Según informa EL MUNDO, los diputados de Compromis condicionan su voto favorable a la investidura de Sánchez a que se condone la deuda autonómica valenciana y a que se ponga en vigor una legislación nacional que prohíba a la Comunidad Autónoma de Madrid reducir sus impuestos. Los muy progresistas nacionalistas valencianos de extrema izquierda no piden, sin embargo, acabar con los privilegios vasco-navarros o la impunidad de los nacionalistas catalanes, aunque los vascos y navarros nos 'roban' varios miles de millones de euros cada año al resto, mientras que la muy solidaria Madrid reparte el 25 % de los impuestos que paga entre los periféricos. Parece que, a juicio de los progresistas valencianos, Madrid no es suficientemente solidaria, de modo que procede castigarla por no cooperar lo suficiente con el resto de los españoles.
Es el mundo al revés. Los políticos progresistas españoles - y los votantes progresistas detrás de ellos una y otra vez - quieren que los españoles nos matemos unos a otros; que juguemos juegos de suma cero - en el mejor de los casos - o de suma negativa; que los progresistas no vayan con los conservadores ni a cobrar una herencia; que hagamos todas las concesiones que sean necesarias a los que quieren acabar con España tal como la conocemos con tal de que los progresistas no tengan que cooperar con los conservadores. Eso sí, a continuación, estos políticos y estos votantes se lamentan de que no sea posible un gobierno de 'gran coalición' o distribuyen equitativamente las culpas de esa falta de cooperación entre la derecha y la izquierda.
En este contexto, Esperanza Aguirre ha sugerido a Feijoo que el PP se abstenga para que Sánchez no dependa de los nacionalistas. No sé por qué, una vez investido, no iba a pactar el PSOE con los nacionalistas.
Yo tengo una solución mejor.
El PP debe vender sus votos al PSOE: Debe vender los votos de los diputados andaluces del PP. Son 25. Sumados a los del PSOE (121) y Sumar (31), dan mayoría absoluta: 177.
El PP podría 'arrendar' sus diputados andaluces al PSOE durante 4 años. A cambio, el PSOE entregaría 100.000 millones a Andalucía en los próximos 4 años para un plan hidrológico e inversiones en Educación y Sanidad. Andalucía tendría agua para su agricultura y los mejores servicios públicos de España.
Sería un 'contrato' perfectamente self-enforcing.
El Gobierno nacional del PSOE iría desembolsando los 100.000 millones progresivamente en función del comportamiento de los diputados del PP en el Congreso (si no votan con los progresistas, se cierra el grifo) y los diputados del PP dejarían de votar con el PSOE si el PSOE no cumple con su lluvia de millones. Es más, podría ensayarse un pago por adelantado de, digamos, las 2 primeras anualidades, dada la reputación de Pedro Sánchez como deudor, ya que, es sabido, que el pago adelantado es la mejor forma de convertir a un ladrón violento en un honrado comerciante.
Y los votantes andaluces perdonarían la traición del PP porque su tierra andaluza se ha beneficiado claramente.
Es más, si Sánchez necesitara más diputados para obtener mayorías reforzadas - recuerden, "buscaré los votos debajo de las piedras" - Feijoo podría ofrecerle los 13 diputados gallegos del PP y los 10 de Castilla-La Mancha y los 4 de Extremadura a cambio de otros, pongamos 40.000 millones, 30.000 y 10.000 millones respectivamente.
Obsérvese que, de esta forma, tendríamos un 'precio' para el voto de un diputado que los madrileños (los murcianos y los de Baleares) podemos pagar. Sánchez no tendría que hacer ninguna concesión a nadie. Podría gobernar, una vez que se ha metido a 9 'superobedientes' sin cualificación profesional ni moral en el Tribunal Constitucional, como un dictador, sin más límites que los que quiera establecer la Unión Europea que, ya hemos visto, no serán muy severos. Y, ante cualquier petición por parte de los ricos o los nacionalistas, Sánchez les mostraría sus bolsillos vacíos. Los nacionalistas desplazarían su odio a Madrid hacia Málaga y Sevilla.
Se trataría de una versión española de la prima de gobernabilidad que, naturalmente, sólo puede ponerse en vigor cuando la necesitan los partidos progresistas para gobernar. Si la necesitara el partido conservador, no: el partido conservador viene obligado, a cambio de inversiones para sus 'clientes', a arrendar sus diputados al líder de los progresistas españoles en cada momento.
Los españoles viviríamos mucho mejor. Tendríamos un 'precio de mercado' de lo que vale un voto de un diputado. Con los votos de los nacionalistas esto es un sindiós, porque nunca sabemos cuándo habremos extinguido la deuda. Siempre quieren más. Nunca les pagamos lo bastante. Se comportan como las tarjetas revolving. Con el arrendamiento de los diputados conservadores de las regiones pobres de España al PSOE, los nacionalistas dejarían de robarnos. Por una vez, el Gobierno robaría a los ricos para dárselo a los más pobres.