lunes, 28 de junio de 2021

¿Un corto futuro para las SPACs?

 

Prisoners, 1870s. Originally hand-tinted.

El gran riesgo de las SPACs es que los promotores compren a precios inflados empresas no cotizadas con las que se fusionan y que, una vez producida la fusión, resulte que la empresa adquirida no produce los ingresos y beneficios esperados lo que debería llevar a que la cotización se desplome.

Como he explicado en anteriores entradas sobre SPACs, en los términos más simples, una SPAC no es más que un medio para sacar a bolsa una compañía. Lo que hace la SPAC es invertir el proceso. Primero se saca a bolsa un “cascarón”, esto es una “special purpose acquisition company” que se fusionará más adelante con la compañía operativa que se quiere que pase a cotizar en bolsa (por ejemplo, una compañía que fabrica coches eléctricos). En tiempos normales, esta compañía de coches eléctricos habría preparado un folleto informativo y habría hecho una OPV u OPS, esto es, una oferta pública.

De ahí que algunos inversores estén empezando a sospechar que los promotores de las SPACs están comprando empresas a un precio desorbitado y no justificado por los “fundamentals” de dichas empresas.

Eso es lo que opina un conocido inversor estadounidense según cuenta el FT que se ha puesto “corto” en varias de estas compañías constituidas para realizar una adquisición. La crítica se basa en que, a diferencia de lo que sucede en el caso de una oferta pública de venta o suscripción de acciones, la información que se pone a disposición del mercado cuando la SPAC adquiere – y se fusiona con – la empresa no cotizada es de muy inferior extensión y calidad que la que se exige en el folleto de emisión de acciones que, obligatoriamente, ha de acompañar a cualquier OPV u OPS. Y dice este inversor que “estamos viendo muchos casos de SPAC cuyas adquisiciones no serían autorizadas si se hubiera seguido el proceso para sacar una empresa a bolsa”.

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