domingo, 8 de septiembre de 2013

El honor y la gloria

“No se forjan historias con cosas de tan poca monta. Es preciso haber sido un jefe que ha conquistado un imperio o un reino; es preciso haber vencido en cincuenta y dos batallas campales, siendo siempre más débil en número, como César. Diez mil buenos compañeros y numerosos grandes capitanes murieron tras él, valiente y animosamente, cuyos nombres no duraron sino mientras sus esposas y sus hijos vivieron
Officii fructus ipsum officium est (Cicerón). Sería tal vez excusable que un pintor u otro artesano, o incluso un retórico o gramático, se esforzaran en adquirir renombre por medio de sus obras; pero las acciones de la virtud son demasiado nobles de suyo para buscar otra paga que la de su propio valor, y sobre todo para buscarla en la vanidad de los juicios humanos. Si, no obstante, esta falsa opinión le sirve a la comunidad para contener a los hombres en su deber, si con ella el pueblo se despierta a la virtud, si afecta a los príncipes ver que el mundo bendice la memoria de Trajano y abomina de la de Nerón, si les incita ver cómo el nombre de ese gran bergante, en otro tiempo tan terrible y tan temido, es maldecido y ultrajado con suma libertad por el primer escolar que lo aborda, que crezca sin temor (el renombre) y que sea alimentada entre nosotros en la medida de lo posible…. Puesto que a los hombres, por su torpeza, no puede bastarles que les paguen con moneda de ley, empléese también la falsa…. El deber es el fondo, el honor es sólo la superficie Quae, quia non liceat, non facit, illa facit. La que no lo hace porque le está prohibido, lo hace, Ovidio. Toda persona de honor prefiere perder el honor a perder la conciencia.
Michel de Montaigne, Ensayos, “La gloria”, p 948.

Compárese con esta frase de C.S. Lewis:
"A perfect man would never act from a sense of duty; he'd always want the right thing more than the wrong one. Duty is only a substitute for love"

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