La discusión sobre la independencia de Cataluña empieza a revelarse como un Plan Ibarreche II en algún sentido. El Sr. Mas ha propuesto que la pregunta que se haga a los catalanes sea “¿Usted desea que Cataluña sea un nuevo Estado de la UE? Y es una pregunta inaceptable. Es un paso más en la estrategia de los nacionalismos de no arriesgar nada. De ganar siempre. En cada paso que se da por cualquiera. Ellos salen siempre ganando. El tripartito, que ha sido probablemente el peor gobierno que ha habido en España – junto con el de Zapatero –, va a salir de rositas gracias a la convocatoria anticipada de elecciones por el Sr. Mas. Esquerra recuperará votos, Izquierda Unida recuperará votos y los pobres tontos del PSC seguirán perdiendo votos (lo digo con cariño, pero si ha habido mucha incompetencia profesional y personal en el PSOE, buena parte de ella es la cuota catalana). No aprendieron del PSOE vasco y se echaron en manos de los nacionalistas y fueron más nacionalistas que los de CiU.
Lo último que puede aceptar alguien que – como yo – no quiere la independencia de Cataluña (porque creo que seremos todos más pobres y menos felices) es que lo del referéndum de la independencia les salga gratis a los nacionalistas. Si quieren un referéndum por la independencia, sea. Pero se hace de conformidad con la legalidad. Y nuestra legalidad – la Constitución – no prevé los referéndum de independencia porque no prevé la posibilidad de secesión de una región de España. Por tanto, el primer paso, como dijimos en otra entrada, es reformar la Constitución y regular el derecho de secesión. Si Cataluña ha cumplido mil años sin haber tenido un Estado independiente, puede esperar unos pocos más.
Lo último que puede aceptar alguien que – como yo – no quiere la independencia de Cataluña (porque creo que seremos todos más pobres y menos felices) es que lo del referéndum de la independencia les salga gratis a los nacionalistas. Si quieren un referéndum por la independencia, sea. Pero se hace de conformidad con la legalidad. Y nuestra legalidad – la Constitución – no prevé los referéndum de independencia porque no prevé la posibilidad de secesión de una región de España. Por tanto, el primer paso, como dijimos en otra entrada, es reformar la Constitución y regular el derecho de secesión. Si Cataluña ha cumplido mil años sin haber tenido un Estado independiente, puede esperar unos pocos más.
En dicha regulación habrá que prever un referéndum vinculante con una pregunta clara. Si de ese referéndum sale una mayoría clara (sugeríamos 75 X 75 pero hay variantes interesantes para tener en cuenta que el sentimiento independentista puede ser muy diferente en unas y otras provincias o territorios) a favor de la independencia, sea. La mayoría ha de ser clara en relación con el censo, no con los participantes en el referéndum.
Solo si se convoca un referéndum en esos términos pueden los españoles que no queremos la independencia de Cataluña pero que respetamos – aunque no los entendamos muy bien – los deseos de los demás, sentir que no han sido engañados y, sobre todo, pueden los catalanes estar seguros de que han tomado la decisión correcta.
Si el referéndum se plantea como un referéndum consultivo o como un referéndum acerca de si los catalanes pueden decidir hacer un referéndum para decidir si quieren ser independientes o si los catalanes pueden ser independientes pero solo si la UE los admite inmediatamente como Estado o condicionar la declaración de independencia a que España se porte bien en las negociaciones subsiguientes a la secesión o a que puedan mantener sus derechos de pensión frente al Estado español o a que puedan seguir pagando impuestos en España aunque residan en Cataluña o a que puedan elegir la nacionalidad catalana o la española aún residiendo en Cataluña o a que pueden enviar a sus hijos a las universidades españolas en igualdad de condiciones con los españoles o a que puedan acudir a los hospitales españoles cuando el especialista más reputado sea el de un hospital de Granada o de Santiago o a que… estaríamos haciendo trampas.
Los que hablan de la independencia y los que no hablan de la independencia deben empezar a hablar de lo que significa la independencia. Y como, salvo el cielo, no hay nada que sea bueno absolutamente, los catalanes podrán cavilar acerca de si su sentimiento nacional solo puede verse colmado con un Estado o cabe dentro de un Estatuto de Autonomía. Porque no hay comidas gratis. Y la independencia tampoco lo es.
Decir que Cataluña sería un Estado inviable es una sandez. Pero tener en cuenta que la independencia es una ruta muy arriesgada, no. Las cosas pueden salir bien pero también pueden salir mal. Y cuando voten, los catalanes deben saber todo eso. Y deben saber que los que regirán esa Cataluña independiente son los mismos que han puesto a Cataluña al borde de la quiebra.
Que esto no tiene nada que ver con el “voto del miedo” debería ser obvio. Pero, por si acaso.
2 comentarios:
Al pan pan, al vino vino, y a quien quiere decir adios, pues adios con sus consecuencias. Yo prefiero que sigamos siendo concuidadanos, pero no hay que obligar a nadie. Ahora bien,hay que asumir las consecuencias de las decisiones y no utilizar retruécanos y juegos de palabras para ocultar lo que se quiere ocultar.
De acuerdo con la necesidad de reformar la constitución, pero no solo para "legalizar" el derecho de secesión (de cualquier pueblo o grupete de amiguetes)sino sobre todo para mejorar bastantes aspectos con la experiencia de los años (organización territorial, independencia de la justicia, reforma del senado, etc.etc.)y para todo esto, incluyendo el procedimiento de secesión que sea,hay que recordad e insistir el ineludible referéndum de todos, toditos, los españoles conforme a la actual Constitución. Y eso antes que lo del supuesto 75x75 local.
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