No es necesario recordar que la gran aportación de Hayek al pensamiento económico fue la de exponer las virtudes del mercado para agregar información. Hoy ha publicado Elvira Lindo un artículo en EL PAIS ("De Franco a la LOGSE") en el que se queja del estado de la educación en España y declara su admiración por los experimentos escolares que están cambiando las cosas en EE.UU.
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Esto tiene poco que ver aparentemente, por ejemplo, con las Directivas que armonizan el Derecho de los Estados miembro en Europa o con la pregunta que se hace Joaquín Estefanía en el mismo periódico ("¿por qué españa crea más paro que ningún otro país de nuestro entorno? este es un debate central de hoy").
Pero hay una respuesta común a todas estas cuestiones: si no dejamos que la gente experimente cuando se enfrenta a problemas, será mucho más difícil que demos con la mejor solución. Y si alguien no encuentra una solución mejor que las disponibles, los demás no podrán imitarle.
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En España, desde Franco, los intereses de los políticos y los de los grupos organizados de interés coinciden en valorar la uniformidad por encima de todo. Los políticos porque así incrementan su control sobre la sociedad. Los grupos de interés, porque solo la imposición de reglas iguales a toda la sociedad les permite mantener su status. La excusa, a menudo, es garantizar la igualdad. Y pasa, como dice Lindo: igualdad en la infantilización de los alumnos. O como se queja Estefanía: igualdad en el paro. O, como le ocurre a Europa, igualdad en las peores soluciones porque sólo es posible consensuar soluciones de mínimos. En la implantación de cualquier solución siempre hay perdedores que, si están bien organizados, impedirán su puesta en práctica por lo que, al final, se impone una solución que, en el mejor de los casos solo mejora algo las cosas y, en el peor, deja las cosas peor de lo que estaban con un coste brutalmente superior para la siguiente reforma. Pero si no hay una solución única (llámese LOGSE o Directiva de protección de los paracaidistas), los potenciales perdedores no podrán imponer la parálisis o la solución - mala - única.
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En la educación, la solución es la libertad absoluta a los colegios y a las Universidades (hemos sustituido el corsé del Estado por el de las Comunidades Autónomas). Que "experimenten" y que los padres decidan qué experimento les gusta más para sus hijos. Y en las Universidades, libertad absoluta para seleccionar a sus profesores, a sus alumnos, para fijar sus planes de estudio. Y que los estudiantes elijan.
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Y en lo del paro: ¿cuántos viven de nuestro sistema judicializado de despido? ¿qué costes tiene el sistema en términos de falta de movilidad de los trabajadores? ¿por qué no se permite experimentar - fijación de una indemnización por despido ex ante al celebrar el contrato, por ejemplo - ? ¿no será que aquí hay más paro que en otros países- incluso cuando crecíamos al 5-6 % - porque la gente tiene menos incentivos para trabajar? Si no, no se entiende que hayamos creado 2 o 3 millones de puestos de trabajo en los últimos años y hayamos mantenido a 2-3 millones de españoles en el paro al mismo tiempo. Excelente el artículo de
Michele Boldrin ("Otro modelo, pero en serio")