Sepan quantos esta carta vieren como yo Alonso de Olivares, procurador, vezino que soy desta nonbrada e gran çibdad de Granada, ansy como curador que digo que soy de Martín Rodríguez, hijo de Rodrigo Sanchez, y por virtud de la curaduría que del digo que tengo por ante Diego de Soria, escriuano público desta dicha çibdad, otorgo e conozco que pongo al dicho Martin menor con vos Françisco de Cañete, sastre, vezino desta dicha çibdad que soys presente i por tienpo y espaçio de çinco años cunplidos … para que en este dicho tienpo el dicho menor vos aya de servir e sirva en todas las cosas que le mandaredes que onestas e posybles sean de se hazer, y vos seays obligado de le dar durante el dicho tienpo de comer y bever y vestir e calçar e cama en que duerma e vida con razón, y que le aveys de mostrar el dicho vuestro ofiçio de sastre bien y cunplidamente segundes costunbre de ofiçiales de sastre, de manera que en fin del dicho tienpo de los dichos çinco años salga ofíçial del dicho ofiçio de sastre a vista de maestros que dello sepan, por manera que por vuestra culpa no falte, so pena que sy asy no lo hizieredes e cunplieredes que el dicho Martin lo pueda aprender con otros maestros, y por lo que costare lo pagueys con el doblo e yncurrays en pena de çinco mill maravedis por lo que os oviere servido, y ansy mismo le aveys de dar vn sayo y vna capa de paño de la tierra y calsas de cordellate y vn jubón de fuesten y dos camisas y vna gorra y çapatos todo nuevo demas de las ropas que tuviere cutidianas y vnas tixeras para cortar, so la dicha pena, y en la manera que dicha es// prometo e me obligo que el dicho menor hara e cunplira el dicho serviçio e que no se yra ni avsentara del durante el dicho tienpo de los dichos çinco años, so pena que sy se fuere y tome a servir de nuevo y le podays apremiar por todo rigor de justiçia a que cunpla el dicho serviçio con las costas que sobre ello se lerecresçieren, y que si durante el dicho tienpo el dicho menor enfermare que vos seays obligado a curalle.
E yo el dicho Françisco de Cañete estando presente a lo que dicho es otorgo e conosco que tomo e reçibo e tomo al dicho serviçio de vos el dicho Alonso de Olivares al dicho Martín, menor, por dicho tienpo de los dichos çinco años, e me obligo que haziendo e cunpliendo el dicho serviçio de le dar durante el dicho tienpo de comer e beber e vestir e calçar e cama en que duerma e vida con rasón estando sano y enfermo e de le mostrar el dicho ofiçio de sastre, bien e conplidamente en el dicho tienpo, so la dicha pena de suso contenida, e de le dar las dichas ropas como por vos está dicho e declarado, e de no le echar so pena de pagar de vazio, e si lo ansi tener e guardar e conplir con las partes a la vna por lo que le toca obligamos nuestras personas con todos nuestros bienes muebles e rayzes avidos e por aver. E para la execuçión dello damos poder conplido a qualesquier justiçias de qualquier fuero e jurisdiçión que sean para que por todo remedio e rigor del derecho nos conpeían e apremien a lo ansy pagar e conplir e aver por firme bien asy como sy contra mi fuese juzgado e sentençiado por sentençia definitiva de juez conpetente e aquella fuese por nos consentida e pasada en cosa juzgada, e renunçiamos qualesquier leyes que en nuestro favor sean e espeçialmente la ley en que diz que general renunçiaçión// fecha de leyes non vala.
En testimonio de lo qual otorgamos esta carta ante el escriuano público e testigos de yuso escriptos en cuyo registro firmamos nuestros nonbres. Ques fecha e otorgada en la dicha çibdad de Granada a quinze dias del mes de jullio año del nasçimiento de nuestro Salvador Ihesuchristo de mill e quinientos e quarenta e nueve años. A lo qual fueron testigos Pero Gutierres de Linares e Diego Sanches, escriuanos, e Diego de Olivares, vezinos de Granada.
“El 18 de febrero de 1787 se ha puesto por aprendiz con Pere Joan Vergés la persona de Joan Bautista Serra y Espeig, hijo de Joan Serra y Jordi, payés, y de Josepha Serra y Espeig, cónyuges, todos de la villa de Tremp, Obispado de Urgell. Consta ser bautizado en las fuentes bautismales de la Colegiata Iglesia de dicha villa el 24 de septiembre de 1765. Por tiempo de tres años y medio, contadores el día 29 de enero pasado en adelante; prometiendo que durante dicho tiempo no se irá de casa de su amo, y en caso de irse promete comenzar con él mismo; que lo obedecerá en todo lo que sea lícito y honesto haciendo continua residencia en su casa, comiendo y durmiendo en ella sin exigir soldada ni salario. Y promete pagar su florín cuando haya acabado. Y ha pagado dicho su amo por asentarlo 6 libras
much of the learning occurred through apprentices “stealing with their eyes”
Steffens (2001)
El crecimiento económico de Europa occidental más rápido que el de otras zonas del mundo podría explicarse, en la línea de la creación de instituciones como la sociedad anónima, porque los gremios medievales, al establecer un sistema formal de formación, distinto del traspaso de los conocimientos profesionales de padres a hijos, aceleró la extensión de esos conocimientos. En otros términos, si la única forma de adquirir los conocimientos y las habilidades productivas era el contacto directo entre el que los poseía y el que deseaba aprenderlo porque no había un sistema de educación generalizado, el
estudio del sistema gremial de formación (aprendiz-oficial-maestro) debe tener gran importancia para examinar cómo se traspasaban los conocimientos útiles de una generación a otra.
Actualización: sobre la denominación de "gremios"
dice Riera y Melis
Los artesanos medievales designaban sus asociaciones profesionales con los términos ofici o mester. Tanto uno como otro significaban, entre otras cosas, el ejercicio de un trabajo mecánico, el conjunto de los artesanos que comparten una misma profesión y la asociación de todos los menestrales especializados en una actividad. Después de ponderar las ventajas e inconvenientes de cada una de estas voces, he optado por utilizar sólo los términos oficio, corporación de oficio y cofradía, con los cuales designaré respectivamente a todos los menestrales que, en una ciudad determinada, ejercen una misma actividad, a un conjunto representativo de artesanos de un ramo de producción -o de varios estrechamente relacionados entre sí- que se han asociado para organizar su trabajo y defender sus intereses, y a un amplio agregado de trabajadores que, sin ser necesariamente de la misma profesión, comparten unos objetivos asistenciales o benéficos. No emplearé, en cambio, la palabra gremio, acuñada después de 1500.
Añadamos que la imitación, necesariamente, genera innovaciones, especialmente en el trabajo artesanal porque cada nuevo artesano tiene incentivos para mejorar el proceso de producción y que, la imitación también, es una fuente de desarrollo económico más importante que la innovación en cuanto extiende los avances entre un número de individuos muy superior lo que, a su vez, debe generar innovaciones más rápidamente si se acepta que los imitadores no se limitan a reproducir el conocimiento recibido sino que tienen, a su vez, incentivos para mejorar los procesos de producción. Además, la estrecha conexión entre maestros y aprendices debería conducir a la extensión de las mejores prácticas y a la eliminación de la artesanía de peor relación calidad-precio. Para una introducción clara véase
aquí. Y, en fin, si la
difusión de los conocimientos es más importante para el desarrollo económico que el volumen de innovaciones, en sí mismo, habrá que poner el foco de atención en los mecanismos que permitieron tal difusión. Por ejemplo, a partir de la invención de la imprenta,
la edición de libros técnicos y la extensión de la alfabetización pero, antes de ello, la
emigración de los que trabajadores con las habilidades y conocimientos necesarios para aplicar las innovaciones, singularmente, los oficiales que no conseguían acceder al grado de maestro por las restricciones impuestas por el gremio correspondiente en la ciudad donde se habían formado. Recuérdese, por ejemplo, que muy pocos de los aprendices alcanzaban el grado de maestro (en el trabajo de Moreno que se cita más adelante, sólo 1 de 7 lo lograba). Muchos de estos oficiales podían desplazarse a otra ciudad con menos restricciones y “transportar” sus conocimientos con ello. Dado que la maquinaria necesaria no era sofisticada, las técnicas podían imitarse y reproducirse con facilidad si se atraía hacia la ciudad a los que tenían el conocimiento técnico en “sus cabezas”. Y también hay pruebas de la movilidad de los maestros. Por ejemplo, parece que el gremio de sederos en Valencia, constituido a finales del siglo XV fue
impulsado por los sederos genoveses que se instalaron en la ciudad, cuando Génova enseñó al mundo entero cómo trabajar el terciopelo y que las “new draperies”
fueron introducidas en Inglaterra por los perseguidos por su religión en otras partes de Europa (hugonotes).
Lo más interesante de los gremios europeo-occidentales en relación con los de otras partes del mundo es, precisamente, que no había lazos familiares, o al menos en mucho menor grado, entre los aprendices y los maestros. Aunque los oficios se heredaban y los hijos de maestros tenían enormes ventajas – ni siquiera tenían que hacer el examen de maestría y no pagaban, a menudo, derechos de examen – muchos de los aprendices eran huérfanos o hijos de agricultores y gente del medio rural que emigraba a las ciudades. Parece que en India o China los oficios se heredaban en mucha mayor medida o que todos los miembros de un oficio en una zona eran miembros del mismo clan. El contrato entre maestro y aprendiz es un contrato muy incompleto y su cumplimiento – que el maestro enseñe lo que tiene que enseñar y que el aprendiz aprenda – muy costoso por la larga duración de la enseñanza y porque, prácticamente, el aprendiz pasa a vivir con el maestro. El maestro, si es racional, desplegará un esfuerzo docente inferior al que desearía el aprendiz (o los padres del aprendiz), de manera que “las instituciones que mitigan o eliminan el problema de riesgo moral por parte del maestro son determinantes en la diseminación del conocimiento y en el crecimiento económico”.
Cuando el aprendizaje tiene lugar en el seno de la familia o del clan (familia extendida), este problema no es tan grave porque el padre tiene incentivos genéticos para enseñar a su hijo. Pero cuando el maestro es un extraño, no. Parece, sin embargo, que el entorno local – la intervención de las ciudades y el control recíproco propio de los grupos no demasiado grandes – debía de ser suficiente para asegurar el cumplimiento. Muy pocos de los aprendices llegaban a maestros.
Pues bien, los autores (David de la Croix Matthias Doepke Joel Mokyr Clans,
Guilds, and Markets:Apprenticeship Institutions and Growth in the Pre-Industrial Economy) consideran que Europa Occidental transitó desde la familia al gremio en la Edad Media y, más adelante, asignó a los mercados la difusión del conocimiento. Gracias al primer paso – el paso desde la familia o el clan al gremio como proveedor de los conocimientos – el segundo fue posible, porque el gremio exigía ya mecanismos que garantizasen el cumplimiento del contrato entre maestro y aprendiz distintos de los mecanismos que aseguran el cumplimiento de las normas en el seno de un grupo cuyos miembros están relacionados genéticamente. Tal función debían cumplir los exámenes de oficial y de maestro que eran administrados por el gremio. Y
en esta columna, explican que la contribución del sistema de aprendizaje contribuyó al crecimiento económico de Europa en cuanto facilitó la difusión de las "mejores prácticas" y del conocimiento tácito - la mayor parte del conocimiento en aquella época - debido a los muchos aprendices que no podían convertirse en maestros por las barreras de entrada existentes en la ciudad donde habían recibido la formación. Además, la existencia de muchos "técnicos" debió de contribuir a la rápida conversión de los descubrimientos científicos en tecnología aplicada en Inglaterra.
Por tanto, en lo que interesa a los autores, la eficiencia o no del sistema gremial de aprendizaje puede dejarse a un lado si se realiza un análisis comparativo: si
“el Estado tenía la capacidad de hacer cumplir los contratos y permitir el desarrollo de un sistema de aprendizaje abierto sin que los gremios jugaran ningún papel relevante, el aspecto anticompetitivo de los gremios prevalece y, en consecuencia, los gremios impiden el crecimiento económico… cuando el Estado asume crecientemente las funciones que venían desarrollando anteriormente los gremios y las ciudades. Por el contrario, cuando el Estado es débil, de manera que las opciones son el aprendizaje vía gremios o el aprendizaje vía clans, la más fácil diseminación del conocimiento que resulta de una institución que no está basada en las relaciones consanguíneas, prevalece”.
Y, naturalmente, en la medida en que aumentase la oferta y la demanda de servicios de aprendizaje, los mecanismos de mercado para garantizar el cumplimiento de los contratos podían desarrollarse. Por tanto,
es la independencia respecto de los lazos familiares lo que hace especialmente eficiente – y abierto – el sistema gremial. Los aprendices pueden elegir – limitadamente – al maestro y viceversa, lo que habría de conducir a la producción y diseminación de más y mejor conocimiento porque, a igual número de maestros en una ciudad – gremio – y en el clan, los “aprendices están expuestos, en el segundo, a una menor variedad de ideas y, en promedio, aprenden menos”. Esta exposición a “más” conocimiento derivaría de la movilidad de los maestros y del mayor número de maestros en una organización gremializada que en un clan ya que hay que suponer que el control al respecto por parte de un clan habría de ser muy superior al control de entrada que ejerciera incluso un gremio poderoso y bien organizado. En definitiva, la mayor apertura de los gremios en comparación con los clanes debió de intensificar la competencia en Europa en los oficios en comparación con China o India en donde los oficios eran, ampliamente, heredados.
En el trabajo publicado finalmente por estos autores, se especifican más las aportaciones del trabajo. Así, explican que es plausible que en un entorno malthusiano, aunque hay algún espacio para inventar, el principal motor del progreso tecnológico es
la transmisión del conocimiento productivo por parte de los viejos a los jóvenes” en una relación individual maestro-discípulo.
Los rasgos centrales de nuestro análisis son que la transmisión de conocimientos (enseñanza) requiere un esfuerzo por parte del maestro; que esto conduce a un problema de riesgo moral en la relación maestro-aprendiz; y que, en consecuencia, las instituciones que mitigan o eliminan el problema de riesgo moral son determinantes clave de la difusión del conocimiento y el crecimiento económico
Hay cuatro entornos institucionales – cuatro “entidades” sociales – en cuyo marco se produce la transmisión del conocimiento:
la familia nuclear; el clan; el gremio y el mercado. En la primera, los hijos sólo pueden aprender de sus padres; en la segunda el conocimiento se transmite dentro del clan, o sea dentro de un grupo más amplio pero sólo dentro de él; en el tercero el conocimiento se puede transmitir a lo ancho de toda la Sociedad pero sólo a través de los que tienen las autorizaciones del gremio para tener aprendices, es decir, hay barreras elevadas a la entrada y el cuarto implica el mayor grado de diseminación del conocimiento pero requiere de terceros imparciales que aseguren el cumplimiento de los contratos entre los que enseñan y los que aprenden.
La familia nuclear es predominante en Europa Occidental desde la Edad Media. Los clanes lo han sido en Asia y Oriente Medio hasta fechas bien recientes. Sólo en un entorno como el Europeo-Occidental puede desarrollarse un sistema corporativo – los gremios son corporaciones – de transmisión del conocimiento. Los límites que impone la familia nuclear a tal objetivo (los hijos sólo pueden aprender de su propio padre) incentivan la aparición de instituciones especializadas en poner en relación aprendices con maestros. Los autores sostienen que el sistema corporativo europeo-occidental de los gremios (guilds) generó más crecimiento económico “el sistema de adquisición de conocimientos de Europa Occidental llegó a dominar (porque)… el aprendizaje dentro de los gremios
era independiente de los lazos familiares, y por lo tanto permitía la difusión de los conocimientos en toda la economía”, lo que no podía hacerse en las economías dominadas por clanes cuya capacidad de difusión del conocimiento venía limitada por la pertenencia al mismo clan.
… en un sistema basado en clanes se gana relativamente poco aprendiendo de varios ancianos, porque, dado que estos ancianos pertenecen al mismo clan, es probable que hayan recibido la misma formación y, por lo tanto, tengan conocimientos muy similares. En cambio, en un gremio (y también en el mercado) los lazos familiares no limitan el aprendizaje y, por lo tanto, los jóvenes pueden tomar muestras de una variedad mucho más amplia de conocimientos, lo que implica que el aprendizaje es más productivo y los conocimientos se difunden más rápidamente. Las pruebas históricas demuestran que, en efecto, en Europa el maestro y el aprendiz tenían muchas menos probabilidades de estar emparentados entre sí que en otros lugares. Además, el sistema de gremios incluía a veces características específicas, en particular la «carrera profesional»..(aprendiz, oficial y maestro, en inglés, journeymanship), tenía el efecto de dar acceso a una gama más amplia de conocimientos y fomentar la difusión de nuevas técnicas e ideas. En un sistema más estrecho basado en relaciones de sangre, un intercambio de ideas tan amplio no era factible.
La incapacidad de la familia nuclear para transmitir el conocimiento entre generaciones de manera eficiente explica por qué las corporaciones tienen ese desarrollo en Europa y no en otras partes del mundo. El clan era suficientemente “eficiente” como para no provocar un cambio institucional como el que se produjo en Europa, de manera que los asiáticos tenían menos incentivos para ensayar otro sistema de transmisión del conocimiento
A igualdad de población, el incentivo para pagar el coste fijo será menor cuando el sistema económico inicial sea más exitoso, es decir, una economía basada en clanes tendrá menos probabilidades de adoptar un sistema de aprendizaje que una economía basada en la familia.
Y Europa disponía de las organizaciones adecuadas: las corporaciones.
Los padres obtienen
formación para sus hijos en un oficio o profesión en “el mercado”, celebrando un contrato de aprendizaje con un maestro. Estos contratos, pues, generaron un mercado que, dicen los autores, funcionaba relativamente bien porque sabemos que los padres pagaban más para que sus hijos aprendieran los oficios más lucrativos. El precio de estos contratos era, lógicamente, inferior al coste de enseñar y mantener al aprendiz, porque éste pagaba parte con su propio trabajo. Es decir, que lo que pagaban los padres se explica como un “seguro” – por
si el aprendiz abandonaba el puesto antes de tiempo, lo que era muy frecuente, sobre todo porque a menudo se cambiaban de maestro –, como una
forma de señalizar la calidad y el coste del aprendizaje – maestros más reputados cobraban más –
y una renta de escasez (generada por el carácter monopolístico del sistema gremial) pero sobre todo, reflejaba “la demanda creciente o menguante de ciertos oficios como consecuencia de los cambios tecnológicos”. El mayor o menor valor del trabajo del aprendiz o la duración del contrato (3-4 años, oficialmente 7) también influían en la cuantía del precio.
En contraste con los sistemas relativamente cerrados en los que la familia desempeñaba un papel central, Europa occidental tenía un sistema formal de aprendizaje organizado por gremios o similares instituciones, y en principio abierto a todos (van Zanden)
Aunque, naturalmente, los hijos del gremio tenían privilegios tanto en cuanto al precio como en cuanto al acceso a los mejores maestros. Aún así, en el siglo XVII menos de una cuarta parte de todos los aprendices trabajaban para maestros que fueran parientes suyos El aprendizaje era, pues “un fenómeno de mercado” que incluía una amplia
movilidad geográfica. Por ej., en Inglaterra, Londres atraía a muchos del campo o de ciudades más pequeñas. Y una institución específica del sistema gremial: el "«journeyman» aquél que, “tras completar su formación, viajaba a otra ciudad para adquirir habilidades adicionales antes de poder recibir el título de «maestro»”. Los autores dan mucha importancia a esta movilidad porque consideran que contribuyó mucho a la difusión de los conocimientos técnicos por toda Europa como demostraría el hecho de que las ciudades sobresalientes en unas técnicas o en unos oficios prohibieran la práctica y hacían “jurar a sus aprendices que no practicarían su oficio en ninguna otra ciudad” así ocurrió con Nuremberg en el sector metalúrgico y con los productores del vidrio en Venecia. Las restricciones al acceso a la condición de maestro hizo que muchos de estos journeymen practicaran el oficio fuera del sistema gremial y que las autoridades lo toleraran. Las ventajas para la difusión del conocimiento eran doble: su capital humano aumentaba y el de los aprendices del taller de destino, también con los conocimientos que traía el forastero. Los autores concluyen que "el canal de aprendizaje (la familia, el clan, los gremios y el mercado) tiene al menos el potencial de explican una fracción sustancial del aumento de la productividad europea", es decir, que en este aspecto, el sistema gremial era superior al aprendizaje en el seno de un clan (David de la Croix & Matthias Doepke & Joel Mokyr, 2018.
"
Clans, Guilds, and Markets: Apprenticeship Institutions and Growth in the Preindustrial Economy,"
The Quarterly Journal of Economics, 133(1), pages 1-70.
Dice Belén Moreno que, a finales del siglo XVIII, en Barcelona, respecto de un gremio concreto, la mayoría de los aprendices no eran de la familia de los maestros, ni siquiera de su entorno más próximo
Cuando estos “extraños” pueden elegir entre el aprendizaje y el trabajo en fábricas, con la Revolución Industrial, como dice, Moreno,
la cerrazón de los gremios en cuanto al aprendizaje y sus características explicaría la tendencia de los inmigrantes campesinos llegados a Barcelona a trabajar en las fábricas antes que pasar por la condición de aprendices en los talleres de los maestros de gremio
Este tipo de análisis enlaza con el que se ha hecho de otras instituciones, singularmente,
la de la sociedad anónima, fundada también en las corporaciones tardomedievales aunque, en este caso, en las corporaciones de mercaderes, no en los gremios de los oficios. Si a eso unimos el pronto
predominio de la familia nuclear en Europa, se comprende fácilmente la importancia del abandono de la producción familiar y en el ámbito de la familia extensa (clan) y su organización a través de corporaciones – gremios de comerciantes, gremios de artesanos – cuyos miembros no estaban relacionados entre sí por lazos de sangre (aunque sí de religión ya que los gremios eran instituciones con importantísimas funciones religiosa). Los autores sugieren que, en Europa, quizá, lo que hubo es un “salto” institucional: se pasó de la familia a las corporaciones sin que los clanes llegaran a consolidarse como estructuras de producción y consumo, lo que les permitió
“adoptar rápidamente instituciones superiores. Si adoptar el sistema del gremio o del mercado es costoso, los incentivos para adoptarlos dependen de la eficiencia de las instituciones existentes en un momento dado… otras regiones del mundo tenían menos que ganar de adoptar esas nuevas instituciones dado que el sistema basado en el clan funcionaba suficientemente bien para la mayor parte de los objetivos”
En todo caso, la variedad de gremios es tal que, probablemente,
no se puede decir casi nada que valga para todos ellos y respecto de cuatro siglos de la historia europea. Pero el trabajo que hemos presentado es útil en cuanto la comparación se realiza a un nivel tan abstracto (
producción a través de gremios vs producción por clanes o tribus) que no es raro que se pueda concluir que este diferente entramado institucional contribuyó a que la Revolución Industrial tuviera lugar en Europa Occidental.
El paso de la producción gremial a la producción fabril no se vio impedida por el sistema gremial, un sistema diseñado para
producir bienes de alta calidad y baja “tirada”, no para producir bienes de bajo coste y en masa. Por tanto, es probable, que, en todo caso,
el sistema de producción por el clan constituyera un obstáculo mucho más severo a la producción fabril en otras partes del mundo.
La especialización de los gremios los hacía muy débiles a los cambios en el consumo (por ejemplo, piénsese en la fabricación de prendas de vestir y el predominio del algodón a partir del siglo XVIII o en el caso de la
imprenta) y la
disgregación del poder típico de las sociedades europeas del Antiguo Régimen (en el caso de los gremios de artesanos, competían por el control de las ciudades con los gremios de mercaderes y ambos con los señores territoriales y con el poder real que hacía de árbitro entre todos ellos y, por supuestos, unas ciudades con otras) favoreció, sin duda, que ningún grupo de interés – los gremios de los artesanos en este caso – ni ninguna unidad territorial pudiera prevalecer en el largo plazo. Por ejemplo,
los que gobernaban las ciudades otorgaban patentes – monopolios – para atraer a maestros de otros lugares, a lo que los gremios locales podrían no oponerse dado que, transcurridos algunos años, todos los maestros locales tendrían derecho a usar la tecnología patentada. Los gremios de los comerciantes, sin embargo, podrían oponerse – como ocurrió históricamente – porque la introducción de las nuevas técnicas mejorara la posición negociadora de los artesanos frente a los comerciantes, sustituyendo, por ejemplo, a la mano de obra femenina que hacía el trabajo de cosido en sus casas y que eran fáciles de controlar por los comerciantes que encargaban los trabajos correspondientes por expertos profesionales que utilizaban técnicas más avanzadas que implicaban un nivel superior de mecanización. Conforme las restricciones a la circulación de las innovaciones perdieron importancia – en el siglo XVIII – porque las técnicas se “codificaron” en libros y conforme aumentó el tamaño de las organizaciones políticas (de la ciudad los Estados contemporáneos),
la importancia relativa del acceso a las técnicas existentes disminuyó en relación con el valor de las innovaciones, lo que debió de acelerar el progreso tecnológico que dio lugar a la Revolución industrial. Como dice
Belfanti explicando la decadencia de las manufacturas en las ciudades del norte de Italia en el siglo XVIII
“la difusión de conocimiento codificado y la difusión del saber hacer técnico que fue posible gracias al sistema de los gremios y las patentes parecía haberse agotado y revelado todos los secretos de la manufactura tradicional. La competencia se centró, a partir de entonces, en el propio producto, de manera que la creatividad y el diseño se convirtieron en los ingredientes fundamentales para el éxito (y la capacidad de atender a consumidores con menos capacidad económica). Marsilio Landriani, al comparar la importancia de las manufacturas en el continente con la situación italiana, entendió que la innovación en el ámbito de los productos se había convertido en estratégico en una sociedad en la que el buen gusto venía dictado por una moda rápidamente cambiante: <<La moda no demanda que el diseño sea el apropiado sino más bien demanda variedad infinita y caprichosa, una invención feliz… y una solidez sólo aparente. Porque, la realidad es que de qué sirve hacer productos duraderos si la inestabilidad de la moda condena como absurdo hoy lo que se consideraba excelente ayer”.