domingo, 10 de mayo de 2015

Cobertura de riesgos en el seno de grupos


La discusión pública sobre las diferencias sociales debería plantearse en términos de solidaridad y no de igualdad


 
Lo que hace generosos a los Nuer de Sudán del Sur  no es la prosperidad, sino la escasez
Evans-Pritchard

La postura erguida de los seres humanos , al constreñir el tamaño de la pelvis femenina , limita el tiempo que el feto humano puede pasar en el vientre materno. Según los estándares de los primates, los humanos nacen prematuramente de forma sistemática y necesitan cuidados intensivos durante muchos meses lo que limita el número de crías y de adultos emparentados con el nuevo bebé. De ahí que las organizaciones sociales humanas primitivas, o bien eran de un tamaño relativamente pequeño (como las bandas de cazadores-recolectores ) o bien, la evolución incrementó y desarrolló la capacidad de los humanos para intercambiar bienes y favores entre individuos no emparentados .

 
Cuando el tamaño de los grupos humanos aumenta, se obtienen las ventajas de la ley de los grandes números. Las más importantes – continúa Seabright – son las de la posibilidad de cubrir colectivamente los riesgos, la de la especialización y la de la acumulación de conocimiento. Como hemos explicado aquí, podrían añadirse otras dos: la obtención de las economías de escala y las mejoras en la capacidad de autocontrol de los individuos (que reduce la violencia). Ahora quiero fijarme especialmente en la cobertura de riesgos. 

La vida humana ha sido muy arriesgada hasta hace muy poco y los riesgos se convierten en siniestros para todo el grupo (un terremoto) pero, mucho más frecuentemente, para individuos concretos (una mordedura de serpiente, una caída de un árbol, un accidente de caza…). Los riesgos individuales pueden soportarse de forma eficiente traspasándolos del individuo al grupo. Eso es básicamente el aseguramiento. Sobre su eficiencia económica (los individuos son aversos al riesgo pero el grupo, en su conjunto, no lo es) ya hemos hablado. Pero el aseguramiento – recuerda Seabright – no tiene por qué ser explícito, esto es, producto de un contrato de intercambio o de sociedad. Es, a menudo, implícito y, a veces, se desarrolla, simplemente, a través del mecanismo de los precios (el agricultor que, por la sequía, ha obtenido una cosecha muy inferior a la de otros años, se ve compensado parcialmente por el aumento del precio de su producción, de este modo, los compradores de su producto "contribuyen" a reducir las pérdidas sufridas por el agricultor pagando un precio más alto y por eso no hay hambrunas en sociedades de mercado) o a través de la división del trabajo (un grupo grande puede permitirse dedicar parte de sus miembros a un proyecto arriesgado – como cazar un mamut – sabiendo que aunque existe el riesgo de que fracasen en la caza, su fracaso no provocará la muerte por inanición de todo el grupo) o a través de la aportación de trabajo en beneficio de otro (como – en el cuento chino – cuando los familiares lejanos acuden a los campos de uno de los miembros del grupo que ha caído enfermo o a ayudar con la cosecha a una familia cuya cabeza ha muerto). Es más, la division del trabajo y la especialización no son posibles sin la cobertura colectiva de los riesgos. Nadie se dedicará a actividades en las que puede ser más productivo si son actividades arriesgadas (es decir, si fracasan, el individuo muere de inanición o deja a su familia en la miseria) y no existe solidaridad y cobertura de esos riesgos por el grupo entero. Seabright, de nuevo:
cualquier grado de especialización puede lograrse a un aceptable nivel de riesgo. Mucho de la creciente complejidad de las sociedades humanas en los últimos miles de años ha consistido en reforzar progresivamente la especialización, lo que aumenta la prosperidad en cuanto la gente puede permitirse iniciar nuevas actividades, perseguir nuevas metas y aspiraciones en mayor medida 
("el libre desarrollo de la personalidad" al que se refieren las Constituciones modernas) lo que se refuerza en una espiral virtuosa porque, sabiéndose protegido por el grupo, se incentiva a aumentar la especialización. Pero, originalmente, esta solidaridad que permite obtener las ventajas de la cooperación se desarrolla "naturalmente" en grupos emparentados, (por razones del "gen egoísta" que explicó Hamilton) esto es, en el seno de la familia extensa. Recuérdese que el sujeto de Derecho más primitivo no es el individuo, sino la familia y, como decimos, el milagro de la evolución cultural favoreció la extensión de la solidaridad en el seno de grupos cuyos miembros no estaban genéticamente emparentados.

Estas formas implícitas de aseguramiento se expresan, en sociedades primitivas – y también en las modernas – en regalos entre los miembros de la familia, en contribuciones a favor de determinados miembros que han sufrido un incremento repentino de los gastos – funerales – o una reducción repentina de los ingresos – enfermedad, accidentes – y, también en crédito, es decir, en "cuasipréstamos" entendiendo por tales los que se hacen entre los miembros de la familia sin fijar interés y, sobre todo, sin fijar una fecha de devolución. Como hemos explicado, la lógica de cobertura colectiva de riesgos lleva a configurar estos préstamos no como obligaciones jurídicas sino bajo la lógica de "pide prestado cuando lo necesites, da en préstamo cuando tengas excedentes". Pero esto no significa que el incumplimiento de las reglas de la solidaridad entre los miembros del grupo no lleve aparejado sanciones.

Por tanto, el milagro de las sociedades modernas es haber podido mantener los mecanismos de solidaridad (y, por tanto, de cobertura de los riesgos que sufren los individuos) en grupos humanos formados por decenas e incluso centenares de millones, que no están emparentados entre sí, sin renunciar a las ventajas que los grandes números proporcionan en términos de economías de escala (en especial, en el uso de la fuerza, piénsese en cómo un pobre humano puede matar un mamut si no es organizando una partida de caza), especialización y autocontrol. Una sociedad más exitosa no debe medirse por el nivel de igualdad en la distribución de los recursos, sino porque logre, en la mayor medida posible, las ventajas de la cooperación en términos de economías de escala, especialización, autocontrol, acumulación de conocimientos y cobertura de riesgos. Y hay una correlación entre el tamaño de los grupos humanos y el tamaño del cerebro. Dice Seabright que, según Robin Dunbar,
hay una correlación positiva entre las especies de primates entre el tamaño del cerebro y el tamaño medio de los grupos, lo que indicaría que se necesita un cerebro más poderoso para poder gestionar la complejidad creciente de las relaciones sociales en una comunidad de mayor tamaño… Es probable, también que la estructura de los grupos deviniera más fluida – y se formaran subgrupos – para enfrentarse cooperativamente a proyectos más ambiciosos. 
La mayor innovación en el grado de especialización dentro de los grupos ocurrió cuando algunos de los miembros de la banda de cazadores recolectores se especializó completamente en actividades que no contribuían directamente al suministro de alimentos para sus miembros sino a planificar y llevar a cabo las actividades bélicas contra otros grupos y a la acumulación y transmisión del conocimiento y "nació el ejército y los sacerdotes". Una vez que nace la agricultura y se puede acumular comida, la importancia de los guerreros y los sacerdotes aumenta, porque los grupos humanos están suficientemente cerca unos de otros como para que se desarrolle competencia entre ellos.
Una vez que has invertido en un ejército, merece la pena que sea lo más grande posible, así puedes esclavizar a los miembros de otras bandas cuyos ejércitos sean más pequeños o más débiles que el tuyo" 
apoderarte de sus alimentos en lugar de cultivarlos tú mismo. Los esclavos se convierten así, rápidamente, en la tercera casta especializada. Robar comida a un grupo de cazadores-recolectores no vale la pena porque tienen poco que robar. Solo los granjeros que han almacenado la cosecha merecen ser robados o saqueados sistemáticamente. "Las consecuencias de esta espiral competitiva" ya se la pueden imaginar. No es extraño que hayamos conseguido mucho antes pacificar internamente las Sociedades que lograr la paz perpetua y universal entre todas las naciones de la tierra.

Los estudios recientes sobre la cobertura colectiva de los riesgos en las sociedades tradicionales están resumidos en Marcel Fafchamps, Risk Sharing Between Households October 2008. En él se cuenta que los regalos y las transferencias entre familias constituyen el instrumento primordial de distribución y cobertura colectiva de los riesgos. Hay solidaridad dentro de cada familia y solidaridad entre las distintas familias que forman el grupo y esta solidaridad se expresa en forma de regalos, préstamos informales y contribuciones. La solidaridad es más desinteresada en el seno de la familia (regalos) y menos entre extraños (préstamos informales). En realidad, es una cuestión de garantía del cumplimiento: en el seno de la familia se hacen regalos porque el parentesco genético garantiza – altruismo – que el recipiendiario del regalo actuará recíprocamente en el futuro. En las relaciones entre no-parientes, el sistema de enforcement es más débil, de manera que ha de dejarse constancia de la obligación de devolver. Es la reputación – la sanción colectiva contra el incumplidor – el mecanismo de enforcement. 
Fatchamps y Lund muestran que la asistencia mutua entre parientes cercanos adopta la forma de regalos y transferencias mientras que la asistencia entre amigos y parientes lejanos toma la forma de <<cuasicréditos>>… motivos altruistas y motivos interesados explican la cobertura de riesgos entre los hogares. Sin embargo, pruebas sistemáticas de altruismo se han encontrado sólo en las relaciones entre parientes próximos… Duflo (2003) encontró que los nietos sudafricanos recibían más ayuda de sus abuelas maternas que de sus abuelas paternas. Este hecho es coherente con la idea de que la línea consanguínea materna es más cierta que la paterna (mater semper certa est, sed pater incertus) y, en consecuencia, debería generar sentimientos de altruismo más potentes…  
Aunque el mecanismo de enforcement no sea tan potente como el genético, hay muchos riesgos que no pueden diversificarse en el grupo formado por los habitantes de un poblado. Simplemente, los principales riesgos que soportan, por ejemplo, los pescadores de un poblado costero, son "catastróficos" en el sentido de que, cuando se produce el siniestro (tormentas, oleajes…), todos los individuos se ven afectados, para todos surge la necesidad económica y no pueden cubrirse unos a otros. Hay que aumentar el tamaño del grupo de "asegurados" o introducir a terceros (no pescadores). Es por eso que los prestamistas eran, a menudo, extraños a la comunidad – judíos -. Pero lo que es más interesante es que la especialización de funciones incluye también la de aseguramiento. Los sacerdotes – y el templo – acumulaban recursos que aportaban obligatoriamente los campesinos para cuando se producía el "siniestro catastrófico" que afectaba a muchos si no a todos los campesinos. De hecho, cuenta Fafchamps que
No se puede lograr una cobertura igualitaria de los riesgos si algunos de los miembros son neutrales al riesgo o, lo que es lo mismo, pueden autoasegurarse. En tales casos, lo que se produce es una cobertura de riesgos asimétrica: el rico – que puede autoasegurarse – y el que es neutral al riesgo aseguran al pobre o al averso al riesgo, una transacción que se denomina, en la literatura, relaciones de patronazgo. 
Si los individuos son aversos al riesgo y los siniestros son, al menos parcialmente, idiosincráticos (es decir, no catastróficos), la distribución eficiente del riesgo exigiría que el grupo "asegurado" fuera lo más grande posible hasta ser coextenso con la Economía (piénsese en el Sistema Nacional de Salud). ¿Por qué hay mutuas de seguro mucho más pequeñas que las Economías en las que se desarrollan?Algunos miembros se salen del sistema "nacional" y forman un grupo, un club. Tal ocurre, por ejemplo, dice Fafchamps cuando los más ricos comprueban que pueden autoasegurarse a un menor coste que el que les impone el sistema de solidaridad colectiva. Además, la aversión al riesgo es diferente en el seno de una población, de manera que los más aversos y los menos aversos pueden "identificarse" y formar grupos separados. Otras razones pueden derivarse de los costes de transacción del aseguramiento, de lo que nos ocuparemos en otra entrada.

Fafchamps concluye narrando un estudio que refleja bien cómo la especialización en el ámbito de la cobertura colectiva de riesgos genera corrupción (pero, de nuevo, todo es relativo. No sabemos si los costes de esa corrupción son menores que los que se generarían en caso de que se organizase la cobertura de riesgos de otra forma):
Ellsworth recogió datos de todas las transferencias que se producían entre los habitantes de un pueblo de Burkina Faso. Averiguó que una gran parte de esos regalos se entregaban a un individuo que, a continuación, los distribuía entre los más necesitados del poblado. La mayor parte de las contribuciones recogidas por este individuo llegaban, efectivamente, a los menos afortunados de la comunidad, pero una parte no despreciable acababa en manos del hermano de este hombre santo… 
La intuición que creo que merece la pena desarrollar es la de si la discusión pública acerca del nivel de redistribución de rentas y recursos en el seno de una Sociedad como la nuestra no debería plantearse en términos de solidaridad – cobertura colectiva de los riesgos que sufren los individuos – y menos en términos de igualdad. La discusión en términos de igualdad de recursos o de rentas conduce a conflictos insolubles y acaba con la libertad. Es mucho más fácil ponerse de acuerdo respecto a los niveles de solidaridad que nos parecen aceptables (y que podemos imponer por mayoría a todos los miembros de la Sociedad) que respecto al grado de desigualdad y, sobre todo, las consecuencias en términos de políticas sociales y económicas son mucho más aceptables por la totalidad. Porque ninguna Sociedad humana ha establecido un sistema igualitario de la distribución de los recursos y las rentas sin un sistema de enforcement muy efectivo para evitar a los aprovechados. Y el número de éstos crece exponencialmente conforme las penas que se imponen a los aprovechados se rebajan, por razones humanitarias, por debajo del ostracismo y la muerte. Porque somos mucho más ricos y soportamos menos riesgos que nuestros antepasados, nos podemos permitir un volumen no despreciable de aprovechados además de ser solidarios con los que sufren "siniestros" que afectan a su capacidad para obtener ingresos. Cuando se elimina la idea de cobertura de riesgos y solidaridad con el que ha sufrido el siniestro, la apelación a la igualdad sirve para justificar el comportamiento de los aprovechados y la cooperación en el seno de esa sociedad se reduce.

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