Para echar a los accionistas disconformes
De acuerdo con la tesis más extendida, cuando los administradores de una sociedad cotizada creen que sus acciones están subvaloradas, pueden “informar” al mercado de su desacuerdo con la valoración anunciando un plan de recompra de acciones propias. Así, los administradores revelan al mercado información particular – no incorporada al precio de la acción – sobre el valor “real” de la compañía.
En este trabajo se ensaya otra explicación: el desacuerdo entre accionistas con los administradores sobre la rentabilidad futura de la empresa. Aunque la tesis implica que los accionistas piensan distinto unos de otros respecto de la evolución de la empresa, lo que induce a los administradores a iniciar un plan de recompra de acciones es la discrepancia de los accionistas con los administradores.
Así pues, la tesis de la señal supone que hay asimetría informativa entre administradores y accionistas. La tesis del desacuerdo no supone que accionistas y administradores tienen distinta información sino que valoran de manera distinta la información disponible, de manera que una reducción de la asimetría informativa (se hace pública información privada de los administradores) no tiene por qué reducir el desacuerdo. Si los accionistas creen que el futuro será peor, venderán al precio de la oferta de compra que les hace la compañía. Si creen que el futuro será mejor, no venderán. El anuncio de un plan de compra de acciones propias permite salir de la compañía a los accionistas “más discrepantes” con la gestión y, por tanto, homogeneizar las perspectivas de los accionistas con las de los gestores. Si el mercado es lícito, la oferta de recompra tiene que realizarse por un precio algo superior al mercado ya que los accionistas pueden, en cualquier momento, mostrar su disconformidad con la gestión vendiendo sus acciones (Wall Street rule: Sell a stock rather than try to change the company's policies)
Si esta intuición es correcta, veremos que las compañías emprenden un plan de recompra cuando los administradores perciban que hay una parte de los inversores que discrepan significativamente con la gestión; que los accionistas están “más a gusto” con la compañía tras la ejecución del plan y que la diversidad de opiniones entre los inversores no es la que genera la oferta de planes de recompra, sino la discrepancia con la gestión.
“Como un nivel bajo de acuerdo conduce típicamente a una cotización bursátil más baja, la tesis expuesta puede ser confundida con la tesis del market timing que aduce que las empresas recompran sus acciones cuando están subvaloradas. En nuestro modelo, se incorpora el componente de subvaloración y se demuestra que el precio de cotización de una acción depende tanto del parámetro "acuerdo entre accionistas y administradores"; como de una fuente de valoración aleatoria que no está relacionada con el nivel de acuerdo. El beneficio esperado de la recompra se determina a partir del cambio en el nivel de acuerdo y en la previa valoración de la empresa. Es decir, hay dos efectos implicados para la compañía: una ganancia de capital derivada del hecho de recomprar acciones a un precio bajo – market timing – y un incremento del nivel de acuerdo derivado de suprimir a los inversores que valoran bajo relativamente las acciones vía recompras (reducción del desacuerdo).
Recuérdese que esta tesis está basada en la idea de que los accionistas de una compañía cotizada no son perfectamente homogéneos (la acción no vale lo mismo para cada uno de los accionistas), tesis que ha sido aplicada fructíferamente en el estudio, por ejemplo, de las OPAs hostiles (los planes de recompra de acciones son una medida anti-OPA en cuanto que, al adquirirse las acciones de aquellos accionistas que menos las valoran, el oferente hostil ha de ofrecer un precio más alto a los “restantes” para que le vendan).
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