Arellano, Peras y Manzanas, Museo del Prado
Dejen a Carmen Calvo el BOE durante un par de años y acabaremos en la situación norteamericana que tan bien ha descrito Mark Lilla. Esto no lo ha pensado bien la profesora de Constitucional de la Universidad de Córdoba:
las mujeres también tenemos derecho como ciudadanas, en un país democrático, a opinar y a proponer reformas que nos sean favorables en el orden del cumplimento de nuestras exigencias y seguridad.
Las mujeres no tienen un derecho específico a proponer nada. Ciudadanos libres e iguales de ambos sexos. Calvo está convirtiendo a las mujeres – más de la mitad de la población – en un grupo de presión. Allá ella. Ser mayoritario y convertirte en un grupo de presión es un poco estúpido, pero allá ella.
Yo debo reconocer que a Calvo la entiendo regulín. Emplea un lenguaje demasiado de madera para mis capacidades. No sé si quiere establecer una presunción contra el acusado de agresión o abuso sexual según la cual, si la víctima niega que hubiera consentido, y probada la relación sexual, el acusado habrá de ser condenado salvo que logre probar el consentimiento de la mujer (¿se aplicará solo a víctimas de delitos sexuales que sean mujeres o también a hombres y transexuales?). Dudo mucho que eso sea constitucional, pero si lo va a copiar de Suecia o Alemania, me quedo tranquilo porque, probablemente, no cambie nada respecto de la situación actual.
Tampoco entiendo
cómo se compagina el “respeto debido” al Ministerio Fiscal y añadir inmediatamente que las mujeres víctimas de delitos sexuales no están acompañadas en su defensa.
Eso quiere decir, precisamente, que el Ministerio Fiscal no cumple con su deber. Pero, ¿no ocurre lo mismo con tantas otras víctimas de delitos? ¿Respecto de esas víctimas – terrorismo, por ejemplo, – el Ministerio Fiscal sí que hace lo que debe para “acompañar” a las víctimas en momentos “complicadísimos”?
Tampoco entiendo
cómo pueden reformar la Constitución sin reformarla
("Independientemente de esta reforma, será necesario empezar por tener un texto que nos incluya a las mujeres"). Estoy de acuerdo en que quizá – tal vez debería aportar algún estudio empírico que justifique su propuesta si ésta se va a publicar en el BOE - "hablar en masculino" traslada al cerebro solamente "imágenes masculinas". Pero hay un riesgo grande de autoritarismo. Lo que mejor difumina las imágenes masculinas de nuestro cerebro no es dejar de usar el masculino (¿qué harán los ingleses que no tienen tanto masculino y femenino como nosotros?) es imaginarnos a una mujer cuando evocamos cualquier profesión o puesto de responsabilidad. Por ejemplo, cuando pensamos en una médico, una juez o una fiscal. Calvo parece invertir la dirección de la relación de causalidad y eso no es grave cuando sólo genera pequeños costes como el de incluir un informe sobre el “impacto de género” de una Ley de Carreteras, pero es mucho más peligroso cuando acostumbra a los que ocupan el poder público a dictar a los ciudadanos cómo han de expresarse.
Su última propuesta – la más banal – quizá la entiendo demasiado bien. Es la que más preocupación debe generar entre la ciudadanía porque revela el peor perfil del feminismo militante y posmoderno que padecemos. Propone la profesora titular de Derecho Constitucional
que contemos a las asesinadas por sus parejas o ex parejas desde que existen estadísticas y no anualmente
¿Por qué? Contarlas anualmente tiene sentido porque permite comprobar la evolución del número de asesinatos y evaluar las medidas que se han ido adoptando para ver si son eficaces. Pero ¿para qué sirve contarlas desde el principio?
Contar a las víctimas desde que se recopilan estadísticas es, al margen de muy poco informativo y menos informativo cuanto más tiempo transcurra desde que se computen así, una forma de engañar al público. Como una sombra chinesca, el tamaño del problema no hace más que aumentar año tras año porque las víctimas del pasado siguen ahí. Se oculta así cualquier mejora. Y este año, precisamente, las cifras son de las mejores de la historia (o, si se quiere, de las menos malas). Si a mitad de año llevamos 21 asesinatos machistas (son las cifras de Calvo), cabe esperar en torno a 40 en todo el año. Repito. Una cifra de las más bajas de la historia. Que nos cueste bajar de esas cifras indica que, probablemente no se puede bajar mucho más. No creo que decir eso escandalice a nadie. ¿O alguien sueña qué ningún anciano que, a continuación se suicida, matará a su mujer, enferma de Alzheimer porque no soporta verla más en ese estado? ¿O alguien cree que los psicópatas desaparecerán de la faz de la tierra?
Calvo es peligrosa para la libertad y la salud pública. Porque le sobra determinación y le falta inteligencia.
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