En general, se acepta que la separación evolutiva entre los humanos (Homo spp.) y los chimpancés (Pan spp.) se produjo en la selva ecuatorial de África oriental hace aproximadamente 5-8 millones de años. Según una de las hipótesis (el "Modelo Hilobatiano", el último ancestro común (UAC) de los humanos y los chimpancés era un simio de tamaño pequeño o mediano parecido al gibón que vivía exclusivamente en la parte superior de las copas de los bosques espesos, donde se alimentaba principalmente de fruta fresca. Al igual que los gibones modernos (Hylobates spp.), el UAC se desplazaba por el dosel utilizando una combinación de balanceo de las extremidades anteriores por debajo de la rama (es decir, braquiación) y de marcha bípeda por encima de la rama.
Un ciclo climático de menos lluvia y más frío provocó la fragmentación de los bosques tropicales ecuatoriales y la aparición de un paisaje en mosaico compuesto por bosques y praderas. Al no poder atravesar los huecos en el dosel, el UAC se vio obligado a descender al suelo para viajar entre los fragmentos de bosque. En consecuencia, divergieron dos linajes distintos: el linaje de los chimpancés, que siguió alimentándose en el nivel del dosel y adoptó la marcha cuadrúpeda con nudillos como su modo preferido de locomoción terrestre, y el linaje humano, que caminaba erguido sobre el suelo con las extremidades inferiores extendidas y que acabó desplazándose a entornos más abiertos…
Una de las hipótesis más populares propone que el bipedismo evolucionó para liberar los brazos para transportar alimentos o crías… los bebés de primates no humanos se aferran a sus madres agarrando fuertemente el pelo de éstas, (y) las madres tendrían que utilizar sus extremidades delanteras para llevar a los bebés que no tendrían donde agarrarse… No obstante, dadas las ventajas funcionales del pelo de los primates y su conservación en el linaje de los chimpancés, la base selectiva de la pérdida de pelo de los homínidos no se explica adecuadamente con este modelo.
La "hipótesis del ectoparásito" propone que la pérdida de pelo evolucionó en el linaje de los homínidos para mejorar la detección de ectoparásitos como las garrapatas,,, Dado que las garrapatas son parásitos que habitan en el suelo y que suelen residir en los límites de los bosques, el UAC habría podido evitar el contacto con las garrapatas, siempre que se mantuviera en un entorno arbóreo. Sin embargo, al descender al suelo para desplazarse de un bosque a otro, el UAC probablemente habría encontrado garrapatas al pasar necesariamente por los bordes del bosque.
Brown, J.G. Ticks, HairLoss, and Non-Clinging Babies: A Novel Tick-Based Hypothesis for the Evolutionary Divergence of Humansand Chimpanzees. Life 2021, 11, 435.
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