La defensa del trabajo de Íñigo Domínguez por parte de Soledad Alcaide, defensora del lector de EL PAÍS, es digna de mejor causa. Como he explicado en esta entrada, el informe del Defensor del Pueblo sobre los abusos sexuales cometidos en el último siglo por religiosos católicos es muy criticable pero de él no puede desprenderse la corrección del titular de EL PAÍS.
Ahora sólo me centraré en un punto de esa defensa. La crítica de, al parecer, centenares o miles de lectores de EL PAÍS al tratamiento que han dado Íñigo Domínguez y compañía a la cuestión se concentra en este titular:
"La investigación del Defensor del Pueblo estima en 440.000 las víctimas de pederastia en la Iglesia española".
La defensora del lector concluye que no hubo mala práctica por parte de los periodistas de EL PAÍS. De todas las citas que contiene su defensa, me limitaré a la que me parece más respetable. La de Kiko Llaneras (que tiene un doctorado en Biología y sabe mucho de estadística)
“Traducir los porcentajes en un número absoluto de personas es algo rutinario”, afirma Kiko Llaneras, periodista de datos de EL PAÍS. “En este caso sería algo así: según el estudio del Defensor del Pueblo, alrededor del 1% de encuestados dice haber sufrido abusos en el ámbito religioso (91 personas de 8.013); y esa proporción, teniendo en cuenta el censo español, se traduce en unas 440.000 personas. Si añadimos un margen de error, podemos decir que entre 350.000 y 530.000 personas afirman haber sufrido abusos sexuales”.
¿Dónde está la trampa?
Que Kiko Llaneras no dice que 440.000 personas hayan sido víctimas de abusos sexuales. Ni siquiera dice que el Defensor del Pueblo "estime" tal cosa. Kiko Llaneras dice una obviedad: que si consideramos que una encuesta es representativa de la población a la que se refiere, el 1% de 44 millones son 440.000. Lo que no dice es que 440.000 sea la cifra de los españoles que sufrieron abusos sexuales por parte de religiosos católicos en los últimos 50 o 100 años. Son las personas que "afirman haber sufrido abusos". Y
(i) por lo que sabemos acerca de la sinceridad de las personas encuestadas;
(ii) las enormes diferencias que hay entre unas y otras encuestas sobre este asunto y
(iii) que los encuestados que dicen haber sufrido abusos acusan, principalmente, a gente de su entorno familiar o a desconocidos
EL PAÍS debiera haber titulado, por ejemplo,
"La investigación del Defensor del Pueblo estima en 3 millones las víctimas de pederastia en las familias españolas".
o
"La investigación del Defensor del Pueblo estima en 600.000 las víctimas de pederastia de los maestros de la escuela pública española"
o
"La investigación del Defensor del Pueblo estima en 300.000 las víctimas de pederastia de los profesores de gimnasia y monitores deportivos".
Es muy poco profesional - y cuando se trata de denigrar a una institución como la Iglesia Católica el cuidado es especialmente exigible - traducir las respuestas a una encuesta en una estimación de abusos sexuales efectivamente producidos. Más cuando cabe suponer que una buena parte de los encuestados estaría dando una "respuesta expresiva" por lo cargado emocionalmente de la cuestión especialmente entre la extrema izquierda española. No hay que ver más que la 'pasión' que ha puesto en este asunto el diario EL PAÍS.
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