¿Por qué España sólo comenzó a acercarse a Europa en desarrollo económico en el siglo XX? Una explicación es que España no desarrolló un mercado interior digno de tal nombre hasta esas fechas. España creó tempranamente una unidad política que ha durado más de cinco siglos, mantuvo un imperio trasatlántico hasta bien entrado el siglo XIX, conservó la unidad de sus territorios durante toda la edad moderna y contemporánea pero lo logró a costa de renunciar a imponer la centralización económica y política sobre los territorios peninsulares.
“El poder permaneció en buena medida en los territorios históricos y en las ciudades, porque (la constitución política) garantizaba una forma de representación… que legitimaba el gobierno de la monarquía. El hecho sorprendente históricamente es que la monarquía compuesta hispánica sobreviviera en sus territorios nucleares y en sus inmensos dominios americanos durante tanto tiempo sin que se produjera ni la centralización ni el desmembramiento total. Dado que el poder residía, en gran medida, en las unidades territoriales y la opción por abandonar la monarquía existía, la Corona estaba obligada a negociar continuamente en – casi – pie de igualdad. Pero también en este caso era posible más de un resultado. El Imperio austro-húngaro compartía muchos de los rasgos de España – la fragmentación jurisdiccional- pero la existencia de una nobleza mas fuerte y pan-austro-húngara sirvió de elemento unificador en una <<unión monárquica de estados corporativos>> de manera que uno de los grupos relevantes en la estructura corporativa del Estado se convirtió en un de los aliados clave de la Corona.
En España, por el contrario, la Corona fue el único elemento unificador. España tenía una aristocracia razonablemente nacional pero débil, una nobleza amplia pero con vínculos completamente locales y carecía de dueños de tierras transterritoriales o de otras instituciones corporativas de cualquier clase. De forma que la Corona española se convirtió en el árbitro último de una compleja red de entidades corporativas locales y regionales cuyas relaciones jerárquicas no estaban claramente definidas. Esta estructura institucional se construía en torno a la idea de representación en las instituciones de las ciudades y de los territorios históricos, lo que establecía límites estrechs para la negociación.
El camino hacia el Estado nación… en España (no fue una lucha entre la corona y las élites como en el resto de Europa sino) un juego de coordinación complejo que requería constantes realineamientos y negociaciones (del que resultó, como podía haber resultado otra cosa)… la descentralización como la alternativa menos costosa en términos políticos y fiscales…
… este juego de coordinación afectó al desarrollo económico de España, sobre todo, a través de la integración de los mercados. El talón de aquiles más importante de la economía política de España en la Edad Moderna no fue un estado absolutista y predatorio, o un imperio demasiado extenso o la explotación de España como parte semiperiférica por parte de un sistema capitalista mundial, o de una burguesía que escogió vivir como rentista. Fue la fragmentación de los mercados interiores, fragmentación que era el resultado paradójico de la propia fortaleza del sistema de gobierno que permitió a la Corona española gobernar a base de negociación y de compromiso”.
El resultado fue que la Corona española del Antiguo Régimen no maximizaba la recaudación fiscal – como hacían sus homólogos franceses o ingleses. Maximizó la conservación de la unidad y el respeto por los derechos de los súbditos a costa de la unificación de los mercados y el crecimiento económico. La fragmentación del poder, sin embargo, tuvo la ventaja de limitar la predación por parte del Estado y un mayor respeto por los derechos de los individuos que en otros Estados nación en Europa – como Francia – . La Monarquía española no fue un “fiscal-military state”.
Regina Grafe, Distant Tyranny, 2012
V., esta entrada de la autora en NADAESGRATIS y la contestación (aunque no afecta al contenido de esta entrada)
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