Ramon Masats
Ayer comparecieron en el Parlamento tres ministras. Y presentaron su programa de gobierno para lo que queda de legislatura. ¿Qué unía el contenido del programa del Ministerio de Justicia, con el de Educación y Trabajo si lo relacionamos con las barbaridades que dijo la vicepresidenta Calvo el día anterior todas ellas relacionadas con el género? Que la coalición de rechazo ha dado paso a la coalición de apoyo al Gobierno del PSOE. A estas alturas – falta Interior, Fomento, Administraciones Territoriales y Ciencia e Investigación – el Gobierno Sánchez ha presentado un programa para año y medio perfectamente hacedero con el apoyo de Podemos y los separatistas. Podemos está encantado con el juguete de la televisión pública y los separatistas no pueden estarlo más con la garantía de Celáa de que la inmersión no se toca; que no hay nada ilegal en la actuación del gobierno del racista Torra y que la comunidad catalano-española, a este Gobierno le importa un bledo.
Repasemos:
1. En Justicia, el programa va de “género”, memoria histórica (lo de comparar España con Camboya no tiene nombre, ministra), jurisdicción universal y bla-bla-bla (“acercar la justicia a los ciudadanos”). Ningún cambio sustancial en el Ministerio antes conocido como la “cueva”.
2. En Trabajo, desmontar la reforma laboral. Ni una explicación sobre qué efectos puede tener desmontarla cuando una empresa tenga que elegir entre bajar sueldos o despedir a sus empleados (el editorial de EL PAIS refleja perfectamente la incuria de los posmo-feministas cuando analizan problemas económicos: no pueden citar a un solo economista solvente – por favor, no los de Economistas contra la crisis – que defienda la política del PSOE en esta materia). Sabemos lo que pasó en la última crisis, pero en el PSOE siempre creen que haciendo las mismas cosas no se obtendrán los mismos resultados. Por lo demás, “luchar contra el fraude” (¿alguien tuvo alguna vez alguna duda de que los bici-mensajeros de Deliveroo eran trabajadores por cuenta ajena?) y mucho “género”.
3. En Educación, lo peor. La inmersión lingüística no se toca. Los derechos de los castellanohablantes en la escuela en Cataluña no existen. Vuelta a la matraca con la clase de religión y la educación para la ciudadanía y ni una palabra sobre negociar la legislación a largo plazo con todas las fuerzas del Parlamento y mucho género.
Los problemas de España y los problemas de Sánchez
Mariola Urrea, en EL PAIS, cree que “los mayores desafíos” de España – y del mundo –
“a los que tenemos que hacer frente (son): los flujos migratorios, la violencia contra la mujer, las tensiones territoriales, las cuestiones de seguridad o la necesaria reforma constitucional, entre otros”
Obsérvese cómo
el Gobierno está tratando – y logrando con la ayuda de EL PAIS y el grupo Prisa más las televisiones públicas de media España– fijar una agenda que no tiene nada que ver con la realidad.
Ninguno de esos problemas están en la lista de los más graves si se pregunta a los ciudadanos (v., CIS). A los ciudadanos les preocupa el paro, los problemas económicos, la sanidad, la corrupción y el fraude. Es más, según los baremos internacionales, España no tiene ningún problema de violencia ni de discriminación contra la mujer en términos relativos – comparativos –. No se repite bastante: tenemos la tasa de feminicidios más baja del mundo y estamos en lo más alto en igualdad de género.
Pero, gracias a esta agenda, Sánchez puede contar con los votos de Podemos y los de los separatistas para mantenerse en el gobierno hasta 2020. Recuerden las palabras del racista Torra al salir de la reunión: en temas de franquismo votarán a favor. De eso van los dos próximos años. Un gobierno posmoderno, antifranquista cuando el dictador lleva más de cuarenta años muerto, feminista anticientífico (Calvo dixit) cuyas políticas reducirán la libertad de los ciudadanos españoles en general, sus derechos individuales en Cataluña especialmente y el crecimiento de la economía española que seguirá viendo aumentar la deuda y el déficit públicos.
Si el Gobierno trata de fijar una agenda que no tiene que ver con los problemas de los españoles, la oposición debería actuar como tal e impedir esta descomunal maniobra de distracción.
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