Este trabajo de Lisa Herzog explica extraordinariamente bien la 'estrategia' argumentativa de Adam Smith en relación con las 'pasiones' (la expresión pre-contemporánea para las emociones humanas). Su punto de partida es que el comportamiento prosocial puede reducirse en difusión e intensidad si se 'mercantiliza', esto es, si al que hace algo voluntariamente (donar sangre) se le ofrece una cantidad de dinero. Hay un caso espectacular - que Herzog no narra en su trabajo - que es el de las multas por llegar tarde a recoger a los niños en la guardería. Al introducirse las multas a los padres, éstos interpretaron estas sanciones como 'precios' por retrasarse y 'recalcularon' costes y beneficios. El resultado: los retrasos aumentaron.
La estrategia argumentativa de Adam Smith se refleja en el cuadro que está arriba. Hay emociones humanas que producen resultados favorables para el bienestar social cuando se expresan. La tendencia humana a ayudar a los 'próximos', sean familiares, amigos o vecinos. La cooperación entre los miembros de un grupo reducido humano es muy fácil y la Evolución ha impregnado nuestra psicología de la reciprocidad. Este argumento se explica por Smith en La teoría de los sentimientos morales. Otras emociones, sin embargo, requieren de un entorno institucional determinado para producir efectos sociales beneficiosos. Paradigmáticamente, tal ocurre con el 'interés propio' o el egoísmo. Y es en La Riqueza de las Naciones donde Smith explica cómo la 'mano invisible' de los mercados y la competencia - el entorno institucional en el que nadie puede usar la violencia y el engaño, esto es, en el que se reconocen y respetan los derechos patrimoniales de cada individuo, singularmente la propiedad - llevan a los individuos que persiguen exclusivamente su propio interés a maximizar la riqueza de toda la Sociedad.
La autora llama la atención sobre la relación entre estos mecanismos y la idea de las "consecuencias no deseadas", esto es, de efectos sociales que no están incluidos en la intención de los agentes.
Entre estos mecanismos se puede establecer una distinción adicional entre mecanismos directos e indirectos. En los mecanismos directos, los humanos persiguen un cierto objetivo, pero las consecuencias no deseadas de sus acciones conducen a un resultado mayor, que es del mismo tipo, pero tiene un alcance mucho más amplio.
En los mecanismos indirectos, las intenciones que motivan las acciones van en una dirección bastante diferente, pero el "sabio diseño de la naturaleza" produce un resultado beneficioso, aún sin que los agentes lo sepan o lo hayan pretendido. Esta distinción se puede conectar con los tres tipos de pasiones que Smith describe en La Teoría de los Sentimientos Morales: pasiones no sociales ("odio y resentimiento, con todas sus diferentes modificaciones"), pasiones sociales ("generosidad, humanidad, bondad, compasión, amistad y estima mutuas") y pasiones egoístas ("dolor y alegría, cuando se conciben a causa de nuestra propia buena o mala fortuna privada"). Los mecanismos directos usan pasiones sociales, los mecanismos indirectos usan pasiones antisociales o egoístas pero todos ellos producen resultados socialmente beneficiosos.
Pero, en el segundo caso, esto es, para que las pasiones antisociales o egoístas generen efectos socialmente beneficiosos es necesaria la existencia de instituciones que las canalicen hacia el beneficio común. La naturaleza - dice citando a Brubaker "necesita ayuda".
Herzog pone tres ejemplos:
a) "La red de círculos de simpatía" que nos lleva a cuidar de nuestros hijos o a ayudar a nuestros vecinos. Aquí empieza lo interesante. Esa 'pasión' que nos lleva de modo intuitivo a cuidar de los próximos, "economiza tanto en autocontrol como en conocimiento". No hace falta ser alguien virtuoso o tener muchos conocimientos para tender a cuidar de los próximos. Y tampoco hace falta ningún entorno institucional concreto. Adam Smith no podía saber que teníamos esa 'pasión' cableada en nuestra psicología por la Evolución.
b) La teoría de la justicia. La de Smith es una teoría bastante simple: no hacer daño a otros. Lo interesante es el razonamiento porque, según Smith, nuestro sentido de la justicia se funda en una 'pasión' - emoción - "antisocial".
Para Smith, la justicia es la ausencia de daño, de "daño real y positivo a algunas personas en particular, por motivos que son naturalmente desaprobados". Como tal, es una virtud negativa, porque, frecuentemente, bastará con la omisión, esto es, con 'sentarse y no hacer nada' para cumplir con sus exigencias. La justicia es "el pilar principal que sostiene todo el edificio [de la sociedad]": mientras que una sociedad sin amor mutuo y amistad podría eventualmente sobrevivir, una sociedad en la que hay una "prevalencia de injusticia" acabará "completamente destruida"
¿Y de qué 'pasión' antisocial se sirve la Naturaleza para preservar la justicia en una sociedad? De la del resentimiento.
Para mantener la justicia, la naturaleza ha dado a los hombres las pasiones antisociales, en particular el resentimiento, que se deriva de la simpatía que sentimos hacia las personas que han sido injustamente dañadas y que se dirige contra el dañante o agresor... El resentimiento de un espectador imparcial justifica la convicción de que aquellos que han dañado a otros merecen castigo. Smith da por sentado que tal castigo es necesario para la preservación de la sociedad. Por lo tanto, la naturaleza "... no ha confiado a la razón [del hombre] descubrir que una cierta aplicación del castigo es el medio adecuado para alcanzar este fin [la preservación de la sociedad]; pero le ha dotado de una aprobación inmediata e instintiva de la aplicación del castigo, lo cual es lo más apropiado para lograr el fin de preservar la Sociedad".
De forma que si alguien causa un daño injusto a otra persona, ha de contar con la reacción del resto de los miembros del grupo que mostrarán su resentimiento hacia él y su simpatía hacia la víctima y, eventualmente, aprobarán el castigo o incluso contribuirán a castigar al dañante aún a un coste personal. De nuevo, nos dice la autora, este equilibrio social 'ahorra' en conocimientos y en virtudes.
El conocimiento de que una violación de la justicia causa resentimiento en los demás apoya la motivación para obedecer las reglas de la justicia, incluso en aquellos cuya capacidad de autocontrol es pequeña. Esto significa que los seres humanos, estas "criaturas débiles e imperfectas", pueden seguir habitualmente los dictados de la justicia, lo que permite que la Sociedad tenga una vida pacífica. La justicia, el "pilar de la sociedad", es así la consecuencia no deseada de una pasión antisocial, provocada por el resentimiento.
De nuevo, el enfoque de Smith "economiza" en el autocontrol y en los conocimientos que exigimos a los individuos para que la vida social sea pacífica. Ahora bien, el resentimiento no es bastante. Aquí, la Naturaleza requiere de la ayuda de las instituciones:
Smith tiene muy claro que el resentimiento debe complementarse con un sistema jurídico... El derecho positivo encarna las reglas de la justicia... En un estado bien ordenado, el magistrado hace cumplir las reglas de la justicia, en lugar de que los ciudadanos se venguen directamente unos de otros, lo que llevaría a la "confusión" y a "un panorama de derramamiento de sangre y desorden". Esto es particularmente importante cuando - como ocurre en sociedades primitivas - nadie tiene propiedades que vayan más allá del valor "de dos o tres días de trabajo" ya que los incentivos para violar la propiedad deben ser contrarrestados por los desincentivos del castigo.
c) El tercer ejemplo es el mejor conocido: la Economía,
... donde la mano invisible - el entorno institucional que soporta los mercados - conduce una pasión egoísta hacia el bienestar colectivo. De nuevo, una consecuencia no pretendida. En un marco - jurídico - donde existe y se respeta la propiedad y donde se hacen cumplir los contratos y se impide la violencia, ese entorno institucional produce la consecuencia no pretendida por los que actúan pensando exclusivamente en su propio interés que se maximice el bienestar social.
Y, más asombroso aún, este marco institucional no solo favorece la maximización de la riqueza de una sociedad, sino que provoca una distribución igualitaria de ésta porque el rico tiene un estómago mucho más pequeño que su ambición. La riqueza generada y acumulada por los ricos se distribuye en la sociedad y alcanza a los más pobres (trickel down) sobre todo porque el rico gasta y genera demanda de los servicios que prestan los más pobres.
Una vez más, así se economiza en virtud, como Smith señala explícitamente: los pobres, gracias al "lujo y capricho [del hombre rico] satisfacen esa parte de sus necesidades vitales que no habrían esperado lograr de la humanidad o justicia del rico" ... Ni acciones excesivamente altruistas ni heroicas son necesarias en circunstancias normales.
La conclusión
Los hombres y las mujeres tienen que cumplir las leyes, que se fundan en la justicia, la cual se basa en el resentimiento, y pueden perseguir su propio interés en los asuntos económicos. En sus vidas privadas, apoyan a sus familias, amigos y vecinos, lo cual es altruista, pero fluye naturalmente de la simpatía que sienten por ellos, simpatía que es mutua.
Epistemológicamente, este arreglo es igualmente poco exigente: las personas solo necesitan saber sobre su situación concreta, sobre cómo maximizar sus ingresos dado su capital y / o habilidades. Solo necesitan conocimiento contextual, no conocimiento del sistema, y además, tienen un incentivo para adquirir este conocimiento porque sirve a sus propios propósitos.
No se necesita una planificación central; por el contrario, el legislador está "completamente liberado del deber" de intervención positiva en la economía, y confinado a las tres tareas que son célebres en la explicación de Smith: protección externa, "administración de justicia" e intervención en los casos de "ciertas obras públicas y ciertas instituciones públicas", como infraestructura y educación.
¿Y qué pasa con las virtudes morales más elevadas, el heroísmo, el autocontrol...?
Son las que requerimos a los políticos
"Hablamos de la prudencia del gran general, del gran estadista, del gran legislador. La prudencia se combina, en todos estos casos, con muchas virtudes mayores y más espléndidas, como el valor, la amplia y fuerte benevolencia, el respeto sagrado a las reglas de la justicia, y todo esto apoyado por un grado adecuado de autocontrol [...] Es la mejor cabeza unida al mejor corazón. Es la sabiduría más perfecta combinada con la virtud más perfecta".
A los políticos les ayudan los que no producen nada, los que observan y analizan la Sociedad y la Naturaleza, o sea, a los expertos. Nos dice la autora que La Riqueza de las Naciones se escribió como un libro de auxilio a los políticos.
Naturalmente, este esquema puede fallar y
principios erróneos pueden aplicarse a una situación, o una situación puede clasificarse erróneamente como perteneciente a una esfera que no es aquella en la que, con o sin ayuda institucional, produce los resultados deseados.
Y aquí es donde entra el supuesto de la sustitución de los motivos. En el ejemplo de las multas por llegar tarde a la guardería, la motivación que llevaba a los padres a intentar ser puntuales era la 'simpatía' por las maestras que debían esperar más allá de su horario. Cuando se pone un precio al retraso, los padres se ponen en 'modo mercado' y dejan de aplicar la emoción de la 'simpatía' para perseguir irrestrictamente su propio interés. V., esta entrada Los niños y el dinero: modo cooperativo y modo mercado - Almacén de Derecho (almacendederecho.org)
El desplazamiento de la motivación es estructuralmente similar en el sentido de que describe fenómenos en los que la motivación intrínseca, que debería ser el principio rector en una determinada esfera, se "desplaza" porque los incentivos, o incluso la descripción, de la situación la hacen aparecer como una en la que el comportamiento egoísta es apropiado. Un hallazgo que es de particular interés aquí es el cambio en el comportamiento de las personas entre situaciones de mercado y no de mercado. Como se mencionó anteriormente, una forma de motivación que desplaza es el reemplazo del comportamiento "cívico" con respecto a los demás por un comportamiento egoísta cuando se introducen incentivos monetarios.
Termina la autora con una reflexión acerca de la dificultad de transferir las emociones que sentimos hacia los más 'próximos' a grupos humanos de gran tamaño:
Los casos discutidos aquí, sin embargo, son más bien casos de virtud superior – altruismo hacia un grupo más grande, o "espíritu público" – siendo desplazado por las normas de los mercados, que se basan en el interés propio. Si los sistemas están diseñados bajo el supuesto de que la mayoría de los hombres se comportarán de manera egoísta la mayor parte del tiempo y limitarán su altruismo a los miembros de la familia y amigos cercanos, entonces aquellos que están dispuestos y son capaces de actuar de manera menos interesada se quedan en una posición incómoda: realmente no pueden jugar el juego de todo corazón, por así decirlo. Sus virtudes superiores no parecen ser necesarias, al menos no en circunstancias normales, así que ¿por qué nutrirlas en absoluto?