martes, 24 de octubre de 2023

La conjura contra España (xiv) Moreso no se entera

Louise Despont

Juan José Moreso ha 'colgado' en Academia.edu su artículo sobre "Lecciones canadienses sobre democracia, constitucionalismo y federalismo". Resume la famosa sentencia del Tribunal Supremo de Canadá sobre si Quebec podía independizarse y, a continuación reproduce el siguiente paso de la sentencia

Resulta claramente de lo que precede que la secesión del Quebec del Canadá no puede ser considerada un acto legal si se lleva a cabo unilateralmente por la Asamblea Nacional, la Legislatura o el Gobierno del Quebec, es decir sin previas negociaciones conforme a los principios. Cualquier proyecto de secesión de una provincia del Canadá que se lleve a cabo en desacuerdo con la Constitución del Canadá es también una violación del orden jurídico canadiense. Sin embargo, el orden constitucional canadiense no puede permanecer inmune en su existencia y funcionamiento por la expresión no ambigua de una mayoría clara de quebequeses de no querer formar ya parte del Canadá. El principal medio de dar efecto a esta expresión es el deber constitucional de negociar conforme a los principios constitucionales que aquí hemos definido. Si las negociaciones se inician, nuestra Constitución, no menos que nuestra historia, apelarán a los participantes para esforzarse en reconciliar los derechos, las obligaciones y las aspiraciones legítimas de todos los canadienses en un marco que dará igual importancia a las responsabilidades y a los derechos constitucionales de cada uno».

Dice el profesor de la Pompeu que 

"se extrae una consecuencia que creo en todo aplicable a la situación española y que me servirá de eje en el resto del trabajo". 

Antes de entrar en materia, Moreso explica que, a su juicio, sólo sería constitucionalmente admisible "una consulta previa al pueblo de Cataluña para determinar si es conveniente políticamente iniciar una vía tan radical de reforma constitucional". Se refiere a una reforma de la Constitución que incluyera, como sugirió en su momento Ruiz-Soroa, un título nuevo: "De la secesión". No se me ocurre ninguna razón para preguntar sólo a los vecinos de Cataluña sobre ¡una posible reforma de la Constitución española! ¿Por qué solo a ellos? Y, en cuanto a esa idea de introducir la posibilidad de secesión en la Constitución, ya expliqué lo que pienso en esta entrada.

Y a partir de aquí, creo, Moreso desvaría porque no tiene en cuenta la trascendental diferencia entre Canadá y España desde el punto de vista de la naturaleza compuesta del Estado canadiense vs la naturaleza unitaria del Estado español. Dice Moreso, ¡manda huevos! 

Pues bien, en mi opinión, el Gobierno de España (se refiere al del PP porque el artículo está escrito en 2017) ha olvidado su deber (un deber constitucional conforme a la opinión consultiva de la Corte Suprema del Canadá) de negociar de buena fe una voluntad claramente expresada por la mayoría del Parlamento de Cataluña.

Añade que el PP lo hizo muy mal al oponerse a la reforma del Estatuto de Cataluña (¡manda huevos!) y que el gobierno y el parlamento de Cataluña lo hicieron también mal cuando declararon la independencia pero que la reacción del Estado español fue desproporcionada (¡manda huevos!). O sea, que en el equidistante análisis de Moreso, tenemos un empate. El gobierno español no negoció la independencia de Cataluña y los nacionalistas catalanes no se atuvieron a la legalidad.

Pero eso no es lo que me importa criticar del trabajo de Moreso. Me interesa explicar por qué se equivoca tan clamorosamente al comparar Canadá con España y es realmente sorprendente que alguien de la inteligencia y conocimientos de Moreso pueda pasar por alto una diferencia tan relevante. Tiende uno a creer que el nacionalismo le ha nublado el entendimiento.

Como he explicado en esta otra entrada ¡y se deduce de la simple lectura del párrafo de la sentencia que Moreso reproduce y yo he transcrito más arriba!, Canadá no es un Estado federal. Es una federación o confederación de Provincias. De manera que la soberanía no reside en el inexistente pueblo de Canadá - como reside en el pueblo español de acuerdo con nuestra constitución -. Reside en las provincias. Lo que el Tribunal Supremo de Canadá se limita a señalar es que la terminación de un contrato - y la Constitución canadiense es un contrato entre las provincias canadienses - ha de hacerse de conformidad con la buena fe. Eso implica, naturalmente, que los quebequeses no pueden despedirse a la francesa de la Confederación. Han de negociar de buena fe al respecto y de esa negociación puede resultar que los quebequeses cambien de opinión. Pero, tras la negociación, si infructuosa, Quebec tiene derecho a separarse. La situación constitucional de Canadá no puede ser más diferente de la española. Ni los vecinos de Cataluña, ni los de Barcelona, ni los de Vic, ni los de la Ría del Bidasoa tienen derecho a la secesión. Aunque lo quisieran el 100 % de los habitantes de Gerona, Gerona no tendría derecho a la secesión de España. Quebec sí tiene un derecho constitucional, según la Constitución de Canadá a la secesión. Se sigue pues, que el Gobierno español no pudo infringir un inexistente deber "de negociar de buena fe". Al revés. Su deber constitucional de cumplir y hacer cumplir la Constitución le obligaba a oponerse con todas sus fuerzas y las de la ley a las pretensiones secesionistas de los nacionalistas catalanes, especialmente cuando éstas se articulaban a través de decisiones adoptadas por organismos públicos. 

Si alguien normalmente sensato y moderado como Moreso puede hacer este análisis tan bárbaro de la traición del nacionalismo catalán a la Constitución y a los españoles ¿qué cabe esperar del futuro de la 'concordia' entre nacionalistas periféricos y el resto de los españoles? Los nacionalismos periféricos han de ser destruidos. No acomodados. No apaciguados. No queda otra opción para salvaguardar la concordia entre los españoles.

No hay comentarios:

Archivo del blog