En alguna ocasión hemos dicho que los españoles nunca se han
equivocado catastróficamente a la hora de votar. Y tampoco se han equivocado
catastróficamente el pasado domingo. No han hecho desaparecer al PSOE, no han
dado al PP una mayoría suficiente para gobernar pero lo han mantenido en primer
lugar y no han dado a una coalición de partidos nacionalistas y antisistema la
llave para decidir el futuro de España. Cataluña sigue ingobernable. Los
aprendices de brujo del nacionalismo conservador catalán van camino de la
irrelevancia. Exactamente lo que le ocurrió al PNV cuando se metió en la senda
de ser más independentistas que los independentistas. El PNV ha vuelto a la
senda que nunca debió abandonar y le ha ido bien. Bildu ha perdido los votos de
izquierda en el País Vasco. El PNV, sabiamente, se ha dado cuenta de que un
partido conservador no puede ponerse al frente de la manifestación. Lo ocurrido
en Valencia y Galicia se explica por la corrupción del PP y la debilidad del
PSOE. La peor noticia es el ascenso de Colau pero auguro que, si mejora la
situación económica en cuatro años, veremos que no repite ni siquiera como
alcaldesa de Barcelona. La corrupción institucionalizada se ha acabado. Esta es
la mejor noticia.
¿Qué deberían hacer PP, PSOE y Ciudadanos?
A mi juicio, las declaraciones más relevantes que hemos
escuchado tras el escrutinio son las de Susana Díaz y las de Pablo Iglesias. El
segundo ha cumplido con el pacto secreto que debió de firmar en Barcelona con
Ada Colau. Su declaración en el sentido de que sólo está dispuesto a hablar con
los demás partidos de la reforma “inaplazable e imprescindible” de la
Constitución para hacer de Cataluña (¿y de las demás regiones?) sujeto de
soberanía (con lo que desaparece la soberanía nacional) sólo se explica porque
se lo prometió a Colau. Iglesias no puede creer que sus votantes en el resto de
España son partidarios de dar la independencia a Cataluña si, en un referendum,
sale una mayoría a favor de la independencia. Y lo que es peor, Iglesias no
puede creer que andaluces, extremeños, castellanos, asturianos, santanderinos,
gallegos y canarios, que reciben cuantiosas transferencias de las zonas más
ricas de España van a aprobar alegremente un cupo para Cataluña. Al día
siguiente, Valencia querrá un cupo. Galicia, claro, no. Pero ¿y Madrid?
Por tanto, Iglesias se ha autoexcluido del consenso, de
cualquier posible consenso. La basura terminológica de “tender la mano” para
alcanzar pactos suena a eso, a basura.
Las declaraciones de Susana Díaz son una orden y una amenaza a
Pedro Sánchez: los 22 diputados nacionales andaluces no van a votar a favor de
nada que modifique sustancialmente el statu quo constitucional. Andalucía no va
a perder los varios miles de millones de euros anuales que le llegan del resto
de España.
En estas circunstancias, nuestra predicción es que habrá un
gobierno del PP, probablemente con Rajoy al frente que será investido en segunda
votación con la abstención de Ciudadanos y la del PSOE. Puede, incluso que en el
PSOE permitan votar no a algunos de sus diputados. Repetir las elecciones beneficia a Podemos y al
PP. Perjudicaría extraordinariamente a Ciudadanos (sus votantes
volverían en masa al PP ante la amenaza del crecimiento de Podemos) y a PSOE
(sus votantes andaluces, extremeños y castellanos y sus votantes de mayor edad
podrían pasarse a Ciudadanos si el PSOE no permite la investidura de Rajoy e
intenta gobernar echándose en brazos de Podemos).
¿Y qué debería ofrecer Rajoy a Ciudadanos y PSOE para que se abstengan?
Es evidente que hay dos temas no económicos que han sido
centrales: la reforma de la Constitución y la corrupción. La oferta de Rajoy
debería incluirlos.
En relación con la reforma de la
Constitución, lo último que hay que hacer es hacerla
precipitadamente. Rajoy debería ofrecer, en su discurso de investidura, la
formación de un grupo (propongo a Pedro Cruz Villalón como presidente) que, con
20 millones de euros y tres años de plazo, presente una propuesta de reforma en
la que se planteen las alternativas y se elija la más sensata para cada una de
las cuestiones que se considere necesario reformar. Ciudadanos y PSOE deberían
indicar algunos nombres y permitir a los designados organizarse y recurrir a
todos los expertos que haga falta. Si Podemos quiere sumarse, bienvenido. Pero
lo que no se puede hacer es reformar la Constitución como si acabara de
terminarse la guerra civil. La Constitución se reforma pero se reforma pensando
en los próximos treinta años. El último año de la legislatura debería dedicarse
a organizar la aprobación de la reforma propuesta por este grupo de manera que
no haya que disolver anticipadamente las Cortes. Como ven, se trata de actuar como si no estuviéramos en una situación de emergencia. Porque no lo estamos.
En cuanto a la corrupción, y al margen de los cambios
constitucionales, se acabó el nombramiento de amiguetes para presidir las
agencias que deben ser independientes. Se acabó legislar para las empresas y
grupos particulares de amigos del PP. Se acabaron los decretos-ley. Lo mejor
de los resultados electorales es que “a la fuerza ahorcan” y el PP no podrá
volver a caer en la corrupción generalizada en la que ha estado en los últimos
veinte años.
En cuanto a los temas económicos, no debería ser difícil
ponerse de acuerdo entre los tres en avanzar en las reformas que el PP no
terminó. El PSOE puede abanderar la lucha contra la
pobreza si incluye propuestas verdaderamente redistributivas
hacia los trabajadores precarios y hacia los que están fuera del sistema de
protección social que alcanza a las clases medias pero no a los dos deciles más
bajos de la población. Por ejemplo, aprender a querer al contrato único;
garantizar la renta mínima a base de una mezcla del mecanismo propuesto por
Ciudadanos y la transferencia de las indemnizaciones por despido a mejorar las
prestaciones no contributivas por desempleo (lo que significa mayor solidaridad
entre los trabajadores que es lo que sucede en los países nórdicos); reformar el
IVA para que ingrese más, eliminar deducciones en el Impuesto de Sociedades y
reducir la enorme bolsa de fraude que se concentra en los (clientes y
proveedores de) autónomos y en las pequeñas empresas: el Estado no puede recaudar más con tantísima pequeña empresa y
tantísimo autónomo. Estos, simplemente, no pagan impuestos en
proporción con lo que pagan los trabajadores por cuenta ajena y las medianas y
grandes empresas. Ciudadanos debería concentrarse en la reforma de la educación,
la I+D y los servicios de empleo (políticas activas).
No hay alternativa a un gobierno del PP con abstención de
Ciudadanos y PSOE. Una gran coalición no es ni necesaria ni conveniente. El PSOE
tiene que seguir siendo el partido de reserva si las cosas van mal. Iglesias
está en manos de Colau y, sospecho, ni siquiera quiere gobernar. Cuanto peor,
mejor. Si los próximos cuatro años no van bien, se ven como caballo ganador. El
PSOE no puede suicidarse. Que recuerde a Zapatero.
7 comentarios:
Enhorabuena, Jesús. Muy bueno.
¿y esto es la regeneración?
Estoy totalmente de acuerdo con lo que expones en el artículo pero dudo que el PSOE tenga voluntad de llegar a acuerdos.
Esto es lo que pensamos miles de personas. España es un país increíble y con mucho potencial. Hay que dejar los dos bandos y trabajar todos juntos.
Esto es lo que pensamos miles de personas. España es un país increíble y con mucho potencial. Hay que dejar los dos bandos y trabajar todos juntos.
Hombre, ¡20 millones de euros para pensar la reforma de la constitución! ¿no es un poquito excesivo? Por un poquito menos se pueden hacer las cosas. Al margen de eso, tu optimismo, Jesús, es inconmensurable.
no disculpo, estoy de acuerdo que es un disparate la corrupcion del pp, pero siempre, siempre olvida la del psoe, mas imputados y mayor cantidad de dinero y la de Pujol, todos han chupado chupan y no olvidemos pnv, estan mas unidos y no se ve, pero haberla hayla.
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