miércoles, 21 de marzo de 2018

Si te dan un balonazo mientras estás viendo un partido de fútbol, te fastidias

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Nápoles


Desde la perspectiva causal, para que nazca la obligación de responder de los daños ocasionados a una espectadora en un partido de futbol, en lo que se ha denominado imputación objetiva, con nexo de causalidad tanto desde el punto de vista físico como desde el jurídico, la sentencia ofrece una respuesta adecuada. En efecto, tiene dicho esta Sala que la imputación objetiva, entendida como una cuestión jurídica susceptible de ser revisada en casación, comporta un juicio que más allá de la mera contestación física de la relación de causalidad, obliga a valorar con criterios o pautas extraídas del ordenamiento jurídico la posibilidad de imputar al agente el daño causado apreciando la proximidad con la conducta realizada, el ámbito de protección de la norma infringida, el riesgo general de la vida, prohibición de regreso, incremento del riesgo, consentimiento de la víctima y asunción del propio riesgo, y de la confianza, que han sido tenidos en cuenta en diversas sentencias de esta Sala (sentencias 147/2014, de 18 de marzo ; 124/2017, de 24 de febrero ).

Es cierto que en un balón proyectado desde el campo a la grada está el origen del daño pero el nexo causal que relaciona las lesiones producidas en un ojo a la espectadora desaparece desde el momento en que asume un riesgo propio del juego o espectáculo que conoce, como es el que un balón pueda proyectarse con mayor o menor potencia hacia la grada que ocupa reglamentariamente detrás de la portería. La responsabilidad del organizador del evento deportivo no debe enjuiciarse desde la óptica del singular riesgo creado por un lance ordinario del juego, al que es ajeno. El riesgo que se crea no es algo inesperado o inusual, del que deba responder. Surge durante el calentamiento previo de los futbolistas donde es más frecuente los lanzamientos de balones a la grada, y se traslada al ámbito de responsabilidad de la víctima, que controla y asume esta fuente potencial de peligro, con lo que el curso causal se establece entre este riesgo voluntariamente asumido y el daño producido por el balón, con la consiguiente obligación de soportar las consecuencias derivadas del mismo. Y si no hay causalidad no cabe hablar, no ya de responsabilidad subjetiva, sino tampoco de responsabilidad por riesgo u objetivada necesaria para que el demandado deba responder del daño.

Es la Sentencia del Tribunal Supremo de 7 de marzo de 2018

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una sentencia aplicando la doctrina del riesgo del Código Civil!!! Qué está pasando???

Anónimo dijo...

No creo que sea la única sentencia que la aplica, la verdad.

Volviendo al caso, lo que tiene mayor interés es lo de la red protectora. Especialmente, me ha venido a la cabeza la forma en que el abogado de turno utilizó todo su ingenio jurídico para relacionar el tema de las redes del Camp Nou tras lo del cochinillo de Figo (no se dice explícitamente pero es de fácil deducción) para, luego, tratar de aplicar la doctrina del riesgo en un claro supuesto de asunción del riesgo. Creo que este señor, más allá de lo que haya debido aguantar de su cliente (ejem ejem), sería un buen candidato a redactor de las resoluciones de la DGRN...

¡Saludos!

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