... "Si la mentira puede ser útil en algún momento, a la larga es necesariamente nociva; y al contrario, la verdad es necesariamente útil a la larga, aunque pueda ser nociva de momento. Por lo que estoy tentado de concluir que el genio que denuncia un error general, o que acredita una gran verdad, es siempre digno de nuestra veneración. Puede suceder que un hombre tal sea víctima del prejuicio y de las leyes; pero hay dos tipos de leyes, unas de equidad y generalidad absolutas, otras que no deben su sanción más que a la ceguera o a la necesidad de las circunstancias. Estas últimas no atraen sobre el culpable que las transgrede más que una ignominia pasajera; ignominia que el tiempo revierte sobre los jueces y sobre las naciones, para siempre…
Y esos maestros, ¿esperáis que sepan la geografía, literatura, historia y moral que compondrá sus lecciones? Música celestial, querido maestro, música celestial. Si supieran tanto de esas materias como para enseñarlas, no se dedicarían a la enseñanza.
Yo. —¿Por qué?
El. —Porque se habrían pasado la vida estudiando. Hay que ahondar mucho en las artes y las ciencias, para llegar a dominar sus elementos. Sólo puede escribir un tratado clásico aquel que ha encanecido sobre los libros. Únicamente el medio y el final pueden aclarar las tinieblas del principio. Preguntadle a vuestro amigo D’Alambert, ese corifeo de la ciencia matemática, si se siente capaz de escribir un tratado elemental. Sólo tras treinta o cuarenta años de ejercicio, comenzó mi tío a percibir las primeras luces de su teoría musical".
… se dice que Voltaire ha muerto; tanto mejor. —¿Por qué mejor. —Porque debe estar preparando alguna nueva diablura. Acostumbra a morirse quince días antes.
Dicen que más vale honra sin barcos que barcos sin honra. Pero por desgracia, el hombre honrado no tiene un solo barco; mientras que, en la actualidad, he comprobado que quienes tienen las barcos no carecen de honra. Lo mejor, a ser posible, es tener la honra y los barcos.
Imaginad que el universo entero se tornara sabio y filósofo; no me negaréis que sería espantosamente triste. Está bien, viva la filosofía; viva la sabiduría, pero la de Salomón: beber buenos vinos, atracarse de exquisitos manjares; revolcarse sobre bellas mujeres; descansar en lechos mullidos. Fuera de eso, todo es vanidad.
Lo que hace a los ricos tan exigentes con sus diversiones, es su profunda ociosidad.
... un carácter más franco que el de un niño; nunca miento, por poco interés que tenga en ser sincero; nunca digo la verdad, por poco interés que tenga en mentir. Digo las cosas .cual se me ocurren; ¿son sensatas?, mejor; ¿insensatas?, a nadie le preocupa. Uso con toda tranquilidad de este modo de ser tan franco y directo. Nunca en mi vida he pensado antes de hablar, ni hablando, ni después de hablar. De modo que no ofendo a nadie.
Me sentiría muy humillado si esos que hablan tan mal de la gente inteligente y honesta, hablasen bien de mí… Insultar la ciencia y la virtud para poder comer, me parece un pan demasiado caro.
... los mendigos se reconcilian ante la sopa
... Hasta tal punto estamos seguros de nuestras buenas acciones, que rara vez ocultamos nuestra intimidad a aquellos a los que hemos colmado de favores. ¿Cómo no va a haber ingratos, si de continuo exponemos a la gente a serlo impunemente?... «el dinero de los tontos es el patrimonio de los listos».
Denis Diderot, El sobrino de Rameau
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