foto: Aurea Suñol
Una de las ideas “del año” pasado fue la de la opacidad causal que entendí gracias a la lectura del libro The Secret of Our Success de Joe Henrich del que ya he hablado varias veces en el blog. Es la historia de la preparación de la mandioca y cómo eliminar, mediante su cocción, elementos tóxicos y cómo la ignorancia acerca del “paso” en la “receta” que elimina los tóxicos lleva a los novatos en su preparación a copiar miméticamente la conducta de los expertos, sin preguntarse por la racionalidad de la conducta del experto. No lo hacen porque sepan que la mandioca es venenosa si no se cocina de una determinada forma. Tampoco porque cocinada a la manera local sepa mejor. Lo hacen porque eso es lo que hacían sus padres y porque así se hacen las cosas en nuestra tribu. Y resulta que llevamos miles de años comiendo mandioca y estamos vivos. Y hay quien cuenta que los que no preparaban la mandioca como nosotros recibían un castigo divino y caían muertos entre grandes dolores.
En situaciones de opacidad causal – no sabemos qué es lo que produce el efecto que pretendemos conseguir de una multiplicidad de operaciones que se realizan en el mismo contexto – los individuos más conformes – los que imitan mejor y más fielmente y los que no tienen un “espíritu rebelde” – sobreviven más.
Si tenemos en cuenta que la Evolución no nos dio nuestra capacidad de razonar para resolver acertijos intelectuales ni formular teoremas o pruebas matemáticas sino para justificar nuestras acciones y afirmaciones delante de otros y para evaluar los argumentos de los otros, (“La razón es más un abogado que un científico. La razón no está diseñada para que cambiemos de opinión sino para que mantengamos la que tenemos”) nuestra tendencia natural será la de minimizar el coste energético de usarla y no solo cuando estamos argumentando con otros sino también en el aprendizaje que, en humanos, es sobre todo social. Aprender de memoria las cosas – sin esforzarse en entenderlas – puede ser racional desde esta perspectiva. Dado el esfuerzo cognitivo que requiere entender las relaciones de causalidad, es mucho más eficiente aprenderlas de memoria y reservar nuestra capacidad cognitiva – que requiere mucha energía - para aprender lo que no se puede memorizar. ¿Será por eso que hay una gran mayoría de la población que es “mala” en Matemáticas?
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