domingo, 10 de diciembre de 2023

La conjura contra España (xxxi): Martí Blanch, el nacionalista que se hace el tonto



El sistema escolar catalán en una imagen creada por Bing. El niño de la camiseta blanca es el de lengua materna catalana. El de la camiseta azul es el de lengua materna española y el de la camiseta amarilla es de familia magrebí o subsahariana o es un niño con necesidades educativas especiales. 

Para demostrar a todos que es un nacionalista catalán de estricta observancia, Martí Blanch examina los resultados PISA haciéndose el tonto. Se centra en Cataluña "que es lo que servidor de ustedes conoce con mayor detalle" y le echa la culpa del fracaso a todos menos a sus colegas nacionalistas. Recuérdese que 

  • son 40 años de gestión nacionalista de la educación sin intervención alguna del Ministerio de Educación o de los sucesivos gobiernos de España, que han abandonado a su suerte a los que criticaban las decisiones nacionalistas en este ámbito. 
  • Son cuarenta años de construir la nación catalana sobre la base de la escuela, incluyendo la expulsión de diez mil maestros y su sustitución por nacionalistas. Sólo una directora de un colegio catalán se negó a poner las instalaciones escolares a disposición de los que celebraron el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. 
  • Son cuarenta años de medidas para expulsar el español de los colegios catalanes (recuérdese, la relación entre el uso del español y del catalán es un juego de suma cero, sólo se puede usar más el catalán si se usa menos el español, y viceversa). 
  • Son cuarenta años, en fin, de propaganda nacionalista sobre predicar las bondades de la inmersión lingüística para el aprendizaje y la cohesión social. Un modelo de éxito, dicen, un modelo sobre el que hay consenso, repiten.

Como digo, Martí Blanch culpa a todo el mundo menos a los nacionalistas. Culpa a los alumnos, que han convertido la escuela en "una extensión del Departamento de Bienestar Social y Atención a la Infancia" y en particular a los niños de familias inmigrantes por tener "necesidades especiales" que la escuela no puede atender. Y para que no le acusen de racista (es fácil acusar a cualquier nacionalista de racista) afirma que "No hay juicio de valor en la afirmación. Es simplemente el reconocimiento de un hecho. Negar este extremo es querer eliminar la realidad, no explicarla. ¿Es fácil arreglarlo? No. Y no depende en mayor medida de la escuela, que en este punto es una simple damnificada a la que no se le facilitan recursos suficientes para manejar una situación que tenderá a empeorar". Observen el empleo del impersonal. No es que sus amigos nacionalistas no hayan facilitado recursos suficientes a los colegios. No. La culpa es siempre del cha-cha-cha.

Si no se hiciera el tonto, diría que los malos resultados se deben a que la Generalidad de Cataluña no ha tomado las medidas para asegurar que la mayor presencia de inmigrantes (¿es acaso la inmigración una 'sorpresa'?) no ralentiza el aprendizaje de todos en las aulas. Por ejemplo, profesores de refuerzo. Por ejemplo, cambiar la lengua vehicular de aprendizaje. 

Pero no solo culpa a los inmigrantes. Culpa también a los discapacitados. Según este estudioso, la presencia de esos niños en las aulas normales retrasa el aprendizaje de los demás. No explica que la Generalidad no ha dotado a los colegios de los medios necesarios para asegurar que la presencia de discapacitados (o "niños con necesidades educativas especiales" como ahora se dice) en las aulas ordinarias no retrasa el aprendizaje de los niños sin necesidades educativas especiales a la vez que se garantiza que los discapacitados están bien atendidos. El nacionalista Martí Blanch le echa la culpa a la LOGSE y a los pedabobos. O sea, a cualquiera menos a los partidos políticos catalanes y a la Generalidad, que son los que han controlado todo, todo, todo en la Educación en los últimos cuarenta años.

Por fin, la culpa es también de los padres que acosan a los docentes "demasiados padres comportándose como aspirantes a director de colegio o profesor sustituto"

¿De quién no es la culpa?

De los maestros y de los políticos catalanes. Ni de los que diseñan la política educativa, ni de los que la ejecutan. Y, supongo que se han dado cuenta, Martí Blanch no dice ni una palabra de cómo la inmersión lingüística en catalán está perjudicando a todos los alumnos cuya lengua materna es el español y, especialmente, a esos a los que culpa de los malos resultados de PISA: los inmigrantes y los niños con necesidades educativas especiales. Hay que ser cruel para poner un handicap a los que están en peor posición de partida. Y hay que hacerse mucho el tonto para no darse cuenta de la crueldad de los nacionalistas catalanes con los niños más vulnerables.

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