Por Andrés Recalde Castells y Antonio Roncero Sánchez
Directores de la Revista de Derecho de Sociedades
La entrada del prof. Alfaro sobre el trabajo de Nerea Iráculis Arregui, “Alcance de la supresión o modificación estatutaria del derecho de separación por falta de distribución de beneficios como dividendo y reconocimiento del derecho de separación a favor del socio discrepante”, publicado por la Revista de Derecho de Sociedades en el número 60 en 2020, pone de manifiesto la relevancia del tema objeto del mencionado estudio.
Desde hace años, el prof. Alfaro publica una suerte de “recensiones” selectivas a algunos trabajos publicados que le despiertan especial interés, pero lo hace con formas que en absoluto compartimos. En nuestra opinión, un debate jurídico riguroso, en realidad, cualquier debate intelectual sobre una publicación en ningún caso puede sustentarse en descalificaciones personales ni en juicios de intenciones. En esta última entrada el prof. Alfaro crítica la forma con la que el trabajo está escrito y dice que con su oscuridad la autora (y otros) “(q)uizá pretenden poder retractarse si se les acusa de decir una barbaridad o un disparate”. Además, en su comentario abundan descalificaciones personales y calificativos denigratorios como “sintaxis espesa”, “la autora alcanza el paroxismo”. En fin, recurre a fórmulas displicentes para rechazar opiniones ajenas como “cualquier persona que sepa leer…”. El prof. Alfaro desde hace mucho tiempo lleva escribiendo en otras recensiones frases similares a las que citamos literalmente.
En nuestra opinión este tipo de expresiones son contrarias al respeto exigible en el debate académico, y carecen de rigor y seriedad jurídica. No contribuyen a la mejor comprensión del Derecho, sino que desmoronan los cimientos de la ciencia y envilecen la discusión. El prof. Alfaro, como cualquier profesor o jurista, sabe bien que está invitado a publicar sus aportaciones en la Revista de Derecho de Sociedades. Y, por supuesto, también para incluir en ella sus opiniones discrepantes con otros trabajos que se hubieran publicado en la revista. Pero para hacerlo de manera fundada, con base en un análisis riguroso tanto desde un punto de vista teórico-jurídico como interpretativo y, en todo caso, con el respeto y consideración exigibles en el ámbito académico.
No queremos terminar sin realizar una última indicación relacionada con una observación que incluye en el último párrafo de la entrada a su blog. Consideramos fundamental denunciar la urgente y grave necesidad de medios que en estos momentos requiere la investigación jurídica. Una parte significativa de la decadencia que estamos viviendo en nuestra Sociedad tiene su origen en la falta de medios personales y económicos de la que adolecen desde hace décadas las Facultades y los estudios de Derecho. La precariedad laboral y la penuria de medios con la que se trabaja en las facultades y con la que se forman los profesores e investigadores alejan a los mejores de la universidad.
5 comentarios:
Pero es que es la pura verdad. El artículo no aporta absolutamente nada y se "hace bola" al leerlo. Es patente que su autor no tiene un dominio suficiente de los mecanismos del lenguaje escrito. ¿Por qué hay que publicitar y pagar este tipo de cosas?
Lo que vienen a decir los editores es, traducido a la lengua común: 1) "entre bomberos no nos pisemos la manguera"; y 2) ¿a ti qué más te da que inundemos el mundo de artículos jurídicos inanes que, de todos modos, nadie va a leer?
Qué poco gustan las críticas en este país, no veo descalificación o juicio ad hominen alguno en el escrito del prof. Alfaro, aunque entiendo que los editores de la Revista se sientan destinatarios de las críticas, al final ellos son en cierto modo responsables de la calidad "científica" de lo que se publica, quizás no hicieron bien su labor.
La "alegación final" ¿es excusatio non petita? O sea, como no hay medios, en la Universidad no se quedan los mejores. Entonces, ¿los que escriben son los que se quedan?
Lo que no se entiende bien es por qué los editores refieren que el sistema actual aleja a los mejores de la universidad. Parece como si lo quisieran utilizar como excusa para no cumplir con su deber: convertir la revista de derecho de sociedades en una revisada por pares.
En la entrada del Prof. Alfaro veo una calificación, ninguna descalificación, y menos aún una descalificación personal.
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