jueves, 16 de septiembre de 2021

Coordinarse es fácil si el grupo razona como si fuera un individuo


 quizás la gente se coordina sin problemas en las interacciones cotidianas porque no razonan en absoluto sobre qué piensan o creen los demás. La coordinación que tiene lugar en circunstancias ordinarias es, probablemente, una coordinación que prescinde de adivinar qué piensan o creen los demás

F. Guala

Analogously to an individual having to coordinate the movements of her body parts, a group’s members must coordinate their action in order to achieve group goals

HMT


¿Por qué es tan fácil para los humanos la acción colectiva? A contestar, en parte, a esa pregunta se dirige el trabajo de Francesco Guala que resumo a continuación

Un grupo de personas se enfrenta a un problema de coordinación cada vez que que tienen la oportunidad de alcanzar un resultado que es beneficioso para todos ellos en algún sentido - es mejor que la falta de coordinación, por lo menos - que no puede ser alcanzado por cada individuo actuando independientemente de los demás miembros del grupo. Para que la coordinación sea un 'problema' es necesario que el resultado beneficioso pueda obtenerse de más de una manera. Por ejemplo: preparar una cena familiar, Ann puede ir a comprar mientras Bob recoge a los niños en la guardería; o al revés; para marcar un gol, Jane puede tirar desde el córner y Jill meter el gol de cabeza, pero pueden intercambiar de los papeles; y así sucesivamente.

 Que sólo haya una solución eficiente, esto es, una forma de coordinación de la conducta de los miembros de un grupo entre todas las posibles que permite obtener el resultado más beneficioso para todos (maximiza la utilidad), no es lo mismo que decir que esa es la solución racional.

... los resultados eficientes no son las únicas soluciones racionales. Supongamos que la oficina de Bob está más cerca de la guardería, la de Ana está más cerca del supermercado, y ninguno de los dos quiere quedarse atrapado en el tráfico de la hora punta. La solución más eficiente es que Bob recoja a los niños mientras Ann va de compras. Pero si Bob, por alguna razón, cree que Ann irá a a recoger a los niños a la guardería, entonces lo racional para ambos será que Bob vaya a comprar. Este par de acciones es también una solución racional (un equilibrio), aunque no óptima a la luz de las preferencias de los agentes.

En el gráfico, las soluciones peores son las Low, Low. (0,0), es decir, en el ejemplo, que A y B vayan los dos a recoger a los niños o a hacer la compra. Y, de las dos soluciones beneficiosas – porque se recoge a los niños y se hace la compra – hay una preferible a la otra. En el caso, que A vaya a comprar y B vaya a recoger los niños a la guardería. Las dos son equilibrios porque B no puede mejorar su situación – yendo a comprar – unilateralmente. Para poder hacerlo necesita la coordinación con A.

Elegir Low – Lo – bajo no es irracional: de hecho, es óptimo si el otro jugador elige Lo, y ninguno de los dos jugadores puede descartarlo. Ann no puede excluir que Bob elija Lo porque se enfrenta al mismo problema que él. Dado que Ann aún no ha decidido qué hacer (todavía está deliberando), Bob tampoco puede haber decidido qué hacer. Pero si no podemos demostrar que elegir Lo es irracional, tampoco podemos demostrar que la elección de Hi es la única racional

Y es que en efecto, si A no sabe lo que hará B y asigna una igual probabilidad a que vaya a recoger a los niños o a la compra, el valor esperado de elegir Hi (la suma de un 50 % de 2 y un 50 % de 0, o sea 1) y de elegir Lo es el mismo porque obtener el valor conjunto alto – 2 – depende de que el otro haga lo mismo que yo y no sé qué es lo que va a hacer. Como puede imaginarse, es aquí donde entra la capacidad para coordinarse sin comunicarse explícitamente. Si A puede atribuir una mayor probabilidad a que B desarrolle la conducta Hi (vaya a por los niños), entonces acomodará su propia conducta a ésta (irá a la compra) y se logrará la coordinación en el resultado que maximiza la utilidad de ambos (Hi, Hi). Aunque se comuniquen (el autor dice que, antes de salir de casa por la mañana, Ann ha dejado escrito en la nevera que ella recogerá a los niños) la solución más eficiente puede no alcanzarse si Bob cree que, no obstante el aviso, Ann no irá a por los niños (p. ej., porque Bob se da cuenta de que Ann ha olvidado en casa el carné que el colegio distribuye para permitir el acceso de los padres al recinto del colegio para recoger a los alumnos. Véase Alchian, Uncertainty, Evolution, and Economic Theory, 1950 y Becker, Irrational Behavior and Economic Theory, 1962). 

Sustituyendo conductas acordadas por conductas regladas (obedecer a las normas) podemos concluir que

La razón de A para cumplir la norma no es que ésta se ha promulgado. Es que B tiene incentivos para cumplirla. Pero B sólo tiene incentivos para cumplirla si B la cumple

y la promulgación de la norma actúa como un 'focal point' (como una solución que ‘destaca’ entre el conjunto de las posibles) que permite a A y B coordinar su conducta porque cambia las expectativas de ambos respecto de lo que el otro hará aumentando la probabilidad de que el otro cumpla la norma tras haberse publicado. Lo interesante es que la norma se cumple no por su contenido, sino porque cada uno de los destinatarios tiene la expectativa de que los otros destinatarios la cumplirán y, si tal es el caso, comprenden que es en su interés cumplir con la norma, de modo que lo hacen voluntariamente. 

Junto a la promulgación de una norma, cualquier otra circunstancia puede puede hacer “sobresaliente” una determinada conducta facilitando la coordinación. Aquí es donde entra la capacidad humana para adivinar e interpretar los estados mentales de los demás: no somos ‘cazadores’ de mentes pero sí ‘lectores de mentes’ ajenas. Y eso facilita enormemente la coordinación en comparación con el escenario en el que no existe ninguna forma de determinar más allá del cálculo de probabilidades qué opinión o creencia o intención alberga la cabeza del otro. Ya veremos, no obstante, que esa capacidad es un recurso valioso pero muy costoso de forma que es probable que la Evolución haya encontrado mecanismos alternativos de coordinación. 

El autor pone el siguiente ejemplo:

Supongamos que John es un aficionado al fútbol, mientras que a su compañera Jane le gusta ver programas de telerrealidad. Por desgracia, sólo tienen un televisor. Si el equipo favorito de John juega el miércoles y el programa favorito de Jane el jueves, es obvio que John debe ver la televisión el miércoles y Jane el jueves. Esta es la disposición más natural, la que primero se nos ocurre y la que "destaca" entre las posibles soluciones.

Esa distribución del uso de la tele "maximiza las preferencias" y sería adoptada unánimente por todos los implicados. No hace falta - y no es aconsejable - una votación. Ni siquiera es aconsejable darle "más vueltas" porque se multiplica el riesgo de decisiones erróneas. El autor nos recuerda que si nos ponemos a pensar demasiado, puede que acabemos con el peor resultado (el que maximiza las "pérdidas"). Como el cuento de Henry de los dos vestidos que una madre de dos hijas gemelas compró, uno verde y otro azul, dejando a las niñas que eligieran cuál querían. La primera gemela prefería el verde – lo consideraba más bonito – pero escogió el azul porque quería más a su hermana que al vestido. Y la segunda gemela, que prefería el azul – lo consideraba más bonito – escogió el verde para dejar el azul a su hermana. El resultado es que las dos acabaron con el vestido que no querían, simplemente, por pensar demasiado. 

Y es que la ‘maximización de las preferencias’ sólo puede lograrse si cada uno de los miembros del grupo expresa cuál es su preferencia sin tener en cuenta las preferencias de los demás. O, como explica el autor siguiendo a D. Lewis: 

“cuando te enfrentes a un problema de coordinación, elige la primera solución que se te ocurra - la más sobresaliente o que destaque más”. 

Porque somos limitadamente racionales o, quizá mejor, porque tomar decisiones es costoso y hay que ahorrar en términos de procesamiento de la información y de posibles errores. Y entre esos costes, el más elevado - porque los errores son muy fáciles de cometer - es el de "adivinar" qué piensa el otro. Esto es, "leer su mente".

Si es así, las presiones selectivas habrán dirigido nuestras decisiones que requieren coordinación hacia la solución más saliente o ‘punto focal’ incluso aunque el nivel de ‘elaboración’ de la respuesta sea diferente para cada individuo. Incluso si B es mucho más limitado intelectualmente que A, A escogerá la solución más saliente porque espera que esa será la que escoja B:

no importa lo exquisitos que sean los jugadores más exquisitos, su comportamiento estará determinado por las elecciones de los jugadores de nivel 0”,

salvo que A no pueda adivinar fácilmente cuál es la solución más saliente para B. Es decir,

“lo primero que le viene a la cabeza a alguien puede depender de factores personales, factores que solo tienen significado para cada uno de los que responde. Por ejemplo, cuando se les pide que piensen en un año, muchos sujetos piensan en el año en el que nacieron”

que, obviamente, es distinto para cada uno de los sujetos. En otros términos: “la saliencia primaria puede ser demasiado particular” para facilitar la coordinación eficiente. 

Sin embargo, la saliencia primaria puede hacerse "general" si se proporcionan incentivos a A y B para dar la misma respuesta. En tal caso, es obvio que ni A ni B darían, si se les pregunta por un año, el de su nacimiento. Escogerán el año que es más probable que escoja el otro (ej., el año en el que se hizo el experimento). Estas respuestas se llaman “saliencia de Schelling” (por Schelling el “inventor” del ‘focal point’).

A diferencia de la saliencia primaria, la saliencia de Schelling presupone la conciencia de que hay un problema colectivo que hay que resolver coordinadamente, en cuyo caso, las personas no se limitan a elegir la primera opción que les viene a la cabeza, sino la que les ayudará a resolver el problema al que se enfrentan.

 Y a eso dedicarán sus elucubraciones mentales las partes, no a tratar de leer la mente de los demás (teoría de la jerarquía cognitiva):

... Tal vez (algunas, o muchas) personas sí dedican tiempo a pensar en los estados mentales de los demás; pero si es así, tampoco se limitan a elegir la primera opción que se les ocurre. Son más sofisticados: eligen la primera opción que creen que les ayudará a resolver el problema interactivo concreto al que se enfrentan

porque creen que los demás harán lo mismo o, dicho de otra forma, porque todos tienen conciencia de que están participando en un ‘proyecto colectivo’, que están ‘produciendo en común’ y se ‘colocan’ en modo cooperativo

Presupone que los jugadores adoptan… la perspectiva de alguien que está participando en una tarea colectiva. Por el contrario, la saliencia primaria es la perspectiva de un decisor solitario y solipsista, y la saliencia secundaria es la perspectiva de un observador que intenta predecir el comportamiento de un decisor solipsista o solitario. Pero, en contra de la teoría de la jerarquía cognitiva, pocas personas parecen adoptar una perspectiva semejante cuando juegan a juegos de coordinación.

Al razonar en ‘modo cooperativo’, hay un cierto nivel de formación de una voluntad común que trata de averiguar cuál es la conducta individual mejor para el grupo porque el beneficio individual solo puede lograrse a través del grupo, si se logra adoptar la conducta coordinada. Es lo que Sugden – y otros – llaman ‘razonamiento de grupo’

A diferencia de los juegos estratégicos, los juegos de coordinación deben concebirse como unos en los que se trata de que varios individuos actúen como si fueran un solo individuo. Y para pasar de ser ‘varios’ a ser ‘uno’ a efectos del juego, lo que necesitan es actuar – o decidir actuar – de la misma manera. Como una fila de moros o cristianos desfila aparentando que son un solo individuo.

Los teóricos del razonamiento en equipo sostienen que el juego parece trivial cuando se percibe como un problema paramétrico para un único agente, el equipo constituido por los dos jugadores, y no como un problema de interacción estratégica. El primer paso para resolver el problema, por tanto, es considerarlo desde el punto de vista de un único agente, el equipo.

El interés de todos es el mismo o, dicho de otra forma, el grupo ha de lograr conseguir el resultado porque la distribución del beneficio entre los miembros está ya resuelta. Y, para conseguir el resultado, el problema que han de resolver es cómo lograr actuar todos coordinadamente (lanzando todos los miembros de la fila la pierna derecha primero, en el caso de los moros y cristianos o B yendo a por los niños en la seguridad de que A irá a la compra o resolviendo el rompecabezas en el caso de un grupo de niños), no el de repartirse las ganancias de la conducta colectiva coordinada. 

La solución eficiente se presenta como obvia (y la coordinación resulta trivialmente fácil) para todos los miembros del grupo porque al razonar como grupo no están pensando en los pay-offs – resultados para cada individuo, sino que se “quedan” en los resultados que obtendrá el grupo  (obsérvese que en la cuadrícula superior izquierda no es 2+2, sino 4 

(aunque no lo puedo desarrollar aquí, esto "destroza" la concepción analítica - kelseniana - de la persona jurídica: no es cierto, ni siquiera psicológicamente, que los individuos vean a los individuos que hay detrás de la persona jurídica y que serían los únicos sujetos de imputación definitiva, frente a las personas jurídicas que serían sujetos de imputación provisional)

El resultado se presenta en términos de beneficio colectivo, no de beneficio individual.

Dado que sólo hay un responsable de la toma de decisiones (el equipo), no es necesario considerar las creencias de cada uno de los jugadores individuales. Lo que deben hacer los miembros del equipo -sus acciones racionales, puede deducirse del objetivo y de las limitaciones a las que se enfrenta el equipo. La única premisa que necesitamos es que todos los jugadores razonan como miembros del equipo.  

(Por esta razón, cuando un patrimonio se organiza para tomar decisiones sobre él y actuar en el tráfico, los individuos que han de adoptar las decisiones han de organizarse de forma que sólo haya un decisor: el órgano social).

Como dicen Hakli, Miller & Tuomela (Two Kinds of We-Reasoning, 2010, en adelante, HMT)

Esto significa que el agente concibe la situación, no como un problema de decisión para agentes individuales, sino como un problema de decisión para el grupo concebido como agente. La idea es conceptualizar la situación, o "enmarcarla", desde el punto de vista del grupo: ¿Qué elegiría por ejemplo, un equipo si el agente que toma las decisiones fuera el grupo? Para responder a esta pregunta, necesitamos conceptos que nos permitan hablar de lo que prefiere un grupo, especialmente necesitamos una noción de preferencia grupal... Según la teoría de Tuomela, pensar y actuar en el modo "nosotros" es pensar y actuar plenamente como miembro del grupo. En cambio, pensar y actuar en el modo Yo es pensar y actuar como un individuo. El modo Yo se divide en modo Yo pro-grupo y modo Yo simple. El modo Yo pro-grupo se ocupa de promover los intereses del grupo, mientras que el modo Yo simple sólo se ocupa de promover los intereses de los individuos incluso en contextos de grupo. El enfoque del modo "nosotros" se basa conceptualmente en la idea intuitiva de que el grupo, y no sus miembros individuales, es el agente principal.

Razonando así, - continúan HMT - se simplifica extraordinariamente la adopción de la decisión eficiente, porque las metas colectivas ("Queremos construir un puente") y creencias colectivas ("Estamos sometidos a las normas de construcción españolas") son 'conocimiento común' a todos los miembros del grupo y son aceptadas por todos los miembros del grupo, de manera que se reduce el elenco de posibles decisiones individuales y la formación de la voluntad común se hace más sencilla. Los miembros del grupo que razonan colectivamente dejan de hacerlo estratégicamente (que es la base de la teoría de juegos donde cada jugador elige la estrategia que maximiza sus resultados teniendo en cuenta qué estrategia desarrollarán los demás jugadores: "donde los teóricos de juegos hablan de la selección de una estrategia, los filósofos interesados en el razonamiento práctico hablan de la formación de una intención... una intención atribuible al grupo" y los juristas, añadiría, de la formación de una voluntad común). Suponen que los demás miembros del grupo - que quieren lo mismo y tienen las mismas creencias - "harán su parte" y se comportarán de la forma en la que se pueda conseguir mejor el objetivo común:

(a) El grupo g tiene la intención de pintar la casa. (intención o meta de grupo) (b) Nosotros (los miembros de g) tenemos la intención conjunta de pintar la casa. (intención conjunta) (c) Yo, como miembro de g y participante en la intención conjunta, tengo la intención de pintar la casa junto con los demás. (intención de 'nosotros') (d) Yo, como miembro de g y participante en nuestra intención conjunta de pintar la casa junto con los demás, tengo la intención de realizar mi parte de pintar la casa. (intención de realización parcial)

La diferencia importante con el razonamiento individualista pero que tiene en cuenta las preferencias de los otros se encuentra en que en el razonamiento de grupo, el individuo no piensa en maximizar su utilidad directamente, sino en hacerlo mediatamente a través del reparto (real o virtual) igualitario de las ganancias obtenidas mediante la consecución del objetivo común (se trate de construir un puente o pintar una casa o cazar un antílope). Es fácil que los humanos se pongan en modo razonamiento de grupo si el reparto de las ganancias de la actuación conjunta ha quedado resuelto con carácter previo a la deliberación del grupo. En términos de la teoría de juegos, los miembros del grupo, digamos, no tienen que preocuparse por sus resultados (pay-offs) individuales. Estos se maximizan maximizando los resultados que obtenga el grupo. El individuo no actúa en tal caso como un 'benefactor' del grupo (Bacharach) ni actúa altruistamente. Dicen HMT que, el razonamiento de grupo permite explicar por qué es tan frecuente que los humanos resuelvan los problemas de acción colectiva tan fácilmente. Los juegos de Hi Lo 'jugados' con mentalidad de grupo conducen a todos los miembros del grupo a elegir intuitivamente HH. 


Razonamiento grupal y razonamiento tipo 'solución de problemas' comparados

Guala considera que el razonamiento de grupo y el llamado razonamiento para “solución de problemas” (solution thinking) son semejantes. Y la semejanza deriva de que la decisión más saliente para los miembros de un grupo que han de coordinar su conducta es, normalmente, la que mejor resuelve el problema al que se enfrenta el grupo. Es decir, que los individuos que forman un grupo adoptan la misma solución si piensan en “modo” grupal en el orden indicado en el último gráfico que si fueran un individuo tratando de encontrar la mejor solución para un problema.

Si se piensa bien, lo que está diciendo el autor es que el grupo se unifica (eso es lo que se quiere decir cuando se dice que el 'agente' es ahora el grupo y no el individuo). Que el grupo actúa como si fuera un individuo y, por tanto, que podemos “modelizar” al grupo como si fuera un individuo en lo que a la adopción de decisiones sobre el asunto que ha de tratarse, porque – citando a Morton -

en muchas situaciones interactivas logramos la coordinación preguntando: ¿cuál es la forma más fácil o natural de abordar este problema? ¿Cuál es la solución obvia? Si hay una respuesta clara entonces el mismo razonamiento se atribuye al otro jugador por defecto.

(Obsérvese que en el caso de las personas jurídicas societarias, la cuestión de lo que sea el interés social puede examinarse en esos términos: mi objetivo como accionista es maximizar los rendimientos de inversión, el tuyo como accionista es maximizar los rendimientos de tu inversión y maximizar el valor de la empresa social es la "forma obvia de lograr ambas metas" de forma que ambos adoptaremos la decisión que creamos que maximiza el valor de la empresa) 

En ambos casos (razonamiento en grupo y solución de problemas), la deducción procede hacia atrás, desde la identificación de una solución, hasta las estrategias individuales que ayudan a alcanzar esa solución, y en ambos casos el juego se transforma en una decisión paramétrica. Además, en ambos casos la atribución de creencias no juega ningún papel: al igual que el razonamiento en equipo, el pensamiento de solución es un ejemplo de coordinación sin creencias.

En el razonamiento de equipo, T es la solución obvia porque es el mejor resultado para el equipo. La solución racional es el punto central. En el pensamiento de simulación, S es la solución obvia porque es el único resultado que maximiza mi ganancia y tu ganancia simultáneamente. Es la solución instrumentalmente racional del problema. Pero nótese que se prescinde de las creencias individuales, que es irrelevante si describimos los objetivos de forma colectivista o individualista (en la primera premisa). Al final, el estilo de razonamiento es lo que realmente importa para la coordinación;

(es irrelevante si describimos el "interés social" como el interés de la empresa en sí o si lo describimos como la suma de los intereses individuales - y comunes - de todos los socios)

Se habla de “simulación” porque al explorar la solución que creemos que adoptará el otro, simulamos que estamos en su cabeza, pero claro, estamos en la nuestra, de forma que ha de haber algún criterio – la eficiencia de la solución, o la maximización de la ganancia para él y para mi – que permita a nuestro cerebro “simular” la solución que adoptará el otro y, en la práctica, dice Guala, lo que ocurre es que se elige la solución que objetivamente es más eficiente porque todos queremos maximizar las ganancias. Si es posible determinar objetivamente qué solución es más eficiente, las creencias individuales son irrelevantes respecto a la decisión que podemos esperar de los demás. De modo que la atribución de creencias al otro "es a menudo un efecto de nuestro deseo de coordinarnos. No es que nos

... coordinemos porque tengamos las mismas creencias, sino que tenemos las mismas creencias (nos atribuimos las mismas representaciones mentales) porque queremos coordinarnos. El truco consiste en inferir las creencias de los demás a partir de un objetivo común y de algunas características del entorno, asumiendo tácitamente que los otros jugadores son como nosotros. Entonces las creencias se engranarán: cada uno acabará atribuyendo a los demás las mismas creencias que se atribuye a sí mismo.

(por eso, para hacer gobernables sociedades anónimas con cientos de miles de accionistas es imprescindible homogeneizar las posiciones de socio - una acción es igual que otra acción -, eso es lo que permite a cada accionista asumir que los otros accionistas son como ellos y facilita la coordinación) 

De manera que lo más importante para asegurar que la coordinación tendrá éxito es el fin común y que el fin común se aprecie como deseable por todos los miembros del grupo y que sólo puede lograrse con la cooperación de todos. No es extraño que lo estudios empíricos indiquen que se puede inducir la cooperación entre los miembros de un grupo simplemente marcándoles un fin común y si este fin consiste en derrotar a otro grupo, podemos convertir a cada uno de los grupos en ejército de guerreros dispuestos a matar o morir por el grupo, es decir, los niveles más altos de coordinación imaginables.

Lo más interesante de este planteamiento es que explica por qué observamos niveles de cooperación tan elevados en las sociedades humanas. No es necesario “leer la mente” de los demás. Basta con que compartamos el objetivo (resolver el problema que sólo puede ser resuelto mediante la cooperación de varios) y sea fácil apreciar individualmente cuál es la solución más eficiente. Imputar a los demás el mismo razonamiento y, por tanto, la conducta esperada que logra la consecución del objetivo común es mucho más sencillo que representarse mentalmente lo que está pasando por la cabeza de los otros miembros del grupo.

podemos predecir que Ann mañana irá a Londres, a partir del hecho de que su jefe ha programado una reunión, sin atribuirle a Ann creencias y deseos completamente elaborados.

para contar con que Ann estará en Londres mañana, nos basta saber q su jefe ha convocado una reunión y que ella está incluida en la convocatoria. Y es importante – dice Guala – no hacernos trampas al solitario (como se hacen desde la filosofía analítica): no analizamos ni expresa ni tácitamente todos los elementos que nos llevan a la conclusión (Ann estará en Londres porque Ann trabaja en la empresa; es subordinada del que convoca la reunión, que tiene facultades según el contrato de trabajo y las reglas organizativas de la empresa para convocarla, Ann no está enferma y en el pasado siempre ha acudido a ese tipo de reuniones, Ann cumple con sus obligaciones laborales…)

Deducir la conducta a partir del mero conocimiento de los hechos (…se ha programado una reunión en Londres) permite hacer predicciones de forma más eficiente (se evitan muchos errores) que dedicarse a la atribución de estados mentales completos (acuérdense del “never assume”)

¿Cuándo atribuimos creencias o estados mentales a otros? Cuando queremos, no “adivinar” o predecir su conducta, sino justificar o explicar su conducta. Esto es, a posteriori, cuando tratamos de explicarnos por qué Ann no asistió a la reunión (creyó que no estaba convocada o que se había cambiado la fecha). Las creencias o estados mentales de Ann son poco relevantes para predecir su conducta y, por tanto, que los demás miembros del grupo los conozcan es poco relevante para sostener la cooperación que requiere coordinación de las conductas pero son muy relevantes para emitir un juicio moral sobre dicha conducta (recuérdese que, como decía Adam Smith, para valorar la conducta de los demás nos importa mucho su estado mental cuando la realizó y recuérdese que apreciar los estados mentales para imponer una sanción o no hacerlo por un comportamiento disvalioso socialmente depende del estado mental del sujeto). 

Quizá la razón se encuentre en que, cuando se trata de coordinarse, esta “creencia” (que lo que el otro crea es poco relevante) es “conocimiento común” – common knowledge -  a los miembros del grupo que ha de coordinarse: si Ann sabe que yo – que también estoy convocado a la reunión – prescindiré de lo que crea Ann para decidir asistir o no a la reunión, su conducta – la de Ann – se vuelve también más “predecible” porque de tal conocimiento común puede deducir que yo asistiré y que espero que ella asista y que el valor de mi asistencia se desploma si ella no asiste.

Para anticipar el comportamiento de las personas, suele bastar con hacer un seguimiento del entorno y suponer que todo el mundo hará lo que es apropiado en las circunstancias. Si se hacen necesarias las atribuciones explícitas de creencias, entonces solemos ir más allá de la suposición tácita de que los demás agentes saben más o menos lo que nosotros sabemos. A menudo aplicamos el sencillo principio de que "ver es creer", por ejemplo. Pero en la mayoría de los casos nos saltamos este paso intermedio y deducimos el comportamiento de las circunstancias. 

Y es que - dice Guala -, mientras la discrepancia respecto de los fines impide la cooperación, la discrepancia en las motivaciones, en los deseos o en las creencias, no (“un deseo es una causa – una condición precedente – de una conducta, el logro de un fin u objetivo es un resultado – una consecuencia – de una conducta). Lo importante es que compartamos el objetivo (construir el granero, elaborar el plan de ventas para este año…), no que tengamos las mismas motivaciones para hacerlo (ayudar a mi cónyuge agricultor o vender a la comunidad una partida de la madera de mi finca o cobrar el bonus que me han prometido si sale adelante el plan)

Para interactuar con éxito con los demás es crucial averiguar si sus y nuestros objetivos están alineados. Si hay conflicto (o simplemente desajuste)… tenemos que asegurarnos de que el conflicto se resuelve antes de actuar; de lo contrario, debemos pasar del razonamiento cooperativo al maquiavélico,

En el seno de una sociedad, la gente razona cooperativamente. En el marco de un contrato de intercambio, la gente razona, en parte cooperativamente, en parte, maquiavélicamente. La razón es simple: en el primero, las reglas de reparto de la ganancia hacen innecesario el acuerdo de los socios al respecto. En el contrato de intercambio, el reparto de la ganancia que se obtiene con el intercambio ha de pactarse (salvo que haya precios de mercado).

Resumiendo:

El objetivo, recordemos, es maximizar los beneficios individuales. En teoría, si Ann y Bob fueran auténticos lectores de mentes, deberían intentar identificar las creencias del otro, para averiguar cuáles son los mejores medios para alcanzar sus objetivos. Pero esto no lleva a ninguna parte, como hemos visto. Un procedimiento más eficaz es ignorar por completo las creencias y preguntarse cuál es la forma más racional de que el otro agente alcance su objetivo, qué estrategia es la más eficiente. En juegos Hi-lo, los medios y objetivos de los dos jugadores coinciden, por lo que el perfil de estrategias (Hi, Hi) es la solución obvia. De ello se deduce que Ana debe elegir Hi y Bob debe hacer lo mismo.

Francesco Guala, Solving the Hi-lo Paradox: Equilibria, Beliefs, and Coordination, 2020

lunes, 13 de septiembre de 2021

Rob K. Henderson: al ser humano no le mueve–principalmente- el dinero, sino relaciones sociales satisfactorias

Foto: JJBOSE

Una condición sine qua non para la que lo que he traducido a continación suene convincente es, naturalmente, que estemos por encima del nivel de subsistencia y en esa situación, a la que se refería Adam Smith en la que todos tenemos lo suficiente para vivir una vida digna, determinándose dicho nivel por el acceso a bienes necesarios, precisamente, para llevar una vida social enriquecedora y emocionalmente satisfactoria, lo que implica acabar con la pobreza en la sociedad como tarea imprescindible para que cada miembro de ella pueda alcanzar el “libre desarrollo de la personalidad” al que se refiere el art. 10 CE. Pero, una vez alcanzado este nivel de desarrollo económico, tiene razón Henderson en que el marxismo – wonderful theory, wrong species decía E. O. Wilson – ha centrado el objetivo de los reformadores sociales en la redistribución económica cuando lo más prometedor para aumentar la felicidad (basada en las elecciones individuales de los miembros de una sociedad) es mejorar sus relaciones sociales. Es la psicología humana formada en millones de años de evolución en los que la supervivencia individual dependía decisivamente de las relaciones sociales, de la cohesión y de la cooperación en el seno del grupo humano al que pertenecía cada homínido. Cuando el entorno cambia, esa emoción deja de ser adaptativa o, si se quiere, la compasión se convierte en envidia. En esta entrada explico más detalladamente el papel evolutivo de la envidia resumiendo un importante trabajo sobre el particular de donde está sacada la cita que inicia esta.

Algunas personas argumentan que la redistribución de los recursos económicos mitiga la distribución injusta de las dotaciones genéticas. Tú y yo podríamos ser más inteligentes, más altos o más atractivos que el promedio. Y estos rasgos son económicamente lucrativos. Pero no conseguimos esos rasgos (y los beneficios financieros asociados), por lo que, según cierta lógica, deberíamos compartir nuestro dinero con aquellos que no fueron tan afortunados como nosotros. Pero esto depende de que creamos que los recursos económicos son el principal determinante de la felicidad. Y no es así: nuestras relaciones son al menos tan importantes para llevar una vida satisfactoria como el dinero. Sin embargo, nuestras élites son reacias a promover el matrimonio, la amistad, los lazos sociales, la vecindad, etc. Los factores no materiales que dan lugar a una vida rica y plena.
 
De alguna manera nos hemos vuelto reacios a respaldar públicamente cualquier tipo de valor que se encuentre fuera de la economía. Los gobiernos pagan a la gente para que se vacune. Las ciudades pagan a sus vecinos para que no disparen a otros vecinos.

Los líderes se han vuelto reacios a apelar a ideales o principios más elevados. La creencia dominante parece ser que lo único que importa son los incentivos económicos.

En un artículo de opinión del NYT de 2019, dos premios Nobel se refirieron a trabajos empíricos que indican que las personas sobreestiman la potencia de los incentivos económicos. Los autores informan que “el estatus, la dignidad, las conexiones sociales” son impulsores más poderosos del comportamiento. La pregunta es, en tal caso, por qué nos centramos en la redistribución económica? Hay muchas razones, algunas nobles, pero otras no tanto. Una en concreto consiste en que promover la amistad y el matrimonio no daña a los enemigos y la envidia maliciosa es el predictor más fuerte de apoyo a la redistribución. Los ricos quieren hacer daño a los que son más ricos que ellos. Si el 10% más rico de las personas más ricas descubriera que el matrimonio entre los pobres inflige dolor a las personas del 1% más rico, este decil superior sería el que más apoyaría al matrimonio.

Los afortunados entre nosotros pueden compartir nuestra riqueza, seguro. Pero también podríamos compartir nuestros valores, pasos que hemos dado para vivir una vida plena.

Rob Henderson

sábado, 11 de septiembre de 2021

La societas al servicio del comercio: de la sociedad interna + copropiedad a la persona jurídica como patrimonio organizado

 

"parece más probable que la societas consensual, fundada en la buena fe, se desarrollara a partir de la sociedad para adquirir formada con aportaciones de capital: en los primeros tiempos de la República, los titulares de los patrimonios se ponían de acuerdo para realizar una adquisición de manera informal”

Si se ponía en común bienes, estos pertenecían a los socios en copropiedad. Lo interesante es que según Galaboff, también fueron las necesidades del transporte marítimo las que explican la evolución de la societas en el Derecho Romano en conexión con la copropiedad de los barcos (actio exercitoria) y la vinculación de los armadores de un barco por los contratos celebrados con terceros sobre la mercancía por parte del capitán designado por los varios armadores. Estos respondían solidariamente frente al tercero (Sed si plures exerceant, unum autem de numero suo magistrum fecerint, huius nomine in solidum poterunt conveniri) y el que de ellos – o el capitán – hubiera pagado al tercero podía reembolsarse de los demás socios a través del iudicium societatis, de lo que “se deduce que la relación entre los armadores deba considerarse como un contrato de sociedad” y de una situación de copropiedad en relación con el buque por lo que se plantea la relación entre una acción de regreso societaria (actio pro socio) y la actio communi dividundo en relación con el buque. Parece que ambas estaban a disposición de los socios.

Si el capitán no era uno de los socios y copropietarios del barco, era normalmente un esclavo pero podía ser una persona libre. La responsabilidad de los armadores del barco se fundaba en la praepositio, esto es, en la atribución de la dirección del barco y el encargo de los negocios al capitán. La responsabilidad solidaria frente al que contrataba con el capitán por parte de los socios debe entenderse, sin embargo, más como resultado del nombramiento de un mandatario común (responsabilidad solidaria de los co-mandantes) que como una consecuencia de la relación societaria entre ellos. Por eso, la solidaridad desaparece y cada socio responde solo proporcionalmente frente a los demás cuando son los propios socios los que conducen el barco y realizan los negocios con terceros: Ulpiano (Si tamen plures per se navem exerceant, pro portionibus exercitionis conveniuntur: neque enim invicem sui magistri videbuntur) se refiere al caso en el que

los socios no se obligan conjuntamente con el tercero, sino sólo uno de ellos, y eso como representante de los demás. En su opinión, el pasaje evidencia así un efecto externo de una forma específica de societas que se produce a través de la representación de los socios por un <<director gerente>>".

O sea, lograr una suerte de efectos externos de la sociedad cuando uno de los socios actúa en el tráfico por cuenta de todos los socios. El autor discute estas conclusiones porque considera que la respuesta de Ulpiano no tiene que ver con la societas sino con la pluralidad de deudores, simplemente:

"La responsabilidad de las personas no presentes cuando se celebra el contrato sólo se admitió en algunos casos excepcionales. Una de estas excepciones se producía en el contexto de la praepositio, cuando uno había sido nombrado magister navis".

De manera que la cuestión discutida no es una de responsabilidad de los socios por los contratos celebrados por uno de ellos sino la responsabilidad de los co-mandantes por lo hecho por el mandatario (el capitán en este caso). Conclusión: el párrafo de Ulpiano “no proporciona ninguna prueba de la pretendida eficacia externa de la societas”, esto es, que pudiera afirmarse que la societas en Roma tuviera un patrimonio personificado.

Analiza el autor el caso de la societas venaliciaria (sociedad contraída para participar en el comercio de esclavos) y la responsabilidad de los socios-vendedores frente al comprador: el fragmento de Paulo refiere que los comerciantes de esclavos se organizan en sociedades a menudo porque el negocio requiere fuertes sumas de capital y es un mercado muy competitivo, de manera que si los vendedores son varios unidos por un contrato de sociedad, el comprador insatisfecho de un esclavo estaría obligado a demandar a cada socius por separado y por su parte en la sociedad. El fragmento de Paulo dice, precisamente, que puede demandar sólo al socio que tuviera la mayor parte en la societas y reclamarle la devolución de la totalidad del precio: <<Proponitur acito ex hoc edicto in eum cuius máxima pars in venditione fuerit>>. La justificación se encuentra en que los terceros podían reconocer fácilmente que entre los vendedores del esclavo existía un contrato de sociedad. El contrato de sociedad hacía legítimo no cargar al comprador con la obligación de demandar a todos los socios o a cada uno solo por su parte en la sociedad. Paulo justifica la regla sobre la base del ánimo de lucro del vendedor y la necesidad de proteger a los compradores frente a los vendedores de esclavos – que no mercancías - enfermos. Curioso es que las acciones que se podían dirigir contra el socio que tuviera la mayor parte o al menos una parte no menor en la sociedad eran solo las edilicias (redhibitoria y quanti minoris) pero no las derivadas de la compraventa: quamvis actio ex empto cum singulis sit pro portione, qua socii fuerunt.

La justificación de la regla del edicto curul es, según el autor, que los socios vendedores eran, a la vez, co-propietarios del esclavo

"y (los socois) actuaban como vendedores en la medida de su cuota... los esclavos (fueron) adquiridos y vendidos por y para la comunidad. Esto indica que los socios eran copropietarios de los esclavos".

Concluye el autor señalando que el caso de la societas venaliciaria representa un ejemplo excepcional en el que uno de los socios actúa en nombre de todos los demás socios cuando contrata con terceros, es decir, un supuesto de “Aussenwirkung” de la societas, eficacia externa que, en general, no le reconocía el Derecho Romano clásico. Pero no lo hacía porque la institución de la representación era desconocida en el Derecho Romano y es, precisamente la representación – y no la personalidad jurídica – la que permite articular la actuación conjunta en el tráfico de varios individuos (de varios patrimonios si se trata del tráfico patrimonial).

Otro ejemplo es la societas argentaria formada por los que se asociaban para adelantar el dinero del precio de las mercancías que se vendían en subastas aunque había otros comerciantes en este ramo (nummularii y negotiatores). La pregunta es si, en caso de una societas argentaria, los argentarii-socios eran considerados como acreedores solidarios, lo que no se sigue si el contrato de sociedad entre ellos tiene solo efectos internos. Tal regla existía para los argentarii de modo que

"los argentarii socii podían exigir al deudor la totalidad de la prestación -in solidum-, pero el deudor sólo tenía que cumplir una vez. Al mismo tiempo, eran responsables como deudores solidarios de las obligaciones que los socios individuales habían contraído".

La idea parece ser la de que el contrato de sociedad generaba acciones entre los socios que se veían afectadas por los contratos, por cuenta de todos los socios, que con terceros realizara cualquiera de ellos. Y del mismo modo, los terceros podrían verse perjudicados si, a pesar de – por ejemplo – ser liberados por uno de los socios, tuvieran que soportar todavía la acción de cualquiera de los demás socios:

"Todas estas fuentes demuestran que los argentarii que constituían una sociedad eran siempre acreedores solidarios de los créditos derivados de sus actividades financieras y, al mismo tiempo, respondían solidariamente de las deudas contraídas por cualquiera de los socios. En el caso de una mayoría de acreedores, se denegó el efecto conjunto de los actos de disposición realizados por un socio individual, mientras que en el caso de una deuda solidaria se sostuvo lo contrario porque si no, el regreso entre los socios habría producido resultados incompatibles con lo pactado en el contrato de sociedad. Así, en contra de las normas generales, se reconoció un efecto externo de la "societas argentaria" en el derecho consuetudinario,

aunque, en general, la societas romana en el período clásico permaneció como una mera sociedad interna.

Pero, de nuevo, ese efecto “externo” se deriva de que los copropietarios deciden nombrar un representante común. No de que se forme un patrimonio personificado aunque ha de reconocerse que, una vez que los socios crean un fondo común formado por aportaciones heterogéneas, es inevitable reconocer que se ha producido la personificación del patrimonio si éste se ha organizado.

Lo interesante de este análisis es que pone de manifiesto cómo la idea de un patrimonio separado del patrimonio de los socios en copropiedad primero y finalmente en forma de persona jurídica, se fue formando a partir de las societates en las que los que se asociaban pretendían ejercer alguna actividad comercial porque tales actividades requerían, normalmente, de la formación de un patrimonio, esto es, de aportaciones que permitieran la inversión en capital fijo y circulante. La estructura económica impone la forma jurídica, esto es, el paso de la societas interna a la externa, la formación de la personalidad jurídica.

El autor señala que las “sociedades mercantiles” surgieron de forma independiente a la societas pero influyeron sobre ésta en cuanto a través de su influencia, la societas

"alcanzó... una mayor estabilidad y se desarrollaron reglas para regir las relaciones internas, así como para la representación y la responsabilidad en las relaciones externas".

Es decir, reglas que dotaban de organización al patrimonio, esto es, reglas para tomar decisiones – relaciones internas – y reglas para que individuos – normalmente los socios – pudieran actuar con efectos sobre el patrimonio social.

En estos ejemplos (societas venaliciaria y la societas argentaria) se observa la evolución – a través de la institución de la representación y de la solidaridad activa y pasiva de los socios – hacia la constitución de un patrimonio separado y responsable distinto del patrimonio de los socios y a su personificación mediante su organización. No son sociedades externas pero, como veremos en la Edad Moderna, se aproximan notablemente. El que actúa, contrata y se relaciona con terceros es la propia persona jurídica – el propio patrimonio separado – a través de sus órganos y el patrimonio que responde es el patrimonio separado que es, también el acreedor individual al que han de responder los que contraen una deuda con él.

Nikola Galaboff, Auswirkung des Innenverhältnisses der socii auf das Aussenverhältnis der societas?, 2012

Diderot

 


foto: JGªHerrera

Menos de dos años antes de que Diderot partiera hacia Rusia, el ministro principal de Luis XV, Maupeou, despojó al Parlamento de París de sus poderes centenarios. Voltaire saludó la medida como un golpe en favor del gobierno ilustrado; el reaccionario Parlamento, sostenía, era un obstáculo para las medidas progresistas. Sin embargo, para Diderot, aunque el cuerpo aristocrático era reaccionario, no lo era menos para un trono inquieto que para el pensamiento inquieto. Aunque el Parlamento era una institución judicial y no legislativa -supervisada, además, por aristócratas-, Diderot creía que era el último baluarte, por muy atado y esclerótico que fuera, contra la tiranía real. Al año siguiente, escribió una balada en favor de la libertad política que termina con los célebres versos

Y a falta de una cuerda sus manos urdirán/Las tripas de un cura para estrangular a los reyes

El texto del poema, que Diderot leyó en voz alta a sus amigos en 1772, salió a la luz veinte años después, en la sangrienta estela del Terror revolucionario.

Robert Zaretsky, Catherine & Diderot, 2019

viernes, 10 de septiembre de 2021

La medición de la desigualdad económica a partir de los restos arqueológicos

¿Cuáles son las causas más probables que explican los diferentes niveles de desigualdad económica que observamos en las sociedades prehistóricas y de la Edad Antigua? y, sobre todo ¿cómo podemos medir la desigualdad sobre la base de los restos arqueológicos? De eso se ocupa el libro recensionado por G. Roland. A continuación traduzco algunos párrafos con brevísimos comentarios.

Una de las principales hipótesis es que el aumento del tamaño de los grupos, probablemente facilitado por la domesticación de plantas y animales, condujo a un aumento de la desigualdad.

Hay varios mecanismos por los que el aumento del tamaño del grupo de grupo puede aumentar la desigualdad. Uno de estos mecanismos es el éxito en los conflictos intergrupales, que conduce a un aumento de la riqueza y el prestigio.

Una cuestión clave para las sociedades antiguas es cómo se transmite la desigualdad a través de las generaciones. En los estudios etnográficos se han identificado tres tipos de riqueza: (i) la riqueza incorporada (tamaño físico, habilidades, éxito reproductivo), (ii) riqueza relacional (lazos sociales, conexiones con otros miembros del grupo) y (iii) la riqueza material. Sólo esta última se transmite fácilmente entre generaciones, e incluso así, depende del tipo de del tipo de riqueza material y de lo almacenable que sea.

El mayor tamaño del grupo permitía defender mejor la riqueza material frente a grupos externos, generando así un vínculo entre el tamaño del grupo y la desigualdad.

Dentro de las comunidades, la desigualdad podía generarse a través de varios mecanismos: (a) la capacidad de coaccionar a otros a trabajar, (b) la capacidad de apropiarse de el excedente obtenido del trabajo de los demás, y (c) la capacidad de acaparar un determinado recurso valioso…

¿Cómo deducimos el nivel de desigualdad económica en una sociedad a partir de restos arqueológicos? Podemos recurrir a los enterramientos y al tamaño de las casas. Ambos métodos producen resultados distintos en términos de índice Gini

… Aparte del hecho de que los lugares de enterramiento no suelen ser representativos de la población, el problema más importante es que la mayoría de las personas no fueron enterradas con ningún bien o artefacto precioso. Los coeficientes de Gini que se obtienen de este modo son, en general, mucho más elevados que con otras mediciones basadas en la distribución del tamaño de las casas o en la presencia de artefactos o de objetos preciosos como joyas u ornamentos

… la mayoría de los capítulos del volumen utilizan algún tipo de medida de la distribución del espacio de las viviendas y muy pocos informan de los resultados de los enterramientos. Las únicas excepciones... reportan datos del sitio de Mesitas en Colombia (el Gini basado en sitios de entierro está en 0.95, mientras que el Gini basado en el tamaño de la vivienda y los artefactos está alrededor de 0.2 y… Mesopotamia donde se repite la diferencia (0,8 vs 0.37-0.5)

Por qué las sociedades agrícolas pueden ser más desiguales que las de cazadores-recolectores o las hortícolas

Milanovic, Lindert y Williamson (2011) recordaron que las sociedades agrícolas deben ser más desiguales que las sociedades hortícolas y éstas últimas más desiguales que las sociedades de caza-recolección. La razón es que, para mantenerse la desigualdad, los más pobres de la sociedad tienen que poder consumir lo suficiente para poder reproducirse.

Por tanto, a niveles muy bajos de productividad – si la sociedad sólo produce lo suficiente para mantener vivos a una parte de sus miembros, no puede haber desigualdad. Simplemente, no hay excedente del que puedan apropiarse algunos.

Un mayor excedente en relación con ese mínimo es imprescindible para generar una mayor desigualdad. Las sociedades agrícolas pueden generar más excedente que las sociedades hortícolas, que a su vez a su vez pueden generar más excedentes que las sociedades de cazadores-recolectores. Comparando los datos de Ginis de estas diferentes sociedades en el volumen podemos ver que las sociedades agrícolas tienen, en general, Ginis más altos que las sociedades hortícolas y de cazadores-recolectores.

Lo más interesante (por su capacidad explicativa de las causas de un incremento de la desigualdad) es medir la evolución de la desigualdad a lo largo de los siglos en una determinada zona geográfica. Si observamos que en una zona aumenta la densidad de la población y, a la vez, aumenta la desigualdad, es probable que ambos hechos estén relacionados causalmente. Y, lo que es fascinante, permite observar los niveles de cooperación en el seno de un grupo. En el libro recensionado se analiza el caso de un sitio arqueológico situado en Northridge (Canadá) y en Pueblo (en EE.UU).

se identifican tres períodos: 200-400 EC, 400-700 EC y 700-1.000 EC. Hubo un aumento significativo de la población, especialmente entre el segundo y el tercer período. La desigualdad se mide de diferentes maneras: área de foso de la casa, restos de ciervos y salmones, y diversos artefactos. La variación de los coeficientes de Gini a lo largo del tiempo es baja para las viviendas y para los restos de comida, aunque el Gini es más alto para estos últimos que para los primeros.

Basándose en diferentes medidas, hay algunas evidencias débiles de que la desigualdad aumentó con el tamaño de la población, medido por la densidad de rocas agrietadas por el fuego.

También utilizan medidas de cooperación, una de las cuales es el tamaño de las áreas de almacenamiento (un tamaño mayor indica que se comparte más y, por tanto, hay más cooperación). Los resultados indican que la cooperación parecía haber disminuido a medida que aumentaba el tamaño de la población en general, lo que sugiere una mayor competencia por los recursos escasos, lo que conduce a una mayor desigualdad.

En el capítulo 5, sobre el Pueblo del Suroeste de EEUU, se presentan pruebas de la correlación entre un Gini más alto (basado en el tamaño de las casas) y más violencia, medida por una mayor proporción de restos humanos con traumas violentos. Una hipótesis es que una mayor desigualdad condujo a una mayor violencia, pero es difícil hacer una inferencia causal. En cualquier caso, una mayor violencia suele ir seguida de una menor desigualdad, en línea con el trabajo de Scheidel.

El capítulo 6, sobre los Hokoham en el sur de Arizona, muestra muy pocos cambios en los coeficientes de Gini entre el 400 y el 1450 d.C., a pesar de los signos de desarrollo económico, lo que sugiere que no hay necesariamente una fuerte correlación entre la desigualdad y el desarrollo económico.

El capítulo 9 analiza la evolución de la desigualdad en Mesopotamia. Un aspecto especialmente interesante de este estudio es que se utilizan datos satelitales para realizar imágenes QuickBird de patrones arquitectónicos del subsuelo debido a la mayor concentración de sal en los muros de adobe. Gracias a estos datos satelitales, se construyó una muestra muy amplia de casas de 46 sitios diferentes. Además, los datos cubren un periodo muy amplio entre el cuarto milenio a.C. y el 500 a.C. Curiosamente, los coeficientes de Gini basados en los datos de las viviendas parecen permanecer muy estables a lo largo del tiempo.

Lo de Mesopotamia es interesante porque entre esas fechas y el siglo X si que hubo un aumento de la desigualdad pero el autor de la recensión concluye que, según se desprende del libro, “no hay correlación significativa entre un incremento de la población y la desigualdad” y que los datos disponibles de Mesopotamia así lo indican aunque se dispone de datos de un período que cubre más de 3000 años, lo que apunta a que las instituciones pueden ser un factor relevante (regímenes más autocráticos o más inclusivos).

El autor se remite a un trabajo de  Dal Bo, Hernández y Mazzuca (2015) en el cual se explica que el proceso económico – a partir de la extensión de la agricultura – daría lugar a dos tipos de economías: las “prosperas” y las “bien defendidas” o “seguras”. Las primeras son capaces de generar excedentes pero esos excedentes atraerán a pueblos conquistadores que quieran apoderarse de ellos (lo que puede ser una explicación de esto), lo que permite predecir que sólo resistirán el paso del tiempo las civilizaciones prósperas y bien defendidas lo que les lleva a concluir que lo “observado” serán civilizaciones que disfrutan de alta capacidad de defensa, bien natural (accidentes geográficos o barreras naturales a la invasión como, por ejemplo, las que disfrutó occidente frente a los pueblos de la estepa que invadieron varias veces Europa pero que no pudieron ir más allá de Hungría porque al Oeste de Hungría no hay praderas suficientes para alimentar a sus decenas de miles de caballos en los que basan su superioridad militar frente a los pueblos agrícolas que invaden):

Se demuestra que una mayor productividad inicial y las inversiones que producen prosperidad exacerban el conflicto cuando la capacidad de defensa es fija, pero pueden permitir la seguridad y la prosperidad cuando la capacidad de defensa es endógena. Algunas conmociones económicas e innovaciones militares generan seguridad y prosperidad, mientras que otras obligan a las sociedades a volver a caer en una trampa de conflicto y estancamiento”

Sin embargo, el surgimiento de la civilización en el sur de Mesopotamia plantea un desafío a nuestro modelo, ya que los asentamientos sumerios, al contrario de Egipto, no tenían protección natural. Más bien… se enfrentaron a los desafíos de varios grupos de pueblos pastoriles. ¿Cómo pudieron surgir estas primeras ciudades-estado? La imagen que plantea la literatura antropológica es que los grupos asentados que desarrollaron estados primitivos que explotaron una "financiación de base" agraria que, al ser muy productiva, financiaría su defensa (Johnson y Earle 2000, p. 305-306). Estos grupos contaban con una ventaja material suficiente que podían convertir en militar, construyendo murallas, y produciendo armamento y soldados todo lo cual podía utilizarse para disuadir o derrotar a sus enemigos. Este proceso de mejora endógena de las capacidades de defensa puede explicarse en nuestro modelo ampliado, en el que el titular puede realizar inversiones no sólo para ampliar la producción, sino también para mejorar su defensa. El resultado clave es que, cuando la productividad inicial es lo suficientemente alta, el incumbente puede financiar su salida de la región sin seguridad ni prosperidad hacia una región con altos niveles de ambas.

A este respecto, es de interés este otro trabajo que resumo aquí.

Y también cita otro trabajo de Mayshar, Moav y Neeman (2017) que encaja con la tesis de Scott sobre la “legibilidad” de la población por parte del Estado:

una mayor transparencia en las condiciones de producción condujo a la ausencia de derechos de propiedad privada sobre la tierra en la antigüedad, ya que los campesinos se veían obligados a entregar cuotas de producción al gobierno. En la reciente recopilación de datos que inicié, sobre las instituciones en el mundo antiguo (Roland 2018, 2020), exploto un problema con los datos arqueológicos es que, en contraste con la investigación sobre la desigualdad en los últimos 200 años, donde tenemos más datos para los ricos que para los pobres, los datos para los ricos son mucho más escasos y difíciles de encontrar. La riqueza material puede haber sido saqueada por los excavadores de tumbas, puede haber permanecido oculta o haber sido redistribuida a lo largo del tiempo

Roland concluye que las diferencias institucionales son importantes, especialmente, por el papel de China.

Es necesario comprender mejor el origen de estas diferencias institucionales. Los primeros resultados tienden a mostrar que la heterogeneidad en las condiciones de producción (suelo, recursos naturales) condujo al desarrollo de economías de mercado que aprovechaban los beneficios del comercio, mientras que la homogeneidad en las condiciones de producción condujo a la especialización de tareas y a la asignación burocrática de recursos.

O sea que si todo el territorio presentaba unas condiciones físicas semejantes, es probable que tuviéramos un régimen institucional como el de China y que tuviéramos un régimen como el europeo cuando esas condiciones fueran diversas.

Sería interesante investigar el papel de la desigualdad en el contexto de estas diferencias institucionales. El ejercicio de medir la desigualdad en la antigüedad, utilizando datos arqueológicos, es obviamente de gran interés para los economistas y científicos sociales. Sin embargo, sería conveniente situar las medidas cuantitativas de la desigualdad en el contexto más amplio de las relaciones socioeconómicas y del desarrollo económico general de estas sociedades antiguas.

Gerard Roland, Review of Ten Thousand Years of Inequality: The Archaeology of Wealth Differences, Rev Econ Lit 2021

Cuando las economías de escala son malas para el bienestar social y del deber primordial del Estado: asegurar a sus ciudadanos

 

Foto: JJBOSE

Las economías de escala son… las únicas economías realmente existentes. Sospecho que todas las demás pueden reducirse a economías de escala. Pero eso es para otra ocasión. Traduzco algunos párrafos a continuación de una entrada de Steve R. Waldman que dice cosas interesantes sobre las economías de escala “buenas” y “malas” con algún comentario. 

Las buenas - las que permiten mejorar la productividad de un grupo – son las técnicas y las derivadas de los efectos de red (economías de escala por el lado de la demanda). Las “malas” son las que Waldman llama “coalicionales” y de “acumulación de recursos” que dañan al bienestar social porque provocan transferencias entre unos grupos sociales y otros

Además,

Existen economías de escala en las empresas. Algunas de ellas son técnicas. Los Estados no deberían insistir en que la tienda de la esquina pueda competir con la General Motors…. Pero las economías de escala técnicas se agotan en escalas mucho más pequeñas que las megaempresas. Tesla, que (en términos físicos y no financieros) no es una empresa tan grande, puede competir con General Motors. No . Las economías de escala técnicas requieren la escala de una fábrica, produciendo en cantidades que amorticen totalmente los costes de capital fijo, pero no más que eso.

Esto es muy importante. Cuando el legislador o la Administración requiere un tamaño mínimo para poder ejercer una actividad, puede estar creando una barrera de entrada. Y cuando Mutua Madrileña se empeña en seguir creciendo más allá del tamaño que le permite aprovechar las economías de escala en el negocio asegurador – a pesar de ser una mutualidad y no una sociedad anónima – está actuando en contra del interés social, esto es, el interés de los mutualistas porque, aunque aumente los beneficios (?), en la medida en que estos sean más reducidos por asegurado a los que se obtenían cuando la Mutua tenía un tamaño menor, los mutualistas más antiguos resultan perjudicados. De hecho, yo calculo que si la Mutua no hubiera crecido en los últimos diez años, probablemente todos sus mutualistas estarían disfrutando de un seguro gratuito de automóviles.

A continuación, Waldman explica lo que son las economías de escala debidas a los efectos de red: (las que disfrutan las plataformas)

Se trata de economías reales, pero tal como las describe John Hussman, los efectos de red deberían clasificarse como "bienes públicos no inventados". Las empresas deberían ser recompensadas por descubrirlos - y de hecho lo han sido y son recompensadas, bastante generosamente - pero las redes no deberían seguir siendo franquicias monopólicas de entidades privadas indefinidamente. Son "monopolios naturales", que la competencia no regulará en interés del público. Deben ser gestionadas por el Estado, ya sea mediante la propiedad directa o como "servicios públicos regulados".

Ahora las que pueden ser perjudiciales para el bienestar social. La más obvia: el poder de mercado, que está relacionado con el tamaño de la empresa y por la cuota de mercado. Aprovechar las economías de escala no es, en este caso, una “comida gratis”. El coste social es que la empresa que crece – porque es más eficiente – acaba expulsando del mercado a las menos eficientes ¡porque son más pequeñas! con el resultado de un mercado en el que sólo queda ella (o casi). A continuación puede “explotar” la posición de dominio alcanzada legítimamente, esto es, puede empezar a subir los precios, reducir la oferta, exprimir a proveedores etc (v., art. 102 TFUE). O, simplemente, puede ponerse de acuerdo con otras empresas para formar un cartel que no es más que otra forma de lograr una posición de dominio en el mercado (art. 101 TFUE).

A partir de aquí empieza lo más interesante: las economías de escala en la provisión de “seguros” a los trabajadores o a los clientes o a los proveedores. El gran tamaño de una empresa le permite soportar el riesgo de que se trate - ser un mejor “risk bearer” – que el cliente, el proveedor o el trabajador. P. ej., Mercadona es un mejor “risk bearer” de la volatilidad en la demanda de yogures que el fabricante de yogures que produce en exclusiva para Mercadona. Si Mercadona quiere que el fabricante de yogures amplíe y mejore su fábrica para mejor servir a Mercadona, ésta ha de “asegurarle” frente al riesgo de que la demanda de yogures en sus supermercados, baje (porque hay más intolerantes a la lactosa o porque un competidor lanza un nuevo yogur que arrasa). Waldman pone el ejemplo del seguro por enfermedad. Y lo que dice sobre que el prestador más eficiente del seguro de enfermedad es el Estado tiene mucho interés. La razón no es solo que el Estado puede aprovechar las economías de escala en la provisión del seguro plenamente (porque el colectivo asegurado abarca a todos los ciudadanos del país) sino la heterogeneidad de los aseguradores alternativos: las grandes empresas son mejores risk bearers de la enfermedad de sus empleados que las pequeñas.

Por último, existen economías de escala en los seguros de las partes interesadas, lo que constituye una verdadera eficiencia y tiene un enorme valor social. Una gran empresa puede ofrecer una generosa baja por enfermedad o una baja por paternidad, porque el empleado ausente forma parte de una gran colectivo entre los que se puede repartir la carga extra y a lo largo de la cual se puede amortizar el coste financiero. Para una pequeña empresa, incluso la pérdida temporal de un trabajador cualificado puede paralizar el negocio. Y las finanzas de una pequeña empresa pueden ser demasiado débiles para pagar la baja. Las PYMEs son notoriamente malas a la hora de ofrecer flexibilidad y prestaciones de seguro, no porque los pequeños empresarios sean malas personas, sino porque los seguros colectivos funcionan mejor con grupos grandes que con grupos pequeños. Se trata de una verdadera economía de escala. Sin embargo, gran parte de esta ventaja desaparecería si la función de la seguridad social fuera proporcionada de forma sensata por el Estado en lugar de depender de las empresas individuales para ofrecer "beneficios". (El Estado no puede liberar a las empresas del riesgo de que un empleado decisivo tenga que quedarse en casa, pero este riesgo se desvanece incluso a escalas pequeñas y medianas más allá de las muy pequeñas empresas).

De sus conclusiones, me quedo con esto que dice sobre las economías de red y la regulación de las plataformas:

 Si la ventaja de escala se debe a los efectos de la red, prohibir la escala será socialmente costoso, por lo que la respuesta implicará algún medio de ejercer el control público sobre la red, ya sea regulando o nacionalizando las plataformas privadas, o creando alternativas públicas que generen un valor de red similar o incluso mayor….

y sobre la tarea de un gobierno socialdemócrata de verdad:

 Abordar la economía de escala en la provisión de seguros es el trabajo central de la socialdemocracia. Si crees en la libre empresa pero te opones a un estado de bienestar socialdemócrata, tienes una grave contradicción en tu visión del mundo que debes examinar.

Steve Randy Waldman, Economies of Scale, 2021

lunes, 6 de septiembre de 2021

La asociación irregular


foto: j.gª herrera

A las asociaciones no inscritas, el Derecho alemán no les reconoció personalidad jurídica y les aplicaba el régimen de la sociedad civil. Tal decisión del Código Civil (BGB) en el año 1900 fue criticada unánimemente por la doctrina como inconstitucional por poco respetuosa con el derecho de asociación – no con la autonomía privada – sobre la base de que el legislador debe poner a disposición de los grupos sociales formas societarias idóneas para el desarrollo en común por individuos de actividades que contribuyan al libre desarrollo de su personalidad, lo que exige reconocer estructura corporativa a las asociaciones dada la clara inadaptación de las normas de la sociedad civil para el gobierno y la actividad de una asociación de centenares o decenas de miles de miembros. De modo que la doctrina y la jurisprudencia han procedido a una interpretatio abrogans del § 54 BGB: y aplican supletoriamente a la asociación no escrita las normas del Derecho de asociaciones y no las normas del código civil sobre la sociedad civil excepto las normas exclusivamente aplicables a las personas jurídicas. En realidad, ni siquiera las normas que presuponen la cualidad de persona jurídica son las que deben inaplicarse a la asociación no inscrita, sino las normas que presuponen la inscripción en el registro de asociaciones como bien dice el comentario de Eckardt. En efecto, tampoco la sociedad civil es persona jurídica (en Alemania) pero sí “sujeto de derecho y con ello y en medida igual que una persona jurídica debe verse a la propia sociedad y con independencia de sus socios como punto de imputación de derechos y obligaciones procesales y sustantivos”. Si eso se predica de la sociedad civil, con mayor razón debe reconocerse personalidad jurídica plena a la asociación no inscrita que es una sociedad de estructura corporativa de acuerdo con la voluntad de los socios.

Dice Pantaleón (AAMN 1997) 

no tengo la menor duda de que el reconocimiento de personalidad jurídica a las Asociaciones que se mantienen voluntariamente al margen de la publicidad registral, y con un contenido que incluya la responsabilidad limitada de los asociados, es una exigencia constitucional; sin perjuicio de la responsabilidad personal y solidaria, junto con la de la Asociación de que se trate, de quienes contraten en nombre de ella

El resultado final es que no hay diferencias en el ámbito patrimonial entre la asociación no inscrita y la asociación regular o inscrita: ambas gozan del mismo ámbito – ilimitado – de capacidad jurídica. La diferencia se mantiene para las asociaciones no inscritas que realizan actividades económicas. Para proteger el tráfico económico, si una asociación desarrolla una actividad económica y no se inscribe en el registro, será tratada como una sociedad irregular y, por tanto, se le aplicará el régimen de la sociedad civil o sociedad colectiva en función del tipo de actividad que realice. En este punto, la consecuencia más relevante es, naturalmente, la responsabilidad de los asociados por las deudas de la asociación. La aplicación, pues, de las normas sobre la sociedad en formación y la sociedad irregular parece ajustada. Si la voluntad de los fundadores era constituir una sociedad o una asociación, será cuestión de interpretación. Habrá asociación cuando se haya querido constituir una organización corporativa en la que ésta se independiza de los que sean socios en cada momento, se configuran órganos que se ocupan por individuos para gobernarla y se prevé como fin común uno metaindividual y, en principio, que se puede perseguir indefinidamente en el tiempo. También será relevante si se prevé o no la entrada y salida de socios. Que la asociación no inscrita no es una sociedad civil se refleja especialmente bien en el caso de separación o exclusión de socios y en el de liquidación: los asociados, como en cualquier asociación inscrita carecen de derechos económicos sobre el patrimonio social que “es” de la asociación. De manera que no tiene derecho a cuota de liquidación.

Los órganos son órganos colegiados y funcionan con arreglo al criterio de la mayoría, no de la unanimidad.

La asociación irregular es también responsable con su patrimonio de todas las deudas contractuales contraídas por sus órganos, de las extracontractuales generadas por la actividad de la asociación y de las que resulten de la conducta de sus empleados y miembros de la junta directiva.

En cuanto a la responsabilidad de los asociados por las deudas de la asociación, hay unanimidad en que los asociados no responden y no lo hacen, no porque se excluya en el contrato social, sino porque “falta el supuesto de hecho” del que pudiera desprenderse la responsabilidad, de manera que la aplicación de la norma correspondiente del Derecho de Asociaciones – los asociados no responden de las deudas de la asociación – es hoy indudable y unánime. Para la doctrina tradicional, la misma solución se justifica sobre la base de que “el poder de representación de la junta directiva de la asociación puede limitarse en los estatutos de tal forma que se excluya la responsabilidad de los asociados”. Es decir, que en los estatutos puede establecerse que cuando los representantes de la asociación actúen por cuenta de ésta han de incluir en tales contratos una limitación de responsabilidad al patrimonio de la asociación excluyendo que los acreedores de ésta puedan atacar el patrimonio de los asociados. El Tribunal Supremo alemán dijo en 2003 que la tesis de la “accesoriedad” que se utiliza para justificar la responsabilidad de los socios de sociedades de personas por las deudas sociales no se aplica a la asociación no inscrita. La razón es que, a diferencia de los socios colectivos o de una sociedad civil, los asociados carecen de derechos económicos sobre el patrimonio de la asociación por lo que no está justificado, valorativamente, que respondan con su patrimonio de las deudas sociales. Pero la explicación más convincente es que no se da el supuesto de hecho de la imputación de responsabilidad al patrimonio individual de los socios. Simplemente no hay ninguna acción u omisión de los socios que justifique imputarles la deuda con el acreedor de la asociación. Esta es una doctrina aplicable generalmente a todas las personas jurídicas. La responsabilidad personal del socio colectivo o del socio de una sociedad civil es producto de una decisión del legislador, no una implicación de la “naturaleza de las cosas”.

En cuanto a la aplicación de la norma princeps del Derecho de la sociedad irregular, esto es, la responsabilidad de los actuantes por cuenta del patrimonio de la asociación irregular, como explica Pantaleón, la respuesta debe ser negativa siempre que la asociación irregular no realice actividades económicas. Si realiza actividades económicas, la aplicación de la regla es indudable porque la protección del tráfico así lo exige.

Por la misma razón, no hay necesidad, tampoco, de contrarrestar los incentivos de los asociados a repartirse el patrimonio de la asociación antes de haber pagado las deudas ya que tales incentivos son inexistentes lo que hace doblemente injustificable imponerles responsabilidad. Se exceptúa el caso de que una asociación emprenda actividades económicas que beneficien a los asociados porque, en tal caso, deben aplicarse las normas de las sociedades de capital o de las sociedades de personas con su régimen de garantías en beneficio de los acreedores. La responsabilidad del actuante se aplica en todo caso (art. 36 LSC) que no se extingue porque se inscriba en el futuro la asociación. Dice la doctrina que el sentido de tal responsabilidad personal del que actúa en nombre de la asociación no inscrita es compensar la falta de publicidad de las personas que pueden actuar – representar – a la asociación que proporciona el Registro, responsabilidad que es imperativa y no puede suprimirse en los estatutos. Cualquiera puede ser considerado “actuante” a estos efectos. No hace falta que haya sido nombrado regularmente administrador o representante de la asociación.

D. Eckardt, Anwaltkommentar BGB, 2005, Kommentierung zu § 54 BGB

F. Pantaleón, La personalidad jurídica de las sociedades civiles, AAMN, 1997

jueves, 2 de septiembre de 2021

"¿Cuál es la manera más eficaz de inducir a los jóvenes más inteligentes para que sean cien veces más ambiciosos al principio de sus carreras?"



"¿Cómo evaluarías la capacidad de otras personas para ser grandes "evaluadores de talento"?
  Me fijo bastante en lo bien que entienden la música, las artes o cualquier otro aspecto de la cultura que les interese"

En este post se explica el éxito de Emergent Ventures, una iniciativa de Tyler Cowen en términos de coste-beneficio: es una iniciativa modesta (una obra casi de una sola persona) que trata de maximizar los resultados (beneficios para la humanidad de que se pongan en práctica “buenas ideas”) siguiendo unos pocos criterios muy sensatos. Creo que el post es de gran interés para cualquiera que se dedique a la selección de personal y a la evaluación y asignación de becas y financiación a proyectos de investigación o empresariales (es decir, prácticamente cualquiera que ocupe un puesto directivo). Como el artículo no es largo, me limitaré a extractar los aspectos que más me han llamado la atención.

La idea central es que – como San Agustín – lo que tiene que hacer el seleccionador es encontrar el “talento”, es decir, encontrar un depósito de talento y sacar de él algunos de los “peces” más inteligentes. La inteligencia del “pez” se deduce de la calidad de la propuesta que pretende financiación por parte de Tyler Cowen. Por tanto, Cowen no exige “solicitudes” de varias toneladas de peso ni acreditación de los méritos, ni copia de ninguna publicación o cartas de referencia (¿se lo apuntará la ANECA?) Sólo exige un breve escrito (no más de 1500 palabras) en el que se exponga la idea que se quiere llevar a cabo (por ejemplo, desarrollar un software que permita seleccionar, entre todos los que se encuentran en la cárcel en los EEUU aquellos que podrían ser puestos en libertad con un riesgo muy bajo para la población en general. El autor ha concluido que 44.000 presos podrían ser puestos en libertad – imaginen el ahorro de gasto público y, sobre todo, la mejora del bienestar para la Sociedad).

Otro rasgo que me ha llamado la atención es el de la frugalidad del proceso de selección. La existencia de Emergent Ventures solo la conoce quien siga “de cerca” las actividades de Tyler Cowen. No hay “convocatorias públicas” ni se hace publicidad. De forma que Cowen no recibe demasiadas solicitudes y, cabe barruntar, que los que solicitan la beca conocen bien a Cowen y su admiración por la inteligencia y el talento, de manera que se produce una fuerte “autoselección”: solo gente que se cree muy inteligente y que tiene una idea “rara” (si la idea es estándar lo suyo es que el mercado de capitales la financie y haga millonario a su autor) estará interesado en participar. Como hay pocas solicitudes, Cowen las puede gestionar personalmente y como es el dominus del negocio, no tiene que dar cuenta a terceros ni fortificarse detrás de toneladas de papeles que puedan convencer a un consejo de administración que le exija que rinda cuentas sobre la “diversidad” de los recipiendarios.

Tyler es un “polymath”, o polímata aunque él se define más modestamente como un devorador de información y datos. Esta enorme capacidad para absorber y procesar información de muy diversa procedencia le convierte en un excelente evaluador de la calidad de las propuestas aunque no sea un experto en el área en el que esa propuesta se pretende desarrollar.

Dice Tyler Cowen que se trata de “descubrir activos que están infravalorados”. Eso es lo que hace un mercado competitivo y el sistema de precios. Y nada está más infravalorado que lo que podría producir utilidad y no la está produciendo porque no existe todavía pero podría existir. En eso consiste la labor del descubridor de talento que financia proyectos que incorporan ese talento: en hacer realidad proyectos valiosos “adquiriéndolos” cuando el mercado todavía no le ha asignado el precio que corresponde a su utilidad marginal.

Otra característica de Emergent Ventures que llama la atención es que se fija en un “nicho” del mercado. No compite con los grandes financiadores de proyectos – públicos o privados, fundaciones o capital-riesgo – ya que la cuantía de las becas es pequeña. Digamos que Tyler se fija en un ámbito de la demanda de financiación donde el impacto de la inversión puede ser mayor: gente muy joven, con talento y una buena idea. Darle unos pocos miles de dólares – dice el artículo – es una forma de inducir al recipiendario a que eleve sus ambiciones. El autor cita a Cowen

"En momentos decisivos, puedes elevar significativamente las aspiraciones de otras personas, especialmente cuando son relativamente jóvenes, simplemente sugiriéndoles que hagan algo mejor o más ambicioso de lo que podrían tener en mente... Esto es, de hecho, una de las cosas más valiosas que puedes hacer con tu tiempo y con tu vida".

Lo de desentrañar códigos culturales y la utilidad de aprender a comprar arte no lo entiendo bien aunque es posible que donde más claramente se nos muestre si alguien es talentoso es al examinar una obra artística creada por ese individuo (un cuadro, una novela, un baile, una canción o una película)

Recuérdese: no hay límites a las economías de escala en la producción de ideas o, como dice David Deutsch, todo lo que necesitas es conocimiento (y la gente talentosa es la que produce conocimiento). Es el comienzo del infinito.

Tony Kulesa, Tyler Cowen is the best curator of talent in the world, 2021

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Europa obliga a España a permitir el acceso gratuito a la información contenida en el Registro Mercantil. España está ya incumpliendo la Directiva


foto: JJBOSE

El artículo 19 de la Directiva (UE) 2019/1151 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de junio de 2019, por la que se modifica la Directiva (UE) 2017/1132 en lo que respecta a la utilización de herramientas y procesos digitales en el ámbito del Derecho de sociedades.

«Artículo 19. Tasas aplicables a los documentos e información

1.   Las tasas cobradas por acceder a los documentos e información a que se refiere el artículo 14 a través del sistema de interconexión de registros no serán superiores a su coste administrativo, incluido el coste de desarrollo y mantenimiento de los registros.

2.   Los Estados miembros velarán por que pueda disponerse gratuitamente, a través del sistema de interconexión de registros, de al menos la información y los documentos siguientes:

a) denominación o denominaciones y forma jurídica de la sociedad;

b) domicilio social de la sociedad y Estado miembro en el que está registrada;

c) número de registro de la sociedad y su EUID;

d) detalles del sitio web de la sociedad, cuando consten en el registro nacional;

e) estado de la sociedad, como si ha sido cerrada, suprimida del registro, disuelta, liquidada o está económicamente activa o inactiva, tal como se determine en el Derecho nacional y cuando conste esta información en los registros nacionales;

f) objeto de la sociedad, cuando conste en el registro nacional;

g) datos de las personas que, como órgano o como miembros de tal órgano, estén actualmente autorizadas por la sociedad para representarla en las relaciones con terceros y en los procedimientos jurídicos, y si las personas autorizadas a representar a la sociedad pueden hacerlo por sí solas o deben actuar conjuntamente;

h) información sobre cualquier sucursal de la sociedad en otro Estado miembro, que incluya la denominación, el número de registro EUID y el Estado miembro en que esté registrada la sucursal.

3.   El intercambio de cualquier información a través del sistema de interconexión de registros será gratuito para los registros.

4.   Los Estados miembros podrán decidir que la información mencionada en las letras d) y f) estén disponibles de forma gratuita únicamente para las autoridades de otros Estados miembros.».

Dado que el plazo de transposición terminó el pasado 21 de agosto (art. 2.1 de la Directiva), España ya está incumpliendo ésta. En lo que al artículo 19 se refiere, esto implica que cualquier particular debe poder exigir a la Administración que se le facilite gratuitamente copia simple de la inscripción de cualquier sociedad inscrita en el Registro Mercantil. El cobro de cualquier tasa por tal información es, desde el día 21 de agosto, contraria al Derecho Europeo. Ni que decir tiene que el coste actual de las copias simples excede con mucho el coste de su producción, de manera que el gobierno español está incumpliendo la 1ª Directiva y ahora ésta.

martes, 31 de agosto de 2021

La cooperación es decisiva para la supervivencia


En las páginas que traduzco a continuación del libro que se cita abajo, la autora da una buenísima razón para suponer que la cooperación intragrupo, mucho más que la competencia intergrupal ha influido en la configuración de la psicología humana.

Empieza explicando que Darwin se sorprendió de que los indígenas de Tierra del Fuego “tuvieran una concreta idea del intercambio cuando Darwin dio a uno de ellos un clavo largo – un regalo muy valioso – y, espontáneamente, el tierrafueguino le entregó dos peces a cambio”

A continuación reporta estudios sobre cómo los grupos de cazadores-recolectores lograban completar a duras penas su “presupuesto alimenticio” sólo gracias al auxilio recíproco y a la captura de alimento en cuadrillas. Sin esta cooperación, las más de las veces, los individuos morirían de hambre

El éxito esporádico y los frecuentes fracasos de los cazadores de caza mayor son un reto crónico para las familias hambrientas de los cazadores-recolectores tradicionales. Un estudio especialmente detallado sobre una tribu de cazadores-recolectores que todavía persiste en Sudamérica sugiere que aproximadamente el 27% de las veces una familia no alcanza las 1.000 calorías de comida por persona y día necesarias para mantener el peso corporal. sin embargo, al compartir, una persona puede aprovechar la buena fortuna de otra para sobrellevar los tiempos de escasez. Sin ello, las personas que pasan hambre perpetuamente se quedarían por debajo del número mínimo de calorías que necesitan. Los investigadores calcularon que una vez cada 17 años, el déficit calórico de los que no comparten caería por debajo del 50% de lo necesario 21 días seguidos, una receta para la inanición. Al poner en común su riesgo, la proporción de días en que las personas sufrían ese déficit calórico se redujo del 27 por ciento a sólo el 3 por ciento

De forma que los individuos tenían incentivos para crear redes de “socorro mutuo” con otros individuos. Y lo extraordinario – en el caso del género homo – es que tales redes se extendían mucho más allá de los parientes de sangre convirtiendo a otros miembros de la banda en parientes ficticios incluyendo, naturalmente, a todos los parientes de la mujer – o del marido –. La autora llama la atención sobre cómo la necesidad de encontrar compañeros con los que compartir y diversificar los riesgos de inanición llevaron a que el rapto de mujeres se sustituyera por la “venta” de éstas (la familia de la mujer se convertía en aliada de la familia del marido y, por tanto, en parte de la red de intercambios y favores recíprocos) lo que, naturalmente, favorecía la posición de la mujer en la sociedad en términos de igualdad.

Los humanos somos los únicos primates que reconocemos como familiares a los paternos y maternos. Por eso, la familia, para los humanos, nunca es suficientemente amplia.

Las ventajas asociadas a extender la red de parentesco lo más ampliamente posible es presumiblemente la razón por la que los cazadores-recolectores son mucho más propensos a conectar el parentesco a través de la madre y del padre, en lugar de sólo una u otra línea, como es más típico en los sistemas de descendencia matrilineal o patrilineal que prevalecen en las sociedades que no se dedican a la caza-recolección (y se dedican a la agricultura)

Considerar a extraños como “de la familia” es una enorme ventaja en términos de reducción de los riesgos para la supervivencia en un entorno muy peligroso y donde el alimento escasea y está irregularmente distribuido en el espacio y en el tiempo.

El otro elemento decisivo que explica la intensa cooperación entre individuos que caracteriza la psicología humana es el cuidado de las crías. Las madres humanas no podían criar a sus hijos solas porque las crías humanas tienen una infancia larguísima durante la cual no pueden alimentarse por sí mismos. Es necesaria la concurrencia de las parientes de la madre – abuelas, hermanas y vecinas – y es necesaria la implicación del varón en la obtención de alimentos ricos en proteínas. Criar y educar a los hijos, pues, ha “educado” a los humanos haciéndolos “supercooperativos” y “ultrasociales”.

¿Y qué lugar ocupa la competencia y la agresión en la psicología humana?

Contra lo que se lee frecuentemente – y más en las últimas décadas por la puesta en valor de la selección sexual junto a la selección natural como fuerza explicativa de la psicología humana – de la naturaleza humana –, la autora insiste en que la cooperación es una fuerza explicativa mucho más importante. Es decir, que es razonable pensar que una psicología cooperativa explique más la naturaleza humana que una psicología competitiva. Y la razón es bien simple (y eso es lo que la hace tan atractiva). Dice que en el entorno “ecológico” de los cazadores-recolectores de los últimos dos millones de años (desde la aparición del homo erectus), la densidad de la población de homo sobre la tierra era tan baja que la competencia por los recursos materiales o de mujeres entre humanos debió de ser casi inexistente. Es decir, un grupo humano raramente se encontraría con otro grupo. La competencia por las mujeres o por los alimentos habría de ser individual, no colectiva. (lo que se confirma por la extraordinaria habilidad de los grupos humanos para gestionar la represión y el castigo a los violentos en un grupo: o bien el violento abandona el grupo, o el violento es castigado al ostracismo y, eventualmente, “ejecutado” por alguno de sus familiares tras la emisión de la condena por parte del grupo “acordada” a través del cotilleo). Y solo la competencia por las mujeres tendría importancia porque los alimentos no se almacenaban, (y la propiedad individual de objetos que no fueran alimentos era muy limitada) de manera que los incentivos para robarlos eran muy pequeños. Cuando los alimentos han de ser producidos a diario, el que no coopera a su producción, no come. Por tanto, como fuerza evolutiva, la competencia intergrupal debió de ser mucho más débil a la hora de establecer presiones selectivas que la cooperación intragrupo. Es más, la simple distinción parece exagerada si rara vez en su vida un hominido se encontraba con alguien que no perteneciera a su propia banda o tribu (federación de bandas)

A diferencia de otros grandes mamíferos que recorrían las sabanas y los hábitats mixtos de bosque y sabana hace un millón de años, se necesita un gran esfuerzo y mucha suerte para encontrar un solo cráneo de la rama africana del Homo erectus. Creo que una de las razones de la escasez de estos hallazgos es que las propias criaturas eran escasas. Probablemente no fue hasta hace unos 80.000 años en África, y quizás hace 50.000 años en Europa, cuando las poblaciones humanas comenzaron a expandirse. Antes de eso, las poblaciones paleolíticas eran pequeñas y estaban dispersas. En total, se contaban por decenas de miles, y los recursos que necesitaban solían estar muy distribuidos, además de ser impredecibles. Cuando se disponía de alimentos vegetales o de caza, la suerte, la habilidad y el esfuerzo invertido en su recolección habrían sido más importantes que la lucha por ellos.

Por el contrario,


Sin parientes que los protegieran y, sobre todo, que los alimentaran, pocos niños del Pleistoceno habrían podido sobrevivir hasta la edad adulta. El hecho de que los niños dependan tanto de los alimentos adquiridos por otros es una de las razones por las que los que buscan universales humanos harían bien en empezar por compartir.

Quizá Darwin, cuando explica la fuente de la violencia humana no estuvo tan preciso:

Sin embargo, en los círculos darwinistas la explicación más invocada para explicar cómo los humanos se volvieron tan hipersociales es subrayar lo útil que es la cooperación dentro del grupo a la hora de defenderse de los grupos competidores o de aniquilarlos. Se nos dice una y otra vez que "la capacidad humana de generar amistad dentro del grupo a menudo va acompañada de enemistad fuera del grupo". Estas generalizaciones son probablemente lo suficientemente precisas para los seres humanos en los que los grupos compiten entre sí por los recursos, pero ¿qué sentido habría tenido para nuestros ancestros del Pleistoceno que se ganaban la vida en los bosques y las sabanas de África tropical luchar con los grupos vecinos en lugar de simplemente desplazarse? Pequeñas bandas de cazadores-recolectores, de unos 25 individuos, en condiciones de fluctuación climática crónica, muy dispersas en grandes áreas, incapaces de recurrir a alimentos básicos como el boniato o la mandioca, como hacen hoy en día algunos recolectores modernos de Nueva Guinea o Sudamérica, habrían sufrido altas tasas de mortalidad, sobre todo infantil, debido a la inanición, así como a la depredación y las enfermedades. Era probable que se produjeran repetidos cuellos de botella en la población, lo que dificultaba el reclutamiento de un número suficiente de personas. Lejos de ser competidores por los recursos, los miembros cercanos de su propia especie habrían sido más valiosos como potenciales compañeros de reparto. En caso de conflicto, era más práctico y menos arriesgado mover el campamento que luchar… A pesar de las abundantes pruebas que documentan conflictos intergrupales en los últimos 10.000 a 15.000 años, no hay pruebas de guerras en el Pleistoceno.

El punto de la autora no es que la competencia no sea importante en la configuración evolutiva de la psicología humana. Su punto es que la competencia importante – la que ha podido tener influencia en la psicología humana y en la diferenciación psicológica entre hombres y mujeres – es la competencia (intra)sexual, esto es, una competencia individual, no una competencia intergrupal. Y esa competencia individual pudo ser muy relevante en la selección natural de los rasgos humanos porque “asignaba” la crianza de los hijos – cooperativa entre padre y madre – a los varones que mejor podían procurarles alimentos.

lo que me preocupa es que, al centrarnos en la competencia intergrupal, hemos pasado por alto factores como la crianza de los hijos, que son al menos igual de importantes (en mi opinión, incluso más) para explicar los primeros orígenes de las peculiares tendencias hipersociales de la humanidad. Hemos subestimado la importancia del cuidado compartido y de la provisión de las crías por parte de otros miembros del grupo, además de los padres, en la formación de los impulsos prosociales.

Sarah Blaffer Hrdy, Mothers and Others: The Evolutionary Origins of Mutual Understanding, 2011, p 15 ss


domingo, 29 de agosto de 2021

Posterioridad de la deuda social a la causa de disolución: lo determinante es el momento en que nació la obligación

Es la Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 22 de marzo de 2021, ECLI:ES:APM:2021:5963

La posterioridad de la deuda social opera como requisito del régimen de responsabilidad contemplado en el artículo 367 LSC. Este factor viene determinado, obvio es decirlo, por la fecha de la deuda social y la fecha de concurrencia de la causa de disolución de la sociedad deudora. En cuanto al primer elemento, lo determinante es el momento en que nació la obligación. De esta forma, la responsabilidad contemplada en el precepto indicado aparece anudada al nacimiento de nuevas obligaciones a cargo de la sociedad en un momento en que esta debería haber cesado en su actividad.

En el caso que nos ocupa, la deuda social es una obligación restitutoria derivada del ejercicio de una acción resolutoria de sendos contratos de compraventa concluidos por el Sr. Iván y TARRAFAL en los meses de enero y febrero de 2006.

De los antecedentes con los que contamos, no se desprende que el Sr. Iván ejercitara la facultad resolutoria con anterioridad a la interposición de la demanda origen de esos otros autos. De esta forma, el origen de la deuda objeto de la litis ha de localizarse en la fecha de dictado de la sentencia, 22 de noviembre de 2010.

¿Por qué no en la fecha en la que se presentó la demanda si en ella se reclamaba la restitución?

Por lo tanto, la juzgadora de la anterior instancia erró al situar la generación de la deuda en el año 2012.

Lo anterior no desvirtúa, sin embargo, las conclusiones alcanzadas en la sentencia. En efecto, el aquí apelante (o sea, el administrador condenado) omitió dar cumplimiento al requerimiento que se le hizo, subsiguientemente a la petición articulada en la audiencia previa por el demandante, para que aportara libros y contabilidad de TARRAFAL, sin ofrecer ninguna explicación.

De este modo, se evitó toda comprobación sobre la situación patrimonial de la empresa, siquiera en los seis años anteriores (de conformidad con los términos del artículo 30 del Código de Comercio), lo que nos situaría en una etapa histórica muy cercana a la del nacimiento de la deuda. Ello abona la apreciación de una duda cualificada inducida por el propio apelante que, siguiendo la pauta señalada en la sentencia del Tribunal Supremo de 29 de mayo de 2020 (ECLI:ES:TS:2020:1454), justifica la entrada en juego de la presunción prevista en el artículo 367.2 LSC.

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