En este trabajo se analizan algunas tendencias generadas por el auge del libro electrónico. El riesgo de desaparición de los libreros con establecimiento a pie de calle es ya un riesgo real si, a la venta de libros impresos por internet se añade el libro electrónico. Más interesante (también han desaparecido las tiendas que cambiaban novelas de Corín Tellado) es cómo la aparición de grandísimos distribuidores minoristas como Amazon ha alterado las relaciones negociales con los titulares de los derechos de autor (las grandes editoriales) que ven amenazada seriamente su posición de oligopolistas amparados por una regulación de los derechos de autor que fomenta la concentración y el control de la distribución por su parte. Por último, la “autopublicación” que el formato electrónico ha abaratado hasta la insignificancia permitiendo nacer un canal alternativo de distribución de los libros puede dar la puntilla, en el largo plazo, al modelo de negocio de producción y distribución de los libros tal como lo conocemos desde la invención de la imprenta. Los libros impresos quedarán como objeto de colección y regalo.
El trabajo analiza la relación entre el libro impreso y el libro electrónico y saca algunas conclusiones llamativas. La primera es que los “best-sellers” impresos y electrónicos no coinciden mas que en un tercio de los casos. Es decir, hay dos mercados en el sentido de que el producto impreso y el producto electrónico no son perfectamente sustitutivos. (si muchos de los libros que se compran, se compran para regalar, nunca serán perfectamente sustitutivos). Lo que explica que haya dos precios y, por el carácter muy cercano de ambos mercados, que uno influya sobre el otro: libros que tienen éxito en el mercado electrónico pero no lo tendrían o no lo han tenido en el mercado impreso. El formato electrónico permite recuperar títulos impresos fuera de los canales de distribución gracias a esa reducción brutal de los costes de publicación que permite la electrónica. O sea que hay una expansión del mercado. Y una 2ª oportunidad para todos los libros descatalogados y fuera de distribución. ¿Tenemos que respetar los derechos de autor en los mismos términos para esos libros que no se distribuyen?
Bounie, David, Eang , B. , Sirbu, Marvin A. and Waelbroeck, Patrick, Superstars and Outsiders in Online Markets: An Empirical Analysis of Electronic Books (December 2, 2011). Available at SSRN: http://ssrn.com/abstract=1967426 or doi:10.2139/ssrn.1967426
3 comentarios:
totalmente de acuerdo, yo estoy trabajando sobre eso ahora y una idea que tengo clara es que la "vida comercial útil" tanto de un libro como de una película, etc ... es muy distinta ahora que hace unos años. Y Pretty Woman que la han dado mil veces en TV no puede protegerse igual que la peli de Clint Eastwood sobre Hoover que estrenan en breve. A esta hay que procurar respetarle al máximo una carrera comercial en cines (ahora reducida a unas pocas semanas) y su primera distribución en otros formatos (TV de pago, DVD/BlueRay) pero creo que pretender una concepción exhorbitante de la PI es defenderla muy mal, porque en realidad se están defendiendo en buena medida intereses de industria e intermediarios. Cuando apareció el ferrocarril los de las postas de caballos de las diligencias tuvieron que adapar su negocio
Y añado que obviamente el derecho de autor tiene algo más que un contenido económico, pero justamente los titulares de esos derechos (hablando en sentido amplio) son los que ponen el dinero y las pérdidas de la(s) industria(s) en el centro de todo el debate.
Existe un proyecto de ley federal en los USA para solucionar el problema de las llamadas orphan works (algo similar a lo que comentas respecto ce obras descatalogadas) en el aue lleva trabajando el congreso norteamericano desde hace ya casi cinco años ( puedes verlo en http://thomas.loc.gov/cgi-bin/query/z?c109:H.R.5439:
Un abrazo,
V. Arias
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