“Chamberlain murió sin que nadie le llorara, ni le rindiera honores o le compusiera himnos…. buscó afanosamente alcanzar el poder y cuando lo tuvo, nunca dejó de utilizarlo. Su ignominia parece un precio justo por su fracaso. Fracasó, no porque actuara venalmente o fuera un cobarde o un incompetente. Su fracaso fue el producto de su mayor virtud. Chamberlain se dedicó completamente a la causa de la paz. En un lugar diferente o en un tiempo diferente, tal dedicación habría hecho de él un héroe. Pero en esa ocasión, le hizo vulnerable frente a las manipulaciones de Hitler y puso a su país al borde de la destrucción”.
“Todo el mundo reconocía su talento pero pocos respetaban su opinión. De él dijo Stanley Baldwin: “Cuando Winston Churchill nació, muchas hadas cayeron sobre su cuna con regalos – imaginación, elocuencia, laboriosidad, capacidad – y entonces llegó un hada que dijo <<nadie tiene derecho a tantos dones>>, lo agarró y le dio tal meneo que … le quito el buen juicio y la sabiduría. Y esa es la razón por la que disfrutamos mucho escuchándolo en el Parlamento pero no le hacemos caso”.
Texto: Gautam Mukunda, Indispensable