sábado, 8 de abril de 2017

Los enormes beneficios que cabe esperar de la proliferación de las mentiras gracias a internet

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Aprende a amar los sesgos de nuestra racionalidad

Andrew Odlyzko (imagen de wikipedia) ha publicado un texto en Ubiquity que parece una provocación. Quizá me esté engañando, él también, pero prefiero creer que no. Es un panfleto para que dejemos de preocuparnos por lo que no podemos ni debemos controlar: la proliferación de las mentiras y del griterío de la sinrazón en internet a través, sobre todo, de las redes sociales, o sea, de Facebook, Twitter y los blogs. Dice Odlyzko que esto es lo que cabía esperar de las sociedades humanas, tal como los individuos que las forman han sido forjados por la evolución y que ser como somos nos ha traído hasta aquí e internet no va a hacer que nos autodestruyamos.

El desarrollo humano ha sido una lucha de milenios por liberarnos de las constricciones que nos imponía el entorno: los depredadores, el clima y los otros miembros de nuestra especie. Nos dice que había utópicos que pensaban que Internet daría lugar a una nueva Ilustración porque todos podríamos hablar con todos y todos tendríamos acceso a toda la información y de esa “comunidad de diálogo universal” (Habermas) saldría una sociedad ilustrada y justa. Y esos ilusos están ahora deprimidos porque proliferan las informaciones falsas y los discursos antisociales. Además, los cafres hablan entre ellos y sólo con los de su tribu, lo que conduce a la polarización de la sociedad y a la ausencia de un “nosotros” que – creían los optimistas ilustrados – acabaría abarcando toda la Humanidad (véase “El arca moral” o las cosas que ha venido diciendo Pinker).


Para Odlyzko, esos esfuerzos por controlar el nivel de engaño, mentira, odio y tribalismo en la red son contraproducentes: dañarían el progreso y el desarrollo tecnológico. Hay que dejar que la “post-verdad” y los populismos se desarrollen en la red para que seamos capaces de crear los mecanismos sociales que nos permitan acabar con ellos sin perder, en el camino, las ventajas de afinar nuestro intelecto para combatir el engaño y la violencia. Si nos hemos liberado de la esclavitud del medioambiente, del hambre, de la enfermedad, de los Genghis Khan y de los Julio César, incluso de la necesidad del trabajo físico duro, las máquinas y la tecnología nos prometen ahora librarnos del “esfuerzo mental rutinario”. Recuérdese, la tecnología no es más que inteligencia situada fuera de nuestro cerebro. El bolígrafo BIC nos libró de la tiranía de la pluma y nos permitió concentrar más energía en lo que escribíamos con él.

Según Odlyzko, los humanos adoramos las patrañas, las historias fantásticas, los cuentos (Harari). Inventamos la religión y esa capacidad nos llevó a inventar las instituciones (las corporaciones y todas las organizaciones sociales). Y los brujos y chamanes precedieron a los médicos, los sacerdotes a los filósofos y éstos a los científicos. Los novelistas a los escritores de ciencia-ficción y éstos a los tecnólogos. Porque – dice – nunca podríamos abandonarnos completamente a la magia, a la post-verdad o a las patrañas. La realidad, la fría y objetiva realidad está siempre al acecho para devolvernos a ella, “bien sea en la forma de un tigre de dientes de sable o en el gruñido de un estómago vacío” o bien, podría añadirse, a la fatal destrucción a manos de los grupos cuyos miembros tenían los pies en el suelo. Pero hoy, que ni hay tigres ni tenemos que preocuparnos por qué comeremos al día siguiente, podemos abandonarnos al mundo de la fantasía y las patrañas con delectación y sin riesgo de perecer. Y los tecnólogos hoy anuncian con décadas de anticipación resultados que – la mayor parte – nunca se producirán: 
“Un método que permita detectar y eliminar las noticias falsas podría destruir con facilidad las ilusiones en las que está basado el progreso”.
Si el homo sapiens no es algo, es un ser racional, en el sentido en el que lo es una empresa. El homo sapiens se define mejor por su carácter profundamente social y ningún individuo cuya supervivencia dependa de un grupo puede sobrevivir sino desarrolla un poderosísimo sesgo en su forma de razonar que le lleve a estar fácilmente de acuerdo con lo que proponen los demás miembros del grupo (group thinking). Continúa Odlyzko diciendo que un grupo sólo es exitoso – sobre todo si está en competencia con otros grupos y no sólo enfrentado a un medio hostil – si sus miembros “se creen” que son algo que no son: que son mejores que los demás. Tenemos que creérnoslo para poner en juego toda nuestra capacidad. Y es mentira, claro. Odlyzko pone el ejemplo del sesgo de la sobreconfianza pero también nos recuerda que así avanzan las teorías científicas, recordándonos la famosa frase de Max Planck
"una nueva verdad científica no triunfa porque convenza a los que se oponen a ella o porque les haga ver la luz, sino más bien porque sus oponentes eventualmente mueren, y los sustituye una nueva generación que está familiarizada con ella ".
Lo bueno, dice Odlyzko, es que este abandono al mundo de la fantasía no puede seguir adelante en una suerte de movimiento perpetuo. El tigre de dientes de sable sigue ahí y, sobre todo, la misma evolución que nos hizo crédulos y empáticos nos ha hecho también los más hábiles descubridores de los que tratan de engañar. Razonamos para persuadir y para evitar ser engañados. Los comerciantes, desde Egipto, emplearon el engaño para convencer y cinco mil años después, el comercio ha avanzado una barbaridad sin que la civilización haya desaparecido en un océano de listos y tontos que engañan y se dejan engañar. Lo que hay que hacer es impedir que políticos y comerciantes monopolicen el mundo de la post-verdad:
“Desarrollemos mejores métodos para que los individuos y los grupos creen sus propios mundos de ilusión y decidan sus propias cosmovisiones y concepciones de la realidad. Videojuegos, realidad virtual, realidad aumentada deberían ser los instrumentos para hacerlo…”
Tenemos la tecnología para controlar esos mundos ilusorios alejados de los hechos como hemos desarrollado mecanismos tecnológicos, sociales e institucionales para controlar el tráfico rodado y no renunciemos a toda la “creatividad” que hay detrás de la construcción de mundos distintos del real. Podremos emplear a mucha gente intentando engañar a otros y a mucha otra deshaciendo los engaños. Por ejemplo, dice Odlyzko, ¿de qué sirve que se sepa todo de nosotros por la “huella digital” si mentimos sistemáticamente en internet? “sólo tendremos que seleccionar de entre los innumerables <<hechos>> que haya sobre nosotros en las bases de datos aquellos que nos importan”. No podríamos soportar vivir en un mundo en el que no nos engañáramos a nosotros mismos. Odlyzko recuerda la historia de Steve Jobs
“si Steve Jobs se hubiera atenido a los hechos, seguramente no habría tratado, durante más de un año, curar su cáncer con la medicina alternativa y, a lo mejor, estaría todavía vivo. Pero si Steve Jobs hubiera sido la persona racional y con los pies en la tierra que no hubiera hecho tal cosa ¿habría llegado a donde llegó en el ámbito de la tecnología y del diseño?
Los sesgos no son rasgos exclusivamente negativos de la especie humana. Sin esos sesgos no habríamos sobrevivido y, probablemente, tampoco habríamos alcanzado los niveles de desarrollo actuales. Ni Colón hubiera salido de Palos ni Curie hubiera descubierto el radio.
Concluye recordándonos que los deprimidos evaluan la realidad en términos más precisos que los optimistas y se sitúan más correctamente en el seno de su grupo.
“No sabemos con seguridad si obligar a la gente a hacer frente a la verdad objetiva conduce a que se depriman ¿Nos arriesgamos a hacer el experimento?

Andrew Odlyzko, The glorious promise of the post-truth world, Ubiquity 2017, March, Pages 1-7

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1 comentario:

Máx dijo...

En mi humilde opinión la gente quiere distraerse con noticias con "barro" que las suelo llamar, buscan en las redes sociales desconectar y son más proclives a aceptar todo aquello que tiene determinado número de me gusta o de share, y deberían ser las grandes plataformas, que parece que ya se han puesto con ello, las que frenen la proliferación de noticias falsas que en el fondo solo buscan monetizar las páginas que las contienen. Saludos y enhorabuena por el blog.

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