suspensiva) o se extinguirá (condición resolutoria). La mayoría de las legislaciones nacionales sobre las condiciones se explican por la necesidad de proteger a las partes durante este periodo de incertidumbre. Los juristas romanos que contemplaron esta situación de condicio pendet diferenciaron las consecuencias jurídicas según la función y el contexto de la condición, y se esforzaron por ayudar a una parte cuando la otra había impedido la materialización de la condición. Además, los juristas romanos reconocían algún efecto previo a las condiciones. En particular, aunque una obligación bajo condición suspensiva no podía ejecutarse, la transacción podía transmitirse a los herederos del beneficiario si éste fallecía antes del cumplimiento de la condición. Además, la obligación pendiente también podía ser novada, revocada y asegurada mediante prenda. Los esfuerzos teóricos más importantes para analizar y penetrar en la naturaleza misma de este período de suspensión se realizaron durante la Ilustración. En su doctrina conditionum, Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) aplicó la lógica al problema y sostuvo que un acuerdo condicional era válido desde el principio, y que sólo se veía afectado por la incertidumbre sobre el cumplimiento de la condición. En la doctrina jurídica moderna, Werner Flume ha utilizado las fuentes romanas para desarrollar un análisis pionero de las diferencias entre considerar el "acto jurídico" (Rechtsakt) y la "relación jurídica" (Rechtsverhältnis). Según su punto de vista, el Derecho Romano consideraba el acto jurídico, es decir, el acuerdo o contrato en sí, como "condicional", mientras que la doctrina jurídica moderna trata los efectos o consecuencias jurídicas, es decir, la "relación jurídica", como condicional. La interpretación de Flume ayuda a explicar los efectos limitados pero tangibles de una condición de pendencia en el derecho romano: el contrato aún no es válido, pero si se han realizado todos los actos necesarios para un contrato formal, el acuerdo puede, no obstante, tener ciertos efectos.

Y para una aplicación de la teoría de la condición a la explicación de la reserva de dominio v., esta entrada.

Babusiaux, Ulrike (2018). Conditions. In: Jansen, Nils; Zimmermann, Reinhard. Commentaries on European Contract Laws. Oxford, 2018

martes, 9 de noviembre de 2021

El redescubrimiento del mundo clásico en el Renacimiento

 

foto: @thefromthetree

Los humanistas empezaron a realizar búsquedas sistemáticas, especialmente en las bibliotecas monásticas, de escritos de sus autores clásicos predilectos, en particular de textos de Cicerón, al que consideraban (según la frase de Petrarca), como "el gran genio" de la Antigüedad. Estas búsquedas de' tesoros pronto produjeron toda una serie de importantes descubrimientos… Todas las Cartas familiares de Cicerón fueron recuperadas por Salutati en la biblioteca de la catedral de Milán en 1392. La Historia de Tácito y de Tucídides, así como muchas Vidas de Plutarco fueron redescubiertas, y por primera vez en siglos se pusieron al alcance del público. El obispo Landriani descubrió un manuscrito completo de El Orador de Cicerón, en la biblioteca de Lodi en 1421. Y Poggio Bracciolini realizó toda una serie de espectaculares descubrimientos en los monasterios del Norte que visitó mientras asistía al Concilio de Constanza entre 1414 y 1418. Buscando en St, Gallen en 1416, recuperó una versión completa de la Retórica de Quintiliano… Y dos años después, en Langres, tropezó con los poemas de Estacio y de Manilio, la filosofía de Lucrecio y varios discursos de Cicerón, antes consideradas como perdidos

Sin embargo, el descubrimiento más importante fue que, a consecuencia de haber adquirido tantos textos nuevos y de llegar así a reconocer (que) habían sido escritos originalmente, en -y para- un tipo muy distinto de sociedad, los humanistas gradualmente empezaron a adoptar una nueva actitud hacia el mundo antiguo. Hasta entonces, el estudio de la Antigüedad clásica -con sus altibajos a lo largo de la Edad Media - no había generado ningún sentimiento de radical discontinuidad con la cultura de Grecia y Roma. Un sentido de pertenecer esencialmente a la misma civilización seguía persistiendo, en ninguna parte tan poderoso como en Italia, donde el código de Justiniano aún estaba jurídicamente en vigor, donde la lengua latina era de uso diario en todas las ocasiones cultas y oficiales, y donde la mayor parte de las ciudades seguían ocupando los sitios de las antiguas aglomeraciones romanas….

Sin embargo, a finales del trecento encontramos una actitud totalmente distinta. Como lo resume Panofsky, "el pasado clásico fue considerado, por primera vez, como totalmente separado del presente" (1960, p. 113). Se alcanzó un nuevo sentido de la distancia histórica, como resultado del cual la civilización de la antigua Roma empezó a aparecer como una cultura totalmente separada, que merecía -que en realidad, requería- ser reconstruida y apreciada, hasta donde fuera posible, en sus propios términos distintivos…. Un sorprendente símbolo de este cambio puede verse en la nueva actitud adoptada hacia los restos físicos de la Roma imperial. Durante la Edad Media, había habido un tráfico de mármol arrancado de los antiguos edificios, parte del cual había llegado hasta la abadía de Westminster y la catedral de Aquisgrán (Weiss, 1969, p. 9). Sin embargo, a comienzos del siglo xv, bajo el apremio de escritores como Flavio Biondo en su Roma restaurada, tal vandalismo llegó a parecer casi sacrílego, y la investigación arqueológica y conservación de la ciudad antigua empezaron a emprenderse por vez primera (Robathan, 1970, pp. 203-205, 212-213).

Pero el síntoma más importante de la nueva visión fue, desde luego, el desarrollo de un estilo clásico no anacrónico. Esto se logró por primera vez en la escritura y arquitectura de Florencia de comienzos del Quattrocento: Ghiberti y Donatello empezaron a imitar las formas y técnicas exactas de la estatuaria antigua, mientras que Brunelleschi hizo una peregrinación a Roma para medir la escala precisa y las proporciones de los edificios clásicos, siendo su intención -como lo expresó su biógrafo Antonio Manetti- "renovar y sacar a luz" un estilo verdaderamente romano, y no simplemente romanesco (Panofsky, 1960, pp. 20, 40). Dentro de una generación, una transformación similar había invadido el arte de la pintura: Mantegna empezó a introducir un clasicismo exacto en sus frescos, y los mismos valores pronto fueron adoptados y desarrollados en Florencia por Pollaiuolo, Botticelli y toda una larga sucesión de sus discípulos y seguidores (Panofsky, 1960, pp. 174-176).

Quentin Skinner, Los fundamentos del pensamiento político moderno, Méjico, 1978 reimpresión 1993.

Accionistas comunes e innovación

@thefromthetree

La intuición es muy simple. Siempre que alguien no retiene la totalidad de los beneficios de una inversión, sus incentivos para realizarla en primer lugar se debilitan. Por ejemplo, si reparo la acera común a los cinco chalés construidos en torno a una glorieta, mis cuatro vecinos se beneficiarán de ella. Pero si no contribuyen a su coste y todo él lo tengo que sufragar yo, mis incentivos para incurrir en ellos son inferiores a los óptimos, entendiendo por óptimos los que me llevarían a realizar la inversión cuando los beneficios sociales de hacerlo – de reparar la acera – superan a sus costes. Es el viejo problema que Olson calificó como la ‘acción colectiva’.

Con la innovación pasa algo parecido. La empresa innovadora rara vez puede apoderarse de la totalidad de los beneficios que su innovación genera. Es probable que la proporción de los beneficios sociales de los que se apodera el innovador sean ridículamente bajos. Lo que los autores de este trabajo explican es que si – en el ejemplo – yo soy co-propietario de los cinco chalés con una cuota de una quinta parte y otro de mis vecinos tiene, igualmente, una cuota de propiedad semejante en los cinco chalés, es más probable que se repare la acera. Porque los propietarios internalizaríamos una mayor parte de los beneficios de la inversión. Del mismo modo:

- si hay efectos de contagio tecnológicos (spill overs), o sea que una innovación puede llevar al que la utiliza a lograr otras innovaciones (“la innovación en una empresa no solo genera beneficios en la empresa que generó la innovación, sino también en empresas relacionadas tecnológicamente”) que las empresas competidoras tengan accionistas comunes

mitiga este problema (siempre que las empresas actúen en interés de estos propietarios comunes) e incluso puede hacer rentable una actividad innovadora que no habría sido rentable si solo hubiera beneficiado a una sola empresa. Cuando la innovación reduce los costos marginales en la industria tanto como para aumentar la producción de la industria, la propiedad común puede incluso aumentar el bienestar.

En cierta medida porque la presencia de accionistas comunes equivale a una suerte de fusión parcial de las empresas implicadas.

Pero, en sentido contrario,

… las innovaciones resultantes de las inversiones en I + D conducen naturalmente a que el innovador robe cuota de mercado y beneficios a las empresas rivales en el mismo mercado de productos o en mercados relacionados… este efecto procompetitivo de la innovación es deseable para los accionistas de la empresa innovadora. Sin embargo, cuando los accionistas poseen una parte del capital tanto del innovador como de sus competidores en el mercado de productos, tal robo de clientela es menos deseable. Por lo tanto, la existencia de accionistas comunes puede reducir los incentivos para innovar cuando el efecto de robo de la clientela es más fuerte que el efecto de difusión tecnológica que se acaba de mencionar

La primera variable – proximidad tecnológica que facilita la difusión – es positiva en relación con la presencia de accionistas comunes. La segunda – proximidad competitiva en el mercado de producto – es negativa para la innovación.

Los autores realizan un estudio empírico para medir estas dos variables en relación con empresas con accionistas comunes y confirman que

la innovación se relaciona más positivamente con la existencia de accionistas comunes cuando la difusión tecnológica es más elevada mientras que se asocia con menos innovación cuando la cercanía en el mercado de productos es mayor. En otras palabras, la presencia de accionistas comunes y la innovación están relacionadas positivamente cuando el grado de difusión tecnológica es grande en relación con los incentivos para robar clientela por la proximidad de las empresas en el mercado competitivo de producto y están relacionadas negativamente en el caso contrario

Miguel Antón/ Florian Ederer/ Mireia Giné/ Martin Schmalz, Innovation: The Bright Side of Common Ownership?,  2021

lunes, 8 de noviembre de 2021

Citas: Nacidas para protegerse y otras



Abstract: nacidas para protegerse

La teoría de la selección sexual (junto a la selección natural) explica muchos rasgos masculinos como adaptaciones generadas por la competencia entre machos por aparearse y elegir pareja, pero no hay, por ahora, ninguna teoría unificadora que explique los rasgos típicamente femeninos

Anne Campbell propuso la teoría del “mantenerse vivas” según la cual las hembras humanas tienen reacciones de autoprotección más fuertes que los machos frente a las amenazas agresivas porque la autoprotección tiende a tener un mayor valor de aptitud para las hembras que para los machos (si las hembras tienen que pasar sus genes a la siguiente generación han de asegurarse que se mantienen vivas hasta que las crías humanas pueden sostenerse por sí mismas).

Examinamos si la teoría de Campbell tiene una aplicabilidad más general al considerar si las mujeres responden con mayor autoprotección que los hombres a otras amenazas distintas de la agresión. Buscamos en la literatura las respuestas fisiológicas, conductuales y emocionales a las principales amenazas físicas y sociales, y encontramos un apoyo constante para la idea de que las mujeres responden con reacciones que denotan una mayor autoprotección que los hombres. Las hembras generan respuestas inmunes más fuertes a muchos patógenos; experimentan un umbral más bajo para la detección y una menor tolerancia al dolor; se despiertan con más frecuencia por la noche; expresan mayor preocupación por los estímulos físicamente peligrosos; se esfuerzan más en evitar conflictos sociales; exhiben un estilo de personalidad más centrado en los peligros de la vida; reaccionan ante las amenazas con mayor miedo, disgusto y tristeza; y desarrollan más condiciones clínicas provocadas por las amenazas que los hombres.

Nuestros hallazgos sugieren que, en relación con la amenaza, las hembras humanas tienen reacciones protectoras relativamente intensas en comparación con los machos. La omnipresencia de este resultado en múltiples dominios sugiere que podrían existir mecanismos generales subyacentes a adaptaciones únicas de las mujeres. La comprensión de estos procesos mejoraría el conocimiento sobre la salud y el bienestar de la mujer.

Joyce F. Benenson/ Christine E. Webb y Richard W. Wrangham, Self-Protection as an Adaptive Female Strategy, 2021


El mito de los cazadores-recolectores

La reserva de Nyae Nyae es vasta y remota, cubre más de 8.992km2 y con una población total de aproximadamente 3.500… Es una comunidad que fue, y continúa siendo considerada como una fuente de inspiración sobre los tipos de valores y prácticas que podrían en última instancia, producir la igualdad. Encabezado por el ensayo de Marshall Sahlins (1968) titulado "Notes on the Original Affluent Society" y reforzado por la investigación realizada por la familia Marshall, el Harvard Kalahari Research Group y generaciones de investigadores, estos grupos humanos afloran repetidamente en la imaginación pública como vestigios de nuestra pasado colectivo como cazadores-recolectores. Esta imagen, a menudo fuertemente romantizada, no ha estado libre de críticas. En particular, se convirtió en el punto focal de lo que más tarde se denominaría el “gran debate del Kalahari” una crítica revisionista del supuesto primitivismo dentro del estudio de los cazadores-recolectores. La crítica los reformuló como vestigios no de un pasado cazador-recolector compartido, sino de largos períodos de conflicto y competencia que los dejaron como una clase baja en lucha con pocas opciones más que recolectar y ser "personas marginales que viven al día". ”(Day et al 1998)…. La frecuente visión de hombres y mujeres, de todas las edades, deambulando para vivir, parece confirmar esta tesis. Sin embargo, lo hace a un costo significativo, desviando nuestra atención del presente y hacia el pasado que se cree que le dio forma. Donde los estudios contemporáneos de sociedades igualitarias se han centrado en el presente, lo han hecho con el objetivo de exponer la resiliencia de ciertos valores y prácticas a pesar del incesante avance de la descomposición y jerarquía social al estilo moderno ...


La fundación de la Universidad de Austin

"Para aquellos que argumentan que podríamos hacer todo esto más fácilmente con algún tipo de plataforma de Internet, les diría que el aprendizaje en línea no sustituye al aprendizaje en un campus, por razones arraigadas en la psicología evolutiva. Simplemente aprendemos mucho mejor en grupos relativamente pequeños en tiempo y espacio real, sobre todo en discusiones informales entre los alumnos y sin profesores delante. Esto explica la persistencia de la universidad a pesar de las sucesivas revoluciones en las tecnologías de la información".

… En la nueva universidad de Austin "Habrá una obligación inusual para el profesorado, además de las habituales de docencia y la investigación: realizar el proceso de admisión mediante un examen que establecerán y calificarán. La admisión se basará principalmente en la nota de ese examen"

Niall Ferguson, I'm Helping to Start a New College Because Higher Ed Is Broken, Bloomberg 2021


Los hijos varones de familias rotas que dejamos atrás

"Al igual que un bolso Birkin, las creencias de lujo son caras, están de moda y confieren un estatus inmediato a quienes las defienden. Pero solo se las pueden permitir aquellos cuyo estatus los proteja del daño que esas opiniones pueden causar"… "Quizás la más obvia es la idea de privar de financiación a la policía, idea que sostienen personas abrumadoramente adineradas y con formación que viven en vecindarios seguros y que dejaría vulnerables a las personas de clase baja que viven en vecindarios con alta criminalidad"

"Los hombres ahora representan solo el 40 por ciento de los estudiantes universitarios, una brecha de género que ha ido creciendo durante décadas. En los próximos años, dos mujeres obtendrán un título universitario por cada hombre"

Hay una explicación ordenada, limpia y políticamente conveniente de mi vida. Dice así: La pobreza es la causa fundamental de mis problemas (y los de mis amigos). Con suficiente ayuda financiera y un buen puntaje en la prueba, todo es posible. Incluida Yale. O Cambridge"

"Pero los datos cuentan una historia bastante diferente. La pobreza, incluso la pobreza extrema, es superable. Lo que es casi imposible de superar es la inestabilidad , el caos psicológico , creado por hogares rotos. Especialmente para chicos" (LOS CHICOS SON MÁS FRÁGILES)

"En EEUU el 11% niños de familias en quintil de ingresos más bajos obtienen una licenciatura, en comparación con solo 3% de los niños que han estado en hogares de acogida: un niño pobre en EEUU tiene casi 4 veces más probabilidades de graduarse de la universidad que un niño que ha vivido en el sistema de asistencia social"

"los niños ricos en hogares inestables tienen muchas más probabilidades de abusar de las drogas que los niños pobres en hogares estables"

"Jonason encontró q, entre hombres, pero no entre mujeres, la inestabilidad infantil se asoció con más puntuación en los rasgos de la personalidad asociados con la agresión, el pensamiento a corto plazo y el desprecio por los demás. El nivel socioeconómico infantil no tuvo ningún efecto sobre estos rasgos"

"entre los niños criados en familias ricas, las niñas tienen un poco más de probabilidades de asistir a la universidad. Pero entre los criados en familias pobres, es mucho más probable que las niñas asistan a la universidad a que lo hagan los niños"

"por qué niños y hombres se están quedando atrás está llena de inexactitudes, mentiras reconfortantes y mitos convenientes que disimulan las diferencias entre niños y niñas y evitan la realidad ineludible de que un hogar sólido y biparental es fundamental para el futuro de un niño" 

"Si un joven quiere triunfar pero no puede imponerse la disciplina necesaria, entonces alguien debe imponérsela: niños y las niñas no difieren en su nivel de motivación para estudiar. Es solo que es más probable que las niñas tengan la disciplina para hacerlo"

Rob Henderson, America's Lost Boys and Me, 2021


Tania Reynolds sobre el papel de víctima de la mujer y del hombre como perpetrador

cuando las personas observan situaciones que implican daño, es más fácil para ellos concluir que el daño a las mujeres es más injusto y, simétricamente, que el daño a los hombres era más justo. Culpan más a los hombres por su propio sufrimiento y sentían más simpatía cuando las mujeres son las dañadas.

… El 60 por ciento de las personas sin hogar son hombres. Pero cuando miras las estadísticas, dirían que el 40 por ciento de las personas sin hogar son mujeres, ¿verdad? Es como si necesitaran enmarcarlo en términos de las víctimas femeninas para activar sentimientos de cuidado o preocupación.

.. si fueras un varón de nuestros ancestros, buscarías como compañeros a varones que fueran duros, que tuvieran una alta tolerancia al dolor. Sabes, vamos a ser valientes. No nos vamos a asustar una vez que haya empezado la batalla, no vamos a desertar ni a rendirnos… ... eso creó mucha presión animándolos a sofocar el grito de ayuda o callarte las expresiones de sufrimiento porque si no, te expulsarían del grupo…

Si nos fijamos en la salud, los hombres viven cinco años menos en promedio que las mujeres. Tienen más probabilidades de morir de una enfermedad cardíaca, la enfermedad de Parkinson. Tienen más probabilidades de suicidarse ... morir en el lugar de trabajo, más probabilidades de sufrir retraso mental o discapacidad intelectual. 

"Es cierto que las mujeres tienen menos probabilidades de ser directoras generales, menos probabilidades de desempeñar funciones de liderazgo político... Pero si se mira al otro lado de la distribución, también se da el caso de que los hombres están sobrerrepresentados allí… en lo más bajo de la sociedad, entre los sin techo, los drogadictos, los NI-NIs y los presos, los hombres están sobrerrepresentados y esto no forma parte de la historia que solemos escuchar"…"los hombres pueden ser percibidos como más competentes, lo que les da una ventaja en el ámbito empresarial. Pero también significa que se espera que se alisten en el ejército y que se sacrifiquen y acepten trabajos duros, como eliminar residuos en los q ponen en riesgo...... sus vidas, mientras q las mujeres, al encasillarlas más fácilmente en el papel de víctimas, están en desventaja cuando se trata de estar al mando, pero cuando sufran, será más fácil para todos detectar ese sufrimiento y responder a él"

Tania Reynolds y también, 

Tania Reynolds et al. Man up and take it: Gender bias in moral typecasting, 2020, Organizational Behavior and Human Decision Processes 161:120-141

El estándar de responsabilidad de los socios-administradores en las sociedades de personas


En esta entrada del Almacén de Derecho se decía que el artículo 144 del Código de comercio obliga a distinguir, en esta materia, el patrón (o estándar) de diligencia exigible en el desempeño del cargo y el patrón (o estándar) de culpabilidad necesario para fundamentar la responsabilidad.

El patrón de diligencia exigible a un administrador de una sociedad colectiva viene determinado por los criterios usuales del tráfico mercantil: el administrador ha de desempeñar el cargo con la diligencia de un ordenado empresario y de un representante leal (arts. 225-226 LSC).

El patrón de culpabilidad es el expresamente previsto en el artículo 144 C de c: malicia, abuso de facultades o negligencia grave...”. Observamos, en consecuencia, la existencia de un desfase entre la delimitación del deber de prestación del administrador (cuándo podemos decir que el administrador ha incumplido su contrato con la sociedad) y la definición del criterio de imputación (dolo o culpa grave), esto es, cuándo podemos decir que el administrador debe responder – indemnizar – a la sociedad por los daños que su incumplimiento ha causado, que representa un privilegio respecto del régimen general previsto en el derecho común (art. 1104 CC), de forma que existen casos en los que, aunque el administrador ha incumplido sus deberes, no viene obligado a indemnizar a la sociedad los daños que su incumplimiento haya causado.

El privilegio no parece, sin embargo, odioso. Seguramente puede justificarse desde el punto de vista de la necesidad o conveniencia de reducir los costes de decisión en un entorno sujeto a tanta incertidumbre como es el entorno empresarial. El administrador de una sociedad colectiva tiene incentivos para ser diligente porque se juega su propio patrimonio, de manera que no es eficiente aumentar aún más su aversión al riesgo imponiéndole responsabilidad por los daños o pérdidas sufridas por los demás socios.

Una regla semejante se aplica en el caso de las sociedades civiles. El socio que causa un daño a otro socio en el marco de la actividad social, no ha de indemnizar si actuó negligentemente (omitió la diligencia que exigiríamos a cualquier persona en su situación) pero desplegó la diligencia con la que actuaba, normalmente, en sus propios asuntos (quam in suis). El caso de las gafas rotas en el accidente de circulación cuando conducía el vehículo el socio que era conductor novel es un buen ejemplo. Los socios se eligen recíprocamente y se eligen “tal cual son”, con sus habilidades y sus ligerezas, de manera que bien puede decirse que asumieron el riesgo añadido de sufrir daños por la escasa experiencia del socio que conducía ya que, sabiéndolo, consideraron en su interés que fuera ese socio el que guiara el vehículo.

El parágrafo 708 BGB contiene una regla en alguna medida similar a la del 144 C de c pero que afecta no al patrón de culpabilidad o responsabilidad sino al patrón de diligencia: el socio sólo responde si no ha observado, en su actuación como socio, la diligencia que observa en sus propios asuntos: quam in suis: el aligeramiento de la responsabilidad se justifica en la

"la estrecha relación personal, la cooperación personal de un círculo manejable de personas, el carácter fuertemente personal de la relación societaria en relación con que se trata de una comunidad de personas en torno a un fin, la especial confianza de la relación, el hecho de que cada socio conoce o debería conocer cuán cuidadoso o descuidado es su compañero social y la semejanza entre los asuntos societarios y los asuntos propios de cada uno".

La idea es que los socios se toman unos a otros como son. A ello se ha objetado que, precisamente porque cuando los socios se ocupan de asuntos societarios han de ser conscientes de que están afectando al patrimonio de los demás socios, podría esperarse, en sentido contrario “más cuidado que en la gestión de los asuntos particulares de cada uno de ellos”

Ulmer fundamenta la norma diciendo que, en las sociedades de personas, los asuntos sociales son siempre y a la vez, asuntos personales de los socios ya que los socios colectivos son administradores natos. Se sigue por ello

que aunque el negocio o asunto no ataña exclusivamente al socio,  ha de considerarse cada uno de los socios como dominus del mismo y, por tanto, no debe estar obligado ante el consocio a un mayor grado de cuidado que el que aplica en su propia esfera",

lo que se contradice (p 483) diciendo que “en sentido contrario, los asuntos de cada socio son también asuntos de los demás socios” y por tanto, que no es obligatorio entender que cada socio puede gestionar un asunto que sólo parcialmente es suyo como si fuera un asunto de su exclusiva incumbencia lo que hablaría en favor de la regla española: preservar el patrón o estándar de diligencia (la diligencia de un comerciante) pero rebajar el estándar de responsabilidad – culpabilidad (solo se indemnizan los daños causados con negligencia grave).

La regla se aplica, en el caso de los socios que administran

“A las conductas que causen daño que se cometan en infracción de las obligaciones como socio o como administrador… (p. 489) ... lo cual significa que las obligaciones de los socios hacia la sociedad que no se basen en el contrato social… no están cubiertas por la exención de responsabilidad de 708 BGB ”.

El Supremo alemán ha considerado que el aligeramiento de la responsabilidad no se aplica a los accidentes de tráfico por esta razón y por razones de seguridad en dicho tráfico que impide que se puedan rebajar los estándares de diligencia de nadie para garantizar la seguridad de todos los que participan en el tráfico. Pero esta tesis jurisprudencial ha sido criticada porque se trata únicamente de un aligeramiento de responsabilidad en las reclamaciones de daños que se hagan unos socios a otros, no las que pueda realizar un tercero que no se ve afectado por la regla.

Un último argumento es el que dice que en los casos en los que hay un socio que causa un daño a otro, actuando en el marco de la sociedad – como en el de las gafas rotas – siempre hay una cierta culpa de la víctima que, a sabiendas de las características del consocio, acepta correr el riesgo de que sea ese socio el que gestione ese asunto. “

El autor es partidario de no aplicar este privilegio en la responsabilidad cuando se trata de sociedades de personas en las que hay socios comanditarios y la administración se encarga a un profesional, justamente casos como dice Karsten Schmidt en que los socios confían en el administrador sólo porque el administrador será “plenamente responsable”.

Peter-Christian Müller-Graff, Haftungsrecht und Gesellschaftsrecht: Der Maßstab der "diligentia quam in suis" für Geschäftsführer in Personengesellschaften, in: Archiv für die civilistische Praxis (AcP) 1991, 475-494

sábado, 6 de noviembre de 2021

De la sociedad a la compraventa a crédito pasando por el trueque diferido y volviendo a la sociedad


Sergei Prokudin-Gorsky

“Hoy, ya no es como antes. Antiguamente, a todos les tocaba pedir. Todos éramos pobres. Hoy en día, muchas personas pueden simplemente ir a las tiendas. Allí compran lo que necesitan así que andar pidiendo todo el tiempo hace que te sientas mal. Por eso ya casi nadie pide”.


La forma más primitiva de compartir comida la describe Schnegg como sigue:

un hombre llega a casa después de una caza exitosa y se une al grupo de personas con las que vive. Se espera que comparta la mayor parte de su presa con sus vecinos. A continuación, una mujer regresa de su actividad de recolección y ofrece raíces, frutos y hojas. Todos se sientan alrededor del fuego, hablan y comen. En un grupo social relativamente pequeño como este, todos los miembros de la comunidad dan y reciben de vez en cuando y sus relaciones sociales se mantienen gracias a la deuda voluntaria que todos tienen con los demás.

En efecto, cuando se trata de la caza de una pieza mayor, el reparto de lo cazado entre todos es preferible porque el cazador no sabría qué hacer con el excedente.

El objetivo ‘directo’ es reducir el riesgo de inanición individual. Un resultado no pretendido es el de que se crean, refuerzan y renuevan los vínculos sociales (esto es, los vínculos de cada uno de los miembros del grupo con los demás). Lo interesante – en la línea de Gintis – es que la co-evolución genética y cultural conduce a que la ‘regla’ que puede extraerse de este comportamiento (el comportamiento se convierte de ‘social’ – esto es lo que hacemos aquí – en ‘normativo’ – esto es lo que se debe hacer) se internaliza por todos los miembros del grupo, de forma que se convierte en obvia y su cumplimiento no requiere de un mecanismo coactivo externo al propio sujeto que no tiene que racionalizar su comportamiento.

Schnegg explica a continuación que ese escenario de aportación de todos los miembros del grupo de la comida que han obtenido y su reparto entre todos ellos está en decadencia. Hoy, cuando el autor dijo tener hambre, su ‘colega’ mandó a su hijo a una tienda a comprar la comida que el niño ‘dejó a deber’ y se apuntó en la cuenta correspondiente que el amigo mantenía con el tendero.

Entre medias de estas dos formas de circulación de la comida en una sociedad de cazadores-recolectores se encuentra el trueque diferido: la que necesita pide al que tiene excedentes en la seguridad de que reciprocará cuando sea él el que tenga excedentes y ella la que tenga necesidad. Schnegg se remite al famoso libro de Mauss sobre el “don” y cómo la donación crea una obligación de reciprocidad lo que colocaría al donatario en “una posición subordinada”. Si la relación no se equilibra, estas donaciones pueden configurar una sociedad dividida en clases.

Schnegg distingue el ‘mercado matrimonial’, donde las deudas son de gran envergaduras y, probablemente, nunca completamente pagadas del ‘mercado de comida’ donde las transacciones singulares son de poco valor, se repiten con frecuencia y la posición de ambas partes no es estable, es decir, uno es, a veces, el donante y otras el donatario. En una economía de subsistencia, no sería imaginable pensar que alguien obtiene sistemáticamente más comida de la que puede consumir y alguien – semejante a él – no alcanza nunca a capturar lo suficiente para sobrevivir. Por tanto, no es probable que las ‘deudas’ generadas en los intercambios de comida provoquen la estratificación de la sociedad en la que tienen lugar.

Schnegg, en línea con trabajos anteriores suyos propone utilizar dos conceptos para explicar cómo se distribuye y comparte la comida: el de la simetría (si uno está, a veces, en la posición de donante y otras en la posición de donatario) y el de la forma de la red de intercambios. Una red puede tener nodos centrales que conectan con muchos de los individuos que están en la periferia de la red o ser como internet en donde cada individuo se relaciona con otros individuos, esto es, hay múltiples relaciones bilaterales en el seno de las cuales, si son duraderas, se puede reciprocar y, por tanto, mantenerse en el tiempo como simétricas. Si las relaciones son simétricas y la red es del tipo internet, el crecimiento de la desigualdad tiene que producirse mucho más lentamente y a través de la introducción de mercados, esto es, de la especialización de algunos en suministrar los alimentos a otros que ya no obtendrán de su captura en la naturaleza o de la agricultura o ganadería.

La evolución reciente en estas sociedades en lo que a la comida se refiere así lo sugiere: “la gente se endeuda para comer” pero también para compartir la comida con otros actualizando así la escena con que se abre esta entrada. Solo que hoy no la protagoniza un cazador exitoso sino alguien que ha conseguido dinero.

El resto del trabajo recoge los resultados de un trabajo de campo del autor consistente en entrevistar a familias de la zona de Fransfontein (250 familias viven en esa zona) que ahora sobreviven gracias, en buena medida, a un programa del gobierno de Namibia que garantiza una pensión a todos los mayores de 60 años, en torno a los cuales se organizan los hogares, de modo que 2/3 de esas familias reciben, al menos, una pensión. Con ella, las familias compran la ‘cesta’ básica de alimentos el primer día de cada mes y saldan la cuenta en la tienda. Pero no es suficiente para asegurar el sustento de toda la familia todo el mes. ¿Cómo han afectado estos cambios a la cultura del ‘trueque diferido’ de comida (‘donaciones’ recíprocas) que era la forma más habitual de intercambio en este área?

Parece que ha sobrevivido. Los vecinos a los que se ha terminado alguno de los alimentos básicos pide a los otros vecinos que puedan tener excedente. A esa transacción se le denomina ‘augu’ (de la palabra neerlandesa próxima a give en inglés): el que necesita inicia el intercambio pidiendo al que tiene excedente. En relación con los “alimentos básicos”, pues, el trueque diferido sigue ‘en vigor’ e implica, dice Schnegg que todos tienen acceso a esos bienes que, por tanto, aunque se hayan adquirido en una tienda, no dejan de ser de ‘titularidad colectiva’

Lo que explica a continuación Schnegg es que, antes de que los colonizadores alemanes forzaran a la población local a trabajar para los granjeros europeos para subsistir (porque fueron privados de sus tierras de caza y pastoreo que se entregaron a éstos) y recibir dinero con el que comprar los ‘nuevos’ productos básicos de consumo (maiz, azúcar, té que sustituyeron a carne y frutas), la gente no pedía. No tenía que pedir porque el que tenía excedentes, simplemente, lo repartía (reparto a demanda). Por eso dice el autor que a él le costó mucho más aprender a pedir que aprender a dar o repartir. Es posible que en la psicología humana lo segundo esté mucho más internalizado que lo primero.

Cuando éramos jóvenes, esto era diferente. No había nada de esta au te re, au te re, (dame esto, dame aquello). La gente simplemente daba. Si mi abuelo volvía a casa al final del día y traía algo para la familia lo compartíamos. Las cosas cambiaron cuando entró el dinero. Ahora la gente tenía todas estas cosas y sus amigos lo veían y también lo querían tener. Fue entonces cuando las cosas cambiaron.

No ha cambiado, sin embargo, que las transacciones siguen siendo simétricas en el sentido explicado más arriba (“el 44 % de las ‘donaciones’ fueron seguidas de una donación recíproca en un período de 10 días”) y el nivel de centralización es también muy bajo (“Esto indica que todos los miembros de la comunidad se debe unos a otros, no solo a unos pocos que son más ricos”).

Pero está empezando a cambiar conforme el grupo – algunos de los miembros – salen de la economía de subsistencia porque son empleados públicos etc y forman parte de la ‘clase media’ del país. El augu ha sido sustituido por el surude (que viene del alemán Schuld, deuda). Cuando un vecino necesita o quiere una coca-cola, se la compra al vecino que ha puesto una pequeña tienda y contrae una deuda con él – tienen muy poco efectivo – que saldará al final de cada mes cuando la pensión llegue. Usar una palabra alemana – dice Schnegg – indica lo reciente que es la institución.

Sigue explicando Schnegg que algunos vecinos se están especializando convirtiéndose en tenderos (14 tiendas en una población de 250 familias) y son los que están en mejor situación económica (como para poder comprar a crédito o al contado para revender a crédito – 11 de 14 - y transportar las mercancías hasta el poblado desde la ciudad). Tenderos se hacen, naturalmente, los que trabajan para el Estado (correos, escuela, servicio de agua, el consultorio médico…) cuyos salarios – aunque también las pensiones - han crecido en las últimas décadas mucho más que los precios.

Lo más interesante es que la disposición a dar crédito no es igual en todos los tenderos (probablemente no porque no quieran sino porque no pueden permitírselo) de forma que el tendero más dispuesto a dar crédito ‘roba’ la clientela a sus ‘competidores’ reforzando la desigualdad.

El resultado es (i) se sustituyen relaciones sociales basadas en la reciprocidad por relaciones jurídicas obligatorias – contratos – (ii) las relaciones se contabilizan en cuentas corrientes entre el tendero y cada uno de sus ‘clientes’; (iii) como el crédito es a corto plazo, es probable que no haya intereses; (iv) esta transformación de las relaciones sociales en jurídicas incrementa el acceso a bienes para toda la población (al vecino se le pide azúcar, pero no una coca-cola) (v) a costa de un aumento de la desigualdad.

La pregunta es si esta evolución es una ‘mejora de Pareto’ o el enriquecimiento de los tenderos y la estratificación social consiguiente se hace a costa del empobrecimiento de los ‘clientes’ que tienen que endeudarse (en media, en la cuantía del salario que deberían percibir por 3 días de trabajo) para acceder a esos bienes, la mayoría de esos de primera necesidad.

Schnegg explica que los tenderos de Fransfontein tienen ‘competencia potencial’ en el supermercado de una ciudad cercana (a 25 km del poblado). Pero no hay medios públicos de transporte y uno privado cuesta lo suficiente como para sostener las tiendas locales.

Creo que puede darse una respuesta ‘eficientista’. Los tenderos ahorran costes a sus vecinos y si los bienes adquiridos no son adictivos, hay que suponer que el bienestar de todos los miembros del poblado mejora con la presencia de las tiendas, de modo que el aumento de la desigualdad no se produce a costa de los más pobres, sino como resultado de la multiplicación de transacciones mutualistas.

¿Qué pasa con los vecinos morosos? ¿Cómo afectan estas deudas impagadas a las relaciones sociales?

Si es la primera vez, no pasa nada. La gente sabe que no tienes empleo y son conscientes de lo difícil que es devolver el dinero. Lo sabían cuando te dieron crédito. Pero si alguien no puede pagar durante períodos de tiempo más largos, entonces las cosas empiezan a ponerse feas. Te ocultas y tratas de no encontrarte con nadie en las calles para no pasar vergüenza.

¿El deudor moroso acaba convertido en un paria excluido de la comunidad? Aquí es donde interviene el hecho de que el acreedor se convierte en alguien que tiene un elevado status en la comunidad. Y, para mantenerlo – y no ser sometido a la crítica de todo el grupo – puede estar dispuesto a condonar las deudas contraídas con él por sus vecinos pobres. Si la situación de pobreza no se cronifica – son malas rachas –, este arreglo institucional debe ser suficiente para evitar la exclusión del grupo de los que han tenido mala suerte.

En todo caso, el deudor moroso no se muere de hambre porque la forma tradicional de reparto de comida entre todos los del grupo que se narraba al principio de esta entrada (goragu) sigue existiendo solo que la comida que se comparte en ellas no procede de la caza o la recolección exitosa de algún vecino, sino de las tiendas del poblado y ha sido, naturalmente, también comprada a crédito, de modo que – termina Schnegg – si no existiera el surude tampoco existiría el goragu ya que la posibilidad de obtener la comida mediante la caza y la recolección ha desaparecido prácticamente.

Este ‘caso’ está lleno de sugerencias sobre la evolución de las instituciones. Solo destacaré dos.

La primera es que es posible que las instituciones tradicionales que aseguraban a los miembros de un grupo del riesgo de inanición sean desplazadas sin graves disrupciones cuando cambia el contexto económico como ocurre cuando se introduce el dinero y los miembros del grupo obtienen sus ingresos y los bienes y servicios del mercado en lugar de hacerlo de la caza, la recolección y la ganadería y que las antiguas instituciones devengan ‘ineficientes’ en el nuevo contexto. Pero es mucho más probable que no sean desplazadas completamente sino modificadas y, por tanto, sobrevivan mucho tiempo.

La segunda es que esa evolución no es probable cuando el grupo crece y las relaciones sociales se vuelven impersonales. En ese contexto cabe esperar un incremento espantoso de la desigualdad y la aparición de una casta de pobres que han de ser sostenidos sólo gracias a la internalización de las normas morales – religiosas que hayan podido extender a todos los miembros del ahora gran grupo la condición de ‘hermano’ o ‘pariente’ o ‘vecino’ que tenían cuando se trataba de grupos de unos pocos centenares de personas. O sea, que hay que rezar porque esas reglas morales ‘escalen’ bien.

Michael Schnegg, Becoming a Debtor to Eat: The Transformation of Food Sharing in Namibia Ethnos · February 2021

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