jueves, 30 de noviembre de 2023

La conjura contra España (xxvi): Diego López Garrido se hace el tonto

Anónimo seguidor de Juan de Borgoña (1495-1536). Presentación de Jesús en el templo. Colección Fundación Banco de Santander.

Estábamos en el "espacio" de la Fundación Diario Madrid en una conversación entre Victor Ferreres y Ana Carmona sobre si cabe un desarrollo federal de la Constitución. Ferreres estuvo brillante. Cabe, sostuvo, pero no es probable por la asimetría entre las regiones españolas. Ya hablaré otro día de cómo podemos elaborar algo al respecto a partir de dicha asimetría. Adelanto que el problema es que los nacionalismos periféricos son intrínsecamente desleales porque para ellos, cualquier concesión al federalismo por parte de todos los españoles no es más que una "disposición transitoria" a la espera de poder independizarse. Por tanto, los nacionalistas no negocian de buena fe. La única forma de asegurar el cumplimiento de un pacto nacional de desarrollo federal de la Constitución es destruir los nacionalismos políticos, esto es, impedirles utilizar las instituciones regionales para "construir" la nación vasca o la catalana. No me puedo imaginar una mayor deslealtad a la Constitución que esa. 

Pero en el PSOE a destruir la nación (política) española lo llaman celebrar la diversidad. Como si la diversidad fuera una bendición en lugar de una maldición.

Pues bien, Diego López Garrido intervino para "sacarle" a los ponentes la afirmación de que España no había dejado de ser un estado de derecho porque se hubiera iniciado la tramitación parlamentaria de la Ley de Amnistía. Y claro, se llevó un buen  chasco, porque le contestaron que la cuestión de si un país es un estado de derecho, o no, es una cuestión gradual. Se puede decir que una mujer está embarazada o no lo está. No, que está "moderadamente" embarazada. Estar embarazada, o no, es una cuestión discreta. Si un país es un estado de derecho, no lo es.  El estado de Derecho - la primacía del Derecho - puede gozar de muy buena salud, de salud regular o estar en las últimas en un país. ¿Cuándo las cosas se ponen tan feas como para decir que un país ha dejado de ser un estado de derecho? No se puede decir en el momento en que se produce, que esa deriva se ha consumado. 

Pero se puede establecer una clasificación de la "calidad" del estado de derecho en uno u otro país. Pero López  Garrido  no lo pilla y ha publicado un artículo en EL PAÍS defendiendo la tesis de que como la ley de amnistía de Puigdemont y sus secuaces como precio a cambio de sus votos para investir a sanchez se va a aprobar por el Congreso,  España sigue siendo un estado de derecho. ¿No  queda un editor con dos dedos de frente en el antaño mejor diario en lengua española?

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