lunes, 2 de mayo de 2022

Más sobre desarrollo tecnológico con opacidad causal: los arcos de los Hazda


Esto es un extracto del resumen con comentarios que Joe Henrich hace de un trabajo de Harris y otros. Ambos se citan abajo.

Para renovar las cargas nucleares que se encuentran sobre los misiles Trident II de Estados Unidos, en el siglo XXI, los científicos necesitaban reproducir 'Fogbank', un catalizador químico super secreto fabricado por última vez en 1989. Si bien conservaron los registros y diseños, la mayoría de los empleados de aquella época estaban jubilados o fallecidos, y el equipo que lo fabricó originalmente había sido desmantelado. En consecuencia, incluso tras siete años de trabajo intensivo, los científicos no podían producir un lote aceptable de Fogbank…. los funcionarios del gobierno entraron en pánico e invirtieron 69 millones de dólares para resolver el misterio.

Finalmente, después de un esfuerzo hercúleo, los científicos se dieron cuenta de que el método de purificación del material de entrada que se había empleado en los años ochenta era imperfecto y dejaba un residuo químico. Resultó que ese residuo era en realidad un catalizador clave en Fogbank.

Cuando los ingenieros intentaron recrear por primera vez el antiguo proceso, habían empleado tecnologías avanzadas de purificación y, sin saberlo, eliminaron este ingrediente. Los científicos de hoy habían asumido que los científicos de ayer sabían cómo hacer Fogbank y lo habían asumido porque, en efecto, lo habían logrado, pero su modelo causal del proceso era incompleto y la incompletitud afectaba a un elemento decisivo del proceso. Pues bien, a pesar de su comprensión incompleta, los misiles Trident eran armas de terrorífico poder destructivo…

El caso de Fogbank ilustra cómo la tecnología humana, y la evolución cultural en general, no está limitada por los límites de nuestra comprensión causal…

es probable que, en el impulso del cambio tecnológico, los modelos causales hayan desempeñado un papel relativamente pequeño en comparación con el de la suerte, la recombinación y la retención selectiva de las herramientas, técnicas y procesos de fabricación que ‘más y mejor’ funcionan.

Como la caza es la principal actividad económica de los hombres Hazda y la principal fuente de su estatus social, los niños comienzan a aprender con entusiasmo a fabricar y usar arcos en la infancia media.

Para moldear sus arcos, los Hadza alisan una rama de una especie de árbol en particular y le dan forma de un arco poco profundo utilizando cenizas calientes, grasa animal, cera de abejas y varias técnicas de tallado. Los arcos llevan ensartados tendones de animales empalmados a la rama, preferiblemente de jirafas. Este proceso de fabricación, que se ha transmitido principalmente por observación e imitación, da como resultado un arma poderosa que produce fuerzas propulsoras, niveles de eficiencia y velocidades de flecha similares a las encontradas en los Juegos Olímpicos de 2012, aunque los Hadza usan en torno al ∼70% de su peso corporal en comparación con solo ∼28% para los olímpicos.

Los investigadores hicieron a un grupo de hombres Hazda una serie de preguntas de cuyas respuestas se podía deducir si los arqueros entendían qué hacía ‘tan buenos’ sus arcos y qué características mejoraban su rendimiento o lo empeoraban (por ejemplo, la distancia entre la agarradera del arco y la cuerda en reposo) y los resultados fueron desconcertantes. No eran capaces de explicarlo en términos causales. Joe Henrich concluye que los Hazda, como los científicos militares norteamericanos, tienen “modelos causales parcialmente correctos, pero… insuficientes para explicar la sofisticación y efectividad de su tecnología”.

De hecho, los humanos comprendemos las relaciones causales, en buena medida al estudiar las tecnologías funcionales que la evolución cultural ensambla para nosotros. De esta manera, la evolución cultural nos hace más inteligentes. La innovación humana no depende de nuestra capacidad intelectual individual, sino de nuestros cerebros colectivos, de redes de mentes diversas que comparten información, ideas afortunadas y recombinaciones casuales de manera acumulativa.


Joseph Henrich, Cultural evolution: Is causal inference the secret of our success? Current Biology, 2021, referido a

Jacob A. Harris, Robert Boyd, Brian M. Wood, The role of causal knowledge in the evolution of traditional technology, Current Biology, Volume 31, Issue 8, 26 April 2021, Pages 1798-1803

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