Se puede pactar con nacionalistas y populistas, pero no transigir con el nacionalismo y el populismo
Una de las glorias de abrazar el iliberalismo es que siempre tienes razón en todo, por lo que estás legitimado para hacer callar a cualquiera con el que no estés de acuerdo. Frente al iliberalismo, muchos han decidido que es más fácil ceder y pactar que enfrentarse a él, porque creen que, al final, se puede convencer a la gente. Pues bien, eso, ceder en vez de confrontar, es lo que hizo que los líderes republicanos razonables perdieron el control de su partido ante Trump y que los rectores de izquierdas perdieran el control de sus universidades. Y es por eso que la dirección del New York Times está perdiendo el control de sus principios.
Cuando te quejas del trabajo que te han encargado
A los 26 años, uno de los reporteros más jóvenes de la redacción, no era un candidato obvio para el papel de experto en los asuntos y noticias relacionados con la vejez. Pero... cuando empecé a estudiar a los ancianos de la ciudad y a entrevistar a expertos y personas mayores, empecé a descubrir los premios que se conceden a cualquier reportero serio: que cuando reconoces lo poco que sabes, mirar un mundo desde fuera aporta una claridad especial. El tema era más complicado y rico de lo que imaginaba, y cada persona tenía historias que contar. Escribí sobre el hambre, el SIDA y las historias de amor entre viejos; sobre viejos humoristas que contaban chistes viejos a viejos en centros de viejos. Mientras informaba sobre los judíos que habían huido de Alemania para establecerse en Washington Heights o los negros que habían salido del sur de Jim Crow para establecerse en Bushwick, Brooklyn, me daba cuenta de que estaba cubriendo la historia del mundo en el siglo XX a través de los ojos de aquellos que lo habían vivido.
Para ser un buen periodista hay que tener una psicología más parecida a la de un juez y menos a la de un abogado
Pasar tiempo con los perpetradores y las víctimas de la violencia en Oriente Medio, escuchar atentamente las historias... de agravios nuevos y antiguos, es confrontar la trágica verdad de que puede haber justicia en más de un lado de un conflicto. Más que nunca, me pareció que cuando un reportero renuncia a tomar partido, renuncia quizá también a la superioridad moral y a la satisfacción psicológica que produce saber que tu ira está justificada... A cambio, el periodista no tiene que fingir que las cosas son más simples de lo que son. No tiene que asentir a todo lo que digan los de una tribu particular. No está obligado a fingir que los buenos, por muy respetables que te parezcan, tienen razón en todo o que los malos, por muy despreciables que sean, nunca tienen razón. En otras palabras, no tienes que mentir...
Los periodistas iliberales... Están más preocupados por los derechos de los grupos que por los derechos individuales, que consideran un baluarte de los privilegios de los hombres blancos. Han visto que la libertad de expresión se utiliza para proteger a grupos de derecha como Project Veritas y Breitbart News y se sienten incómodos con ella. Sus sospechas sobre la capacidad de juicio de sus conciudadanos se confirmaron con la elección de Trump, y no creen que se pueda confiar en los lectores con ideas o hechos potencialmente peligrosos. No pretenden alcanzar la justicia social como efecto colateral de la búsqueda de la verdad; Quieren lograrla directamente. Para ellos, el término "objetividad" es una contraseña para ignorar a los pobres y débiles y acercarse al poder...
Ninguna buena acción queda sin castigo
un reportero de la sección de cultura me preguntó si había leído el artículo de opinión antes de que se publicara. Le dije que no. Inmediatamente bajó la cabeza y comenzó a escribir, y debería haber prestado atención en lugar de pasar a la siguiente pregunta. Evidentemente estaba compartiendo la noticia con los demás trabajadores del New York Times.
... podría haberle explicado que esta era una práctica estándar. El nombre de Dao estaba en la cabecera del New York Times porque estaba a cargo de la sección de opinión. Si yo hubiera insistido en revisar cada artículo, habría usurpado sus funciones y habría mostrado una paralizante falta de confianza en uno de los mejores editores del periódico...
Al final, el experimento se hizo. El artículo se publicó y ningún periodista del NYT ni nadie resultó herido. Es más, aunque es imposible conocer qué efectos causó exactamente el artículo de Cotton, las encuestas indicaron que el apoyo a la intervención del ejército para controlar las protestas se redujo... Es decir,... la publicación del artículo estimuló un debate que hizo menos probable que la posición de Cotton prevaleciera. El principio liberal y periodístico del debate abierto quedó reivindicado en el mismo momento en que el NYT lo abandonaba. Tal vez si el NYT confiara más en la inteligencia y la decencia de los estadounidenses, más estadounidenses volverían a confiar en el NYT. El periodismo, como la democracia, funciona mejor cuando la gente se niega a rendirse al miedo.
James Bennet, When the New York Times lost its way, 1843 Magazine, The Economist, 2023
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