sábado, 13 de febrero de 2016

Por qué está justificado temer que Podemos gobierne

Las tendencias totalitarias de Podemos a partir del análisis de un texto de Errejón


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De lo que he podido entender del discurso podemita, me ha quedado claro que son un partido populista, en el sentido de Alvarez Junco, basado en las ideas de Laclau y Gramsci. Básicamente, es posible para una minoría organizada hacerse hegemónica porque la mayoría permanece silenciosa. La hegemonía lo es en la discusión pública: de lo que se habla y se discute es de lo que el grupo hegemónico quiere y se utilizan las categorías que el grupo hegemónico implanta. Una vez en el poder, las políticas tratan de asignar el máximo de los recursos de todos a los que forman parte del grupo hegemónico.

Es, como se ve, un planteamiento político para hacerse con el poder y para conservarlo. No es un planteamiento sobre las políticas públicas que pueden mejorar el bienestar de la Sociedad en su conjunto. La única forma de producir los recursos (impuestos) que permitan elevados niveles de protección social (Estado del Bienestar) es un sistema económico capitalista en el que se maximice la libertad individual para decidir qué producir y cómo hacerlo (este es el modelo escandinavo), porque es el único sistema que garantiza la asignación eficiente de los recursos y, por tanto, la máxima productividad. Ningún sistema de propiedad pública – centralizado – de los medios de producción ha logrado generar crecimiento y riqueza. El espejismo del crecimiento económico de la Unión Soviética fue, eso, un espejismo. No hay nadie con un mínimo de autoridad que defienda que se puede crecer y generar riqueza a largo plazo sin que los individuos dispongan de libertad para decidir qué producir y cómo hacerlo. Ni que decir tiene, en fin, que es el único sistema compatible con la dignidad humana y el libre desarrollo de la personalidad que constituyen “los fundamentos” de todos los sistemas constitucionales occidentales.

Así pues, estos grupos populistas carecen de cualquier armazón intelectual probada empíricamente sobre la Política Económica. No tienen un manual de política económica que consultar para organizar la producción de bienes y servicios y, por añadidura, de los impuestos que necesitan para garantizar elevados niveles de bienestar a los miembros del grupo hegemónico. ¿A alguien le extraña que los líderes de Podemos sean incapaces de formular ninguna propuesta acabada respecto de cómo lograr crear empleo y acelerar el crecimiento económico?

Los populistas necesitan, o bien de un recurso natural abundante y gratuito (petróleo) o recurrir a la expropiación extra-impositiva. Es decir, a la apropiación de la riqueza de los particulares para repartirla entre los miembros del grupo hegemónico, los cuales, naturalmente, dedicarán de modo creciente sus energías a obtener dichas prebendas en lugar de a producir riqueza mientras que los expropiados acabarán por abandonar el país o sobornar a los líderes para que les permitan conservar sus bienes. El resultado es, indefectiblemente, un país pobre.

O – peor – una dictadura. Alvárez Junco nos ha recordado que los regímenes populistas degeneran fácilmente en dictaduras y es fácil, valga la redundancia, saber por qué.

El populismo debilita el Estado de Derecho y los límites constitucionales al poder de la mayoría,


límites que se establecen, precisamente, para asegurar la protección de los individuos y de las minorías. El “pueblo” puede hacer cualquier cosa y la definición de pueblo se hace cada vez más estrecha conforme se reducen los bienes distribuibles hasta configurar, simplemente, la minoría “hegemónica” y en último extremo convertirse en un sistema en el que sólo la Nomenklatura vive bien en medio de la pobreza general.

El populismo comienza su ataque al Estado de Derecho y a los derechos individuales por los derechos de carácter económico: el derecho de propiedad, el derecho a intercambiar libre y voluntariamente (libertad contractual), el derecho a elegir la forma de ganarse la vida (derecho al trabajo, libertad de empresa), el derecho a decidir libremente en qué emplear lo ganado mediante el trabajo (libertad de consumo). Estos derechos han sido históricamente infravalorados por todas las izquierdas que en el mundo han sido sobre la base de que constituyen la infraestructura de la desigualdad social. Dadas la lotería genética, la suerte y las relaciones familiares existentes en la Sociedad, es fácil argumentar que los individuos no se “merecen” lo que tienen. Y si no se lo merecen, ¿por qué habríamos de respetar el resultado? ¿Por qué no puede la mayoría limitar esos derechos para reducir o – idealmente – eliminar la desigualdad? Los nórdicos respondieron hace tiempo a esa cuestión diciendo que esos derechos han de respetarse escrupulosamente y que la desigualdad resultante se corrige a través del sistema impositivo, ex post,  no a través de la restricción – regulación – del ejercicio de esos derechos, no ex ante.

Puedo demostrar que Errejón no vería con disgusto una evolución de España hacia un régimen escasamente respetuoso con las libertades individuales y los derechos de los que no forman parte de esa mayoría hegemónica. Y, si es así, creo que está justificada la prevención de la – todavía – mayoría de los votantes españoles ante la posibilidad de que Podemos gobierne. Y, de esta forma, puedo demostrar que intelectuales públicos como Ramoneda hacen de tontos útiles y un flaco favor a la causa de la libertad y de la democracia liberal  publicando artículos como este. Si Ramoneda no cree en la democracia liberal, por favor, que explique qué modelo disponible de sistema democrático hay en el mundo actual que pueda servirnos para entender lo que considera deseable para la sociedad española.

La construcción de la irreversibilidad


Errejón se ha ocupado de esta cuestión en un artículo largo titulado “Estados en transición: nuevas correlaciones de fuerzas y la construcción de la irreversibilidad” de 2014.

Antes de abordar su contenido debo recordar que los revolucionarios nunca son claros en sus escritos. Lo son en sus mítines (y en sus tweets), pero, cuando escriben, pesa sobre ellos el temor de que se les aplique el Código Penal o se les acuse de defender la implantación de una dictadura leninista. De modo que utilizan expresiones metafóricas con mucha frecuencia y no son fáciles de refutar (en el sentido de Popper). Si hay algo que define una sociedad abierta (Popper) es la reversibilidad. De modo que resulta amenazador que el trabajo de Errejón lleve la palabra “irreversibilidad” en su título. Los gobiernos democráticos caen, se suceden y la esencia de la democracia es la capacidad de derribar gobiernos pacíficamente (Popper). Veremos que Errejón no es tan audaz (iba a decir, no es tan tonto) como para decir explícitamente que el objetivo de Podemos es hacer irreversible el dominio del grupo hegemónico en un momento histórico dado. En términos jurídico-políticos, lo que dice Errejón es que hay que cambiar la Constitución material. Véamoslo más despacio.

Estos movimientos populistas tienen dos objetivos: lograr la hegemonía social y convertirla en control del Estado y mantener dicho control en el largo plazo. Nuestros podemitas han demostrado una gran habilidad en la persecución del primer objetivo y han provocado la reacción de la – todavía amplia – mayoría social que se teme, con razón, que si Podemos logra el control del Estado, utilicen cualquier medio para mantener el control en el largo plazo. El PP utiliza esa prevención para mantenerse como primer partido pero su legitimidad para lanzar este tipo de discurso se ha visto muy reducida por la corrupción endémica que ha asolado a toda su cúpula directiva que es la que justifica artículos tan disparatados (por colocar a PP y Podemos en la misma balanza) como el de Ramoneda.
Errejón se ocupa de cómo lograr el acceso al poder y, – lo más interesante – de qué es lo que tiene que hacer el grupo hegemónico una vez en el poder: “expandir la soberanía popular”, es decir, ampliar el
“conjunto de cuestiones discutibles por la gente normal… (el)… abanico de cuestiones que son y pueden estar bajo control de la voluntad popular regulaciones interétnicas, relaciones de género (supongo que se refiere a las relaciones familiares y personales), regulación económica, de los recursos naturales, regulación de la política nacional e internacional, la gestión de los medios de comunicación, etc. Se expande el radio de acción de la soberanía popular y aumenta el conjunto de cosas que pueden ser decididas por los muchos.
No se puede acusar a Errejón de ser oscuro. El objetivo de Podemos es reducir el ámbito de lo que se decide libremente por los individuos que forman la Sociedad y someter la generalidad de los asuntos a la regla de la mayoría. No es el individuo el que decide, de acuerdo con su pareja, cómo educar a sus hijos o cómo repartirse las tareas domésticas; no son los individuos los que deciden qué producir, cómo hacerlo, ni siquiera deciden los individuos si quieren abrir una radio, un periódico o una televisión. Nada, aparentemente, queda al abrigo de la decisión popular rousseauniana, es decir, de la decisión de la mayoría. Es obvio el tinte totalitario que tiene esta propuesta y es obvia también su incompatibilidad con nuestra Constitución y cualquier constitución occidental. Estas se basan en la primacía del individuo – y su igual dignidad – y en la consideración de cualquier actuación del Estado – o sea de la mayoría – como una injerencia en la esfera libre del individuo que necesita de una justificación. ¿Está o no justificada la prevención de la mayoría frente al deseo de Podemos de modificar la Constitución?

Aquí es donde entra la cuestión de la irreversibilidad. ¿Cómo pueden volverse irreversibles las transformaciones realizadas por el grupo hegemónico si las clases medias estarán dispuestas a darle la espalda en cuanto noten que no pueden progresar en la vida tal como les parezca?

Errejón lo explica citando a Margaret Thatcher. Thatcher fue “hegemónica” en el sentido de que, tras su paso por el gobierno, “obligó” al Partido Laborista a parecerse a ella para poder conseguir el poder. Y añade:
Uno de los artífices de la constitución post-pinochetista en Chile dejó escrito un maravilloso ejercicio de realismo político que tenemos que agradecer, como analistas: “se trata de hacer una constitución tal que, incluso cuando gobierne el adversario lo haga de forma muy parecida como lo haríamos nosotros”. Esto no significa que desaparezcan las libertades si no que es la construcción de un Estado, una acumulación de instituciones, de cultura, de estructura social, en el cual incluso las opciones políticas de signo diverso o incluso antagónico al de uno, gobiernen en una dirección similar. Y prever cómo sedimenta el cambio de época incluso para cuando no se esté en el gobierno, incluso cuando las mayorías electorales cambien de signo y sean construidas en otro sentido, que es algo que por cierto sucede siempre e inexorablemente en los sistemas democráticos.
Este párrafo parece una garantía de que Podemos no suprimiría las elecciones aunque pudiera. Pero Irán tampoco las ha suprimido ni Turquía, ni Venezuela. No hace falta si, como dice Errejón, el paso por el gobierno ha permitido al grupo hegemónico transformar el Estado y la Sociedad hasta tal punto que se sustituyen las bases – los valores y principios – que sujetan nuestro armazón constitucional.

No en vano los alemanes incluyeron la Ewigkeit Klausel en su Constitución. Temían las reformas constitucionales que viraran hacia los totalitarismos. El artículo 79.3 de la Constitución alemana, en efecto, prohíbe reformar la Constitución si la reforma tiene por objeto suprimir el carácter federal de la República, si la dignidad humana deja de ser “intocable” (art. 1) o si se suprime el Estado social y democrático de Derecho. Los alemanes no son idiotas. La “eternidad” de la cláusula viene a significar que, si alguien quiere tocar alguno de esos principios y valores, más le vale que haga una revolución (no necesariamente violenta). Que no proponga una reforma. Es esa misma idea la que explica, a mi juicio, por qué la independencia de Cataluña no puede programarse en la Constitución ni puede ser el objeto de una reforma constitucional reconocer el derecho de Cataluña – o de cualquier región – a la autodeterminación. Que la soberanía reside en el pueblo español forma parte de los principios “eternos” de la Constitución de 1978.

En fin, en lo que aquí importa, hemos entendido qué quiere decir Errejón cuando habla de “irreversibilidad”. No es que no se pueda cambiar al gobierno. Es hacer irrelevante el cambio de gobierno, porque lo que hemos transformado definitivamente son las bases constitucionales del Estado.

Continúa Errejón explicando qué hay que hacer con las clases medias. Errejón sabe que las clases medias nunca entrarán voluntariamente en el grupo hegemónico (como nadie entraba voluntariamente en un campo de concentración) si no tienen a la vista, en todo momento, la puerta de salida, es decir, si no pueden derribar pacíficamente a los líderes hegemónicos una vez que hayan observado qué políticas ponen en marcha en pos del bienestar de las clases populares. De manera que estas estrategias transformadoras no pueden triunfar en sociedades con clases medias muy extendidas como es la española.

Simplemente, y como decía Fukuyama, las clases medias están “capturadas” por el carácter abierto de las sociedades liberal-democráticas y por el carácter razonablemente meritocrático del sistema capitalista. Las clases medias son esencialmente meritocráticas y, por eso, grupos como Podemos encuentran su caladero de votos en los que sienten que la meritocracia les ha fallado. Así pues, las clases medias son el bastión más resistente del capitalismo. Una sociedad en la que la gran mayoría es propietaria de los bienes que necesita para llevar una vida razonablemente cómoda y que puede consumir lo que necesita para llevar esa vida gracias a su fuerza de trabajo es el mecanismo más eficaz contra las revoluciones. Errejón, consciente de que son el peor enemigo de la transformación totalitaria del Estado, pide que se “fidelice en el Estado” a las clases medias. Porque las clases medias
“se ven en la posibilidad… de abandonar las opciones políticas a las que apoyaron en un inicio y que les facilitaron un cierto ascenso social (normalmente por la vía de liberar renta por la consolidación de derechos, para los que ya no hay que dedicar renta de las familias, que permite por ejemplo la democratización del consumo)”.
No entiendo muy bien la frase entre paréntesis (aunque me suena a ésto), pero parece evidente que Errejón sabe que, cuando los individuos pueden ganarse la vida por sí mismos, no obedecen fácilmente (Trotsky*) y, por tanto, aunque votaran inicialmente al partido populista, lo abandonarán rápidamente tanto si  –como ocurre frecuentemente – se produce el desastre económico como si las cosas van bien pero las clases medias aprecian que su posibilidad de ascenso social y económico se ve coartado por el efecto combinado de las políticas restrictivas de sus derechos económicos y de las políticas redistributivas hacia los menos productivos que el partido hegemónico pone en marcha.

¿Qué hacer con las clases medias? Errejón dice que “esta es una de las cuestiones centrales” porque Errejón no quiere implantar una dictadura. Lo que hay que hacer es integrar
“a los nuevos sectores sociales y fideliz(arlos) en el Estado, en el uso de los derechos, de los servicios públicos, e integrarlos al nuevo contrato social con sus nuevas demandas y aspiraciones no con las que tenían hace diez años”
Lástima que las clases medias sean reacias a firmar semejante “contrato social”. Las clases medias lo quieren todo. Todo lo que sus hijos puedan lograr en la vida con su trabajo y esfuerzo. Todo lo que alguien pueda producir y sea agradable de consumir. Todo lo que pueda hacer la vida en este mundo lo más parecido a la vida en el paraíso. Son las virtudes burguesas las que dirigen a las clases medias. De manera que, hay que adoctrinarlas. Con el lenguaje que le caracteriza, Errejón no habla de adoctrinar, claro, sino de
acompañándoles en el tránsito y pugnando porque este no tenga sólo un sentido consumista. Si no, los procesos de cambio se erosionan su propia base social sin remediarlo ni renovarla.
Obsérvese que se trata de cambiar la mentalidad de las clases medias. Convencerlas de un concepto de la “buena vida” (good life) que, aparentemente, no es el que siglos de convivencia pacífica, comercio y religión han imprimido en las cabezas humanas.

Y ya termina Errejón. Hemos demostrado que Errejón no quiere implantar una dictadura – en el sentido de un gobierno no elegido – pero quiere transformar las sociedades liberales occidentales en sociedades en las que la regla es el control popular – mayoritario o, más ambiguamente, hegemónico – de los recursos y la excepción es la libre autodeterminación individual en todos los aspectos de la vida de una persona. Por tanto, un gobierno de la Sociedad bastante más totalitario que el que disfrutamos.

La gestión de la hegemonía y Celia Mayer


Pero antes de abandonarlo, leamos lo que dice sobre el enemigo del pueblo. Lo explica en términos de “gestión ambivalente de la hegemonía” pero está claro qué es lo que quiere decir:
“la construcción de un pueblo requiere siempre la construcción de un “afuera”, de algo que no es el pueblo, de un “anti-pueblo”. Y en la gestión del anti-pueblo, uno tiene que tender a reconciliar al conjunto de la comunidad política pero a la vez un gobierno popular no puede disolver el antagonismo, no puede “gobernar para todos”. Es más, no puede dar siquiera la imagen de que gobierna para todos porque eso sería tanto como disolver la identidad popular que lo ha hecho mayoritario”.
Alguien dirá que exagero. Pero cuando Celia Mayer – recuérdese es una de las politólogas del grupo complutense que controla Podemos – se empeña en cambiar los nombres de las calles, en cambiar el sentido tradicional de la cabalgata de reyes o en que los niños burgueses vean títeres anti-sistema, ¿qué hace sino gobierno popular? ¿qué hace sino evitar que se disuelva el antagonismo? ¿qué hace sino evitar caer en el gobierno para todos?

Conclusión


Podemos es incompatible con una Constitución fundada en los principios institucionales y valores que los alemanes han considerado “eternos” como bastión frente al totalitarismo. Está justificado alertar a la población sobre el riesgo que su hegemonía supone para la conservación de la Sociedad española como una Sociedad abierta y de nuestro Estado como un Estado de Derecho.
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* “En un pais donde el unico empleador es el Estado, la oposicion significa muerte lenta por hambre. El viejo principio, el que no trabaja no come, ha sido reemplazado por uno nuevo: El que no obedece no come” Leon Trotsky 1937

8 comentarios:

Miguel Pasquau dijo...

Alertar sí alertas, porque eres inteligente, sabes pensar y sabes escribir. Pero te sobra la palabra "demostrar". El argumento recorre muchos meandros, no es "literosuficiente", y queda expuesto a tantos matices que, al final, sólo llega un hilo de agua que acaba... No alertando.

Algún ejemplo de agua que se pierde en meandros de matices:

- ¿No crees que "las regulaciones interétnicas, las relaciones de género, la regulación económica, la de los recursos naturales, la regulación de la política nacional e internacional y la gestión de los medios de comunicación" están ya en buena parte "decididos", o que se "deciden" constantemente por la soberanía nacional? Pues claro que sí, porque son, todos ellos, sectores o realidades "intervenidas" por la ley y la política. Ya sé que hay un sustrato de libertad entendida como no intervención que es importante. Pero ¿de dónde sacas que Errejón quiere suprimir ese sustrato? ¿Va a abolir la propiedad privada, o sólo quiere, por ejemplo, crear un Banco público? ¿Va a nacionalizar los medios de comunicación, o sólo quiere favorecer el pluralismo -por ejemplo en RTVE-? ¿Va, quizás, a suprimir los conciertos educativos que no existen p. ej. en Francia (esto quizás sí, y yo no estoy de acuerdo). ¿Va a imponer por ley cómo vas a relacionarte con tu pareja? ¿De dónde lo sacas? Lo que yo saco del párrafo que transcribes de Errejón es que hay mucho recorrido para la política, es decir, para la democracia. Llamar a eso totalitarismo es

Miguel Pasquau dijo...

es atribuir intenciones, pero no es demostrar.

Y segundo, sobre la "irreversibilidad". Te puedo poner ejemplos nada totalitarios de políticas que han perseguido una irreversibilidad en el sentido que tan cabalmente has entendido: el derecho universal a la prestación pública de salud. La protección de la dependencia (si se hubiese implementado). La educación pública gratuita hasta los 16 años. El derecho a una jubiliación remunerada. Ningún gobierno podría hoy, salvo catástrofe, revertirlo. Por tanto, proponer una irreversibilidad en el sentido de intentar conquistas que por sí mismas se instalen y cueste mucho remover, es un objetivo legítimo.

Eso sí, y no lo digo por cortesía: el rato que he dedicado a leer y releer tu artículo en absoluto es un rato perdido. Como siempre, dices cosas muy interesantes. Lo único que te "quito" es la vehemencia de la palabra "demostración"...

Abrazo.

JESÚS ALFARO AGUILA-REAL dijo...

Muy buen análisis, como siempre Miguel pero como ni el texto de Errejón ni el mío son matemáticos, es necesario generalizar y deducir.
Si Errejón hubiera querido decir q haya una televisión pública, ¿por qué no decirlo así? Usa "gestión". Si hubiera querido referirse a las políticas sociales q ya están extendidas en todas las democracias liberales ¿por qué no decirlo así? ¿Por qué su interés en transformar el Estado de modo que las transformaciones sean irreversibles para el siguiente gobierno DE SIGNO DISTINTO? Si se refiere a los avances del Estado del Bienestar ¿por qué no los menciona?

Me temo que tu interpretación del texto de Errejón es demasiado ingenua y la mía se corresponde con lo ocurrido en Venezuela, Bolivia y Ecuador. La tesis de Errejón es sobre Bolivia. Evo Morales ha cambiado formalmente la Constitución, lo mismo q Correa y q Chavez. Y es dudoso q cualquiera de los tres países pueda ser considerado un Estado de Derecho.
No atiendes a mi argumento central: todas las constituciones europeas y occidentales se basan en el art. 10 CE y en la cláusula de Estado de Derecho. Errejón propone una constitución en la que la mayoría vence siempre. No menciona ni una sola vez el respeto de los derechos individuales. No menciona ni una sola vez la protección de las minorías y dice expresamente que el gobierno popular no ha de gobernar para todos, con lo que viola otro principio fundamental del Estado de Derecho q es el de igualdad ante la ley y ante los poderes públicos. En fin, la Constitución de Errejón no se parecería en nada a la GrundGesetz, a la de 1978 o a la de cualquier otro país de la UE. Y las diferencias serían terribles para el Estado de Derecho y la protección de los derechos individuales

Miguel Pasquau dijo...

Vamos a ver, yo creo que la "irreversibilidad" de avances a los que aspira Errejón no es ni siquiera una reforma constitucional, y menos bolivariana (estamos en España, Europa), sino efectivamente un discurso hegemónico, apoyado en una voluntad popular fuerte, con conquistas como las que antes te he mencionado (que no necesitaron reformas constitucionales). Lo de la necesidad de una voluntad popular fuerte como condición para transformar algo, también lo he defendido yo en http://ctxt.es/es/20160127/Firmas/3923/izquierda-dificil-capitalismo-reformar-bienestar-Tribunas-y-Debates-Ideas-para-una-nueva-pol%C3%ADtica.htm .

En cuanto a lo de gobernar para una mayoría pero no para todos, aunque sería matizable (los gobiernos siempre gobiernan para todos, aunque ninguno beneficia a todos), tengo que darte la razón, porque uno de los problemas que tenemos en esta España es el puñetero frentismo: se gasta muchísima energía en odiar/denostar al adversario, y haría falta reescribir aquello en lo que casi todos estamos de acuerdo, que no es poco. Esta consideración, por cierto, es la que me está haciendo pensar últimamente que en España, hoy, haría falta un gobierno de la máxima base social posible. O PP/C's/PSOE, o PSOE/C's/Podemos (cada cual sus preferencias...). Pero lo veo difícil.

Por último, sobre el argumento central, si fuera verdad que Errejón tiene en su agenda oculta imponer una democracia populista, es decir, la regla de la mayoría sin los límites de los derechos y de "lo que no puede ser votado" (democracia constitucional), inmediatamente lo convertiría en el principal enemigo a batir. Mano con mano, estaría en tu trinchera. Pero de sus párrafos no lo deduzco. Espero, francamente, no estar equivocado...

JESÚS ALFARO AGUILA-REAL dijo...

Fíjate que los dos ejemplos que pone - el de Thatcher y el de Chile - se basan en cambios constitucionales (Thatcher no cambió formalmente la Constitución porque los ingleses no tienen constitución escrita) formales. Los de Podemos hablan de "blindar" constitucionalmente los derechos sociales. Lo cual es una estupidez o ¿qué?
Creo que la diferencia entre tu análisis y el mío es de que tú lees in bonam partem. Yo les leo con una actitud muy crítica. Porque cuando no pensaban que pillarían poder, decían abiertamente que eran comunistas revolucionarios http://okdiario.com/espana/pablo-iglesias-el-comunista-viral-que-nos-quiere-gobernar-69948 Errejón, que es el más listo, es también el más teórico y no puedo leer el texto como si fuera obra de un socialdemócrata nórdico (por las razones q explico en el post)
Cuando una constitución la hace un partido supermayoritario, es difícil q los derechos de los individuos y de las minorías queden bien protegidos. La Constitución alemana es EL EJEMPLO porque es la que hacen unos tipos que acaban de salir del peor régimen totalitario de la historia. Por tanto, me parece un buen término de comparación sobre lo que está en el núcleo de una constitución antitotalitaria.
En todo caso, el motivo del artículo ha sido la columna de Ramoneda. El y muchos otros "intelectuales" de izquierda le están haciendo el caldo gordo a unos que, cuando menos, tienen sesgos totalitarios y todo porque su inquina - justificada - al PPartidomascorruptodelahistoriadeEspaña les puede.

Miguel Pasquau dijo...

Eso de "blindar constitucionalmente los derechos sociales" se lo he oído a Iglesias, a Sánchez y a Rivera. Con las mismas palabras (lo he corroborado en Google). Y no me extrañaría que Rajoy lo diga de aquí a poco. Quizás porque no significa nada (mientras no se precise). Tú, que eres más bruto, dices que es una estupidez. Como mínimo es un mantra irritante, porque lo que me importaría no sería el titular, sino el detalle, y nada nos dicen.

Sobre su evolución desde el comunismo, yo no tenía ninguna duda de que sería así; pero, leyendo "in bonam partem", no me parece que estén escondiendo la patita de lobo, es que si decides hacer política institucional tienes que aceptar el terreno de los consensos. Le pasó en su día al PSOE, y fue estupendo. Es el principio de realidad.

Haces bien en publicar lecturas críticas tan interesantes. Contribuyen a no hablar de tantas tonterías. Ojalá, por ejemplo, que Errejón tuviera que enfrentarse y contestar a argumentos como los tuyos, en vez a la "exclusiva" de hoy de El Español, de que se ha designado a un cargo de confianza y libre designación a una persona conocida...

JESÚS ALFARO AGUILA-REAL dijo...

he leído tus columnas en cxt. y de lo q tenemos de hablar es de lo de las políticas económicas y las reformas. Porque me preocupa mucho la gran distancia q hay entre personas cultas e inteligentes al respecto. No digo q debiéramos estar de acuerdo - parece q no es posible psicológicamente - pero el conjunto de los "consensos" respecto a la política económica y fiscal debiera ser mucho mayor en España de lo q es. Y no lo es, en parte, porque los gobiernos nunca dicen que hacen algo porque quieren, sino porque no les queda más remedio. Y no se habla de las políticas QUE QUERRÍAN HACER si pudieran y cómo hacerlas. P. ej., tu eres demasiado optimista cuando dices q con un aumento de impuestos, los servicios públicos mejorarían en calidad y cobertura. Pero eso no es lo q ha ocurrido ni en Andalucía ni en el resto de España - educación - Porque no hay ninguna evaluación ni se corrige nada. Y así como en la derecha no hay compassion, en la izquierda no hay científicos sociales de categoría. No conozco ni un economista prestigioso, p. ej., y conozco muchos.

Anónimo dijo...

Lo he leido pero deberian saber que esos populistas comunistas que son lo que en realidad son son mas capitalistas incluso que los propios capitalistas, lo que pasa que el comunismo lleva a la sociedad a la miseria absoluta y ser menos libres todavia queriendo imponer el pensamiento unico.
Desde luego esto es horrible para cualquier pais pero en España sera incluso peor porque esta gente no respeta ni la bandera si quiera ademas de odiar todo lo catolico. Encima tenemos los de los "refugiados" que estan violando y haciendo salvajadas en otros paises de Europa aunque lo tratan de ocultar sobretodo los medios de aqui y no dicen. Pues bién estos populistas incluso psoe quieren dejar las puertas para que todo lo malo incluso entre incluido esta gente. En serio si esta gente se sale con la suya ya no es solo que destruyan España esque a este paso si no se hace algo no va a quedar ni el nombre de mi querido pais ni de todos los Españoles.

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