Foto: Maderuelo by @thefromthetree
El presidente alemán ha hecho unas declaraciones en las que advierte a los franceses de los riesgos para Francia de votar a Le Pen y a Melenchon, esto es, a candidatos antieuropeos. Y en twitter, @AlanTonelson se ha preguntado si “¿no es esto un ejemplo de interferencia de un país en las elecciones de otro país?”. A esta pregunta, yo contesté inmediatamente “No” y Tonelson me respondió que no le parecía una respuesta muy convincente. Así que creo que debo dar una respuesta más larga aunque el simple “no” me parece convincente. Me parece obvio que el presidente alemán no está interfiriendo en las elecciones francesas. Contesté a Tonelson pero ahora Branko Milanovic – uno de mis favoritos – ha dicho que le gusta la respuesta de Tonelson, así que, por mi honor, que me siento obligado a dar alguna explicación más.
Efectivamente, Steinmeier no está interfiriendo en las elecciones francesas. Durante la campaña del Brexit, los políticos británicos pidieron a sus homólogos europeos que no “les ayudaran” en la campaña a favor del remain. Temían que eso exaltara aún más a los brexiteers y les permitiera enardecer a sus bases sobre la continua interferencia de Bruselas en los asuntos británicos. Es probable, sin embargo, que si Angela Merkel, Hollande, Rajoy, y otros políticos europeos hubieran participado en mítines en el Reino Unido explicando a los británicos por qué los europeos queremos que sigan con nosotros, a lo mejor, sólo a lo mejor, el resultado del 21 de junio de 2016 habría sido distinto. Lo que ha ocurrido en Turquía es otro buen ejemplo ¿no deberían haber apoyado a los partidarios del “No” los europeos que quieren una Turquía democrática y liberal? ¿No deberían haber mandado una señal de apoyo a los valerosos defensores del “No” en un entorno tan hostil como el generado por Erdogán tras el intento de golpe de Estado con miles de opositores detenidos o huidos del país? ¿No debería Europa haberse asegurado de que un fraude en la votación como el que parece que ha tenido lugar no se hubiera producido? Obviamente, Erdogán habría acusado a los europeos de “interferir” en las elecciones o procesos electorales de Turquía. Habría prohibido a los políticos europeos viajar a Turquía y habría quedado más claro si cabe que los resultados del referéndum no pueden aceptarse internacionalmente.
El problema de la pregunta de Tonelson es que no está bien definida. Depende de lo que entendamos por “interferencia”. En el contexto actual, cuando hablamos de que un país ha interferido en las elecciones que tienen lugar en otro país, pensamos inmediatamente en Rusia en relación con los Estados Unidos o, al parecer, con Francia u Holanda. Pensamos en unos cuantos hackers en el Kremlin intentando manipular los ordenadores del partido demócrata o difundiendo noticias falsas que perjudican a Clinton o dirigiendo correos electrónicos o mensajes a sus páginas de Facebook a los seguidores potenciales de Trump. Cuando pensamos en interferencia en sentido fuerte, pensamos en Putin diciéndole a un banco ruso que le preste millones a Le Pen.
Pero Steinmeier, el presidente alemán, no hace nada de eso. Se limita a hacer unas declaraciones públicas sobre algo que atañe a su país, a Alemania, sobremanera, como es el resultado de las elecciones presidenciales en Francia. Todos los medios de comunicación han destacado que el resultado de las elecciones presidenciales afectará al futuro de la Unión Europea, del euro y de las relaciones franco-alemanas. En términos económicos, las elecciones francesas tienen intensos efectos externos sobre el resto de Europa. Por tanto, las elecciones francesas incumben a todos los europeos y, especialmente, a los ciudadanos de la Unión Europea y, más intensamente, a los de los países de la zona euro. De manera que las declaraciones de Steinmeier no solo no constituyen una interferencia en las elecciones franceses sino que son un acto perfectamente legítimo de protección de los intereses alemanes y europeos frente al riesgo de que los franceses, como los británicos, se peguen un tiro en el pie que acabe siendo una patada en el culo de los demás europeos. Si Steinmeier cree que su voz puede ser escuchada en Francia, hace bien en decir cuál es su opinión. Eso no es interferir en las elecciones francesas mas que en un sentido trivial (objetivamente, sus palabras pueden tener alguna influencia), no en un sentido propio y sustancial (manipular los resultados de las elecciones). Las interferencias que deben preocuparnos son las que se hacen de forma oculta o disfrazada. Me encantaría que Putin declarara públicamente que los franceses deben votar por Le Pen. Me encantaría.
El PSOE, en los años de la transición, fue financiado por sus colegas del SPD alemán y en todas las elecciones españolas hemos visto a políticos de otros países europeos acompañar a los españoles en los mítines. A Sarkozy acompañando a Rajoy, por ejemplo. Eso no es interferir. Eso es mostrar que, en Europa, ya no hay asuntos exclusivamente nacionales y unas elecciones presidenciales en Francia, como las norteamericanas para el mundo, son tanto un asunto europeo como francés. Aunque no votemos en ellas.
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