El premio Príncipe de Viana comienza explicando que todos somos idiotas y que menos mal que ha venido él a sacarnos de nuestra indigencia mental:
“Decía Maquiavelo que un elemento fundamental de la política era la fortuna y esta idea la hemos interpretado muy mal, como si nos dejara al pairo de los acontecimientos, esperando sin más a la buena suerte, cuando de lo que se trata es de seducirla”.
Busquen a ver quién ha interpretado las referencias de Maquiavelo a la fortuna en el sentido de que estamos “al pairo de los acontecimientos”.
Continúa, en su línea de soltar lugares comunes pomposamente que
“nadie dijo que la política fuera fácil y menos en los entornos políticos tan endiabladamente cambiantes, con crisis encadenadas e imprevisibles en los que vivimos”.
Busquen cualquier cita de cualquier clásico sobre los tiempos políticos cambiantes. Verán que siempre hay “entornos… cambiantes… crisis encadenadas”.. Lo de que las crisis sean “imprevisibles” es especialmente bobo, en el sentido de que no da ninguna razón para que las actuales sean más o menos imprevisibles que las que afectaron a Maquiavelo.
Añade otra bobada:
“Se afirma que lo más importante en la política es el control del tiempo”
¿Quién ha dicho jamás semejante tontería? (hagan una búsqueda en google, parece que el “se afirma” es “Innerarity afirma”). Y, en su línea también del recurso a la falacia del falso dilema, añade:
“pero eso no significa que sea un recurso del que podamos disponer soberanamente cuando intervienen tantos actores con intereses muy diversos e irrumpen giros inesperados que desbaratan toda estrategia”
¿Qué tiene que ver que el control del tiempo (whatever it means) sea “lo más importante en política” con la obviedad de que los entornos en los que nos movemos y decidimos nunca están perfectamente controlados por el agente?
Encadena otra obviedad: que las cosas no salen como uno querría que salieran
Cualquier acción (también las que tienen un claro propósito y obedecen a una pensada planificación) tiene lugar en un alocado entorno de efectos secundarios, de manera que puede uno estar seguro de que el resultado será diferente e incluso el contrario del que había previsto.
(lo del “alocado entorno de efectos secundarios” puntúa alto en la lista de bobadas del Premio Príncipe de Viana, porque los efectos no forman parte del entorno en el que se toma una decisión. Son consecuencias de una decisión, unas pretendidas y otras no pretendidas)
Y, a continuación, rebaja a Maquiavelo a un personaje de “El ala oeste de la Casa Blanca”/The West Wing y nos hace un análisis al nivel del más distraído graduado Mickey Mouse. Tan de trazo grueso que Trump está “enloquecido”, lo de Biden son “deslices verbales” pero está “senil” y donde solo se habla de Trump (¿por qué será?).
Innerarity escribe muy mal. No sé si escribe mejor en vascuence. Yo creo que sabe escribir mejor pero escribe mal aposta para que no se le entienda y se le tenga por alguien que piensa. Así, donde dice que “Con motivo del atentado se dispararon las apuestas de que aquello sentenciaba la campaña” quiere decir que “según algunos, el atentado decidió el resultado electoral”. Donde dice que “Entrenado en las situaciones más adversas, Maquiavelo volvería a aconsejar a los demócratas que no lo dieran todo por perdido y trataran de convertir esa fatalidad en una oportunidad” quiere decir que “Maquiavelo aconsejaría a los demócratas que apreciaran la oportunidad que suponía el atentado”.
¿Cree Innerarity que el atentado no ha beneficiado a Trump, sino que le ha perjudicado? No, ¡qué va! Cree que el atentado ha beneficiado a Trump pero que Trump puede hacerlo mal y perder en noviembre. Es un tipo profundo el premio Príncipe de Viana. Él, “conociendo al personaje” está convencido de que Trump cometerá “errores de gestión” del atentado. ¿Cómo? porque “lo instrumentalice en exceso”. ¿Cómo se instrumentaliza un atentado? ¿Acusando al rival de haber intentado matarte? ¿y cómo se instrumentaliza ‘en exceso’? Porque claro, para el premio Príncipe de Viana y catedrático del Instituto Universitario de Florencia, si Trump instrumentaliza el atentado pero no lo instrumentaliza en ‘exceso’, el atentado ya no sería una oportunidad para los demócratas. He aquí el consejo de Innerarity a los demócratas:
También los demócratas pueden hacer algo en medio de esta situación desfavorable y argumentar, por ejemplo, que la retórica incendiaria y despectiva de Trump es el caldo de cultivo para una violencia que solo ellos pueden apaciguar.
No sé qué hacer con esta frase. ¡Qué convoluto! O sea que 1º los demócratas pueden argumentar que 2º Trump está promoviendo la violencia con su discurso, una violencia que 3º los demócratas pueden “apaciguar”. La violencia se apacigua una vez que ha estallado, pero Innerarity no habla de la violencia que ha estallado, sino del caldo de cultivo de esa violencia – el discurso de Trump –. O sea que no entiendo muy bien el consejo de Innerarity. Sería algo así como decir a los republicanos que no se preocupen, que voten a Trump que si estalla la violencia, los demócratas calmarán los ánimos.
A continuación muestra cómo ha tomado en vano a Maquiavelo y dice que
La retirada de la candidatura de Biden puede ser un golpe de la fortuna que los demócratas deben saber aprovechar.
¿Un golpe del azar? ¿Cuántas semanas lleva medio mundo pidiéndole a Biden que se retire? ¿Necesitan los demócratas que un premio Príncipe de Viana les aconseje que aprovechen un hecho que los propios demócratas han provocado? ¿Cree el premio Príncipe de Viana que los demócratas son una panda de cretinos semejante a la que se deja aconsejar y supervisar por Innerarity? No. En realidad, Innerarity cree que el ‘golpe de la fortuna’ para los demócratas no ha estado en que Biden se haya retirado sino que en que ¡ha tardado mucho en hacerlo! No porque se haya “resistido”, sino porque Biden se ha retirado después del atentado contra Trump.
Si Biden se hubiera retirado antes del atentado de Trump, el intento de magnicidio habría silenciado completamente la candidatura alternativa de Harris.
¡Qué perspicacia! Es tan profundo que no lo pillo.
Pese a la difícil situación en la que se encuentra el Partido Demócrata, ha ocurrido lo mejor que podía suceder: que el orden de los acontecimientos sea ahora el más favorable para ellos, es decir, resistencia de Biden, atentado contra Trump, retirada de Biden, designación de Harris como candidata demócrata.
Sabemos que en una campaña electoral lo fundamental es que se hable de uno y, en este caso, la atención informativa y el debate va a girar en torno a qué significa que haya una mujer negra con posibilidades de acceder a la Presidencia de los Estados Unidos. Aunque no ganara en las elecciones de noviembre, podría evitar que los republicanos tuvieran mayoría en las dos Cámaras.
No sé por dónde empezar. Kamala Harris puede o no ser la candidata demócrata. Que lo sea es lo mejor para Trump dado su pobre desempeño como vicepresidenta. Puede reafirmar a los votantes de Trump en su elección. Pero, en cualquier caso, Obama pide que se presente otro candidato.
Que sea bueno o malo ser el centro de la conversación en una campaña electoral está por ver. Angela Merkel ganaba elecciones dejando que se hablara de otros. Y ser el centro de la conversación à la Begoña Gómez de Sánchez, francamente, no parece que favorezca los intereses electorales de su marido.
Pero la conclusión es atroz: lo bueno de que Biden se haya retirado después del atentado y que la candidata sea Kamala Harris no es que ésta vaya a ganar a Trump. Va a perder, pero va a evitar que los republicanos arrasen en el Congreso. Eso es lo que piensa el premio Príncipe de Viana
Su éxito es improbable, pero más probable era el fracaso de Biden y de eso ya no se habla.
Otra bobada, claro. A toro pasado, hasta Innerarity es Manolete. Ahora, hasta Innerarity sabe (mueva el palillo entre los dientes al decir esto) que Biden hubiera perdido en noviembre.
Y acaba gloriosamente con otro montón de observaciones pomposas, mal escritas y banales:
Los cálculos políticos son siempre muy inexactos.
¿”siempre”? ¿siempre “muy” inexactos? ¿Ni siquiera los cálculos políticos que hace el Premio Príncipe de Viana y catedrático múltiple?
No hay un actor omnisciente que pueda calcular todo esto en su propio beneficio,
¿Innerarity no cree en Dios? ¿qué es “todo esto”? En realidad Innerarity quiere terminar enlazando con el primer párrafo de su columna, de manera que coge la pluma barroca y se hace un lío tremendo:
… sino una multitud de actores que intervienen en este torbellino endiablado de la política, más caótico hoy que nunca, para conseguir que la fortuna les sonría en el momento oportuno.
No olvidemos que la mayoría de quienes lo están intentando obtendrán un rotundo fracaso.
¿por qué “la mayoría”? ¿por qué "un rotundo” fracaso en lugar de un fracaso a secas? ¿por qué tanta forma verbal compuesta y anglicista? (“están intentando”)
La casualidad está más presente en la política de lo que nos resulta soportable
¿La ha medido empíricamente el premio Príncipe de Viana? ¿Cuánta casualidad soporta un político medio?
y por eso alivia ese malestar el recurso a las teorías conspiratorias o a la Providencia (poco divina aquí, porque al parecer beneficia a unos y no a otros).
Para Innerarity la casualidad genera malestar que necesitamos ‘aliviar’ recurriendo a teorías conspiratorias o a la providencia ¿Acaso no es tan divina la providencia como la (diosa) fortuna? ¿Por qué deja de ser divina la providencia cuando beneficia a unos y no a otros?
En cualquier caso, el escenario en política es siempre más endiablado que divino.
Adivinen cuántas veces aparece el término “endiablado” en la columna.