Esto está sacado de un excelente artículo sobre la Historia de la Ciencia en el mundo musulmán en The New Atlantis y que explica su decadencia por el predominio de las comprensiones antirracionalistas entre la secta musulmana mayoritaria – los suníes -
En el núcleo de la metafísica de Ash'ari se encuentra la idea del ocasionalismo, una doctrina que niega la causalidad natural. En los términos más simples, propone que la necesidad natural no puede existir porque la voluntad de Dios es completamente libre. Los asharitas creían que Dios es la única causa, de manera que el mundo no es más que una serie de fenómenos discretos, independientes entre sí y cada uno de ellos "querido" por Dios.
Como Maimonides la describe en Guía para perplejos, esta concepción considera los fenómenos naturales que parecen permanentes como una mera repetición habitual. El calor sigue al fuego y el hambre sigue a la falta de alimento no como una consecuencia necesaria, sino como un simple habitualidad, del mismo modo que "el rey normalmente va a caballo por las calles de la ciudad, y nunca se le ve haciéndolo de otra manera, no hay por qué descartar ni considerar imposible que un día el rey paseara a pie por ese lugar". De acuerdo con esta concepción ocasionalista, mañana, el frío y no el calor seguirían al fuego y podríamos sentirnos saciados tras sufrir carencia de alimentos. Es la voluntad de Dios la que determina cada acontecimiento y la voluntad de Dios no está limitada por la razón. Esta concepción equivale a negar la coherencia y la comprensibilidad de la Naturaleza. En el polémico discurso de Benedicto XVI en Ratisbona en 2006, el Papa describió esta idea citando al filósofo Ibn Hazm (que murió en 1064) diciendo: "Si tal fuera la voluntad de Dios, los hombres deberíamos incluso practicar la idolatría". No es difícil ver que esta doctrina puede llevarnos al dogma y, eventualmente, acabar con la investigación libre en Ciencias y en Filosofía. La concepción asharí se manifiesta... hoy cuando los líderes islámicos atribuyen los desastres naturales a una venganza divina, como hicieron cuando se produjo la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull que atribuyeron a la ira divina porque las mujeres no iban vestidas de forma apropiada en Europa. Estas explicaciones resultan desquiciadas para los oídos de los europeos pero dada su frecuencia en el mundo musulmán, deben de sonar menos demenciales para los musulmanes.
No tan desquiciadas. Un cura de mi colegio iba clase por clase diciendo que las erupciones volcánicas se estaban acercando a España por causa de nuestros pecados. Claro que el profe de Ciencias, también cura, se llevaba el dedo a la sien cuando el viejo Padre Jaime salía del aula y seguramente, no hay quien se atreviera a hacer algo semejante en una cultura islámica de la época.
La cosa también afectó al Derecho, donde al parecer, los musulmanes hicieron el viaje al revés: sometieron el Derecho a los dicta de las autoridades religiosas.
... En los cuatro primeros siglos del Islam, hubo grandes polémicas y gran flexibilidad en relación con las cuestiones jurídicas. Era la tradición de la ijtihad, el pensamiento independiente y crítico. A finales del siglo XI, mantener ideas discrepantes se consideró cada vez más un problema y los gobernantes, preocupados por la heterodoxia, cerraron las puertas de la ijtihad para los creyentes suníes
Y luego analiza las diferencias institucionales entre el Cristianismo y el Mahometanismo. Curioso lo que dice sobre la importancia – para el desarrollo de la ciencia – de la existencia de organizaciones independientes, esto es, de personas jurídicas o corporaciones
El contraste es especialmente obvio en el ámbito de la educación. Como ha recordado Huff, la falta de materias científicas en las madrasas medievales refleja algo más profundo: la ausencia de capacidad o voluntad de crear instituciones que fueran jurídicamente independientes. Las madrasas fueron establecidas como fundaciones - waqf - de carácter piadoso o filantrópico, lo que significaba que su objetivo era extender en el tiempo los deseos de carácter religioso de sus fundadores. El Derecho islámico no reconocía personalidad jurídica a los grupos corporativos o a entidades, de manera que impidió la aparición de instituciones como las universidades que pudieran establecer sus propias reglas sobre el trabajo científico o académico. La China medieval tampoco tenía instituciones independientes dedicadas al estudio, todas dependían del aparato burocrático del Estado. No hay instituciones jurídicamente autónomas en el mundo islámico hasta finales del siglo XIX. Las madrasas excluían prácticamente siempre cualquier estudio que no fuera el de materias que ayudaran a comprender el islam: gramática árabe, el Corán, el hadith y los principios de la sharia. En conjunto, denominadas las Ciencias Islámicas por contraposición a las griegas que se consideraban extrañas o ajenas a las propias tradiciones (de hecho, el término filósofo en árabe - faylasuf - se usaba, a menudo, en términos peyorativos). Aún más, la rigidez del curriúclo religioso en las madrasas contribuyó a la extensión de un método educativo basado en la memorización, repetición e imitación, reduciendo las posibilidades de plantear preguntas o de innovar, método en el que todavía hoy la mayoría de los niños son escolarizados en buena parte del mundo árabe... aunque hay muchas cosas que se echan a faltar en el mundo islámico, orgullo respecto de su Historia y su pasado no es una de ellas. Lo que necesita el Islam es menos orgullo y más autocrítica.
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