En el último número de LA VOCE se recoge este gráfico, del que, aunque hay que ajustarlo, podemos estar orgullosos como españoles: refleja la relación entre capitalización bursátil (valor de todas las empresas que cotizan en la Bolsa) y PIB (producto interior bruto). Un mayor tamaño del mercado bursátil, en relación con el tamaño de una economía tiene importantes ventajas en términos de financiación de las empresas – pueden obtener financiación a menor coste y, por tanto, una ventaja competitiva frente a empresas semejantes que no disfrutan de un mercado de capitales semejante – y en términos de eficiente asignación del ahorro.
Pero lo que indica un gráfico así es que los inversores españoles se sienten más protegidos frente al robo de sus inversiones por parte de los insiders (los que controlan las compañías que cotizan en Bolsa) que los inversores italianos. Porque si uno cree que el dinero que invierta en Telefónica va a acabar en el bolsillo del Sr. Alierta, no compraría acciones de Telefonica o estaría dispuesto a pagar un precio inferior – ceteris paribus –.
Pues bien, según explican los de LA VOCE, el mercado bursátil italiano se ha visto sacudido en los últimos (¿100?) años por escándalos de expropiación de los inversores por insiders. Me parece especialmente relevante lo que ha ocurrido con las empresas de reciente salida a cotización. Los nombres son Cirio, Parmalat, Popolare di Lodi, Italease, Giacomelli, Mariella Burani (las tres últimas entraron recientemente a cotizar). LA VOCE dice que en un caso se vio implicado un ex presidente del Tribunal constitucional italiano (Antonio Baldassarre por Alitalia). Y, fuera del ámbito del Derecho Penal, la falta de transparencia ha sido la tónica en muchos otros casos. Uno especialmente famoso es el de Fiat-Exor y el de La Rinascente.
Especialmente preocupante es que
“sono i tanti casi di azioni di nuova quotazione che sono stati offerte a prezzi tanto elevati da registrare poi performance largamente peggiori della media. Il caso più clamoroso è quello di Saras, che ha dato origine anche a un’azione penale della procura di Milano, ma non si tratta affatto di un episodio isolato. In una ricerca con Marco Fumagalli, in via di completamento, mettiamo in evidenza che dal 2000 al 2010, oltre la metà dei titoli di nuova quotazione ha registrato performance inferiori all’indice di borsa, e che in ben venticinque casi, si tratta di differenze superiori al 25 per cento.
Mejorar el Gobierno corporativo y meter en la cárcel a los gestores y socios de control que abusan de su posición para expropiar a los accionistas dispersos es la mejor receta para preparar un mercado de capitales que asigne eficientemente los ahorros a las inversiones más productivas.
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