miércoles, 23 de octubre de 2024

La conjura contra España (XCVI): por qué Ayuso no ha ido a ver a Sánchez

Europeana en Unsplash

Jacobo Bergareche ha publicado una columna en EL MUNDO en la que narra la humillación a la que el feminismo gubernamental sometió a su hija de 19 años con ocasión de un congreso organizado por los Ministerios de Igualdad y Educación sobre "coeducación" en el que el escritor trataba de explicarse y explicarnos por qué la literatura (la ficción) es, cada vez más, un asunto de mujeres a través de una conversación con su hija, estudiante de Psicología y Criminología (Psicología es uno de los grados universitarios más feminizados). 

Bergareche es un gran escritor y la narración de lo acontecido en el auditorio Niemeyer de Avilés es un ejemplo de creación y mantenimiento del 'suspense' con un desenlace 'inesperado' por la entrada en escena de un personaje del que no se había hablado anteriormente. 

En otra ocasión, explicaré mi teoría sobre el derecho fundamental a ser, opinar y comportarnos como cafres, eso sí, en la intimidad, individualmente y sin usar la violencia. 

Traigo a colación la columna de Bergareche porque acaba mal. Acaba con su hija Pepa llorando de rabia

no por la hooligan (que interrumpía la conversación gritando 'nos están asesinando') ni el mansplainer del final (que pretendió darle una clase a Pepa sobre que también las mujeres prehistóricas cazaban), sino por la humillación a la que la sometía la presentadora (Luján Argüelles), que con toda la condescendencia del mundo apaciguó al público presentándola como el deshecho de una educación sesgada, faltándole así al respeto no solo a Pepa, sino a todos los que hemos participado en su educación.

Si Pepa hubiera sido Pepe - un Pepe Bergareche - ¿habría acabado llorando de rabia o habría reaccionado agresivamente frente a Luján Argüelles y los cafres que Bergareche describe como la hooligan y el mansplainer? No lo sé. Pero lo que dicen los mejores psicólogos evolutivos y antropólogos es que la mujer típica evita el conflicto; se defiende frente a la agresión utilizando mecanismos de autoprotección. Las lágrimas femeninas reducen la agresividad en los machos. No conozco a Pepa y lo que digo, a continuación, lo digo de una Pepa 'típica'. Una Pepa típica reaccionaría ante la agresión (intrasexual) de Luján Argüelles echándose a llorar. Este análisis puede no tener nada que ver con las sensaciones y emociones experimentadas por la Pepa real e individual que puede ser en este o en otros aspectos más o menos típica. Me interesa la historia porque creo que refleja bien los rasgos de un 'modelo' de interacción social no cooperativa que está cada vez más presente en nuestra sociedad.

Este análisis explica las lágrimas de Pepa porque se trataba de un acto público en el que la agresora formaba parte de una 'coalición' y Pepa era una hembra solitaria que no contaba con más protección frente a la coalición agresiva que la de su padre. La igualdad solo se logra cuando los dominados consiguen formar "reverse dominance coalitions" en la expresión de Alice Evans, por ejemplo, las bonobos hembras forman coaliciones que mantienen a raya a los machos. Jacobo Bergareche está bien preparado por la Evolución para proteger a su hija frente a la agresión o la explotación por parte de un hombre - su yerno -, pero está mucho peor preparado para protegerla frente a otras hembras. Seguro que ahora está muy arrepentido - Bergareche - de haber expuesto a su hija a esa asamblea de cafres reunida por los Ministerios de Igualdad y Educación.

Mi intuición es que la razón profunda por la que Ayuso ha decidido no ir a ver a Sánchez tiene algo que ver con la reacción de Pepa ante la agresión de Luján Argüelles. Ayuso cree que acabará llorando de rabia si se entrevista, en La Moncloa, con Sánchez porque éste hará todo lo posible por humillarla en un entorno en el que habrá una coalición agresiva. Y por nada del mundo está dispuesta a proporcionar ese espectáculo a sus adversarios políticos. 

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