viernes, 14 de septiembre de 2012

Derechos de la mujer y desarrollo económico: la importancia de ser padre y suegro a la vez







En la Historia de España, y debido a la larga duración de la dictadura franquista, los derechos de la mujer se equipararon a los del hombre con mucho retraso respecto del resto de Europa. La influencia católica en el Derecho de Familia tuvo mucho que ver. Hasta 1975 no se reformó el Código Civil para dar derechos económicos a la “mujer casada” y la propia exposición de motivos de la Ley decía que la “naturaleza, la religión y la historia” atribuyen al marido “la potestad de dirección” de la sociedad conyugal, hasta el punto de que la mujer tenía un deber de obedecer al marido que no se revisó con ocasión de la reforma de 1958. Esa Ley de 1975 fue la primera que otorgó plenos derechos de propiedad a la mujer casada.

En Europa, el reconocimiento de derechos económicos igualitarios precedió al reconocimiento de los derechos políticos y laborales. En los países subdesarrollados, el proceso parece haber sido el contrario. Parece claro que, más derechos para la mujer conduce a más patrimonio en manos de mujeres y a más inversión en formación de las mujeres y a menos hijos por mujer o que el aumento de participación de la mujer en los gobiernos conduce a un mayor gasto en sanidad y en infancia.

Menos intuitivo es que la igualdad en el reparto de los bienes matrimoniales reduzca la participación de la mujer en la vida laboral. Y más fascinante es explicar por qué, siendo el varón de mayor fuerza física que la mujer, ha aceptado la igualdad de derechos. Al margen de cambios culturales, es posible – dicen los autores – que los varones hayan comprendido que va en su propio interés la igualdad de derechos una vez se comprenden los efectos de los cambios tecnológicos.

Doepke y Tertilt y Voena explican esta evolución como sigue: como votantes, los varones preferirían que sus esposas tuvieran pocos derechos y que las esposas de los demás tuvieran muchos derechos. ¿Por qué? Porque, en general, más derechos para las mujeres (que son – menos una – “esposas de otros”) mejora la educación y el bienestar de los hijos. Y porque los varones tienen hijas que se casarán con otros y los padres no quieren que sus yernos exploten a sus hijas. Este deseo de los padres se refuerza conforme se reduce el número de hijos por familia: “without female rights, bequests to daughters are essentially confiscated by the sons-in-law” (Fernández 2009 que indica que los estados norteamericanos con menor fertilidad fueron los primeros en atribuir derechos políticos a las mujeres, lo que sugiere que la preocupación de los padres por el bienestar de sus hijas aumenta, lógicamente, cuando se reduce el número de hijos). Los varones apoyarán la causa de los derechos de la mujer si con ello se mejora el capital humano de los hijos lo que, a su vez – la mayor formación de las mujeres – refuerza y consolida la igualdad de derechos. Y así estamos (relación entre renta per capita de un país y derechos de la mujer).
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Doepke, Tertilt Voena (2011)
Como se aprecia, España, por su nivel de renta, es uno de los países más avanzados del mundo en el reconocimiento de los derechos de la mujer. Solo nos superan los países nórdicos que son mucho más ricos (¡miren Italia!). Este índice incluye la envergadura de la violencia contra las mujeres. España es uno de los países de Europa con menos violencia de género, aunque, a juzgar por los medios de comunicación, parecería lo contrario.

Una observación interesante es, como hemos dicho, que los países que tienen regímenes económico-matrimoniales como el español (sociedad de gananciales) que atribuyen muchos derechos al cónyuge sobre el patrimonio familiar (por eso el cónyuge no es heredero en Derecho castellano) elevan el coste de oportunidad de trabajar para la mujer y conduce a que el número de mujeres casadas que trabaja sea menor. Mi intuición es que razones parecidas explican el “techo de cristal” de las mujeres profesionales. El coste de oportunidad de perseguir una carrera profesional se eleva cuando deciden tener hijos. Los varones profesionales, obviamente, no se enfrentan de la misma manera a esas opciones alternativas. Por eso se dice con razón que el mercado laboral no discrimina a las mujeres, ni siquiera a las casadas, sino a las madres.

En cuanto a las razones del cambio de actitud de la sociedad hacia los derechos de la mujer, la explicación cultural es obvia (tengo encima de la mesa el libro sobre las revoluciones morales) pero las de corte económico son también importantes. La conclusión de los autores es que el reconocimiento de los derechos de la mujer afectó a las decisiones sociales de forma que se aceleró el desarrollo económico y, viceversa, el desarrollo económico hizo posible el reconocimiento de los derechos de la mujer reforzándose ambos recíprocamente.

4 comentarios:

lamery dijo...

Jesús, la afirmación "Por eso se dice con razón que el mercado laboral no discrimina a las mujeres, ni siquiera a las casadas, sino a las madres." me parece absolutamente errónea.

Si fuese cierta, los países con tasa de natalidad baja tendrían que tener menor discriminación. Si asumimos que la discriminación a la mujer es únicamente por su capacidad de ser madre y no por otros motivos (que desde mi punto de vista los hay, y muchos), podría ser más acertado afirmar que el mercado laboral discrimina la expectativa o posibilidad de ser madre, ergo, todas las mujeres.

Cuando ya se te ha pasado la edad, teóricamente, ya no sufrirías discriminación, pero en ese momento ya no compites con tus compañeros en igualdad de condiciones si te han estado discriminando durante toda tu edad fértil.

Hace tiempo me preguntó una amiga si tenía alguna clienta que fuese administradora de una sociedad de la que no fuese propietaria. La quería para dar una charla en una asociación de mujeres directivas. Tristemente, las únicas que cumplían esos requisitos eran extranjeras (y muy, muy pocas).

Me consta que aún hay procesos de selección para puestos directivos donde se da una instrucción no escrita de conseguir candidatos hombres ... ninguna referencia a la maternidad.

Tengo la percepción de que hay un mayor cambio cultural en sectores tecnológicos donde percibo más directivas, lo cual resulta curioso, porque la formación universitaria de carreras técnicas tiene un porcentaje muy inferior de mujeres. Esto no se si es acertado, es una mera percepción, pero podría ser interesante ver las diferencias - si las hay - de discriminación, en función de los sectores de actividad

JESÚS ALFARO AGUILA-REAL dijo...

seguramente es así, en los países de menor natalidad, hay menos discriminación. mujeres directivas hay muchas, pero es verdad q muchas menos q hombres, aunque mejora la cosa. en tecnológicas, es posible q los hombres - más "tecnólogos" - cedan el paso más fácilmente en puestos directivos - donde las cualidades q se requieren no son tecnológicas - a mujeres que no tienen por qué ser tecnólogas. Pero en fin, creo que, en los niveles educativos postsecundarios, las mujeres no están discriminadas en los primeros años. Llegan al techo de cristal y se paran. Mi intuición es la que he expresado en el post. Tengo muchas amigas muy inteligentes y preparadas que valoran mucho más que sus maridos poder encargarse de sus hijos y para las que la carrera profesional no es tan importante personalmente como para sus maridos. Añádele que, según los estudios, a los hombres les gusta pavonearse mucho más que a las mujeres y se comprende por qué muchas prefieren estar en el segundo escalón a ser protagonistas, o sea, consejeras-delegadas. Y yo he sido subordinado de mujeres y de hombres y jefe de mujeres y de hombres y no creo haber sido tratado ni haberlas tratado discriminatoriamente. Me parece que en lo que queda de "discriminación" hay razones mucho más profundas, enraizadas en nuestros genes. Pero eso no es muy políticamente correcto, aunque a mi, como habrás comprobado, me importa un bledo :) Gracias por tu comentario!

Anónimo dijo...

Algo es claro y evidente: "regímenes económico-matrimoniales como el español - en ciertas comunidades añado- (sociedad de gananciales) que atribuyen muchos derechos al cónyuge sobre el patrimonio familiar (por eso el cónyuge no es heredero en Derecho castellano) elevan el coste de oportunidad de trabajar para la mujer y conduce a que el número de mujeres casadas que trabaja sea menor" Eso nadie lo puede negar. Ejemplos sobran. Mejor separación de bienes. ASL

JESÚS ALFARO AGUILA-REAL dijo...

O no. No hay comidas gratis. Gananciales inducen a los dos "socios" a trabajar para la sociedad mejorando el bienestar del grupo (los hijos)

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